NACIONALES
La popularidad de AMLO entre 60% y 70%: Los dueños del capital que buscan frenar a la 4T en 2021

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
En todo sistema democrático, debe existir la oposición, o, mejor dicho, las oposiciones, porque no es posible que solo existan dos vías para forjar un gobierno. La geopolítica nos enseña claramente que además de las tradicionales derechas, izquierdas y centros, están los regímenes mixtos, es decir, de centro derecha y centro izquierda, con matices peculiares cada uno.
Dejamos al margen los formas monárquicas o republicanas, con sus modalidades de centralistas o federalistas (incluso las confederadas) y forcejeos de conservadores contra liberales, que para justificarse siempre enarbolan principios constitucionales.
La república mexicana, ya lo sabemos, (art.40 constitucional) es federal, democrática y representativa, con el agregado que se hizo en 2012 de ser laica, porque la laicidad, (debido a nuestra trayectoria histórica cuajada de intrusiones clericales) es la fórmula más eficaz que debemos observar para que imperen convivencia, justicia y pluralidad.
Las corrientes ideológicas que desde la revolución maderista, hasta el año de 2018, se han disputado el poder, han sido de tinte revolucionario (liberal nacionalista o socialista), con tendencias hacia la izquierda (con Lázaro Cárdenas); hacia el centro con Ávila Camacho y Miguel Alemán, conservando algo de nacionalismo con López Mateos hasta Echeverría y decolorándose con López Portillo, quien se autodenominó “último presidente de la revolución”. con tintes rumbo a la derecha a partir de Miguel de la Madrid, el rumbo de plano se enderezó a la derecha, si bien se enmascaró de liberalismo, que realmente fue de orden neoliberal, es decir, abandonaron su línea revolucionario-nacionalista de contenido social, para de plano implementar acciones propias de las derechas, donde el bienestar social es pospuesto, el Estado se reduce y se prioriza el interés de los particulares-empresarios. Estas posturas bien podrían inscribirse en el conservadurismo.
Ese panorama registró recio giro en los comicios presidenciales de 2018, cuando con el gran apoyo popular de más de treinta millones de votos, surgió por primera vez en nuestra historia un gobierno de izquierda. Éste ha instrumentado varias medidas que pretenden transformar a la república, en una secuencia que arrancó con la independencia (1810-21), continuó con la Reforma (1857-61) y prosiguió con la Revolución (1910-1917), por lo que ésta (2018-2024) sería la Cuarta Transformación (Cuatro T).
Ante esa realidad, muy cruda para los partidos vencidos, se sumaron los dueños del capital (al menos los que empatizan con los Claudio X. González (Laporte y Guajardo) y con Gustavo de Hoyos Walter, exlíder de COPARMEX y de ideología muy empanizada. Estos capitanes del dinero, fueron capaces de englobar a las dirigencias de los partidos políticos derrotados en la elección presidencial pasada: panistas, tricolores y perredistas, que a simple vista solo tienen de común denominador ser los vencidos por el obradorismo, porque al menos documentalmente, sus posiciones ideológicas son distintas, en algunos casos hasta contrapuestas, de allí que muchos ciudadanos consideren que esa es una alianza antinatura. Como quiera que sea así surgió el organismo partidista-empresarial conocido como “Si por México”, el 20 de octubre de 2020.
El primer gran objetivo de esta liga anti Cuatro T, fue vencer a MORENA y sus aliados en los pasados comicios de junio, “las elecciones mas grandes de la historia nacional”, según se propaló a lo ancho y largo del país. Para ello el original “consorcio” oposicionista se mutó en “Va Por México”, coalición englobadora de los tres institutos antes mencionados: PAN, PRI y PRD. Sus resultados, ya lo sabemos, no fueron los que anhelaban, pues no lograron arrebatar al gobierno de la Cuatro T, la mayoría de la Cámara de Diputados, y con ello la opción soñada de esculpir el presupuesto federal. Para simular que alcanzaron metas, mintieron, afirmando que habían quitado a los morenistas y aliados, la mayoría calificada de la Cámara Baja, lo cual jamás tuvo el gobierno y sus partidos. Y agigantaron los éxitos de varias alcaldías de la ciudad de México, callando flagrantemente sus aplastantes derrotas en las gubernaturas disputadas, pues perdieron doce de quince.
