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JALISCO

¿Adiós a la vieja política?

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Opinión, por Iván Arrazola //

Todos parecen darse cuenta excepto los partidos políticos, la crisis que viven es profunda, si bien las personas siguen votando, cada vez es menor el optimismo sobre que las cosas puedan cambiar, esa crisis afecta por igual tanto a los viejos como a los nuevos partidos.

Los partidos viejos o el partido gobernante, con el cinismo que los caracteriza, dicen que las cosas ya cambiaron, que ya no hay corrupción, que acabaron con la pobreza, los partidos que ya gobernaron dicen que ahora sí las cosas van a cambiar, al final el resultado es el mismo, políticos que no dan resultados, y los partidos que se presentan como la nueva cara de la política en realidad están contagiados de los vicios de los partidos de siempre.

En ese contexto es en el que se debe entender la confrontación al interior del partido Movimiento Ciudadano, partido que hasta hace poco era considerado un partido emergente, un partido pequeño, que sobrevivió gracias a la política aliancista que adoptó desde su nacimiento.

A partir de 2018 esta fuerza política deja la categoría de partido pequeño para situarse como un partido de oposición con mayor presencia y amplias posibilidades de crecimiento, este partido ganó las gubernaturas de dos de los estados más desarrollados del país, Jalisco y Nuevo León, a partir de dichas victorias las proyecciones para el partido cambiaron y lejos de luchar para mantener el registro, el proyecto se concentró en ampliar la presencia en el congreso y en otros estados del país.

Pero algo cambió en el camino a la consolidación del histórico partido emergente, para las elecciones del año 2022 el partido decidió no postular candidatos a las gubernaturas de Coahuila y el Estado de México alegando un supuesto pacto entre Morena y el PRI.

No solo eso, de cara al proceso sucesorio del 2024 el partido naranja en voz de su líder histórico, Dante Delgado, ha declarado que el partido no irá en alianza con la oposición de cara a la elección presidencial de 2024, lo que evidentemente ha generado inquietud entre sus principales cuadros, el gobernador Enrique Alfaro, conocedor de las consecuencias de esta estrategia electoral, ha señalado que no comparte la estrategia de su líder nacional, entiende que en Jalisco el proceso electoral para renovar la gubernatura será sumamente competido, y que las alianzas se convierten en una estrategia vital para asegurar el triunfo.

Por su parte Delgado, profundo conocedor de las reglas del sistema político mexicano, sabe que, con su estrategia aislacionista de ir solo en las elecciones presidenciales, le hará un gran favor al oficialismo y dividirá el voto de la de por sí débil oposición en México.

Dante Delgado ha señalado que muchos de los militantes de Movimiento Ciudadano han sido obligados a firmar desplegados a favor de su líder moral, Enrique Alfaro, sin estar necesariamente de acuerdo

El desencuentro revela en buena medida cómo funciona el proceso al interior de los partidos, los liderazgos son los que en realidad determinan las decisiones y las estrategias, la consulta a las bases es nula y cuando la hay es para ratificar lo que ya de antemano definieron los liderazgos.

El partido naranja ha vendido como carta de presentación el discurso de que no forma parte de la vieja política y que se encuentra distanciado de los partidos de siempre, un curioso razonamiento si se toma en cuenta que la mayoría de sus liderazgos, incluido el liderazgo de Delgado, provienen de las viejas fuerzas políticas, por ejemplo, el PRI.

Pero tampoco la reacción en MC Jalisco se presume mejor, el líder nacional ha denunciado que la militancia ha sido forzada a respaldar la rebeldía de Alfaro quien públicamente ha señalado que ha roto relación con MC, mientras tanto Delgado ha señalado que muchos de los militantes han sido obligados a firmar desplegados a favor de su líder moral, Enrique Alfaro, sin estar necesariamente de acuerdo.

En este juego de descalificaciones y desencuentros se encuentra fuera cualquier tipo de discusión programática, todo se trata de una lucha por el poder, en la que al final va a prevalecer quien logre hacerse con el control del partido.

Los canales institucionales, la certidumbre sobre cómo un partido procesa el conflicto interno se encuentran ausentes, los partidos políticos en México y el conflicto en MC es un ejemplo claro de eso, todo se reduce a un juego de poder, si no estás de acuerdo creas un nuevo partido, o te vas a otro señalando que el viejo partido se desvió de sus principios, todo esto forma parte de un escenario en el que el transfuguismo político es un gran negocio para la casta política de este país.

Al final partidos nuevos y viejos padecen los mismos vicios, son partidos verticales, controlados por caciques regionales o nacionales, los procesos democráticos son nulos o constituyen una simple simulación, las propuestas y las soluciones están ausentes, o si las hay son demasiado generales, se comunican a través de las redes sociales aunque en realidad no haya mucho que decir, el divorcio entre la ciudadanía y los partidos políticos es evidente, todos se han dado cuenta menos los que se mantienen del financiamiento público y prefieren voltear a otro lado para no ver la realidad, los partidos políticos desde hace mucho dejaron de representar a la ciudadanía.

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