MUNDO
Huawuei desplaza a Apple y ya es el segundo mayor fabricante de celulares

Por Raúl Cantú //
Es el segundo mayor fabricante de aparatos celulares del mundo, después de la empresa coreana Samsung y por delante de Apple. El gigante chino vendió durante el primer semestre del pasado año cerca de 95 millones de aparatos, un aumento del 30% anual y esperaba superar al término del 2018 los 180 millones de móviles.
Durante el primer trimestre del 2019 la empresa insignia china logró mantenerse como la segunda empresa proveedora de teléfonos inteligentes del mundo, antes de ser encuadrada en la lista negra de Estados Unidos, dentro de la guerra comercial que desató el Presidente Trump contra China.
Fue el pasado 15 de mayo cuando el gobierno de norteamericano estableció un veto contra la empresa asiática al acusar a la compañía de estar involucrada en actividades contrarias a la seguridad nacional.
La firma consultora Gartner señaló que Samsung ha mantenido este año su primer lugar en ventas mundiales de teléfonos inteligentes, con una participación de mercado de 19.2% en el primer trimestre de 2019, mientras que Huawei registró el mayor crecimiento anual al alcanzar el 15.7% entre las cinco principales del mundo, Samsung, Huawei, Apple y Oppo y Vivo.
El informe mostró que el gigante asiático vendió 58.4 millones de unidades de teléfonos inteligentes en el primer trimestre del 2019 con un crecimiento en todas las regiones y le fue mejor en dos de sus grandes mercados: Europa y China, en donde sus ventas de aparatos inteligentes aumentaron 69% y 33%, respectivamente. En su país de origen tiene una participación del mercado de celulares del 29.5%.
Huawei había desbancado a Apple del segundo mayor fabricante de smartphones del mundo detrás de Samsung. Entre los meses de abril y junio del 2018 Apple comercializó 41.3 millones de unidades, superando apenas con el 1% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, de acuerdo a datos que proporcionó la firma Counterpoint, en tanto Huawei disparó sus ventas de teléfonos celulares un 41% hasta los 54.2 millones de aparatos.
Huawei logró desbancar del segundo lugar a Apple gracias al éxito de sus teléfonos inteligentes en el segmento premium y capturando el segmento de nivel medio con su marca Honor”, precisó el director de Counterpoint Research, Tarun Pathak.
UNA EMPRESA ESPLÉNDIDA
Huawei fue fundada en 1988 por Ren Zhengfei al convertirse en una de las compañías más ricas de China. Ren es la 190º persona más rica de la República China.
Provee a 35 de los mayores operadores de telecomunicaciones del mundo e invierte cada año un 10% de sus ganancias en investigación y desarrollo.
Huawei cuenta con centros de investigación y desarrollo en Shenzhen, Shangái, Pekín, Nankín, Xi’an, Chengdu y Wuhan, además en Suecia, Estados Unidos, Ecuador, Irlanda, México, Colombia, India y Rusia.
Los ingresos de Huawei se situaron durante el 2018 por arriba de los 100 mil millones de dólares, 105 mil 191 millones. Su crecimiento en el mercado mundial ha sido impresionante, ya que tan sólo en 2011 las ventas de sus productos y tecnología alcanzaban los 32 mil millones de dólares. Su despegue ha sido fuerte en los últimos tres años, en 2015 fue de 60 mil millones, 2016 de 75 mil, 2017 alcanzó los 92 mil millones.
¿Qué significa la palabra china Huawei? El nombre de Huawei en los conocidos kanjis chinos son los dos primeros del nombre y en una primera instancia el kanji el cual en chino funciona como adjetivo y significa muy parecido a “espléndido” o “magnífico”, en tanto que el segundo ideograma el kanji significa “acción” o “logro” y si juntamos los dos ideogramas, el nombre de Huawei se podría traducir como un “logro espléndido” o un “acto magnífico” y los expertos señalan que teniendo en cuenta los avances de la tecnología, consideran que este nombre es el más apropiado para una compañía tan moderna.
Un poco de historia de esta gran compañía
Huawei Technologies Co. Ltd comenzó como una compañía especializada en el desarrollo, producción y ventas de productos PBX. Es decir, equipamiento para telecomunicaciones.
Empezando desde abajo…
Pero no podemos negar que empezó de abajo. Distribuyendo productos PBX importados, comenzó el desarrollo de esta importante empresa. Posteriormente comenzó su propia producción y venta de PBX. Acumulando conocimientos y recursos a través de pruebas e intentos, Huawei realizó un avance en el mercado en 1993.
