NACIONALES
AMLO con aceptación superior al 60%: Las marchas que proyectaron la realidad política mexicana

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
Dos concentraciones de mexicanos, nos presentaron el espectro nacional en cuanto a la política. Una marcha, se llevó a cabo el 13 de noviembre pasado, y la segunda, el domingo 27 del mismo mes. Su denominación respectiva, fue: en “Defensa del INE”, la primera en dode participaron las oposiciones al gobierno de la Cuatro T, y más específicamente contra el presidente Andrés Manuel López Obrador; la segunda, se intituló por el propio mandatario, como “festejo por la Transformación de México” en su cuarto aniversario.
Como escribimos hace días: “En la marcha del domingo 13 de noviembre, se unieron, al menos para protestar, todas las oposiciones, llámese panistas, priístas, perredistas residuales, oligarcas, reaccionarios, derechistas y hasta despistados. El objetivo -real- fue protestar contra AMLO y el cambio que simboliza; la excusa, defender al INE oneroso, surgido bajo el sistema de cuotas y cuates.”
Los convocantes, de un lado fueron empresarios que militan en organismos -ONG’S- y dirigentes de partidos políticos adversarios a Morena y sus aliados, defensores del primer magistrado federal. Por la otra parte, lo fue el mismísimo jefe del ejecutivo nacional y desde luego, sus apoyantes, ya organismos civiles ya partidos políticos de la alianza “Todos Hacemos Historia” (Morena, PT y PVEM).
Los impugnadores del régimen, no solo desfilaron en la ciudad capital del país, del Ángel de la Independencia al monumento a la Revolución, sino que también lo hicieron en 60 poblaciones de la República, sumando en la urbe azteca como doscientos mil marchistas que sumados a los que desfilaron en otros lugares, quizás alcanzaron la cantidad de 600 a 800 mil personas, entre adultos y menores de edad. Por lo que ve a los que respaldan a la Cuatro T y a su guía, que es AMLO, concentrados solo en la sede del gobierno federal, se calcula que fueron un millón doscientos mil individuos. Ellos marcharon desde el Ángel ya mencionado, hasta el zócalo capitalino.
En cuanto a los líderes que encabezaron los desplazamientos, quienes dijeron que defendían al INE, fueron muy variados (desde Claudio X. González, hasta Alejandro “Alito” Moreno, pasando por cabecillas de ONG’S, aspirantes presidenciales y funcionarios de elección popular de oposición, los cuales tuvieron como punto final un espacio en la plaza de la Revolución, donde haría uso de la palabra su vocero. Por lo que ve a los partidarios del obradorismo, el centro de atención fue su fundador (AMLO), quien, compartiendo apretujadamente con el pueblo, duró cinco horas y media caminando para recorrer el trayecto, que culminó en un templete ubicado en la plaza de la Constitución (zócalo).
Los oradores de cada movimiento multitudinario, fueron, por los antilópezobradoristas, José Woldenberg, calificado como el ”santón” del INE, por haber sido el primer presidente de dicho organismo y además, ser el mentor entre otros, de los inefables consejeros actuales, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama. En cuanto al obradorismo, su heraldo fue el primer mandatario, puesto que la médula de la concentración era rendir un informe por el cuarto año de gobierno cuatroteísta. Los sitios finales de cada marcha, son de plano distintos en tamaño, siendo mucho mayor el del zócalo.
Después de cada marcha, los defensores del INE, hicieron mil y una declaración, todas muy exaltadas, alabando su móvil, así como defenestrando al gobierno y su cabeza, de la cual lo menos que le dijeron fue “pata rajada”. Menos virulentos, pero sin dejar de loar sus banderas, los seguidores de AMLO, no le regatearon encomios, en tanto éste expresó que lo sucedido era «un festejo» de la «transformación de México”, la cual no la podrán detener.
Sobre cada marcha, dice Jorge Zepeda Patterson: la del 13, “dejó en claro que existe una inconformidad entre muchos ciudadanos respecto al gobierno de la llamada Cuarta Transformación” y luego opina sobre la de corte oficialista: “incluso rasurada de la espuma de acarreados, es una expresión de algo más profundo que la oposición se niega a asumir, y me parece que es parte de su problema. Los niveles de aprobación que consistentemente superan 60 por ciento a lo largo ya de cuatro años, el voto que ha favorecido a Morena en 20 de las últimas 22 elecciones estatales o la movilización de masas que genera la 4T son tres síntomas del mismo fenómeno: se ha tejido una relación identitaria entre los grupos mayoritarios y el movimiento político que encabeza López Obrador.” (Milenio, 29-11-22, pensándolo-bien/el-tamaño-importa).
