NACIONALES
La politización según López Obrador

Opinión, por Iván Arrazola //
López Obrador ha tenido una habilidad a lo largo de estos cuatro años que lleva de su mandato, ha logrado politizar a la ciudadanía y con ello la discusión se ha enfocado en estar en contra o a favor de lo que él diga o haga.
La apatía ciudadana afecta a los gobiernos porque no genera vínculos con los gobernados y ante cualquier crisis que surge el gobierno se queda sin respaldo, afortunadamente para el gobierno de la 4T este no ha sido el caso, ha gozado del respaldo de una parte de la población en las distintas crisis que ha enfrentado, gracias al discurso que utiliza el presidente todos los días de los conservadores en contra de los que apoyan a su gobierno.
Una de las justificaciones que ha utilizado el presidente López Obrador para explicar el uso de su narrativa es que él politiza, no polariza, la politización se puede entender de varias formas, pero una a la que probablemente hace referencia el presidente es la siguiente “Inculcar a una persona el sentido de la política o hacer que se comprometa en temas políticos”. En ese sentido el presidente todos los días trata de justificar o hacer ver que su proyecto de nación es el mejor y lo hace comprometiendo a las personas con su proyecto.
De tal forma que su idea politización se traduce en su proyecto de transformación, dicho proyecto no da tregua, no hay espacio para medias tintas, o se está con la transformación o se está en contra de ella. No hay espacio para las concesiones, ni las rectificaciones, solo hay espacio para uno y ese espacio se encuentra destinado para su visión de país. En ese proyecto solo hay lugar para los incondicionales, para los que apoyan ciegamente, los que cuestionan, lo que piensan distinto no tienen espacio.
Para muestra de cómo politiza el presidente está el caso de la ministra Yasmin Esquivel, exhibida en días recientes por plagiar su tesis de licenciatura. El escándalo ha tomado dimensiones mayúsculas, sobre todo en el contexto en que la ministra se perfila como la mejor posicionada según el régimen para suceder al ministro Zaldívar en la presidencia de la Suprema Corte. Este hecho la podría bajar de la contienda, pero también podría costarle el puesto como ministra ya que también debe gozar de buena fama.
La ministra ha tratado de dar diferentes explicaciones sobre el hecho, primero señaló que la atacaban por ser mujer, que es víctima de una campaña de desprestigio, y por último señaló que su investigación la comenzó un año antes de que se publicara la tesis que fue plagiada.
El presidente fijó postura sobre el tema, si bien no hizo de una defensa a ultranza sí desestimó las acusaciones. “En este caso no soy objetivo del todo porque considero que cualquier error, anomalía cometida por la ministra Yasmin, cuando fue estudiante, cuando presentó su tesis de licenciatura es infinitamente menor al daño que han ocasionado a México Krauze y el señor que hace la denuncia (Guillermo Sheridan)”. Como en otros casos donde se exhibe corrupción o malos manejos el presidente prefiere golpear al mensajero, el mensaje no es realmente importante.
Pero lo más interesante de todo es que el respaldo a la ministra se refuerza con el apoyo a las posiciones de López Obrador dentro de la Corte. “Cuando todos estaban en contra de la ley eléctrica, ella defendió la postura nuestra y todo lo que quieren declarar como inconstitucional. Todo lo que presentamos, ella lo ha votado, junto con la ministra Loretta Ortiz, y muy poquitos, pero ella ha sido muy consecuente”. Sin ningún empacho el presidente hace evidente la falta de independencia de las ministras que ha nominado, ellas están ahí para cumplir con la voluntad presidencial, no para cumplir con la ley.
Inclusive aquello que el presidente dijo que las personas que integran su equipo deben tener 90% honestidad y 10% inteligencia en los hechos no se cumple. Los casos de Delfina Gómez, Manuel Bartlett, de Pio López Obrador, las revelaciones de El rey del cash, por mencionar algunos, todos esos son expedientes que exhiben corrupción y en los que el presidente prefiere voltear a otro lado y lo puede hacer porque México carece de un sistema judicial independiente del Ejecutivo que investigue y llegue al fondo.
La politización que ha generado López Obrador no ha sido en absoluto benéfica para el país, aunque para los intereses del presidente sí lo haya sido.
López Obrador dejará un país que no es más justo que cuando él llegó a la presidencia, los niveles de 90% de impunidad lo exhiben, hay por lo menos cuatro millones más de pobres, los niveles de inseguridad en el país no ceden, la economía no crece y encima se tiene a un grupo de funcionarios que son leales al régimen pero que en muchos casos exhiben incompetencia y encima deshonestidad. Es decir, el presidente es bueno contando historias, convenciendo a la ciudadanía con su narrativa, pero es pésimo dando resultados y reclutando personal, la transformación que está en marcha tiene como destino final la incertidumbre.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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