NACIONALES
Adolfo López Mateos, el creador de los libros de texto gratuitos: Ariete para derrotar a las oposiciones

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
Dos temas sustanciales para la soberanía nacional, han puesto de relieve el gran espíritu que alimentó el pensamiento del presidente de México, Adolfo López Mateos (1909-1969), quien dirigió los destinos de la nación, del año de 1958 al de 1964. El primer tema se refiere a la electricidad, que él nacionalizó, y el segundo, a los libros de texto gratuito, a los que hizo realidad.
En un apretado resumen de lo realizado en el sexenio del mencionado y muy gratamente recordado primer mandatario, se nos dice que de su gobierno, aparte de la creación de la Comisión Nacional de libros de Texto Gratito y el decreto nacionalizador de la energía eléctrica, sobresalen las mejoras sociales, fiscales y económicas que puso en marcha, el impulso que dio a las obras públicas y la actividad política exterior, ingreso en la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y mantenimiento de su apoyo a Cuba, a pesar de las presiones de Estados Unidos, país con el que solucionó favorablemente para México la disputa por el territorio de El Chamizal, a causa del cambio de curso del río Bravo o Grande.(Buscabiografías.com).
Sobre ese gran hecho que fue la nacionalización de la electricidad, culminado el 27 de septiembre de 1960, el mismo gobernante federal manifestó: “La nacionalización de la energía eléctrica es una meta alcanzada por el pueblo en el camino de la Revolución… invitamos al pueblo de México a que, en posesión de su energía eléctrica, acreciente su industrialización para llevar a los hogares de todos, los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización”. Y enseguida agregó, este también notable orador político: “Ni un paso atrás, fue la consigna de Don Lázaro Cárdenas del Río, al nacionalizar nuestro petróleo. Hoy le tocó por fortuna a la energía eléctrica. Pueblo de México, los dispenso de toda obediencia a sus futuros gobernantes que pretendan entregar nuestros recursos energéticos a intereses ajenos a la Nación que conformamos”. (Discurso del presidente Adolfo López Mateos, 27 de septiembre de 1960).
De igual manera, los libros que de forma gratuita se entrega a la niñez del país, arrancan en 1959 por el multicitado presidente López Mateos. El decreto por el que se instauró la Comisión Nacional de Libros de Texto gratuito (Conaliteg) fue publicado el 12 de febrero de ese año, cuando el gran poeta y escritor, Don Jaime Torres Bodet (1902-1974) era el secretario de Educación Pública.
Al respecto expresó nuestro bien rememorado primer magistrado: “En un país de tantos desheredados, la gratuidad de la enseñanza primaria supone el otorgamiento de libros de texto”. De esa manera, se garantizó el acceso a la educación a todos los impúberes mexicanos: por esos años, apenas el 50% de los chicos de edad escolar asistían a la escuela, y muchos de ellos tenían que abandonar sus estudios por falta de recursos económicos.
Por todo lo anterior, es que se justifica la ideología que siempre sostuvo aquel destacado presidente y que él mismo resumió: «A mi izquierda y a mi derecha está el abismo. Yo soy de extrema izquierda dentro de la Constitución». Las oposiciones a esas ideas, desde luego que las han combatido, y en ciertos instantes, han logrado tambalearlas.
En el momento actual, se sigue librando la formidable batalla entre los que procuran que nuestra patria avance, y los que se empeñan en que regrese al neoliberalismo, sistema imperante de forma excesiva, a partir de Miguel de la Madrid y especialmente con el mal recordado Carlos Salinas, cuya pésima influencia campeó de una u otra forma, con Fox y Calderón, hasta el período del nefasto Enrique Peña Nieto, quien concluyó sus funciones en 2018. En fechas modernas, la cuestión de los libros de texto gratuito, ha sido el ámbito en que se enfrentan las dos fuerzas antagónicas.
En general, la edición y distribución de estos materiales para la educación básica (ahora integrada por la preprimaria hasta los niveles secundarios) en el lustro vigente, se llevaba a cabo sin contratiempos mayores. Pero este año, el gobierno de la autollamada Cuarta Transformación (4T) al innovar los ya 70 libros que cubren el espectro educativo básico, desataron una serie de ataques -más que críticas- hacia dichos libros, el gobierno de la 4T y particularmente, del primer mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Esas casi descalificaciones de las obras en cuestión, sumaron a muchos comentócratas antiobradoristas, y como afirmó Jorge Zepeda Patterson: “muchos de mis colegas dedicados al análisis político han decidido, de una vez y para siempre, que son instrumentos perversos de adoctrinamiento y condenan al atraso a las futuras generaciones.” (Pensándolo bien, 10-08-2023).
