NACIONALES
El pueblo no le dio cheque en blanco a Sheinbaum

De Primera Mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //
El México surrealista, irreal y absurdo, incluye la manipulación desde el poder del término “democracia”. Asegura el Presidente López Obrador y sus seguidores, que el pasado 2 de junio, 36 millones de mexicanos manifestaron su voluntad para reformar al Poder Judicial. Nada más falso.
Las y los mexicanos votamos por candidatos y ganó un proyecto inspirado en la actitud mesiánica del personaje que habita Palacio Nacional. Esto último es muy diferente a establecer que la gente votó a favor de un proyecto de reforma al Poder Judicial y mucho menos, cuando se ignoraba la intención de eliminar el contrapeso más poderoso de los otros dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo.
En otras palabras la mayoría de ciudadanas y ciudadanos que acudieron a las urnas, no le otorgaron junto al triunfo de MORENA, un “cheque en blanco” para destruir al país, su democracia, su libertad y su Estado de Derecho.
Además, otro razonamiento: Claudia Sheinbaum obtuvo 36 millones de votos que de ninguna manera muestran la inmensa mayoría de habitantes de este país –poco más de cien millones- con credencial de elector.
¿Y los 64 millones restantes? O votaron en contra o simplemente decidieron no acudir a las urnas. Pensar entonces en una reforma constitucional tan trascendente como es la del Poder Judicial Federal, basados en la obtención del 52 por ciento del total de votantes, no hace valedera la aseveración de que “las mayorías decidieron…”
Otro ejemplo de manipulación la tuvimos en la actitud mafiosa y gangsteril de los líderes de MORENA, que probadamente utilizaron todo tipo de presiones y chantajes para lograr los tres votos requeridos en el Senado para obtener una mayoría calificada y de esa manera “pasar” la reforma judicial.
Si tanto utilizan los términos “democracia y hacer respetar la voluntad del pueblo”, ¿por qué no respetaron, precisamente, la voluntad del pueblo que determinó no otorgar a MORENA la mayoría calificada en el Senado?
Evidentemente, no tener las dos terceras partes del total de senadoras y senadores, hubiese significado un rechazo a la -aprobada por la Cámara de los Diputados-, reforma judicial y se hubieran visto en la necesidad de regresarla a la cámara de origen y buscar presentarla en el siguiente periodo ordinario de sesiones que inicia en febrero del 2025.
El Presidente y MORENA en el Senado se encargaron de asegurar la multicitada mayoría calificada, chantajeando y extorsionando a los Yunes, padre e hijo y al senador campechano de Movimiento Ciudadano, Daniel Barreda.
¿Por qué no respetaron la voluntad popular que se negó a otorgarles las dos terceras partes (86) del total de Senadores?
Lo anterior forma parte de la actitud intolerante y autoritaria del Presidente López Obrador y su mundo surrealista, con una verdad paralela a la única verdad que es la que se vive en las calles del país todos los días.
Ante ello no hay ningún jurista, ningún académico, ninguna autoridad universitaria, ningún colegio y barra de abogados, ningún experto en el tema (hasta el expresidente Ernesto Zedillo, condenó esa reforma), ningún juez ni magistrado, que no coincida en que, con el inminente control del Poder Judicial Federal por parte del Poder Ejecutivo, se han sentado las bases para la imposición de una dictadura, que es lo mismo que una tiranía y con ello, la pérdida de nuestras libertades, nuestro Estado de Derecho, la defensa de la vida y de la propiedad privada.
¿Qué sigue? ¿Instalar un congreso constituyente para redactar y aprobar una nueva Constitución Política, donde se incluya el pensamiento populista y socialista del siglo XXI?
No le extrañe si no transcurre mucho tiempo en que se haga el anuncio.
En este mundo surrealista de Palacio Nacional, el presidente repite que en el país hay paz y tranquilidad, mientras todos somos testigos de las zonas de guerra en Chiapas, en Sinaloa y las regiones controladas por la delincuencia organizada en la mayoría de estados de la república, que se vieron obligadas a suspender la ceremonia del “Grito”, la noche del pasado 15 de septiembre
Y en Sinaloa, el comandante de la tercera zona militar de la SEDENA, Jesús Leana Ojeda, declaraba sin el más mínimo rubor, que la condición para que exista paz y tranquilidad en la tierra de los once ríos, es que las bandas delincuenciales detengan sus enfrentamientos.
