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El nuevo INE

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

La Demarquía es un término acuñado por Peter Dienel y Burkhard Wehner y desarrollado en el siglo XX por el filósofo australiano John Burnheim; se refiere a un sistema político, donde el gobierno es controlado por ciudadanos elegidos aleatoriamente.

Se trata de una democracia realizada por sorteo, suprimiendo las elecciones y los partidos políticos, idealmente, habla de formar a ciudadanos que estén en condiciones de dirigir a su comunidad, evitando conflictos de interés y corrupción.

Para desarrollar este tipo de “democracia” propone que el Poder Judicial del Estado sea excluido de dichos sorteos, ya que, por el nivel de especialización requerido para atender los cargos, los funcionarios deben elegirse por méritos y no se debe dejar a ciudadanos improvisados.

La idea no es nueva, viene de la antigua Grecia y ha sido retomada por algunos filósofos y sociólogos ante la influencia de las redes sociales y poder económico en los procesos electivos. Según Burnheim, la elección aleatoria de servidores públicos haría más fácil que ciudadanos comunes pudieran participar de modo significativo en la política y a su vez, dificultaría la intromisión de quienes tienen intereses particulares en corromper el proceso democrático

Habrá que decir que en la antigua Grecia solo los ciudadanos podían participar en la insaculación y que serlo era una condición que no tenían la mayoría de los habitantes. Los ciudadanos representaban probablemente un 10 o 20 % de la población de la polis, y se ha calculado que, de estos, menos de la mitad participaban en la política. De esta manera, aunque hubiera algún sorteo, finalmente los representantes de la ciudadanía eran elegidos de un pequeño universo de familias estudiadas y acomodadas.

Vayamos a lo que nos corresponde. El jueves pasado, el Pleno de la Cámara de Diputados eligió, mediante insaculación, a Guadalupe Taddei Zavala como Consejera Presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), convirtiéndose en la primera mujer al frente del árbitro electoral de país, cuenta con más de 20 años de carrera profesional en temas electorales, la licenciada en Administración Pública dirigió el Instituto Electoral de Sonora. Es familiar de varios funcionarios afines a la 4T.

Como consejeros del Instituto, se eligieron por el mismo método a Rita Bell López Vences, originaria de Oaxaca, abogada, cuenta con Maestría en Derecho Constitucional. Fue consejera electoral del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana desde 2014 y antes de ello fue jefa de Departamento de Protección de datos Personales de la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información Pública.

Jorge Montaño Ventura, originario de Tabasco. En octubre de 2014, fue elegido por el Senado de la República al cargo de Magistrado del Tribunal Electoral del estado de Tabasco y en 2017 fue electo Magistrado Presidente de este; actualmente es fiscal especializado en Delitos Electorales de la Fiscalía General de aquella entidad. Defensor del llamado “plan b” del Presidente López Obrador.

Finalmente, fue elegido Arturo Castillo Loza, quien cuenta con Maestría en Psicología y Sociología por la Universidad de Nueva York, es Secretario de tesis de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

De esta manera quedó conformado el nuevo Consejo del Instituto Electoral. Estos perfiles serán los encargados de llevar a buen puerto las próximas elecciones; la realidad actual de nuestro país es compleja, se viven situaciones tensas a nivel social, económico y político. La elección de los consejeros del Instituto Electoral es, sin duda, una de las decisiones más importantes de los últimos años en México, pues nos encontramos en la antesala de una elección muy relevante, en medio de un país muy polarizado.

Es evidente la insaculación se llevó a cabo por el desacuerdo entre las fuerzas políticas (o el acuerdo tras bambalinas) y no por pensar en la creación de un proceso cien por ciento transparente, a fin de cuentas “haiga sido como haiga sido” contamos con nuevas directrices en el instituto electoral. El tiempo mostrará si el proceso de insaculación favoreció o no a la transparencia, la eficiencia y la imparcialidad en las elecciones venideras. Esperemos lo mejor para la democracia mexicana.

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