MUNDO
La plática privada Trump-López Obrador, lo que no se dijo en público: El expediente de Rápido y furioso

Por Alfredo Jalife-Rahme //
(Sputnik Mundo).- La visita de López Obrador a su homólogo Trump tuvo como pretexto coreográfico la firma del T-MEC a la que rehusó asisitir el ‘premier’ canadiense, Justin Trudeau. Lo más importante fue lo que no se dijo en público: la exhumación del volcánico expediente Rápido y Furioso donde quedan muy mal parados tanto Obama como el expresidente Felipe Calderón.
Antes de la visita de López Obrador a Trump, los globalistas a los dos lados de la frontera, adictos a los omnipotentes multimedia del megaespeculador George Soros, se rasgaron las vestiduras seudopatrióticas para boicotear el transcendental encuentro con el argumento principal, muy cavernícola y sin sustento, de que le estaría dando el voto latino/hispano, lo cual rebasa cualquier alucinación de tipo psiquiátrico.
Los globalistas llegaron hasta a comparar y extrapolar absurdamente la visita a México del candidato Trump —que no era presidente en ese entonces— al entonces presidente Peña Nieto, instigada por la colusión de Luis Videgaray, el verdadero poder tras el trono, y el talmúdico Jared Kushner, polémico yerno de Trump.
Aquí la visita no fue del candidato López Obrador, sino del presidente de México que visita a su homólogo. Así que tal comparación alucinante es desechable ipso facto.
Cabe señalar que, cuando no era presidente López Obrador y encabezaba al hoy agónico partido PRD -para después encabezar a la coalición de Morena que le dio el triunfo en las urnas-, fue a California para apoyar la reelección de Obama.
Una cosa es la contienda electoral y otra cosa son las visitas de Estado. El voto latino/hispano, que consta del 18.5% del total del racista censo estadunidense —del cual los mexicanos constituyen el 62%, es decir la aplastante mayoría—, suelen votar por el Partido Demócrata, con la salvedad de los latinos/hispanos de origen cubano en Florida (con 29 votos electorales) que se vuelcan por la agenda del Partido Republicano contra Cuba y Venezuela.
Es más que un dislate aseverar que la visita de López Obrador impulse el voto latino a favor de Trump cuando los latinos/hispanos no son homogéneos en sus preferencias: los mexicanos son en su aplastante mayoría guadalupanos católicos —derivados del sincretismo de Tonantzin, diosa del Olimpo azteca, con la virgen importada del Vaticano—, mientras que el grueso de los respetables centroamericanos pertenecen a varias denominaciones protestantes y ostentan conspicuas alianzas con los «evangelistas sionistas«.
¿Qué tanto influirá la cálida amistad de López Obrador y Trump en la psique del electorado mexicano en EEUU?
Dudo mucho que tenga impacto en California, un bastión a mayoría mexicana y la joya de la corona del Colegio Electoral con 52 votos. Así que, con o sin la visita de López Obrador, California se encuentra en el bolsillo del Partido Demócrata.
Tampoco influirá la visita en el control mental de los votantes mexicanos en Texas —que cuenta con 38 votos electorales—, dónde, pese a los descalabros pandémicos de Trump, el Partido Republicano lleva (ba) una ventaja creíble.
En las asíntotas de la especulación, donde puede influir tangencialmente el voto mexicano, sería en el disputado Estado de Arizona: 11 votos electorales con 28% de mexicanos.
Descontando Texas y Arizona, en el restante de los 10 Estados volátiles (swing states), no tiene la menor influencia la visita de López Obrador ya que el voto mexicano es prácticamente inexistente.
Se pudiera aducir que el tema laboral dentro del T-MEC, que favorece a EEUU en detrimento de México por los beneficios hiperbólicos que extrajo Trump, podría afectar el voto a favor del Partido Republicano en los 10 estados volátiles aludidos, en especial en la zona de Pensilvania, donde se puede decidir lo que se avizora una apretada elección en el Cinturón Industrial (rust belt), además de Ohio (18 votos electorales), Michigan (16 votos) y Wisconsin (10 votos).
Durante la cena de gala fue notoria la ausencia de los invitados y anunciados: tanto del israelí-estadunidense Larry Fink, mandamás de BlackRock —principal banco de manejo de capitales del mundo con un capital de seis billones de dólares: 5 veces el PIB nominal de México—, así como de Tim Cook de Apple.
Brilló la presencia de tres jerarcas de empresas energéticas de EEUU Carbot Oil&Gas; Sempra Energy y Shell, además de la computacional Intel y Lockheed Martin, connotado líder aeroespacial.
No se abordaron en público los temas candentes de la migración, el muro y las armas de EEUU, mientras que López Obrador enaltecía la «integración (sic)» geoeconómica de «Norteamérica (sic)».