Desde ese momento, en donde lanzó su switch digital telefónico, todas las compañías de telecomunicaciones domésticas chinas cayeron rendidas ante Huawei. Debido a que nunca antes ninguna había podido generar tal capacidad de circuitos. Si bien empezó la instalación en pequeñas áreas rurales y pueblos alejados, se fue convirtiendo en una de las empresas más grandes de mundo.
Al final de cumbre del G20 Trump y Xi Jinping acuerdan reanudar negociaciones
La tensiones comerciales entre EEUU y China agudizadas en los últimos meses, tienden a relajarse, con el anuncio del Presidente Donald Trump que se volverá a permitir a la empresa china Huawei hacer negocios con compañías norteamericanas.
El Presidente de EEUU hizo el anuncio en el marco de la cumbre del G20 en Osaka, durante una conferencia tras una reunión con el presidente chino, Xi Jinping, el sábado 29 de junio.
“Enviamos y vendemos a Huawei una gran cantidad de productos que acaban formando parte de muchas de las cosas que [Huawei] fabrica. Y yo he dicho que eso está bien. Vamos a seguir vendiéndoles estos productos», ha dicho el presidente estadounidense.
No obstante, Trump ha matizado que «estamos hablando de dispositivos que no representan un gran problema de seguridad nacional«, por lo que las palabras del presidente norteamericano no dejan claro hasta qué punto esta tregua comercial será un respiro para Huawei, publica Bloomberg. De hecho, Trump no ha querido matizar si el Departamento de Comercio de Estados Unidos eliminará o no a Huawei de su lista negra de entidades y se ha limitado a subrayar que el futuro de la compañía no se decidiría hasta el final de las negociaciones comerciales entre ambas potencias.
“Lo que he dicho es que está bien. Que seguiremos vendiendo esos productos. Las empresas que los fabrican son estadounidenses. Y es [un proceso] muy complejo, por cierto», ha añadido Trump.
El mandatario también ha anunciado ante la prensa que, «por ahora», no se volverán a subir los aranceles a los productos del gigante asiático.
El bloqueo comercial iba a entrar en vigor el 19 de agosto tras conceder una prórroga al gigante asiático y entre acusaciones de espionaje. A partir de ese día, los terminales de Huawei no se podrían fabricar con los diseños de los microprocesadores de ARM, con las tarjetas microSD, ni con componentes formados por empresas estadounidenses como Broadcom, Micron o Intel. La medida más sonada fue la prohibición de permitir a Huawei impulsar las futuras redes 5G en Estados Unidos.
Descarta Trump suprimir aranceles a China
Osaka, Japón (Sputnik Noticias)
Estados Unidos no suprimirá los aranceles ya impuestos a las exportaciones chinas pero tampoco los ampliará a los productos del país asiático valorados en 350.000 millones de dólares, anunció el presidente Donal Trump.
“Continuaremos las negociaciones y he prometido que por el momento no suprimiremos los aranceles respecto a China y tampoco aplicaremos aranceles adicionales a las mercancías por valor de 350.000 millones de dólares», dijo desde Osaka donde asistió a la cumbre del G20 y se reunió con el presidente chino, Xi Jinping”.
La agencia Xinhua adelantó previamente que Xi y Trump acordar reanudar las negociaciones comerciales y que el líder estadounidense prometió no imponer nuevos aranceles a los productos chinos.
EEUU y China —primera y segunda economías del mundo, respectivamente— se enfrascaron en una guerra comercial después de que el presidente Trump anunciara en junio de 2018 la imposición de aranceles a productos chinos con el fin de reducir el déficit comercial.
Ambos países se han impuesto desde entonces varias baterías de aranceles recíprocos, la más reciente, a principios de este mes.
Rusia, china y la “Trampa de Tucídides”
Publicado por Editoria en Capa
Al mismo tiempo que profundizan su alianza estratégica de facto, Rusia y China están empeñadas en subrayar que la propuesta de un nuevo paradigma cooperativo para el orden mundial, aunque sea opuesta a las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos, no representa ningún intento de ocupar su lugar como el hegemón de siempre, la conocida “trampa de Tucídides.”
La expresión ha sido usada para catalogar la opción por la guerra de una potencia hegemónica que se siente amenazada por el ascenso de otra, como ocurrió con Esparta ante el poderío creciente de Atenas en la Guerra del Peloponeso del siglo V a.c.
Lo cierto es que el mundo actual no tiene un nuevo hegemón al estilo estadounidense del periodo posterior a la Guerra Fría, a pesar de los temores de algunos sobre el inevitable ascenso de China a la condición de mayor potencia económica del mundo. La cuestión es que buena parte de las élites dirigentes de Estados Unidos sencillamente no acepta el ascenso de los que juzga de potencias “revisionistas,” término utilizado en la última edición de la “Estrategia de Seguridad Nacional” para referirse a China y a Rusia.