En otras palabras, la paz y la tranquilidad dependen de la actitud que asume el crimen organizado y no el imperio de la Ley como lo marca la Constitución.
Se le vino el mundo encima al General Leana Ojeda, quizá porque debió haber dicho una “verdad alterna”, como sucede en palacio nacional.
No. En realidad el comandante fue sincero y honesto y puso a los pies de todos los mexicanos, la verdad que se vive en las calles: el gobierno renunció a su obligación de hacer cumplir la Ley para buscar la paz y la tranquilidad y traspasó el mando a los delincuentes.
Septiembre-16-24: El “grito” de la depresión y la incertidumbre
ESTAS fiestas patrias del 2024 han tenido un sabor especial… Un sabor amargo seguido de una enorme depresión… Primero, porque todo lo que se construyó en México en los últimos ha sido destruido… Segundo, porque todo nos indica que la nación mexicana, con su democracia imperfecta, será ahora víctima de un Estado totalitario… ¿Por qué?… Porque la defensa que ha habido acerca de la división de poderes en poco más de 200 años de independencia nacional, se ha sepultado por vez primera en la historia… Porque en la Constitución de 1824, en las Leyes de Reforma de Juárez (1857) y en la lucha revolucionaria de 1910 impulsada por Francisco I. Madero que dio como resultado la vigente Carta Magna de 1917, fue inviolable el respeto por el equilibrio entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial, como fórmula que garantizara, más allá de la Democracia, las libertades de las que hemos gozado en todo este tiempo… Porque más allá del discurso demagógico que ahora impera desde palacio nacional, las reformas impulsadas por esta “cuarta transformación”, permitirán “patear” la Constitución y las leyes, para crear un escenario sujeto al capricho de la política y no del Estado de Derecho.
Lo anterior, conlleva el requisito esencial para que desaparezcan las garantías individuales, fuente principal de los derechos y libertades… No habrá poder humano sobre este país, que evite sujetar a los individuos a la voluntad del Estado… Lo más seguro es que en cada injusticia, en cada abuso y exceso de poder, en cada privación ilegal de la libertad por órganos del gobierno, no habrá nada ni nadie que pueda entrar en la defensa… ¿El derecho de Amparo?.. Será inexistente a como lo hemos conocido hasta ahora y, dentro de unos meses, lo determinará jueces comprometidos con el gobierno y no con el imperio de la Ley… No exageramos.
El gran avance democrático de México de los últimos años que ha costado sangre, sudor y lágrimas, ha sido destruido en tan solo seis años… ¿Qué esta no es una traición a la voluntad del pueblo de México?… Total, en este 16 de septiembre del año 2024, la sombra del totalitarismo empieza a expandirse por todos los rincones de la patria… Por eso el “grito” en esta ocasión es por la tristeza, la depresión y la incertidumbre del inminente porvenir.
Hermosillo, un oasis de paz y progreso
ANTES DE otra cosa, habría que anotar que a 324 años de su fundación, la capital del Estado de Sonora registra por vez primera la reelección de un presidente municipal: Antonio Astiazarán Gutiérrez… Fue el único candidato de oposición a MORENA que se alzó con la victoria dentro de los municipios más grandes en la entidad… No fue una tarea fácil, pero sí ganó la alcaldía por segunda vez con la mayor cantidad de votos en la historia para un candidato a alcalde: 155 mil… Lo merecía… Lo hemos dicho y lo repetimos una vez más: Hermosillo no había visto tanta obra pública desde hace doce años cuando menos y en una época en que la mayor queja de los gobernantes es la falta de dinero por el abandono al que los ha condenado un gobierno federal centralista.
Fue el pasado 16 de septiembre, que se llevó a cabo en palacio municipal la sesión de Cabildo en la que Astiazarán rindió protesta por segunda vez consecutiva, haciendo los honores de rigor el representante personal del Gobernador del Estado en ese acto, el titular de la Secretaría de Educación y Cultura, Froylán Gámez Gamboa… Después, el traslado al salón de eventos “Expofórum” donde aguardaba una extraordinaria convocatoria, empezando por los expresidentes municipales Casimiro Navarro, Francisco Búrquez, Gastón González, Edmundo Astiazarán, Angelina Muñoz, Javier Gándara Magaña y Ernesto Gándara Camou… Personajes de talla nacional como Jorge Romero, excoordinador de la fracción del PAN en la Cámara de los Diputados -y quien ha levantado la mano para relevar en el próximo proceso interno de ese partido a Marko Cortez, el diez de noviembre-, así como Jesús Zambrano, ahora exdirigente del Partido de la Revolución Democrática.
