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Cuando operan la alta diplomacia y la política: La exitosa visita del presidente López Obrador a la Casa Blanca

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Aconsejado por Luis Videgaray, Peña invitó al candidato Donald Trump a México, la crítica social le costó el trabajo a su Secretario de Hacienda. El candidato había emitido ataques muy fuertes en contra de los migrantes mexicanos –ellos ven a todos los latinos como mexicanos- e incluso amenazaba con romper el TLCAN. Los expertos del gabinete de Peña desde la Secretaría de Economía decían “que Trump no podría ganar las elecciones”… y que “quienes se asustaban por el riesgo de que llegase a ser Presidente, eran personas ignorantes que desconocían la política de EUA”.

Un par de meses después borraron sus Twitters y de inmediato empezaron a decir que una cosa era el candidato y otra el Presidente, asegurando que el TLCAN era irremplazable e intocable. Se reintegró a Videgaray al gabinete peñista ocupando el cargo de Canciller, como ofrenda de Paz para apaciguar al magnate ahora Presidente.

Por segunda vez nuestros expertos se equivocaron y menuda sorpresa se llevaron cuando Trump anunció que se saldría del TLCAN; acto seguido nuestros expertos cambiaron de opinión –de nuevo- y dijeron que el TLCAN sí se podía mejorar. El Presidente de EUA aceptó la idea de tomarse foto con Peña por corresponder a la cortesía del año anterior pero en cuanto entró AMLO iniciaron las reuniones necesarias para dar continuidad a la relación con el nuevo gobierno. Como es natural el ahora Presidente de México en su campaña había declarado fuertemente en contra del Presidente de EUA, pero en México una cosa es el candidato y otra el Presidente como dijo el entonces Secretario de Economía de Peña, seguramente basados en su propia experiencia.

UN PRESIDENTE DE ARREBATOS

Los Estados Unidos como cualquier potencia no tiene amigos sino intereses. Hoy los intereses del presidente de EUA se alinearon con los del Presidente de México, como en su momento los de Clinton con Zedillo o los de Obama con Calderón.

Trump es una persona arrebatada que comete multitud de errores, incluso en su propio detrimento, descarrila su mensaje con escaramuzas de cualquier tipo, pero esta semana se portó como un buen vecino. No sólo atendió a su invitado como lo que es –El Jefe del Estado Mexicano- sino que le dio varios “regalos”, entre ellos la captura de César Duarte, la respuesta a la carta diplomática que hace meses había enviado Ebrard para saber qué pasó con el desgraciadamente famoso y poco esclarecido operativo Rápido y Furioso que durante las administraciones de Calderón y de Obama infiltraron armas ilegales para armar a los narcos mexicanos, lo que a mi parecer es una idea macabra y retorcida de aplicar la política de seguridad nacional con un hecho extraordinariamente penoso aceptado por ambos gobiernos.

Trump planeó la semana para dedicarla a los hispano-americanos y le dio el primer sitio a AMLO, nos guste o no, los que son igual de impulsivos y que se insultaron durante sus campañas, lograron acuerdos, no sabemos en qué tantas cosas, pero cuando menos en algunos temas que ya son públicos y que se han correspondido “favores”. El anunció de Marcelo Ebrard con relación a la vacuna vs el COVID19 a la que México tendrá acceso también se acordó en esa gira por Washington.

EL RIESGO DE LA VISITA

Nuestro Presidente tuvo un gesto extraordinario y arriesgado, al aceptar visitar en este momento al Presidente Trump quien como hace cuatro años va muy abajo en las encuestas, de hecho se asemeja a Bush Padre en 1988 quien estaba 17 puntos por debajo de su oponente. A pesar de que no se tocaron oficialmente los temas ásperos como migración o el famoso muro, el Presidente López Obrador tubo un mensaje con varios aciertos y algunos errores. Por ejemplo le recordó que hay “agravios que no se olvidan” pero le reconoció que hay acuerdos “implícitos y explícitos” como el del petróleo ¿o el de Duarte?, como el de la frontera sur o ¿la vacuna vs COVID19? ¿o los dreamers?

La semana fue muy buena para AMLO, el retorno de Lozoya, Ayotzinapa, la detención de Duarte, la información del programa Rápido y Furioso y el asunto de los migrantes dreamers como sorpresa para el cierre de la semana. Coincido con el 51% de los mexicanos que creemos que la visita a EUA fue exitosa en especial porque el Presidente que más ha criticado públicamente a México y a los migrantes desde Woodrow Wilson, fue el que más alabó a los mexicanos en su mensaje del pasado 8 de julio y esto no sólo es por la campaña por la Presidencia de EUA sino porque AMLO fue a visitarlo.

TRUMP, ¿PRO LATINO?

AMLO estaba por aterrizar en México cuando Trump firmó Decreto para la creación del Consejo Hispano para asesorar a la Casa Blanca y coordinará esfuerzos para promover el Desarrollo Económico y Educación que afectan a dicha comunidad.

En dicho evento Trump detalló logros económicos de los hispano-americanos, exaltando estadísticas comparativas de distintas administraciones. Durante su administración los hispano-americanos alcanzaron mayores ingresos proporcionales y las menores niveles de desempleo en la historia de dicho país. Muestra de esta prosperidad económica son las remesas que envían a otros países que en estos años han roto todos los records. A dicho evento acudieron varios líderes sociales y empresarios hispanos; de entre los cuales sobresale el director de la empacadora de alimentos Goya que fue fundada en 1963 y emplea de forma directa a más de cuatro mil trabajadores, siendo más grande que del Monte y de La Chata en los EUA.