Ya sabemos que la inmensa mayoría de periódicos impresos y de noticieros de radio y televisión, son acervos críticos de la administración morenista. Sin embargo, se dice en Reporte índigo del lunes 28 de noviembre: “La Marea Guinda…El Presidente caminó cobijado por decenas de miles de personas…para conmemorar cuatro años de su gobierno, presumir el respaldo multitudinario…y mostrar que sus ‘corcholatas’ no están divididas”. El Publimetro de igual fecha cabecea: “Multitudinario respaldo a AMLO”. Y rematamos con El Informador y Milenio, donde aquél afirma que el presidente rechaza la reelección (ante gritos de marchistas que le pedían repetir mandato) y el segundo diario, difunde: “Mi modelo es el humanismo mexicano” y apunta que el informe dio cuenta de 110 acciones realizadas en el cuatrienio.
Un medio de comunicación influyente, lo es Televisa. En el programa de Leo Zuckerman, (La hora de opinar) una invitada (Blanca Heredia, Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Columbia y Licenciada en Relaciones Internacionales por el Colegio de México) asevera: Fue un ejercicio que…me pareció… cuando se convocó por el Presidente, como respuesta a la marcha del 13 (de la clase media o fifi)…Pero el 64% de aprobación al mandatario, con algunos logros y faltantes sobre todo en seguridad, me llama la atención; el apego de miles y miles de personas a López Obrador, el ambiente festivo en general que imperó en la marcha, simboliza el afán de la gente que antes no tuvo representante en el poder. Había personas alegres, con signo positivo, que da color a ese 64% de aprobación al Presidente. “La marcha le dio cara humana”. Por cierto, Zuckerman, admitió que Amlo es un fenómeno en la política mexicana, aunque “a mi no me acaba de convencer esa especie de culto a la personalidad, lo cual no me gusta nada”.
Terció Sabino Bastidas, (abogado y analista político, así como director del Despacho de Consultoría Política Pensar Diferente Consultores) quien clarificó el tema de lo que significaron las dos marchas de noviembre: Fue un fresco de la política mexicana, de dónde está el poder en México, es una radiografía de como se presentará la elección de 2024. Fueron los dos actos, como símbolos de la nación: el México de más ingresos y el de menos; una marcha rosa, por no decirle fresa, que acaba desastrada ante la del 27.
Y calificó al mandatario como “fenómeno político que hay que entender” algo atípico en el medio nacional, por su popularidad y arrojo personal, aunque el pueblo lo protegió, concluyendo: “No tengo duda de quien tiene el poder y si se propone, lo conservará”. Finalmente, Karla Motte, (historiadora con maestría por la UNAM y politóloga) agregó: El carisma de Amlo es inédito en nuestra historia. Eso implica un proceso de popularidad…el personaje es querido por muchos desde hace bastante tiempo.
El obradorismo se manifiesta desde hace bastantes años, (recordemos la marcha enorme cuando el desafuero), lo cual revela que las personas se reúnen por la emotividad, (resuena a la “bola” de la Revolución), diferente a la del 13, cuyo móvil sobre el INE se mezcló con mentiras como su desaparición.
Por otra parte, los defensores de la marcha del 13, señalan y estigmatizan a la del 27, porque dicen se organizó desde el poder con derroche de recursos públicos, y hasta denuncias han presentado. Amlo, les contesta escuetamente: Aporten pruebas. Y comentó en la mañanera del lunes 28 de noviembre: “estoy muy contento, feliz y sobre todo muy agradecido con la gente, con todos, porque se volvió a dejar de manifiesto la bondad, la generosidad, la solidaridad de nuestro pueblo. Es una fórmula efectiva y no falla: si se atiende al pueblo, la gente responde.”
Así pues, no cabe duda de lo que significaron las dos marchas. Son el mosaico de nuestra Patria. Que cada quien saque sus conclusiones.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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