Diputadas y diputados federales y locales, representantes del Poder Judicial, empresarios, representante del Gobernador de Durango, el presidente municipal de Chihuahua (capital), Marco Antonio Bonilla, sin faltar la representación del arzobispo Ruy Rendón y deportistas triunfadores en París 2024 y en torneos nacionales… Su Esposa, Patricia Ruibal, sus hijos y su familia paterna encabezada por su padre, Fernando María Astiazarán… En su mensaje, el alcalde ofreció consolidar lo que se ha hecho y concretar proyectos que reforzarán logros tales como el ser la ciudad con menor percepción de inseguridad en sus habitantes, así como la que ha generado una mayor confianza de la gente acerca de su autoridad municipal…. Se terminará el llamado “parque de la vida”, ubicado donde operaba un basurón, así como un centro deportivo similar al del cárcamo del Vado del Río, pero en el norponiente de la ciudad… Uno de los anuncios que recibió un mayor reconocimiento, fue el referente a la puesta en práctica de taxis eléctricos, exclusivo para mujeres y conducido por mujeres.
Aplausos para el reiterado propósito de brindar transporte gratuito para estudiantes universitarios, completar la flotilla de patrullas eléctricas a 340 y hacer de la capital del Estado una ciudad más segura para las mujeres con el programa “Camina Segura” que incluye iluminación de los sectores, botón rojo de alerta y “WiFi” para el uso de teléfonos celulares… No solo eso, confirmó Astiazarán que se construirá un paso a desnivel en Colosio y Solidaridad y se construirá una desaladora en Bahía de Kino… La inversión en la obra pública para el “cuarto año de gobierno”, será de mil millones de pesos, para continuar con el mejoramiento del rostro de la ciudad rehabilitando sus calles y parques… Sin duda, Hermosillo con Antonio Astiazarán se ha convertido en todo un oasis en medio de un océano donde cabalga la incapacidad de presidentes municipales carentes de imaginación y creatividad para sacar adelante a sus municipios y con escenarios de terror por la inusitada violencia en varias regiones.
Los Taddei ingresan a la Suprema Corte
FIEL a la tradición de acomodar a miembros de la familia en cualquiera de los tres niveles de gobierno, reportan a Luis Rogelio Piñeda Taddei, hijo de Guadalupe Taddei Zavala, actual consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), ingresando a la nómina del Poder Judicial Federal y, específicamente, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación como parte del equipo asesor de la “plagiaministra” Yasmín Esquivel, incondicional del presidente López Obrador, al igual que Lenia Batres y Loretta Ortiz.
Inicialmente se había informado que Luis Rogelio estaría al lado de Lenia Batres, pero como sea, se ha adentrado al equipo que solo obedece las órdenes que surgen desde palacio nacional… Ahora, decir que doña Guadalupe no tuvo nada que ver en el acomodo de su hijo, es difícil creerlo… La verdad es que este “detalle” solo abona a la casi certeza de que la consejera presidenta del INE está al servicio del Presidente y de su sucesora a partir del próximo 1 de octubre.
JALISCO
Espejismos presidenciales y circo legislativo

– Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez
En circunstancias diferentes el informe de la presidente debiera arrojar luces más de lo que se avecina que de lo pasado. Los informes presidenciales fueron, en momentos de euforia post revolucionaria, verdaderas “fiestas” donde el presidente en turno era el bebé del bautizo, la novia de la boda y el muerto del funeral.
El triunfalismo presidencial era una manera de ensalzar el ego, de por sí inflado, del mandatario en turno, al que le quemaban incienso los lamebotas de su partido, los beneficiados con obras y servicios, algunos sectores de la prensa y no pocos de la oposición.
