JALISCO
La tragedia de las empresas públicas

Opinión, por Iván Arrazola //
La ganadora del Premio Nobel de Economía en 2009, Elinor Ostrom, revolucionó el entendimiento sobre la gestión de recursos compartidos al popularizar el concepto de la «tragedia de los comunes». Este concepto describe una situación en la que los recursos públicos o de uso compartido tienden a ser sobreexplotados debido a la falta de mecanismos adecuados de gestión y control, lo que inevitablemente conduce a su agotamiento.
En este contexto, las iniciativas del gobierno, orientadas a la creación de nuevas empresas públicas, parecen estar replicando dinámicas que podrían comprometer gravemente los siempre limitados recursos públicos.
El pasado domingo ante un Zócalo lleno la presidente Claudia Sheinbaum refrendó su compromiso con la creación de estas empresas públicas, asegurando que el tren Maya y Mexicana han transportado a un número significativo de pasajeros y que continuará la inversión en estas empresas.
Más allá de la retórica polarizante que se vive en el país, resulta pertinente recordar cómo, en la década de los ochenta, diversas empresas paraestatales atravesaron graves crisis financieras que llevaron a su quiebra. Los factores determinantes fueron, principalmente, la corrupción y los malos manejos administrativos, obligando al gobierno a declarar la insolvencia de varias entidades. En algunos casos, como Imevisión y Telmex, se optó por la privatización. Asimismo, Ferrocarriles Nacionales de México constituye otro ejemplo emblemático de privatización.
Ante estos antecedentes, surge la pregunta: ¿por qué el gobierno de México insiste en retomar fórmulas que históricamente han demostrado su fracaso? En casos recientes como el de la nueva versión de Mexicana de Aviación y el Tren Maya, los resultados financieros no parecen respaldar las expectativas. Cuando se enfrentan estos cuestionamientos, las respuestas suelen girar en torno a «darles tiempo para que funcionen» o a señalar que las críticas provienen de quienes están en contra de este gobierno.
El problema de fondo con estas decisiones gubernamentales es que, a menudo, el impacto recae desproporcionadamente en quienes menos tienen. Recursos que podrían destinarse a educación, salud o programas sociales terminan siendo mal utilizados o despilfarrados. Estas carencias afectan directamente a las poblaciones más vulnerables, que son las que más dependen de estos servicios.
Un ejemplo concreto es el Tren Maya. Inicialmente, se esperaba que transportara al menos a 22,000 pasajeros diarios. Sin embargo, las cifras reales apenas alcanzan los 1,200 usuarios al día. Esto es preocupante si se considera que esta es la obra estrella de este gobierno para impulsar el turismo. Estos números resultan decepcionantes para una obra que tuvo un costo estimado de cerca de 30,000 millones de dólares.
A estos factores se suma el alto costo ambiental y las implicaciones que supuso la construcción de este medio de transporte. De acuerdo con información de la empresa encargada de administrar el servicio, por cada 100 pesos que se recaudan por concepto de boletaje, comida y souvenirs, se gastan aproximadamente 700 pesos en operación” (Proceso, 2024). Este desbalance financiero pone en duda la sostenibilidad económica del Tren Maya, especialmente si se considera el impacto a largo plazo en el presupuesto público.
Estos datos invitan a reflexionar sobre si los recursos del país deberían continuar destinándose a un proyecto que, hasta ahora, ha evidenciado un desempeño financiero insostenible. Para el año 2025, está previsto asignar 189 mil millones de pesos a proyectos ferroviarios, de los cuales 30 mil millones corresponden específicamente al Tren Maya. En este contexto, resulta evidente que los objetivos gubernamentales parecen desorientados, afectados por una problemática que, aunque distinta de la corrupción, es igualmente perjudicial: la ineficiencia administrativa.
En el caso de Mexicana de Aviación, las pérdidas acumuladas por la empresa durante 2024 fueron considerables. En promedio, la aerolínea transportó únicamente a 53 pasajeros por vuelo, pese a operar aviones con capacidad para 183 pasajeros, lo que refleja la subutilización de la flota. Estas condiciones llevaron a Mexicana a registrar pérdidas por 932 millones de pesos en un solo año en el 2024.
