MUNDO
La encrucijada de Bolivia: Entre la república y el estado plurinacional

Por María Luisa Ramos Urzagaste (Sputnik Mundo) //
Las grandes contradicciones, intolerancia y hastío que ahora agitan Bolivia, muestran que la solución de esta situación va más allá de la determinación de posible fecha de nuevas elecciones o del retorno, o no, de Evo Morales a Bolivia. ¿Estarán dispuestos los líderes a buscar soluciones pacíficas y consensuadas?
Desde el mes de octubre Bolivia continúa siendo escenario de intensas movilizaciones y bloqueos, pero hay que notar que, hubo un cambio esencial de actores, con intereses diametralmente opuestos.
Luego de los hechos que desembocaron en la renuncia de Evo Morales y su inmediato exilio, junto a todo su entorno, el vacío de poder fue ocupado por una autodesignada presidenta, la senadora Jeanine Áñez impulsada por los líderes cívicos cruceños, el Ejército, la Policía, entre otros.
Las movilizaciones que se habían llevado a cabo hasta antes del 12 de noviembre, contra el entonces Gobierno de Evo Morales en distintas ciudades, cesaron luego de la autoproclamación de Áñez, pero fueron sustituidas por otros actores políticos que rechazan ser gobernados por Áñez.
El país estuvo paralizado por varias semanas y no ha vuelto a la normalidad, pues el problema político es profundo. Por las posiciones observadas en los distintos sectores y actores en conflicto, no se avizora que baje la turbulencia, más aun cuando las víctimas mortales van en aumento y ahora suman más de dos decenas.
La wiphala, símbolo de identidad
Innumerables reportes periodísticos y en las redes sociales mostraron al mundo a miles de ciudadanos bolivianos que salieron a reivindicar su bandera que fue rechazada y ofendida por algunos policías amotinados. La bandera plurinacional además fue retirada del Palacio de Gobierno y de Plaza Murillo tan pronto se autodesignó presidenta la senadora Áñez.
Durante las movilizaciones de protesta se observan dos aspectos sobresalientes: ciudadanos empuñando con orgullo la wiphala y el rechazo al Gobierno de Jeanine Áñez. Esta indignación es una muestra clara de lo profundo que ha calado ese símbolo como encarnación de la diversidad cultural del Estado plurinacional.
Pero además de ver gente humilde indignada por el maltrato a su emblema, se observa una multitud preocupada por su futuro.
Tristemente, estas justas manifestaciones fueron empañadas y dañadas en su imagen, por la aparición de grupos violentos que sembraron pavor en ciertos barrios de las ciudades, en especial en El Alto, Cochabamba y La Paz, lo que generó un rechazo de la población y ahonda aún más las divisiones de la sociedad boliviana.
¿Pugnas internas del Gobierno de facto?
Al otro lado del panorama político actual se observa que la composición del Gobierno de Áñez muestra al menos dos sectores con claros intereses políticos. Por un lado, la designación de dos importantes ministros, recayó en dos personas cercanas al líder cívico Luis Fernando Camacho, tal es el caso de Jerjes Enrique Justiniano Atalá, como ministro de la Presidencia y Luis Fernando López Julio como ministro de Defensa.
Ambos ministerios son clave en el control del país, tanto en lo civil como en lo militar. Por tanto, se podría afirmar que quien actualmente gobierna es gente de Camacho.
La otra ala más visible es el ministro del Interior, Arturo Carlos Murillo Prijic y la autonombrada presidenta Jeanine Áñez, ambos electos al Parlamento boliviano por el partido Unidad Demócrata, que obtuvo en las elecciones de 2014 el 24% de los votos.
Murillo llegó al Gobierno con un hambre de venganza colosal pues representó la oposición más acérrima al Gobierno de Evo Morales. Por lo pronto el ministro del Interior está muy ocupado en «cobrar cuentas pasadas» a los allegados de Evo en el Chapare, e ir a la caza de exministros y otros asuntos conexos.
Cabe recordar que el actual partido de Jeanine Áñez tiene como uno de sus líderes al senador Óscar Ortiz, candidato presidencial, quien seguramente no ha depuesto su deseo de ser presidente de Bolivia.
Evo y Eva
La recientemente elegida presidenta del senado boliviano, Eva Copa, es una joven desconocida, militante del partido de Evo Morales, que, a diferencia de otros representantes y autoridades del anterior Gobierno, no se asiló ni salió del país, pese a las amenazas, según indicó en una entrevista.
