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ENTREVISTAS

Alfaro hace lo correcto que es defender a Jalisco: Eugenio Ruiz Orozco

«López Obrador lo que quiere son gobernadores lacayos»

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EL CONFLICTO ALFARO-AMLO

Por Gabriel Ibarra Bourjac

Enrique Alfaro está haciendo lo correcto que es defender los intereses de Jalisco, López Obrador no tiene simpatía por esta región, ni tiene simpatías por muchas otras regiones del país, lo que quiere “son gobernadores lacayos”.

Así lo visualiza Eugenio Ruiz Orozco, con quien Enrique Alfaro iniciara hace más de cinco lustros su carrera política, cuando éste fue candidato del PRI a la gubernatura de Jalisco y perdiera ante Alberto Cárdenas Jiménez, que fue postulado por el PAN.

No obstante, Ruiz Orozco advierte que en este conflicto que llama “de formas”, se deben cuidar precisamente las formas y buscar el entendimiento. “Jalisco es muy importante para nosotros, pero también es importante para el país y en ese sentido tiene que abonar al entendimiento, porque esto es como el matrimonio y estás casado, no puede haber divorcio, ni Jalisco es independiente ni ellos pueden decir que ya no quieren a Jalisco”, precisa a Conciencia Pública el entrevistado.

Alfaro y López Obrador tienen que entenderse y existen distintos actores de Jalisco que pueden actuar en función de los acuerdos, como son la Iglesia, la iglesia local que tiene influencia nacional, los empresarios, los intelectuales y las universidades”.

Eugenio Ruiz Orozco / EX PRESIDENTE DEL INSTITUTO ARNULFO VILLASEÑOR SAAVEDRA

Ruiz Orozco plantea que la visión en conjunto debería ser impulsar el desarrollo nacional, no sólo del sureste, porque en ello, afirma, hay una actitud vengativa. “El presidente dice que el sureste ha sido la fuente de financiamiento del desarrollo nacional, ya llegó la época del sureste y ahora tenemos que invertir en el sureste y quitarle a los demás cuando el motor de la economía está en el centro y en el norte”.

Durante los últimos diez años “El Caballo” Ruiz Orozco ha estado al frente del Instituto Arnulfo Villaseñor Saavedra, una especie escuela de cuadros, dedicado a “abrir espacios a la inteligencia”, pero lamentablemente este organismo a finales de enero cerró sus puertas al acabarse los patrocinios.

Sobre la desaparición del Instituto Arnulfo Villaseñor Saavedra, expresa: “Tenía un grupo de patrocinadores, amigos, que se fue reduciendo, por otro lado, los gastos de operación se incrementan hasta que llegas a un punto en el que dices “no gastes más de lo que entra”, y entonces estamos gravitando en un escenario que no es el nuestro y pues se acabó”.

Hace algunos años te escuché pronunciar una frase sobre la incapacidad de los jaliscienses de generar reflexiones colectivas en torno a sus grandes problemas. ¿Qué ha cambiado?

No ha cambiado, sigue igual, porque son puntos de vista excluyentes.  Como todo, tiene un fondo y un interés, entonces volvemos a lo mismo. Si tú piensas igual que yo, te aplaudo, cada quien quiere imponer su forma particular de ver el mundo, por eso te digo que cada quien tiene casi una visión evangelizadora, el mundo como yo lo veo y si no compartes esa visión, pobre.

Uno de los problemas graves que tienen los jaliscienses es que no somos capaces de reflexionar la realidad a partir del conjunto, lo estamos viendo en el conflicto entre el Presidente López Obrador y el gobernador Alfaro. Sí, las relaciones entre el Centro y las Regiones siempre han sido difíciles. La política sirve para la flexibilización, para encontrar puntos de acuerdo en los objetivos que son comunes, pero si no es así y actúa en términos casi excluyentes, entonces las cosas ya no van a ir bien. Creo que los jaliscienses tenemos una deformación en ese sentido.

¿Y es un freno para el desarrollo de Jalisco?

No es un freno, ahora sí que es un muro. Individualmente hay un enorme talento en Jalisco en todos los órdenes, pero nomás pon a trabajar a 3 o 4  juntos y se acabó la posibilidad de crear sinergias. ¿Por qué? Debe ser motivo de un análisis antropológico.