Ante este panorama, la empresa anunció recientemente el cierre de ocho rutas como parte de una estrategia para intentar contener sus pérdidas. Sin embargo, la dependencia de subsidios sigue siendo un problema central. Aunque inicialmente se había estimado un apoyo gubernamental de 119 millones de pesos para mantener la operación de la aerolínea, el gasto real superó los 2 mil millones de pesos, según cálculos más recientes.
La verdadera tragedia con la creación de empresas públicas es que sirven para satisfacer el capricho personal de aquellos que hoy ostentan el poder político sin ningún tipo de contrapeso, creyendo que con el dinero público pueden cambiar las dinámicas del mercado, la visibilidad de sus obras les puede ayudar a vender la idea de que el gobierno está trabajando, lo que no podrán justificar en el futuro es el daño que le están generando a la sociedad con sus acciones.
JALISCO
La basura que une y delata

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
Dicen que la política, como la basura, suele acumularse en los márgenes. Y es justamente en esos márgenes donde este viernes se empujó una decisión que, aunque técnica en apariencia, tiene un peso político mayor del que sus impulsores quieren admitir.
En sesión extraordinaria de la Junta de Coordinación Metropolitana —una de esas instancias que a ratos parece decorativa y a ratos cobra forma de suprapoder— se aprobó, por mayoría calificada, la creación de la Agencia Metropolitana de Gestión Integral de Residuos.
El salón del Instituto de Planeación y Gestión del Desarrollo (Imeplan) olía más a alineación institucional que a innovación. Y, sin embargo, allí ocurrió algo digno de mención: once votos a favor, uno en contra. Y un viejo anhelo reciclado: que la basura deje de ser una vergüenza dispersa y se convierta en una política pública compartida.
Había muchas caras conocidas: Karina Hermosillo, orquestando el discurso de la cooperación desde la Coordinación de Gestión del Territorio; Patricia Martínez Barba, la directora del Imeplan, jugando su papel de arquitecta técnica del acuerdo; y Sergio Chávez Dávalos, alcalde de Tonalá, quien no se guardó el crédito: “Yo propuse esto desde 2022. Hoy lo logramos.”
Y es que, en política, lo que se logra no siempre es lo que se construye. Pero Chávez no es de los que deja pasar la oportunidad. Frente a cámara, con fondo institucional y gesto de conquista, marcó territorio: Tonalá está puesto, dijo, y puso su bandera antes de que sus regidores dieran el siguiente paso. Un gesto que revela algo más que entusiasmo: anticipa la contienda, y con ella, las urgencias por mostrar resultados metropolitanos para causas locales.
EL VOTO QUE INCOMODA
El único municipio que votó en contra fue Tlaquepaque. No es casualidad. En el juego de tensiones políticas, Tlaquepaque ha optado por marcar distancia, incluso en temas donde la lógica técnica sugiere lo contrario. El portavoz de este voto fue el síndico del Ayuntamiento alfarero, José Luis Monterde Ramírez, especialista en llevar la contra y sacar buenos resultados. El “no” aislado, como todo disenso, incomoda a quienes apuestan por la unanimidad como sinónimo de legitimidad. Pero también sirve de recordatorio: no hay consenso sin condiciones.
Lo que se aprobó no compromete recursos, no sube tarifas, no delega funciones inmediatas. Es, dirán algunos, apenas un convenio marco. Pero los marcos son también declaraciones de intenciones. Y en este caso, la intención es clara: quitarle a la basura su carácter de asunto municipal y vestirla con traje de política de Estado.
TECNÓCRATAS Y BASURA
Karina Hermosillo lo dijo con tono firme: “El reto de los residuos rebasa los límites municipales”. Y no le falta razón. Cada día, el AMG genera más de 5 mil toneladas de basura. Toneladas que nadie quiere en su patio, pero que todos generan. Patricia Martínez -la exactivista ciudadana ahora fiel burócrata alfarista-, por su parte, se encargó de ensalzar la posibilidad de revalorizar lo que hoy se entierra, apilando argumentos técnicos en favor de la eficiencia y la economía circular.
Pero detrás de cada tecnócrata que propone está el político que se alista. Y esa es la clave. Este acuerdo no solo pavimenta la creación de un OPD con buenas intenciones; también se convierte en una herramienta de articulación regional para quienes buscan dejar huella más allá de sus municipios. Tonalá, por ejemplo, intenta despegar del estigma periférico para hablar con voz metropolitana. Y lo está logrando.
