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NACIONALES

El adiós a la periodista y escritora Cristina Pacheco: La amante de los temas de la ciudad

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Por Diego Morales Heredia //

Estamos llegando al fin de esta emisión y no voy a decir como siempre: ‘Nos vemos el próximo viernes para seguir conversando’, pero sí voy a decir que estaremos juntos siempre”, fueron las últimas palabras de Cristina Pacheco en su último programa de Canal 11 de una carrera que inició 50 años atrás.

Luto en el periodismo, literatura y cultura en México, a los 82 años de edad falleció Cristina Romo Hernández, mejor conocida como Cristina Pacheco, días después que anunciara su retiro profesional “por algo grave que me está enfrentando la vida”. Nacida en Guanajuato el 13 de septiembre de 1941, Pacheco estudió la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Inició su labor periodística en los años sesenta, colaborando con la Revista Sucesos, trabajó en periódicos como el Sol de México, El Día y la Jornada. En los setenta, colaboró con la Revista Siempre, fue jefa editorial de la Revista Universidad de México. En radio, participó en los programas Voz Pública y los Dueños de la Noche, Aquí y Ahora, transmitido por Radio Fórmula.

El 10 de mayo de 1978, inició la conducción del programa de televisión, su trabajo más icónico, “Aquí nos tocó vivir”, enfocado a dar testimonio y cuenta de la cultura en México a través de personas comunes, transmitido por Canal Once. “La única intención que ha habido siempre es acercarse a los lugares en donde haya una expresión de vida, donde haya personas que quieran tomar la palabra y contar su historia”, mencionó alguna vez respecto a la finalidad de su trabajo.

También, en octubre de 1997 comenzó con la conducción del programa “Conversando con Cristina Pacheco”, transmitido por Canal Once, en el cual el 1 de diciembre de 2023 anunció el retiro de la vida pública por cuestiones de salud, en donde pudo despedirse de su audiencia. “Quiero agradecerles su presencia, su constancia, su apoyo, su solidaridad en este programa a lo largo de tantos años. Han sido para mí presencias vivas, mágicas. Son para mí seres queridísimos que forman parte de una familia, lo mismo que mis compañeros, a quienes quiero agradecer su apoyo y solidaridad”, expresó.

Amante de los temas de la ciudad, en la última entrevista que concedió para la Revista Forbes, recordó cómo el paso del tiempo fue cambiando a la metrópoli en la cual fue un ícono con su trabajo periodístico. “Tengo una experiencia de vida y de trabajo de mucho tiempo; puede ser que me equivoque en puntos de vista, pero no tengo otros. En primer lugar, la ciudad es maravillosa, amable, cordial, un poco problemática. Pero la ciudad provinciana que tuvimos hace tiempo se ha desvanecido. Alguna vez hable del tema con Carlos Fuentes y me decía: Cristina, la ciudad que tú conociste, que amaste, está en tus sueños, no queda nada o queda muy poco”.

Entre su obra literaria, destacan libros de su autoría: Para Vivir Aquí (1983), Orozco, iconografía personal (1983), Sopita de Fideo (1984), Testimonios y conversaciones (1984), Zona de Desastre (1986), Cuarto de Azotea (1986), La Última Noche del Tigre (1987) y la Luz de México (1989), entre otros. Dentro de sus reconocimientos, está el Premio Nacional de Periodismo en el año 1985, Premio de la Asociación Nacional de Periodistas en 1986, Premio Rosario Castellanos en 2012 y el Premio Bellas Artes de la Literatura Inés Arredondo 2022.

En la parte personal, Cristina contrajo matrimonio con el poeta y ensayista mexicano José Emilio Pacheco, autor del libro “Las batallas del desierto”, del cual tomó su apellido. En su relación, procrearon dos hijas, Cecilia y Laura Emilia, permanecieron juntos hasta el fallecimiento de Emilio en 2014. A la muerte de su esposo, le dedicó una despedida en su columna dominical en el periódico La Jornada, a la que tituló “El eterno viajero”.

“Hice lo de siempre al mediodía: bajé a la cocina para hacer café. Aunque no lo creas resulta muy difícil y requiere de cierto valor preparar una sola porción del o que sea cuando siempre has hecho dos. Con la taza en la mano salí al patio y puse a funcionar la fuente para que subiera el rumor del agua que te recuerda al mar”, escribió Cristina, quien también aseveró: “teníamos planes de aquí a dos mil años, pensábamos vivir toda la vida y eso implicaba también morir juntos”

Así, es el adiós de un ícono del periodismo en México, eminencia en cultura y literatura que deja un legado entre sus seguidores, que en paz descanse Cristina Pacheco…

ROCO PACHUKOTE: SABÍA ESCUCHAR Y DARLE VOZ A LAS PERSONAS”

Una vida trascendente la de Cristina Pacheco en el periodismo mexicano. Las condolencias a familiares y amigos por su partida y admiración por sus aportaciones a favor de la ciudad, se expresaron.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lamentó el deceso y envió el pésame a los familiares y amigos de Cristina. “Le recordamos con afecto y le vamos a dedicar la jornada laboral de hoy”.

La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México lamentó el fallecimiento y reconoció su trayectoria como comunicóloga al colaborar con múltiples periódicos, revistas y programas de televisión, así como radiofónicos, resaltando que formará parte de “la memoria colectiva del país”.

La comunidad artística también hizo sentir su pesar ante el fallecimiento de Cristina. Roco Pachukote de la Maldita Vecindad, comentó: “sabía escuchar, y dar voz a las personas que tienen mucho por compartirnos pero que no siempre tienen ese espacio para hacer uso de su voz, sin embargo, aportan mucho a la sociedad. Cristina les dio ese espacio de confianza para que pudieran expresare su corazón en un ambiente de respeto”, asegura el vocalista.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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