Connect with us

NACIONALES

El primer discurso

Publicado

el

Opinión, por Iván Arrazola //

El primer discurso pronunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum es de suma relevancia, ya que no solo establece, aunque de manera concisa, su visión sobre el estado del país al momento de asumir el cargo, sino que también proporciona un panorama general de las principales líneas de acción que guiarán su administración.

Este discurso marca un hito significativo porque, como su primera intervención oficial como jefa de Estado, representa el primer contacto formal con la ciudadanía y define el tono y el enfoque que caracterizarán su gobierno durante los próximos seis años.

El primer discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum estuvo estructurado en tres momentos significativos, cada uno de los cuales reflejó aspectos clave de su visión diplomática y de su estrategia para posicionar a México en el escenario internacional. El primero de estos momentos consistió en un reconocimiento a la presencia de representantes de distintos países.

Para Sheinbaum, este gesto fue particularmente importante, especialmente ante el contexto del desencuentro diplomático con España. Al destacar la asistencia de delegaciones de países de la región como Brasil, Colombia y Chile, la presidenta procuró mostrar que, a pesar de las tensiones con algunos gobiernos de América Latina y, desde luego, con España, su administración goza de apoyo regional e internacional.

El segundo momento destacado del discurso estuvo dedicado al presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador. Esta sección fue extensa y emotiva, en la cual la presidenta Claudia Sheinbaum no solo expresó su admiración, sino que afirmó con contundencia que López Obrador será recordado como «el mejor presidente de la historia de México». Durante su intervención, Sheinbaum evocó un episodio simbólico del pasado: el discurso pronunciado por López Obrador en el juicio del desafuero en 2004, donde él advertía que la historia juzgaría a quienes intentaban removerlo de su cargo como jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Sin embargo, esta parte del discurso ha sido objeto de críticas, principalmente porque Sheinbaum se refirió a López Obrador como «presidente» aun cuando ya no ostentaba dicho cargo, lo cual generó la percepción de que no terminaba de desprenderse de la figura de su antecesor. Para algunos analistas, este énfasis en exaltar a López Obrador resultó desafortunado, ya que eclipsó lo que debería haber sido un momento histórico para ella como la primera mujer en asumir la presidencia del país.

En lugar de centrar su mensaje en su visión y planes para el futuro de México, Sheinbaum optó por rendir un homenaje que, según sus detractores, la hizo parecer más una sucesora leal que una líder autónoma con su propio proyecto político.

El tercer momento del discurso estuvo dedicado a las mujeres, un segmento esperado dada la relevancia simbólica de que, por primera vez, una mujer ocupe la presidencia de México. A lo largo de su campaña y durante el periodo de transición, la presidenta ha insistido en la importancia de reivindicar el uso del término “presidenta”, subrayando que las mujeres pueden romper el llamado “techo de cristal” y alcanzar las más altas posiciones de poder, tal como ella misma lo ha demostrado. Sin embargo, este mensaje de empoderamiento personal y político contrastó con la ausencia de referencias a las problemáticas más urgentes que enfrentan millones de mujeres en el país.

A pesar de las expectativas generadas, su discurso no incluyó una mención explícita a grupos fundamentales como las madres buscadoras ni a las víctimas de feminicidio, quienes se encuentran en el centro del dolor y la lucha por la justicia en México. La omisión fue notoria, dado que la violencia de género y la crisis de desapariciones son temas que han marcado profundamente el contexto social y político del país en los últimos años.

Si, como ha señalado la presidenta en diversas ocasiones, “lo que no se nombra no existe”, el hecho de que no se haya pronunciado sobre estos temas críticos durante un momento tan emblemático para su gobierno sugiere una decisión consciente de priorizar un mensaje político por encima de un llamado a la acción ante la realidad que viven muchas mujeres mexicanas.

Sin duda ver a la presidenta Sheinbaum enfundada en la banda presidencial es una imagen que quedará para la historia, marcará un momento único. El discurso que pronunció fue un discurso partidista no el de una jefa de Estado, eso lo deja en claro al gritar viva la Cuarta Transformación, se perdió un momento fundamental para tratar de unir al país después de una prologada polarización.

En un entorno donde la polarización ha alcanzado niveles preocupantes, era esperable un mensaje que apelara a la reconciliación, a la construcción de consensos y a la recuperación de la confianza en las instituciones, habrá que esperar otros seis años para ver un discurso en otro tono.

 

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.