En el papel, la Agencia buscará coordinar recolección, tratamiento, normas técnicas, políticas públicas y criterios ambientales. Promete ser flexible, no imponer ni sustituir a los municipios, y alinearse con modelos como Barcelona o Medellín.
Una carta de presentación impecable para foros, indicadores y cooperación internacional. Pero, como suele pasar, lo difícil no será redactar los programas, sino aplicarlos en territorios donde la corrupción de los residuos huele más fuerte que los discursos, porque aquí no somos Barcelona. Aquí, los camiones siguen sin GPS, los basureros se incendian y los contratos se firman en lo oscuro.
Pero mientras las autoridades celebran, lo fundamental sigue sin respuesta: ¿Qué pasará con las concesiones turbias? ¿Quién pondrá orden en los tiraderos ilegales? ¿Dónde está la voluntad política para transparentar el verdadero negocio de los residuos?
Porque hablar de gestión integral sin hablar de los intereses que han hecho de la basura un negocio multimillonario es, en el mejor de los casos, ingenuidad. Y en el peor, complicidad.
EL ROMPECABEZAS APENAS COMIENZA
Falta aún que al menos dos cabildos municipales aprueben el convenio para que la Agencia comience su vida jurídica. Falta también que los municipios decidan a qué servicios se adhieren, con qué atribuciones, bajo qué modelo operativo. Pero el primer paso ya está dado. Y como en todo buen entramado político, el diseño es lo de menos. Lo que importa es quién lo opera y con qué fines.
Porque no hay política pública que no huela a intereses cuando se trata de basura. Y porque, como decía aquel cínico del viejo régimen, “todo poder se prueba en la capacidad de gestionar lo que nadie quiere ver”.
La basura, en este caso, une. Pero también revela.
En X @DEPACHECOS
JALISCO
¿Ahogará el SIAPA a MC en Guadalajara?

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
La regidora morenista del Ayuntamiento de Guadalajara, Mariana Fernández, agitó las aguas la semana pasada. Lo hizo al insistir que Bernardo Fernández, jefe de gabinete del gobierno municipal, y representante del mismo ante el SIAPA, comparezca en la Comisión de Servicios Municipales con el objetivo de exponer la crisis del agua en la ciudad.
Dijo textual: “Hay cientos de colonias que están recibiendo mala calidad del agua, deficiencias en el servicio, y eso sí la reciben, porque muchas ni siquiera desde hace meses están recibiendo el agua.
“¿Qué nos interesa en esta reunión trabajo con el jefe de gabinete?
La programación de los tandeos, en qué se va a invertir en la nueva infraestructura de redes hidráulicas en el municipio y sobre todo, que la silla que representa al municipio defienda a las y los tapatíos. Espero que por su conducto (Verónica Delgadillo), sí podamos tener esta reunión de trabajo para saber qué está sucediendo en el SIAPA”.
Hace algunas semanas abordé el tema en este espacio en una colaboración que titulé “Pablo, ¡aguas con el agua!”, cuyo alcance, me aseguraron, fue de más de dos mil lectores.
Al margen de ello, lo verdaderamente importante es colocar en la agenda un dato revelador: fuentes (valga la expresión) que conocen de la gravedad del asunto, me confían que en el organismo calculan que la afectación alcanza a más de 100 mil hogares tapatíos.
Si esto es verdad, y hacemos un cálculo conservador basado en dicha cifra, entonces hablamos de más de 400 mil personas que, al abrir la llave, reciben el llamado líquido vital hecho una porquería.
Es de tal magnitud la inconformidad colectiva, que en encuestas que están en poder de la autoridad, el agua se ha convertido en una molestia mayor para la población, colocando a este servicio como uno de los cuatro peores evaluados de la presente administración.
Cómo estará la cosa, que compite –para mal- con la inseguridad, la movilidad y la carestía en la renta y compra de vivienda.
Y es que el enojo crece a diario entre los tapatíos.
Así, el agua se ha convertido no solo en un auténtico problema social, sino en un arma política para la oposición.
¿Ahogará el SIAPA a Movimiento Ciudadano en Guadalajara?
Pronto lo sabremos.
En X: @DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista, escritor y analista político.
