NACIONALES
Ahora ordena bloquear al INAI: AMLO, de la pérdida y el buen juicio
Campos de Poder, por Benjamín Mora Gómez //
«O ya no entiendo lo que está pasando o ya pasó lo que estaba yo entendiendo», Carlos Monsiváis.
Todos podemos equivocarnos; no como un derecho natural y sí como resultado de nuestra condición humana. Aprender de ellos nos evita el descenso del alma envilecida por los demonios de la arrogancia y la impertinencia, elevándonos.
He dicho siempre, que ni nuestros peores enemigos nos pueden hacer tanto daño como nuestros propios pensamientos llevados a la realidad entre los remolinos de nuestros arrebatos.
Andrés Manuel López Obrador es ejemplo evidente de que el abuso del poder, llevado al extremo, hace perder la razón y el buen juicio. Tenemos a un presidente que camina dando tumbos desde el amanecer en el ocaso de su vida. Ahora, que perdió los juicios ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación en los casos del Plan B y la Guardia Nacional, pareciera que también perdió la razón y el juicio, así como el control de sí mismo, de su gobierno y causa.
Adán Augusto López Hernández lo ha expresado en lo corto para los suyos: el presidente le ha ordenado bloquear, desde el Senado de la República, la renovación estatutaria del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), buscando condenarlo a un estado de inacción para detener la obligada transparencia de su gobierno en casos como el de Segalmex de tanto peso político en el interés ciudadano y el juicio histórico de su gobierno.
Ante ello, la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) envió una carta a los senadores para solicitarles elijan a los comisionados faltantes antes de que concluya el actual periodo ordinario del Senado. Naciones Unidas reconoce que el INAI, desde la eficacia en sus decisiones, contribuye a garantizar y proteger el derecho humano a un gobierno transparente en la información de sus ejercicios presupuestales y acciones.
En el Objetivo 16 de los ODS se señala, por ejemplo, “crear a todos los niveles de gobierno instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas y garantizar el acceso público a la información de gobierno”. Este es un compromiso signado por el gobierno mexicano y avalado por el Senado de la República, es ley.
López Obrador sabe que su gobierno es propenso a la arbitrariedad y el abuso del poder, e incapaz de cumplir sus promesas de campaña: de ahí su lucha en contra del INAI a un año de su juicio electoral.
Obedeciendo a su adicción a las mentiras fáciles, evidentes y hasta absurdas, López Obrador se lanza en contra de 18 instituciones de gobierno que podrían costarle más enojos. A decir suyo, por haber sido creadas bajo parámetros empresariales en el modelo neoliberal, en un solo día, Amlo decidió desaparecer o fusionar 18 instituciones de gobierno como el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) y la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción (Sesna). Con ello, regaló nuevas causas de posible lucha social y electoral a la oposición.
Lo sucedido en el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol) en su gobierno, me hace advertir el destino de aquellas 18 instituciones. AMLO odia y teme a la sociedad civil organizada; por ello puso al Indesol en un estado de letargo operativo y a la sociedad civil la ha llevado a la inanición presupuestal.
Benjamín Robles Montoya, diputado vicecoordinador del grupo parlamentario del PT, ha hablado de “disminuir” a la burocracia dorada del Indesol (Notilegis, nota 1480, 4 de enero de 2021) ¡Cuidado señor diputado! disminuir es tolerar a una parte de esa supuesta burocracia dorada y eso es corrupción; disminuir no es acabar. Recordemos, como dato curioso, que el PT se ha declarado afín a Kim Jong-un, líder supremo del gobierno de Corea del Norte, un hombre asesino, corrupto y totalitario.
López Obrador se propone destruir a la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes; la Dirección General de Educación Indígena, Intercultural y Bilingüe; al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas; al Instituto Mexicano de Tecnología del Agua; al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático; a la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía; al Instituto Nacional de la Economía Social; al Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad, y al Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia, todos creados para hacer de México una nación incluyente, justa, tolerante, responsable, comprometida y acorde con la evolución democrática global.
La Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) responde al mandato de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y fue resultado de la voluntad y el acuerdo del Presidente de la República, las autoridades de todas las entidades federativas, los Poderes Legislativo y Judicial, la sociedad civil, el sector privado y académico, y no es creación neoliberal. Hoy, desde su escritorio, López Obrador pasa por encima de todos ellos.
El artículo 9 de nuestra Ley Suprema reconoce: “Es derecho de todo mexicano comunicarse en la lengua de la que sea hablante, sin restricciones en el ámbito público o privado, en forma oral o escrita, en todas sus actividades sociales, económicas, políticas, culturales, religiosas y cualesquiera otras”, se protegen 68 lenguas originarias de México a través de la Dirección General de Educación Indígena, Intercultural y Bilingüe, y el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas que López Obrador podría condenar a desaparecer.
El Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad atiende los derechos de los millones de mexicanos que tienen el derecho a la justicia social. Es perverso lo que Amlo hace en su contra.
El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático coordina los esfuerzos para hacer de éste, el mejor espacio de vida posible, heredable a nuestros hijos y nietos; pero a Amlo le gusta lo no sustentable. Habla desde la inmundicia que habita en su alma.
Al perder la razón, López Obrador perderá todo: gobierno y su lugar en la historia nacional. Bien se dice, “Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco”.