Eran los días de los “grandes logros” que los presidentes creaban. No les importaba maquillar cifras y magnificar minucias. Cumplir con su obligación; desempeñar su responsabilidad se convirtió en una ceremonia de auto lisonjas, de “espejito, espejito”, con selectos aplaudidores invitados del partido en el poder y representantes sociales.
La farsa de cada informe fue desenmascarada por la realidad. Los periodistas que se atrevieron a cuestionar los miles de “logros” fueron desestimados (ni los oigo ni los veo, dijo una vez Salinas); fueron también perseguidos, amenazados, algunos muertos o desaparecidos.
El origen de los informes presidenciales, dicen fue una legítima reclamación de ciudadanos para conocer en qué se emplean los recursos económicos, principalmente, pero se tergiversó su fin para convertirse en “el día del presidente”.
¿Qué se espera del informe de la presidente Claudia Sheinbaum? Lo que escasamente se ha dicho en todos y cada uno de los informes: datos verdaderos, sin triunfalismos. Que reflejen “la realidad real” y no la felicísima de quienes detentan el poder y tienen su propio cristal para mirarla y hacernos creer que es la única y verdadera.
Como lo más probable es que siga la tradición de tener un país visto desde el olimpo y otro desde los arrabales, el informe de la presidente solo servirá para tratar de leer entre líneas lo que acontece y muy poco para entender lo que nos depara el próximo destino, hasta el año entrante.
Mientras tanto, sigue el chismorreo sobre el zafarrancho en el Senado. A los mexicanos poco nos asustan esas “caídas” del pancracio político. Las cachetadas guajoloteras de Alito a Fernández Noroña y asociados solo constatan lo que ya se sabía: que los legisladores, de las dos cámaras, siguen en su empecinamiento de echar a perder al país.
Ya con leyes que desmantelan al país, ya con dimes y diretes de la más baja estofa que muestran a los “representontos” de un país de ítems. El nivel de los senadores implicados en el mitote de los aventones es el que desde hace unos años se ha manifestado en la cámara alta y no pocas veces en la baja.
A Gerardo Fernández Noroña le cayó “como anillo al dedo” este distractor. Para hacerse la víctima y capotear la tormentosa andanada de informaciones sobre su súbito e inexplicable enriquecimiento que le permite, ostentosamente, sin recato y menos escrúpulos, pasear en clase VIP en aviones a Europa y tener una finca de valuada en 12 millones de pesos que, para un potentado o próspero empresario es poco, pero mucho para el pobretón que siempre dijo ser.
No para este individuo que, cuando era oposición, vociferaba, gritaba y condenaba a los políticos enriquecidos gracias a los “bisnes” y “lana” que les llegan merced a sus puestos gubernamentales.
Sobran videos de esa pose de Noroña quien, cínicamente, dice que “tiene derecho” a los lujos, a los excesos que antes condenó. Ni sus compañeros de partido lo soportan. Tienen que defenderlo porque van todos en el mismo paquete.
Incluso la presidente se atrevió a comentar a su favor y llamar “porros” a los involucrados en el zafarrancho. En automático, la oposición sacó fotos, videos e informaciones sobre los “otros porros” de la UNAM, muchos de los cuales hoy gobiernan a este país.
Mientras tanto, el defensor de la virginidad del Senado, Ricardo Monreal, con el “Jesús en la boca” y casi invocando al “ave María” salió dándose golpes de pecho a lamentar que las cachetadas guajoloteras, aventones e insultos “le dieron la vuelta al mundo”, infiriendo que hay una vergüenza entre los senadores por el escándalo, más no por su pobre desempeño y baja productividad. Eso sí, es una vergüenza, pero como no hay gritos ni sombrerazos, logran eludirla con gran desfachatez.
Acá en Jalisco no hay novedad en el frente: las lluvias siguen inundando a la ciudad; el transporte público sigue hundido —el privado y el público— y solo hay ocurrencias de contraflujos, sin que se adviertan medidas de fondo. Los gobernantes rezan para que ya pase el temporal y que el aguante de los usuarios del transporte siga sin protesta alguna.
Al gobernador Lemus le dieron su lección de aritmética: “primero es el cuatro que el cinco”, en alusión al retraso que sufre la línea 4 del Tren Ligero. El 5 es el transporte que tiene preocupado al gobernador por el “qué dirán” los cientos de miles de turistas futboleros que se apostarán en estos lares por el Mundial de Futbol. Un 5 protestado, rechazado y muy criticado, por cierto.