Porque el conflicto de Jalisco con el Centro es un conflicto que viene desde la colonia, el conflicto de Hernán Cortés con Nuño de Guzmán es un conflicto que viene arrastrándose desde hace 500 años, el Centro que quiere dominar frente a una región que quiere autonomía y que acaba siendo subordinada, allí está la historia, no es cosas que lo inventemos.

¿Cómo manejar esta relación tan complicada?

Hacer buena política es el reto y la buena política implica inclusión, reflexión, tolerancia, aceptación del otro, si no se da en esos términos las cosas se tornan muy complicadas. Ve como Jalisco tiene pocas instituciones. Aquí estamos viendo lo que fue el Club de Industriales, era un germen creado por don Salvador López Chávez con ese propósito, que allí fueran todos los empresarios de Jalisco, se encontrarán con los políticos, los intelectuales, desarrollaran la inteligencia e hicieran negocios que dieran frutos en términos económicos para toda la sociedad. Y está cerrado.

Es también expresión de cambio de época

Independientemente de cambio de época que sí lo es, de tecnología y todo esto también en ese aspecto el jalisciense es refractario, cambia de escenario, pero no cambia de actitud, sigue siendo igual.

Hace 5 o 6 décadas los jaliscienses tenían capacidad para ponerse de acuerdo, dicen los que saben que había un personaje que a todos los sectores y liderazgos tenía la capacidad para sentarlos como fue el cardenal Garibi.

Definitivamente, en ese tema la sociedad jalisciense venía de una experiencia muy dura, La Cristiada (…) Se dieron cuenta que no era peleando como nos íbamos a entender con el centro.

Hay advenimiento, con una práctica que ayuda pero que hoy es imposible, el presidente en turno ponía al gobernador, y cuando no lo hacía el gobernador que no se acercaba al centro la pasaba muy mal. ¿Cuándo nos fue bien? Con Díaz Ordaz y Medina Ascencio, con López Mateos, con Miguel de la Madrid nos iba bien porque se articulaba Jalisco a México, no México a Jalisco, nosotros somos parte, los otros son el todo y ve como nos están tratando, no hay para Metro, no hay para agua, no hay para nada.

La visión en conjunto debería ser impulsar el desarrollo, en cambio el sureste tiene una gran cantidad de recursos porque además en eso hay una actitud vengativa. El presidente dice que el sureste ha sido la fuente de financiamiento del desarrollo nacional, ya llegó la época del sureste y ahora tenemos que invertir en el sureste y quitarle a los demás cuando el motor de la economía está en el centro y en el norte.

Eso por decreto no puedes cambiar porque es la realidad

Es la realidad pero sí genera conflictos muy graves y Alfaro tiene que defender lo propio.

¿Está haciendo Alfaro lo correcto?

Es un conflicto de formas, de que está haciendo lo correcto que es defender los intereses de Jalisco. Hay que cuidar las formas y buscar el entendimiento. López Obrador no tiene simpatías por esta región, ni tiene simpatías por muchas regiones del país. ¿Qué quiere? Gobernadores lacayos. Esa visión puede frenar el desarrollo de Jalisco y el país.

¿Qué futuro le ves?

Tienen que entenderse y los distintos actores que pueden actuar en función de los acuerdos tienen que operar, la iglesia, nuestra iglesia local que tiene influencia nacional, los empresarios, los intelectuales, las universidades, es decir Jalisco es muy importante para nosotros pero también es importante para el país y en ese sentido tienen que abonar al entendimiento, es como el matrimonio, y estás casado, no te puedes divorciar, ni Jalisco es independiente ni ellos pueden decir ya no quiero a Jalisco.

El tema es encontrar mecanismos de entendimiento.

Xavier Orendain, presidente de la Canaco ya hizo un pronunciamiento al respecto.

Por allí es, bien lo de Orendáin, no hay que atizarle, la conciliación, es el nombre de la principal avenida de El Vaticano “Via de della Conciliazione”, la vida no es de absolutos, no de todo o nada, mio, tuyo, es nuestro, es de todos. La vida es un espacio en el que convergemos, decidimos y es lo que debe prevalecer en la relación Alfaro-López Obrador.

Hacer buena política es el reto y la buena política implica inclusión, reflexión, tolerancia, aceptación del otro, señala Eugenio Ruiz Orozco.

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