JALISCO
Los dos Pablo Lemus

Opinión, por Fernando Plascencia //
Pablo Lemus será recordado por ser el empresario que llegó a ser gobernador de Jalisco. Carismático para algunos, buenondés para otros o con exceso de romantizar el trabajo político. No sabemos si se cumple la vieja teoría platónica que sostiene que, si los mejores no gobiernan, estamos destinados a que lo hagan los peores.
Lo que sí muestra – como una forma central de su estilo – es el diálogo con las partes y esto es una continuidad de sus anteriores aventuras municipales, porque ya sabíamos que en sus redes sociales encontraríamos autoelogios.
Su empresariado se ha visto disminuido con su labor política, ello se debe a que poco sabemos de sus negocios. Empresario desde joven, heredó una tienda de instrumentos musicales por parte de su familia; su padre nunca estuvo cerca de la política, pero eso le permitió sentarse en mesas con otros empresarios y, por qué no, con políticos. Se le vio con una labor de presidir a los patrones, que si bien o mal, logró romper con ese esquema y colarse en la clase, que no se siente muy de ella, pero que le rodea.
En la esfera de la política, a decir verdad, Lemus no es el tipo de actor que requiere de un rival. Alfaro lo requería para su supervivencia política y mediática; el propio Andrés Manuel, lo llevó al extremo y logró polarizar al país entre un bando y otro. Por ahora, se dice que es lo que necesita Claudia y que su rival debe estar en su propio partido. Como quiera que sea, Lemus no ha pretendido eso, sino montar una estrategia de cercanía con quien pueda o no pueda favorecerle.
Por otro lado, se le avista un pensamiento socialdemócrata, pero con ligero desprecio hacia las personas que piden desde la pobreza una mejor posición social. Quizás es heredero de una tradición de occidente, de permanecer con el estatus, pero sí dar dádivas a la gente que lo necesita; así se piensa de este lado. Es curioso que Lemus entienda el problema de la desigualdad como el nulo acceso a servicios, pero no como una mejor repartición de la riqueza individual.
Se sabe poco de por qué Lemus incursionó en la política, y no me refiero a la invitación que le hizo Alfaro en 2015, como tantas veces lo ha expresado, sino a sus verdaderos motivos. Un empresario exitoso difícilmente vendría a mejorar el mundo, un mundo que no es de él y en el que no ha tenido dificultades.
Existen historias al revés de dejar lo público para irse al empresariado, porque aunque Lemus no pertenezca a la clase política de cepa, ha convivido una década y ha sobrevivido a embates, a descortesías y más importante, a enfrentamientos directos con Alfaro, capitán de su partido. Sin embargo, con los suyos de Zapopan mantiene una relación fresca; ¿será que la distancia une más?
Existen dos Lemus. Uno que tiene amigos y aliados por todo Jalisco y otro que no conocemos, porque no entendemos cómo es su empresariado. Él ha sido el primero en separarlos, en no mezclar sus negocios en sus declaraciones, aun cuando no niega su origen, COPARMEX.
Pero el que sí conocemos, se dice que recibió en su gobierno a traidores, viejos enemigos del alfarismo – Esquer es uno – y que mantiene una relación de poder con este y otros más. No ha sido el único, Alfaro lo hizo, Aristóteles también con gabinetes amplios y variados, que a la larga rompieron con el anterior dueño y se transformaron en secuaces; no había de otra.
Lemus es apasionado por tomar el control de las situaciones y que extrañamente está mezclada con su característica central de no rivalidad y tejer puentes. Toma primero la palabra, la usa, la rebota y luego permite que los demás sumen. Por supuesto, que en estos tiempos es difícil de entender, porque la confrontación y la oposición están de moda. Pero ¿qué te parece si usamos la oposición como palanca? Debí haber escuchado a uno de sus asesores.
Pablo Lemus quizás rompe con el patrón de político por sí mismo, el que vino de una tradición familiar, y lo hace con mecanismos aparentemente antisistémicos que, con palabra dulce, mejor explicación de los hechos y cercanía ciudadana, se mantiene como un gobernador prometedor. Siguen siendo meses apabullantes, sacando agenda propia, pero también con agendas nacionales que le exigen hígado. Ojalá pudiera concluir que a los dos Lemus los une el pragmatismo, porque lo que verdaderamente importa es que el Lemus visible aplique racionalidad y determinación para resolver problemas públicos, que más que nunca lo requiere, porque los conocemos, los vivimos y padecemos.
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