NACIONALES
Llave al cuello

– Opinión, por Miguel Anaya
El Senado de la República nació para ser la cámara de la reflexión, el contrapeso, el espacio donde las decisiones se piensan dos veces antes de convertirse en ley. Desde su inicio en el siglo XIX, su existencia buscaba equilibrar al país: la Cámara de Diputados representaría la voz inmediata del pueblo y el Senado, con sus 128 integrantes, encarnaría la visión de más alto nivel de cada estado. En teoría, es la tribuna donde la política alcanza su forma más elevada.
La semana pasada, en lugar de argumentos, lo que retumbó fueron los gritos, acompañados de empujones y amenazas de riña dignas de vecindario enardecido. Lo que debía ser la cúspide del debate nacional se convirtió en un espectáculo más cercano a la arena de lucha libre que al foro legislativo más importante del país.
Conviene recordarlo: la tribuna del Senado no es un micrófono más. Es el escenario que, en teoría, proyecta al mundo la madurez política de México. Allí se han discutido tratados internacionales y reformas constitucionales que marcan generaciones. Y, sin embargo, lo que se ofreció al país no fue altura de miras, sino un espectáculo de pasiones mal encauzadas, una demostración de que, cuando falta el argumento, la violencia sale a flote.
Algunos dirán que la violencia parlamentaria es casi folclórica. En Italia se han lanzado sillas, en Corea martillos, en Taiwán agua y puños. La diferencia es que allá los incidentes son excepción; aquí amenazan con convertirse en método alterno de debate. Al paso que vamos, quizá convenga incluir guantes de box en el reglamento interno.
Lo ocurrido no es simple anécdota, sino síntoma. La violencia desde la tribuna envía un mensaje devastador: si en la Cámara alta se puede insultar y agredir, ¿qué freno queda para la sociedad? El Senado debería marcar la pauta de la civilidad, no reflejar lo peor del enojo social. La tribuna debería ser espejo de lo que aspiramos a ser, no caricatura de lo que tememos convertirnos.
Una máxima, atribuida a distintos autores, menciona que “la violencia comienza cuando la palabra se agota.” En México, la palabra parece agotarse antes incluso de ser pronunciada. Otra frase importante, acuñada por Carlos Castillo Peraza dice: “La política no es una lucha de ángeles contra demonios, sino que debe partir del fundamento de que nuestro adversario político es un ser humano.” Ambas enseñanzas se han olvidado en el legislativo.
Lo más preocupante no es la escena del zafarrancho, sino lo que significa: que en el recinto diseñado para contener pasiones se desbordan las más bajas. Que en la cámara que debía representar la inteligencia del Estado se normaliza la torpeza del insulto. Y que, en la tribuna donde deberían hablar las mejores voces de la nación, se escuchan ecos de cantina.
El Senado no merece ser burla internacional. Mucho menos lo merece el país que lo sostiene. La dignidad de esa Cámara no depende de los mármoles que la adornan, sino de la altura de quienes la ocupan. Y si los legisladores no alcanzan el nivel que la historia les exige, quizá haya que recordarles que la tribuna no les pertenece: pertenece a los ciudadanos que todavía, ingenuos, tercos o soñadores, confían en que la democracia se discutirá con ideas, no con empujones.
En conclusión, lo que vimos en el Senado no es un accidente aislado, sino el retrato incómodo de una clase política que confunde el poder con la prepotencia (¡qué raro!) y la representación con la bravuconería. La patria necesita llaves que abran el diálogo, no llaves al cuello.
NACIONALES
El ocaso del rebelde

– Opinión, por Iván Arrazola
El poder, ese viejo escenario donde se forjan héroes y se consumen rebeldes, suele desnudar la verdadera esencia de quienes lo alcanzan. A lo largo de la historia, ha sido capaz de transformar ideales en privilegios y convicciones, en concesiones.
En México, pocos casos ilustran mejor esta metamorfosis que el de Gerardo Fernández Noroña: el opositor combativo que enarbolaba la rebeldía como bandera y que, con el tiempo, terminó convertido en el mismo tipo de político al que solía denunciar.
