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JALISCO

Defendamos y cuidemos el derecho a nacer

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Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //

A la verdad no se le teme; se le abraza. Tengo la convicción de que la vida de todo ser humano es siempre sagrada. Por ello sostengo que defender la vida del no nacido no es oscurantista ni conservador, como tampoco arrebatarla es progresista ni libertario, ni mucho menos digno. Es un crimen que se permite tras negar la esencia humana del ser que se asesina. Adolf Hitler dijo: “La vida no perdona la debilidad”; ahora, saca conclusiones.

Si el aborto provocado no está mal, nada podrá estarlo. Si permitimos a una madre asesinar a su propio hijo, estaremos abriendo el camino para que cualquier pueda tomar y arrancar otra vida. Me dijo mi madre: “Cuídate de quiénes quieren un Dios a su imagen y semejanza pues luego querrán que tú también los imites”.

El odio hacia el hijo no planeado de aquella que exige el derecho de abortarlo es un sentimiento de aversión, hostilidad y desprecio hacia alguien que amenaza a su “libertad” y le obliga a responder con madurez a su vida desde la autorreflexión y la autoconciencia.

El Papa Francisco se ha pronunciado a favor de la vida por nacer, ligada a la defensa de la vida de los ancianos abandonados por sus propias familias y los enfermos que aguardan un turno en un hospital público o privado, o la vida de quienes corren el riesgo de morir de hambre en un mundo que tira millones de toneladas diarias de alimentos por inconveniencias económicas y logísticas o en el trabajo como en las minas del Grupo México por no cumplir con las normas de seguridad o de los migrantes irregulares en los desiertos del sur norteamericano. El Papa Francisco ha sido claro: “No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana”. 

Dejémonos de engañarnos. Los gobernantes no quieren más compromisos económicos. Para los gobiernos es más barato un aborto que atender una vida a lo largo de años y años. Veamos la otra cara de la moneda: Es más barata una mujer abortada que una madre durante sus nueve meses en gestación, parto y servicios en salud para ella y su bebé tras su nacimiento.

Es tiempo de cambiar nuestros entendimientos, y de no permitirnos más autoengaños. Nos gusta suavizar nuestras negligencias. A la prostitución le llamamos sexo servicio, y con ello “normalizamos el comercio de un cuerpo… normalizamos el comercio de una mujer” y nos encenegamos ante la falta de oportunidades de vida para millones de mujeres en el mundo.

Quién, entre quienes insisten en llamar sexo servidoras a la otrora prostituta, se detiene a mirar sus dependencias y adicciones y el submundo que las copta… caminemos de noche desde San Juan de Dios hacia Analco y luego platiquemos. Miremos a las niñas, de entre 8 o 10 años, que se ofrecen como sexo servidoras.

También los gobernantes deben mostrar valores y principios fundamentados en la moral. Condoleezza Rice, exsecretaria de Estado de EE.UU. dijo: “Derrotar la trata de personas es un gran llamado moral de nuestro tiempo”. Por su parte, el Papa Francisco ha expresado: “La trata de personas es una herida abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea, un flagelo en el cuerpo de Cristo. Es un crimen contra la humanidad”. Dejemos de engañarnos dando nuevos títulos a viejas esclavitudes y delitos. No hay nuevos Robin Hood sino viejos ladrones, ni nuevos chamanes sino viejos traficantes de drogas.

Frederick Douglass, un antiguo esclavo dijo: “El poder no concede nada sin una demanda. Nunca lo hizo y nunca lo hará”. Pablo Lemus llega a la gubernatura de Jalisco con herencias legales sobre el aborto que le atan, pero de él depende cómo construiremos una mejor sociedad jalisciense a partir de ya, a partir de hoy.

Este 31 de diciembre, circulando por Avenida de la Patria y al llegar a Avenida Naciones Unidas, en Zapopan, vi varias pick up de la policía municipal y una del cuerpo de bomberos municipal que se empeñaban en detener a un joven que vendía luces de bengala en la calle y se les había escapado… uno de los policías tenía en sus manos la prueba del delito: un atado de unas 10 luces de bengala. Quizá para el gobierno de Zapopan, el joven vendedor sea un peligroso delincuente que nos altera la paz social y contamina el aire de la gran metrópoli, o quizá no había pagado derechos al ayuntamiento, aunque si derechos de piso a los delincuentes.

Yo difiero ampliamente del proceder de la autoridad municipal pues mientras se perseguía a un joven que quizá se procuraba algún dinerito para pagar su cena de Año Nuevo en familia, los delitos de alto impacto nos siguen amedrentando y cientos de empresas arrojan sus aguas contaminadas a los ríos de Jalisco. Así de ridículos, abusivos y timoratos son muchos de nuestros gobernantes; Zapopan no es la excepción. Seis u ocho policías uniformados trataron de cumplir a un presidente municipal, Frangie, de limitada sensibilidad humana.

A aquel joven que vendía luces de bengala no supimos formarlo para aspirar a un empleo quizá más estable y mejor remunerado. Las escuelas no forman ciudadanos críticos porque no convienen a los malos políticos.

William Wilberforce, político y abolicionista británico nos heredó una sentencia muy poderosa: “Puedes elegir mirar hacia otro lado, pero nunca puedes volver a decir que no sabías”.

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