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Durazo ante la ola criminal que golpea a Sonora

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De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrin //

En días recientes han trascendido diversos proyectos a realizar una vez que llegue a palacio el nuevo gobernador, Alfonso Durazo Montaño. Una planta de luz solar (acordada con el Presidente de la República) en la que se piensa invertir una millonada, una universidad del policía, una empresa de cruceros que impulsarían los gobernadores de los estados que rodean al Golfo de California, la promoción turística, entre otros.

Sí, suena muy bien. Sin embargo, existen escenarios inocultables y un cuadro básico que al funcionar a medias o en franco deterioro por la falta de recursos, ha convertido a los sonorenses en personas altamente vulnerables.

Habría entonces qué preguntarse si el nuevo gobierno que encabezará Durazo, será capaz de contener la ola criminal que ha aterrorizado a varias regiones de Sonora y que nos ha envuelto en una enorme intranquilidad.

Habría también qué cuestionarse si la próxima administración estatal, por su cercanía al Presidente López Obrador, podría gestionar u obtener los recursos suficientes para garantizar el abasto de medicamentos que hoy muchos enfermos pobres no encuentran en las farmacias de las instituciones y hospitales de gobierno.

Habría qué preguntarse si, como lo ha ofrecido, el nuevo Gobernador podría recuperar el dinero destinado a las obras públicas de los municipios donde operan las compañías mineras y que fue retenido por el gobierno federal al desaparecer el llamado Fondo Minero.

¿Podría también recuperar los recursos que se utilizaban para estancias infantiles y centro de atención a víctimas de la violencia, canceladas desde Palacio Nacional?

¿Podría Alfonso hacer que se reanudaran las licitaciones anuales que buscaban inversionistas para producir más energía renovable?

¿Podría recuperar el proyecto cancelado por la “cuatroté” para conectar a Baja California con el sistema eléctrico nacional y así ligarla al resto del país, gestión que sin duda beneficiaría enormemente a Sonora y los sonorenses?

Durazo ha asegurado conseguir el dinero que permita vivir mejor porque las ciudades mejorarán su infraestructura urbana. ¿Podrá el próximo Gobernador, amigo del Presidente, evitar que las y los presidentes municipales continúen con la mano extendida en espera de recursos para solventar sus problemas?

¿Tendrá capacidad Durazo para lograr que Germán Larrea Motavelasco, presidente de Grupo México, invierta lo suficiente para evitar de una vez por todas, la contaminación del Río Sonora, su flora, su fauna y sus habitantes?

¿Podrá allegarse los recursos suficientes para solucionar el histórico problema de desabasto de agua potable en Hermosillo, tan sólo por poner un ejemplo de población sedienta?

Finalmente, ¿Lograría Durazo levantar un compromiso de la etnia Yaqui, para evitar más bloqueos en la carretera internacional número 15, apoyándoles y respetando sus usos y costumbres?

Sí. Al igual que lo hace López Obrador, el argumento inicial del nuevo Gobernador de Sonora podría ser que todos esos problemas “forman parte de la herencia de corrupción del pasado reciente”, pero la realidad es quien busca la posición política más importante, -la gubernatura, pues- es porque ya conoces el Estado, sus problemas y tienes una propuesta de solución para cada uno de ellos.

El culpar al pasado de los problemas, es una manera fácil de buscar pretextos ante la incapacidad.

Además, históricamente, también se ha presentado lo siguiente en Sonora:

Los sonorenses siempre hemos admirado y apoyado al paisano que está cerca del Presidente de México, porque sabemos que esa cualidad se convierte en capacidad para traer a nuestra gente, más beneficios.

Así ocurrió con figuras como Carlos Armando Biébrich, Luis Donaldo Colosio y Manlio Fabio Beltrones, tan sólo por ofrecer unos botones de muestra.

También, históricamente, se ha cumplido el pronóstico de que no necesariamente, un buen candidato resulta un buen gobernante. Ha habido excelentes candidatos, con grandes campañas, que han resultado pésimos gobernantes. A la inversa, malos candidatos, pero muy buenos gobernantes.

Alfonso Durazo tiene la ventaja extraordinaria de estar muy cerca del Presidente López Obrador y eso, se admira por los sonorenses y de ahí la enorme expectativa que generaría para solventar problemas a través de sus gestiones y traer recursos “extras” al Estado.

Pero además –hay qué reconocerlo- no fue un buen candidato. No tuvo carisma. No había un mensaje motivador. Trató de ser un “clon” de AMLO. Y ganó de manera contundente.

Ahí está el reto y ahí están los compromisos.

Como también lo hemos dicho, merece el beneficio de la duda.

Y habrá qué admitir que tiene, con estos elementos, lo necesario para alcanzar su propósito de ser un buen gobernador.

Ya veremos.

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