En este sentido, desde sus tiempos como opositor, lo que dio a conocer al senador Fernández Noroña fue su actitud combativa y su rebeldía. Era el tipo de político capaz de hacer una huelga de hambre ante una decisión injusta del gobierno, el personaje que abiertamente criticaba los excesos de la vieja clase política: sus privilegios, sus viajes y el lujo en el que vivían.
Esa faceta crítica y contestataria la expresó también en episodios como su negativa a pagar el IVA en los supermercados, acciones que ponían en aprietos a trabajadores que, en realidad, poco podían hacer para cambiar los precios.
Sin embargo, todo cambió cuando López Obrador lo incluyó entre las llamadas corcholatas presidenciales. A partir de ese momento, el activismo callejero que había caracterizado a Fernández Noroña se transformó. De la noche a la mañana, subió varios peldaños y se convirtió en parte de la nueva élite política.
Así, cuando fue nombrado presidente de la Mesa Directiva del Senado, su estilo ya no fue el de un perfil austero. Los viajes en primera clase, las salas premier en aeropuertos y los vehículos de lujo pasaron a ser parte de su nueva realidad. Paradójicamente, el mismo político que antes presumía su cercanía con el pueblo y despreciaba a los elitistas, pronto cayó en excesos inconcebibles para alguien que se asumía contestatario. Incluso utilizó al Senado como espacio para exigir que un ciudadano se disculpara públicamente por haberlo insultado en un aeropuerto.
El contraste es aún más evidente si se recuerda que durante años criticó la corrupción de panistas y priistas, y denunció las injusticias contra el pueblo. Ahora, en cambio, mostró una sorprendente falta de sensibilidad.
Respecto al rancho de Teuchitlán, Jalisco, por ejemplo, minimizó la gravedad de lo ocurrido al afirmar que solo se trataba de cientos de pares de zapatos, negando que hubiera indicios de reclutamiento o atrocidades. En otros tiempos, probablemente habría exigido justicia y acompañado a las víctimas.
De igual modo, cuando surgieron señalamientos contra el coordinador de su bancada por vínculos de su secretario de seguridad con el crimen organizado, Noroña llegó incluso a cuestionar la existencia del grupo criminal involucrado. En otra época habría pedido el desafuero del implicado; hoy, en su nueva faceta, resulta difícil imaginarlo asumiendo una postura crítica.
No obstante, sus últimos días como presidente del Senado estuvieron marcados por un cúmulo de escándalos. Investigaciones periodísticas revelaron que era dueño de una casa de 12 millones de pesos.
Aunque intentó justificar la compra con un crédito, sus ingresos como senador y las supuestas ganancias de su canal de YouTube, rápidamente especialistas desmintieron que pudiera generar los 188 mil pesos que asegura el senador. Con soberbia, declaró: “Yo no tengo ninguna obligación personal de ser austero”. Incluso se ventiló que recibe donaciones ilegales a través de sus transmisiones en redes sociales.
En ese torbellino de acusaciones ocurrió un episodio que pudo haberle devuelto algo de legitimidad, pero que terminó mostrando que se trata de un político que vive el privilegio: el enfrentamiento con el líder nacional del PRI. Aunque al principio la conversación mediática giró hacia la agresión que sufrió junto a uno de sus colaboradores, el caso pronto escaló.
El Ministerio Público acudió de inmediato al Senado a tomarle declaración, mientras miles de personas comunes siguen sin obtener justicia pronta y expedita. Esa diferencia de trato encendió aún más las críticas.
La polémica creció cuando la jefa del Estado intervino, acusando a Alejandro Moreno y a la oposición de actuar como porros. En lugar de llamar a la prudencia y a la concordia, reforzó la confrontación y desvió la atención al señalar que la prensa se fijaba más en la casa de Noroña que en las acusaciones de la DEA contra García Luna.
El caso de Fernández Noroña ilustra crudamente lo que sucede cuando los principios se subordinan al poder, ya sea porque este transforma a las personas o porque desde el inicio solo fue una estrategia para alcanzarlo. Hoy, las condenas a la violencia en el Senado son unánimes.
Lo que no parece merecer la misma indignación es la incongruencia. El régimen insiste en convencerse a sí mismo de que “no son iguales”, pero en los hechos muestran que sí lo son o, lo más inquietante, que pueden incluso superar a aquello que juraron combatir.