Varios Estados, sobre todo los gobernados por partidos de oposición al actual régimen federal, encabezaron un movimiento para que no se entregaran los antedichos libros. De entre ellos destacó lo que hizo la gobernadora de Chihuahua, alineada por la ideología panista que el actual guía de ese partido de derecha, Marko Cortés sostiene, y que se entiende con lo que dijo: en mi opinión, “los nuevos libros de la Secretaría de Educación Pública (SEP) ‘tratan de adoctrinar a los pequeños’ por lo que les pidió a los padres de familia que los quemen y destruyan”. Algo similar ya lo había expresado Ricardo Anaya, el excandidato panista que anda, a salto de mata, en autoexilio voluntario. (diario Tribuna, 2-08-023).
Así las cosas, el 4 de agosto pasado, se presentó por el gobierno chihuahuense, la controversia constitucional «en contra de la Secretaría de Educación Pública, de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, del Titular de la Subsecretaría de Educación Básica, del Titular de la Dirección General de Materiales Educativos, de la Dirección General de Educación Superior, del Titular de la Dirección General de Formación Continua a Docentes y Directivos, así como del Titular de la Dirección General de Gestión Escolar y Enfoque Territorial». Ni tardo ni perezoso, el ministro Luis María Morales (de rancio pensamiento conservador) dio entrada a la demanda y ordenó el viernes 11 del dicho mes, suspender la distribución de los libros de texto gratuitos de la SEP en el estado de Chihuahua. Al respecto, dijo Maru Campos, gobernante blanquiazul del gran estado norteño: “La educación de niñas y niños está a salvo en Chihuahua. No vamos a permitir que libros con tantos errores lleguen a manos de las alumnas y los alumnos de nuestra entidad». (El Economista, 11 agosto 2023).
Desde luego que eso incomodó al presidente López Obrador y gran sector de mexicanos, incluyendo al magisterio que exigía se distribuyeran los libros. Sobrevino la impugnación a tan desafortunado acuerdo del citado ministro, y por fin este miércoles 5, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia, decidió echar para atrás aquella actuación del susodicho L.M. Morales: Los ministros coincidieron que la SEP no vulneró el derecho a la educación, por lo que en el reclamo del Ejecutivo local no se sustenta una violación constitucional para la enseñanza-aprendizaje. En consecuencia, se ordenó que los libros se entreguen a sus destinatarios, es decir a los educandos chihuahuenses. El Gran Diario de México, publica en primera plana: “Revés para el PAN, Chihuahua debe entregar libros de la SEP “. De similar manera, la prensa nacional difundió ese mensaje.
En la mañanera del día 6, al referirse el presidente a lo que acordó la Sala de la Corte, se dijo estar contentísimo, y añadió: “Muchas gracias a los ministros, hay que reconocer. Cuando se actúa bien, hay que reconocerlo. Estaba mal lo que hicieron, lo que hizo la gobernadora de Chihuahua y lo que hizo el ministro Aguilar, que le dio entrada a una solicitud de amparo para no distribuir los libros. Imagínense, los libros de texto, no entregarlos a los niños nada más… por politiquería. Entonces, ayer resolvieron los ministros por unanimidad —no todos, pero a los que les tocó atender este asunto—…, que se entreguen los libros a los niños en Chihuahua. Nada más falta Coahuila, pero ya con esto es un paso adelante”. Los juzgadores del caso fueron Jorge Mario Pardo Rebolledo, Margarita Ríos Farjat, Juan Luis González Alcántara y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena: a ellos un aplauso.
En conclusión, podemos afirmar, que el ideario de aquel bien recordado mandatario que fue D. Adolfo López Mateos, de nuevo salió avante, y en respaldo a lo que hace la Cuarta Transformación, permitió que la educación prosiga su trayectoria en toda la república, a favor de nuestros educandos, que ni duda cabe, son la esperanza de un México más justo, educado y competente en todos los órdenes.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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