El poco ortodoxo inquilino de la Casa Blanca cerró la semana reuniéndose con venezolanos exiliados en Florida, en donde dijo… “votar por Biden es votar por Maduro y un régimen comunista en EUA”. Como cereza del pastel, Trump anunció que emitiría un Decreto para legalizar a más de 750 mil jóvenes llamados Dreamers, beneficiando también a sus familiares directos, es decir más de 2.1 millones de personas de las cuales casi dos millones serían mexicanos.

Cuando Trump firme este Decreto podrá ser desafiado en las cortes por cualquiera que se sienta afectado ya veremos quién es el que se opone.

MORENA Y EL PARTIDO DEMÓCRATA MODERNO

El Partido Demócrata está muy lejos de lo que fue el centro ideológico de Bill Clinton o de Kennedy. Lo mismo podemos decir del Partido Republicano de Reagan o de Lincoln. Con ambos tendremos retos y afrentas. Recordemos que lo ha dicho Trump en público y los otros lo dicen en privado.

Con sus tontos arrebatos Trump nos mantiene al filo del asiento, pero no debemos confundirnos, los demócratas han dicho en muchas ocasiones que EUA deben tener capacidad de “verificar los avances” en México y fue el demócrata Woodrow Wilson quien dijo… “Los mexicanos nacieron prietos y esclavos, nacieron nuestros”… son un pueblo de “traidores y cobardes, ellos se encargan de matar por la espalda, no saben pelear con honor… se matarán entre ellos ”.

Ante el fracaso del capitalismo voraz, muchos piensan que es la hora del socialismo y México estará al día con un país vecino que proponga las tesis de Marx o Stalin o que apoye al régimen de Maduro en Venezuela. Todo esto puede suceder y no debe sorprendernos.

El Joe Biden ha prometido legalización de millones de inmigrantes indocumentados, la mitad son mexicanos. Este punto sería muy bueno para nuestros paisanos, pero debemos recordar que desde Clinton lo han prometido. En el 2018 Trump propuso a su Congreso legalizar a los “dreamers” por medio de una ley –que ahora será Decreto-, pero no se llegó al acuerdo, quedando claro que también los demócratas usaban el tema sólo por apariencia.

El ex vicepresidente se ha comprometido a comprar “primero lo americano” para fomentar los empleos locales, ofreciendo $700 mil millones de dólares y la reconstrucción de infraestructura. Propuso elevar los impuestos empresariales y aumentar las regulaciones para “cerrar lagunas legales que hoy permiten comprar mercancías o contratar servicios en el extranjero, afectando a los empleos locales”.

Lo anterior nos recuerda el discurso Trumpista del 2016, que de convertirse en realidad con Biden en el 2020, afectará –nuevamente- a México, con oleadas de presiones económicas por parte del nuevo habitante de la Casa Blanca.

El candidato ofreció eliminar el 100% las emisiones de carbono para el año 2030, reconoce que su proyecto es ambicioso y que será impulsado con trabajo de americanos, eso indica que nuestro petróleo dejará de valer en 10 años y que los equipos nuevos también serán “Only American”.

En los años recientes los demócratas han favorecido a nuestros paisanos indocumentados con acceso a licencias de manejo sin tener que mostrar su estatus migratorio, lo que obviamente los obliga a pagar impuestos y a comprar seguros de auto. En general el voto hispano está de su lado, pero las acciones económicas de Trump podrían robar algunos simpatizantes al campo de Biden, quien como la mayoría en EUA apoya a la Asociación Civil conocida como “Black Lives Matter”, dirigida -en parte- por un ex comunista detenido por terrorismo en los 60´s y que ha propuesto derribar estatuas de Gandhi, Cristóbal Colon, Washington, Churchill, de La Virgen María y de Jesucristo entre otras.

La guerra racial está creciendo, incluso algunos futbolistas de negros atacan a la comunidad judía, lo que podría arriesgar otra parte del voto tradicionalmente liberal.

De cualquier forma el 90% del voto afroamericano y la mayoría de las zonas urbanas están de su lado. Trump en verdad está en una etapa difícil que el mismo provocó .

Biden y su campaña llaman traidores a su raza a los latinos o negros que voten por Trump, incluso han boicoteado a Goya quien donó 1 millón de despensas durante la pandemia a zonas hispanas de bajos recursos. ¿Será que el voto debe ser cuestión de piel?

DE TIN MARÍN

En la época reciente los mexicanos no le hemos atinando al pronóstico electoral gabacho, ni Peña porque él invitó a Trump y a Hilary pero ella lo rechazó. Si Biden gana será una más en la cadena de apuestas fallidas de nuestros mandatarios y la embajadora de México en EUA –quien se opuso al viaje-, se promoverá como sustituta de Ebrard, pero si AMLO y Marcelo le atinan, podría ser algo importante porque “Donald” tiene pocos amigos mandatarios y esta semana demostró que su atropellada ideología es ganar y dar las concesiones necesarias para hacerlo. De cualquier forma nunca vi a un Presidente reconocer tanto a los mexicanos, ni a mexicanos estar echando porras a nuestro Presidente en una gira por Washington.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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