Por su lado, Pequín y Moscú están activos para consolidar el nuevo eje euroasiático a la manera de un centro de irradiación del escenario de cooperación; así en las últimas semanas se han realizado una sucesión de eventos donde ha participado la más alta jerarquía de sus líderes.
1)Visita del Estado del Presidente chino, Xi Jinping, a Rusia, del 5 al 7 de junio, para su octava reunión cumbre con Vladimir Putin en Moscú y participar como invitado estrella del vigésimo tercer Foro Económico de San Petersburgo .
2) Reunión cumbre de la Organización de Cooperación de Shangái (SCO), en Bishkek, Kirguistán, los días 13 y 14 de junio. Entre otros tópicos, la declaración final reafirmó el compromiso de la entidad con una solución pacífica de los conflictos de Siria y de Afganistán y el mantenimiento del acuerdo nuclear con Irán. Al mismo tiempo, Putin y Xi se reunieron con el recientemente reelecto premier indio, Narendra Modi, y acordaron una nueva reunión en el formato “RIC”, durante la reunión cumbre del G-20, en Osaka, Japón, los días 28 y 29 de junio.
3) Las Conferencias Primakov de 2019 realizadas en Moscú el 11 de junio, tuvo como tema “El retorno a la confrontación: ¿Existen opciones?” El canciller Serguei Lavrov hablando ante diplomáticos, especialistas y políticos de 30 países, reveló una propuesta rusa dirigida a los Estados Unidos: “Es de importancia primordial que Rusia y Estados Unidos calmen al resto del mundo con una declaración conjunta del más alto nivel en el sentido de que no puede haber victoria en una guerra nuclear y, por consiguiente, ella es inaceptable e inadmisible. Nuestra propuesta está siendo considerada por el lado estadounidense”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…
MUNDO
Inteligencia artificial: La arquitectura del nuevo orden mundial

– Análisis, por Victor Hugo Celaya Celaya
El mapa del poder mundial se ha reorganizado. Hoy, la influencia no se mide únicamente en arsenales o acuerdos comerciales, sino en algoritmos y capacidad de procesamiento.
Nos enfrentamos a un nuevo tablero geopolítico y geoeconómico definido por tres grandes polos de poder: Estados Unidos, con su enfoque en el desarrollo tecnológico, las finanzas y la seguridad; China, que ha apostado por la manufactura avanzada, la innovación y la inversión masiva en infraestructura; y Rusia, que basa su estrategia en el control de energía, minerales estratégicos y su poder militar.
Esta reconfiguración global plantea preguntas cruciales para el resto del mundo. ¿Cómo coexistir con estos bloques? ¿Cómo aprovechar las corrientes de innovación que emanan de ellos sin sacrificar nuestra soberanía? Y, sobre todo, ¿cómo podemos acompasar nuestras políticas públicas y nuestros esfuerzos nacionales para no quedarnos atrás en esta nueva era de equilibrios de poder?
La visión de una «aldea global» que definimos en los años noventa, unida por la apertura del comercio, ha dado paso a una realidad más compleja. La interconexión actual se teje con redes de inteligencia artificial (IA), investigación científica y ecosistemas digitales.
Aunque las tensiones militares persisten, el verdadero campo de batalla se ha trasladado a la biotecnología, la robótica y, de manera central, a la inteligencia artificial. Esta revolución ya impacta nuestra vida diaria, transformando la educación, la salud, el trabajo y la seguridad. Ninguna sociedad puede sustraerse a ella.
LA CARRERA POR EL FUTURO: ESTRATEGIAS EN COMPETICIÓN
Cada una de las grandes potencias ha trazado una ruta clara para liderar esta era tecnológica, obligando al resto de los países a replantear la cooperación y la competencia.
Estados Unidos ha optado por un modelo que prioriza la innovación impulsada por su dinámico sector privado. En 2023, la inversión privada en IA en este país alcanzó los $67.2 mil millones, una cifra superior a la suma de los siguientes 14 países.
El gobierno actúa como un catalizador estratégico, como lo demuestra la Orden Ejecutiva 14110 para el desarrollo seguro y confiable de la IA, o la Ley CHIPS y de Ciencia, que destina más de $52 mil millones a revitalizar la fabricación de semiconductores, el hardware fundamental sobre el que corre toda la inteligencia artificial.
Esta estrategia se materializa en proyectos monumentales como ‘Stargate’, el centro de datos de $100 mil millones de Microsoft y OpenAI, o la Alpha School en Virginia, que ya personaliza el aprendizaje con IA.