¿Cuál fue, entonces, el beneficio de una visita cuyo contenido principal en el T-MEC ya estaba más que acordado?
Lo que denominé como ‘regalo’ —la detención en Florida del exgobernador de Chihuahua, Cesar Duarte, mientras López Obrador y Trump se encontraban en la Casa Blanca— no beneficia demasiado al presidente mexicano, sino más bien puede tratarse de un favor del yerno talmúdico Jared Kushner a su aliado Luis Videgaray.
Al año y medio de la presidencia de López Obrador solo han sido perseguidos los priistas enemigos de Videgaray y ningún panista ha sido tocado con el pétalo de una rosa judicial. Por lo que, como aduje en mi mensaje en Facebook, la captura de César Duarte en Florida solo será el aperitivo del verdadero manjar: la captura, ya sea en EEUU, ya sea en México, del expresidente Felipe Calderón: «¡Mucho ojo a la sincronía simbólica! La detención en Florida de César Duarte fue mientras AMLO estaba en la Casa Blanca, es el aperitivo del manjar que viene»…
Amén de fortalecer la candidatura del mexicano-libanés Jesús Seade a la presidencia de la OMC, lo más relevante sería lo que no se habló explícitamente: la exhumación del fétido expediente del operativo Rápido y furioso, como aduje en mi cuenta de Facebook unas horas antes del encuentro:
«A mi humilde entender lo más RELEVANTE de la transcendental visita del presidente @Lopezobrador_ en su entrevista en unas horas en la Casa Blanca será sopesar los alcances de Rápido y Furioso.
Será un win-win (ganar-ganar) para ambos: la cabeza judicial del narcotraficante global @FelipeCalderon y las explosivas revelaciones sobre el Obamagate.
Lo demás es puro show y folclore. Ya está más que planchado desde hace mucho…
La vara de Rápido y furioso medirá si la visita de AMLO fue un éxito o un fracaso. Mis fuentes invaluables en Washington me comentan que estoy en la hipótesis correcta. Como diría Santo Tomás: ver para creer…jajaja.
Dos días antes de la visita de López Obrador, el embajador de EEUU en México, Christopher Landau, según la radiodifusora tabasqueña XEVT Telereportaje, había informado que EEUU había entregado la respuesta requerida por el Gobierno de México sobre el pestilente operativo Rápido y furioso que abasteció con 2,000 armas ilegales por el Gobierno de Obama a los cárteles de estupefacientes en México con la bendición del entonces presidente Felipe Calderón.
Genaro García Luna, encargado de la seguridad durante el sexenio sanguinario de Calderón, se encuentra encarcelado en Nueva York por sus vínculos con el Cartel de Sinaloa y su lavado de dinero triangulado entre Israel, Panamá, Florida y otros paraísos fiscales.
La alta explosividad del expediente sulfuroso de Rápido y furioso puede alcanzar a Obama y Calderón, lo cual tendría, eso sí, efectos electorales tanto en la elección del 3 de noviembre en EEUU como en las elecciones parciales de México en 2021.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
JALISCO
Lleva Ballet Folclórico de Guadalajara cultura y tradición a Estados Unidos

– Por Mario Ávila
El Ballet Folclórico de Guadalajara se presentó en el Rosemont Theatre de Chicago, en el evento estelar de la Segunda Ruta de la Gira Internacional 2025, México en el Corazón.
Los bailarines tapatíos compartieron escenario con el Mariachi Estelar de México en el Corazón y la Banda Orquesta Colores, y presentaron estampas, música y canciones de Guanajuato, Yucatán y Jalisco ante los más de 4 mil 400 asistentes.
Este espectáculo se realiza anualmente e incluye al Mariachi Estelar como uno de sus principales artistas, junto con el Ballet Folclórico Guadalajara y la Banda Orquesta Colores.
Participaron en el evento Sergio Suárez, presidente de NAIMA (North American Institute for Mexican Advancement); Ron Serpico, alcalde de Melrose Park; Susana Mendoza de Illinois Comptroller; Reyna Torres, cónsul general de México en Chicago; Andrea Blanco, coordinadora del Gabinete Social del Gobierno de Jalisco; y Manuel Romo, secretario de Gobierno del Gobierno de Guadalajara.
Esta es la segunda parada de la ruta de México en el corazón, la primera fue en la Ciudad de Sioux City, en Iowa en donde se presentó por primera vez, y más de mil personas asistieron a disfrutar de este espectáculo.
La gira continuará por el Medio Oeste, Sur y la Costa Este de los Estados Unidos.
Para fechas y ciudades entrar en este sitio web: http://www.mexicoenelcorazon.org
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…