El expresidente Morales y la actual presidenta de la Cámara de Senadores, parecen tener distintas agendas. Mientras Evo expresa su voluntad de volver al país e insiste en haber ganado las elecciones del 20 de octubre pasado, Eva negocia en el Parlamento una ley para convocar a nuevas elecciones.
Por su parte, el candidato opositor Carlos Mesa, parece haberse evaporado.
Los votantes de Mesa, fundamentalmente masas urbanas, que tuvieron como factores de cohesión los incendios en la Chiquitanía boliviana, el rechazo a la continuidad de Evo Morales en la silla presidencial, entre otros factores, ahora están desmovilizados y no ven como suyas las movilizaciones del Chapare, El Alto o la defensa de la wiphala.
Mientras tanto, Camacho se alista para ser presidente
El líder cívico Luis Fernando Camacho ahora se campea por el país a sus anchas, sostiene reuniones con distintos sectores y ha reclamado al Gobierno de México por supuestos hechos cometidos por el expresidente Morales desde su exilio en ese país.
Mientras Evo anunció que quiere una «comisión de la verdad» para demostrar que ganó las elecciones y se apresta a pedir ayuda a personalidades internacionales, Camacho da pasos acelerados y exige pronta convocatoria a elecciones, pues el terreno está abonado para ser el nuevo candidato en las elecciones que se avecinan.
Bolivia se debate entre dos planes
Pero más allá de los líderes y las disputas internas en los partidos y el Parlamento, Bolivia ahora parece debatirse entre dos proyectos: el retorno a la república o el sostenimiento del Estado plurinacional.
Esto se hace patente en las disyuntivas actuales, de las cuales destaco dos: la biblia frente al laicismo y el falso dilema de la bandera tricolor versus la wiphala.
La pugna entre esos proyectos, inclinará la balanza a uno u otro lado en dependencia de la fuerza (interna y externa) que logren acumular.
El proyecto de la «república» parece haber parido a su nuevo líder en Luis Fernando Camacho, quien ha sustituido al cansado y poco carismático Carlos Mesa.
El proyecto de «Estado plurinacional» no avizora aún a un nuevo líder. Por ahora solo se observa a un cuestionado Evo Morales, desgastado en su credibilidad.
Los elementos indicados aquí de manera escueta hacen suponer que en Bolivia el asunto va más allá de una ley de convocatoria a elecciones y el país no se apaciguará con una celebración de elecciones, pues hay resquebrajamientos que no pueden ocultarse.
En Bolivia hoy está en juego no solo quién será el nuevo presidente o presidenta, sino muchos intereses económicos y el propio modelo del Estado plurinacional.
Habrá que pensar en otros elementos que ayuden a la sociedad boliviana a salir de esta encrucijada, donde predomine el diálogo, evitando la violencia, que solo nos acarreará más violencia.
Mientras tanto, el comandante del Comando Sur de los EEUU, el almirante Craig Keller, ha dicho que ellos están observado la situación de Bolivia muy de cerca y agregó «aplaudimos la profesionalidad que hemos visto de las Fuerzas Armadas bolivianas hasta ahora».
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
JALISCO
Lleva Ballet Folclórico de Guadalajara cultura y tradición a Estados Unidos

– Por Mario Ávila
El Ballet Folclórico de Guadalajara se presentó en el Rosemont Theatre de Chicago, en el evento estelar de la Segunda Ruta de la Gira Internacional 2025, México en el Corazón.
Los bailarines tapatíos compartieron escenario con el Mariachi Estelar de México en el Corazón y la Banda Orquesta Colores, y presentaron estampas, música y canciones de Guanajuato, Yucatán y Jalisco ante los más de 4 mil 400 asistentes.
Este espectáculo se realiza anualmente e incluye al Mariachi Estelar como uno de sus principales artistas, junto con el Ballet Folclórico Guadalajara y la Banda Orquesta Colores.
Participaron en el evento Sergio Suárez, presidente de NAIMA (North American Institute for Mexican Advancement); Ron Serpico, alcalde de Melrose Park; Susana Mendoza de Illinois Comptroller; Reyna Torres, cónsul general de México en Chicago; Andrea Blanco, coordinadora del Gabinete Social del Gobierno de Jalisco; y Manuel Romo, secretario de Gobierno del Gobierno de Guadalajara.
Esta es la segunda parada de la ruta de México en el corazón, la primera fue en la Ciudad de Sioux City, en Iowa en donde se presentó por primera vez, y más de mil personas asistieron a disfrutar de este espectáculo.
La gira continuará por el Medio Oeste, Sur y la Costa Este de los Estados Unidos.
Para fechas y ciudades entrar en este sitio web: http://www.mexicoenelcorazon.org
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…