Connect with us

NACIONALES

El Fofo y los derechos humanos

Publicado

el

Opinión, por Iván Arrazola //

Existen diversas opiniones en torno a este caso. Algunos sostienen que el Fofo se lo merece, considerando que es un castigo justo tras agredir brutalmente a una mujer; otros opinan que se trata de una forma de hacer justicia.

Hay quienes incluso expresan satisfacción al ver el suceso, justificándolo en el hecho de que se trata de un influencer que exhibe su prepotencia a través de sus acciones. Asimismo, hay quienes aseguran que todo ha sido montado para que el «Fofo» Márquez salga de la cárcel y no cumpla los 17 años de condena impuestos.

Este incidente encierra tanto lo peor como lo mejor de nuestra sociedad, pero no se puede ignorar que el video en el que custodios golpean al influencer evidencia un abuso de autoridad y la ausencia de garantías fundamentales. Todo ello invita a una reflexión profunda sobre el respeto a los derechos humanos en México.

En el video se observa a «El Fofo» arrodillado; luego, uno de los custodios lo levanta y comienza a abofetearlo y golpearlo. Durante el altercado, el guardia le pregunta: «¿Qué chillas? ¿Así le pegó a una mujer?». Finalmente, otro de los guardias le ordena que se quite toda la ropa.

La imagen resulta profundamente inquietante, y es probable que en este país pocas personas no hayan tenido alguna experiencia negativa con la autoridad. Además, el aparente beneplácito que algunos pueden sentir ante este supuesto acto de justicia resulta perturbador, ya que hoy le tocó a «el Fofo», pero mañana cualquiera podría convertirse en víctima de maltrato.

Quizás lo más lamentable de este caso es la incapacidad misma de las instituciones de derechos humanos para reconocer la magnitud del problema. Las declaraciones de Rosario Piedra, presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, evidencian una crisis en la que las prioridades de la autoridad están claramente desviadas.

Piedra denuncia la existencia de una institución neoliberal, obsesionada con el cumplimiento de normas internacionales y ajena a las necesidades y la historia del pueblo. Poner la ideología por encima de la protección de los derechos fundamentales no es, en definitiva, una estrategia viable ni justa.

No obstante, la respuesta de la presidenta de la CNDH resulta comprensible, ya que el gobierno adopta la misma postura. Diversos informes, elaborados tanto por gobiernos como por organismos internacionales, evidencian que en México se violan los derechos humanos. Por ejemplo, el Departamento de Estado de los Estados Unidos emite periódicamente un informe basado en información oficial que resalta los graves problemas que aquejan al país: ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, tortura y tratos crueles, inhumanos o degradantes por parte de las fuerzas de seguridad, condiciones penitenciarias duras y potencialmente mortales, detenciones o encarcelamientos arbitrarios y serias deficiencias en la independencia del poder judicial.

Lamentablemente, la respuesta del gobierno, en lugar de respaldarse en datos que demuestren una situación favorable, recurre a un discurso nacionalista. Se argumenta que se trata de intervenciones injerencistas, que México no es colonia de nadie y que Estados Unidos se entromete en la política interna, todo ello con el fin de evadir la rendición de cuentas sobre lo que ocurre en el país.

Ante la difusión del video, el gobierno del Estado de México tomó medidas inmediatas: se destituyó a la directora del penal de Barrientos y a los custodios que agredieron al influencer; además, se trasladó al influencer a otro centro penitenciario para garantizar su seguridad, y la Comisión de Derechos Humanos abrió una investigación.

Por su parte, el secretario de Seguridad afirmó que, para resolver este tipo de problemas, es necesario construir más cárceles. Esta respuesta no solo evidencia una preocupante falta de visión, sino también la carencia de protocolos y controles adecuados para salvaguardar los derechos de las personas privadas de libertad.

Por último, es importante destacar que la misma indignación que generó la agresión de Fofo Márquez a Edith N debería sentirse al presenciar la cobarde agresión contra Márquez por parte de miembros del centro penitenciario. Lamentablemente, la realidad es otra: abundan todo tipo de opiniones, pero de manera inquietante, muchas se muestran indiferentes ante el maltrato que sufre el joven. Esta división de posturas evidencia lo lejos que estamos de alcanzar la concientización necesaria sobre el respeto a los derechos humanos en el país.

Tal vez, en este momento en que tanto se habla sobre la necesidad de democratizar el Poder Judicial, lo idóneo sería plantear una reforma integral de todo el sistema de justicia. Creer que la sola elección de jueces y ministros bastará para volverlo más justo es como querer tapar el sol con un dedo, pues la realidad es mucho más cruda de lo que muestran las imágenes del maltrato al que ha sido sometido Fofo.

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.