China avanza con un enfoque centralizado y dirigido por el Estado, con la meta clara de alcanzar el liderazgo mundial en IA para 2030. A través de iniciativas como «AI+», integra soluciones de IA en sectores clave. El resultado es un ecosistema robusto: se estima que el valor de la industria de IA en China superará los $220 mil millones para 2026.
Este esfuerzo se refleja en su dominio de la propiedad intelectual, acumulando casi la mitad de todas las solicitudes de patentes de IA en el mundo. Gigantes tecnológicos como Baidu, Alibaba y Tencent no son solo empresas, sino instrumentos de la estrategia nacional para establecer estándares globales.
Rusia, por su parte, enfoca su estrategia de IA en la soberanía digital y la seguridad nacional. A través del proyecto nacional “Economía de Datos”, que se extenderá hasta 2030, busca reducir su dependencia de la tecnología extranjera e integrar la IA en sectores gubernamentales clave.
Más que competir en el mercado de consumo global, su prioridad es aplicar la IA para la optimización de sus industrias estratégicas (energía, defensa) y la administración pública. Su marco regulatorio es estricto y busca asegurar un uso responsable de la tecnología, priorizando el control estatal y el desarrollo de talento local a través de iniciativas educativas supervisadas.
La Unión Europea ha decidido jugar un papel distinto, posicionándose como el gran regulador global. Su enfoque no es competir en una carrera de velocidad, sino establecer las reglas del juego. Con su Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), aprobada en 2024, introduce el primer marco legal integral para la IA, basado en niveles de riesgo. Este prohíbe aplicaciones consideradas inaceptables (como el «social scoring» estatal) y regula estrictamente los sistemas de alto riesgo.
Este poder normativo se complementa con fuertes inversiones a través de programas como Horizonte Europa y Europa Digital, que movilizan miles de millones de euros para construir una infraestructura de datos soberana bajo iniciativas como GAIA-X y apoyar a un ecosistema de IA «confiable y centrado en el ser humano».
EL DESPERTAR DE AMÉRICA LATINA: PRIMEROS PASOS
Frente a estas estrategias consolidadas, América Latina no es un simple espectador; la región ha comenzado a mover sus propias piezas. Aunque de manera desigual y con retos importantes, están surgiendo iniciativas notables.
En México, la coalición multisectorial IA2030MX ha impulsado una agenda para el desarrollo de una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Polos de innovación como Monterrey y Guadalajara concentran talento y startups, mientras que universidades como la UNAM y el Tec de Monterrey lideran la investigación.
Otros países también marcan el paso. Chile fue pionero en la región al lanzar su Política Nacional de Inteligencia Artificial en 2021, centrada en el desarrollo de talento, la ética y la adopción de IA en la industria. Brasil cuenta con una robusta red de centros de investigación en IA y debate activamente un marco legal propio. Por su parte, Colombia ha establecido un marco ético para la IA en el sector público y promueve proyectos de datos abiertos para fomentar la innovación. Estos esfuerzos, aunque incipientes, demuestran una conciencia creciente sobre la urgencia de participar activamente en esta revolución.
DE ESPECTADORES A PROTAGONISTAS
Ante este escenario, la pregunta para nuestros países es ineludible: ¿nos conformaremos con estos primeros pasos o aceleraremos el ritmo para jugar un rol protagónico? Si queremos dejar de ser simples compradores de tecnología para convertirnos en creadores, necesitamos una hoja de ruta clara y acciones inmediatas.
La interconexión de hoy, definida por algoritmos, nos obliga a innovar. Para ello, es fundamental avanzar en tres áreas estratégicas:
- Formar talento e invertir en educación digital. Esto debe empezar desde la educación primaria y extenderse hasta los posgrados.
- Crear alianzas estratégicas entre universidades, gobierno y empresas. Los esfuerzos aislados son insuficientes.
- Diseñar políticas públicas con visión de futuro. Debemos impulsar el uso integral de la IA y desarrollar un marco ético sólido que garantice la equidad y la protección de datos.
Esto implica fomentar centros de inteligencia artificial que apoyen a startups y consoliden proyectos de investigación propios, aprendiendo de las experiencias globales. La tecnología no debe ser vista como algo «importado» o lejano, sino como un campo fértil donde podemos liderar.
Nos encontramos en un punto de inflexión histórico. La inteligencia artificial está redefiniendo las reglas del desarrollo económico y social a una velocidad sin precedentes. No podemos permitirnos el lujo de la duda o la postergación. La tarea es clara: debemos alinear nuestros recursos, talentos y voluntades para integrarnos de manera soberana y estratégica a esta nueva era. Lo que hagamos, o dejemos de hacer, durante esta década determinará las oportunidades de las próximas generaciones.