La opción siguiente, se creyó sería el proceso de revocación de mandato presidencial, previsto para marzo de 2022. Al principio, Gustavo de Hoyos, quien más que crear empleos agita la política, habló de que, con la unión lograda por los adversarios del gobierno actual, se esforzarían para abatir a los obradoristas y con ello echar de la silla presidencial a su líder, es decir al primer magistrado federal.
Pero resulta que AMLO sigue con banderas desplegadas: las encuestas nacionales lo sitúan entre 60 y 70 por ciento de popularidad; el organismo internacional Morning Consult de Estados Unidos, lo ubica según el mes, en primero o segundo lugar, como gobernante más popular de entre trece naciones importantes del mundo; y Mitofsky lo incluyó entre “el top cinco mundial”. Ante tal situación, las oposiciones echaron reversa y ahora se niegan a participar en el ejercicio plebiscitario de la revocación de mandato, aludiendo que está amañado y que más bien es un mecanismo ideado para confirmar al mandatario, además de significar un gasto que debería aprovecharse para otros menesteres.
El 11 de octubre, convocados por los dos patronos multicitados (De Hoyos y Claudio X) se volvieron a reunir como quince impenitentes opositores (eso sí, puros “machitos”, remedo chabacano del club de Tobi) y publicaron morrocotuda foto en que lucen engreídos, cacareando que su liga es electoral y legislativa, y que con tan hercúleo frente “echarán de Palacio Nacional a MORENA” en el 2024. Como este gobernante es de los que no se guardan nada, (“mi pecho no es bodega”, recalca) ripostó en la mañanera del miércoles 13: “Lo que pensaría el general Cárdenas, Adolfo López Mateos, incluso Gómez Morín, ‘Maquío’. ¿Qué es esto? Una promiscuidad política nunca vista…”, rematando en pocas palabras, “¡Una vergüenza!”.
Jesús Zambrano, orondo líder del insepulto perredismo, reaccionó a los decires de López Obrador y refirió que, “el Presidente anda molesto”, porque no le está dando resultado su intento de dividir a la oposición: “Muestra su preocupación por ver a la oposición unida. Sociedad civil, empresariado y partidos políticos de oposición vamos juntos contra sus reformas regresivas y llegaremos unidos a 2024”.
El grado de rabia de los antagonistas del inquilino de Palacio Nacional orilló a que el bloque de Legisladores de oposición, integrantes de la susodicha coalición “Va Por México”, presentaran una acción de inconstitucionalidad contra la Ley Federal de Revocación de Mandato ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Así lo declararon el 14 reciente, muy disgustados, los coordinadores de las bancadas: del PRI, Rubén Moreira, afirmando es una norma impuesta; del PAN, Jorge Romero, señalando que fue un abuso de la mayoría, y del PRD, Luis Cházaro, despotricando por el costo que implica el ejercicio revocatorio, gasto que debería dedicarse a otras cosas. Todos pues, aseguran que es una ley anticonstitucional, amañada y por ende, no coadyuvarán para que se realice cabalmente ese procedimiento democrático.
Para el 20 de octubre reciente, al celebrar el primer aniversario de “Sí por México”, las oposiciones reafirmaron: mantener sus compromisos unionistas, buscar un candidato que los represente y, con fuerzas redobladas, alcanzar el objetivo supremo de ganar la presidencia en 2024. Y otra vez se lucieron con una fotografía, cuyo fondo es el Palacio Nacional; allí cuatro recalcitrantes antiobradoristas, (De Hoyos, Beatriz Pagés, Argelia Núñez y Claudio X.) sostienen una manta que tiene inscrito: “UNIDAD para construir un/ México ganador para todos/ y echar a Morena de Palacio”. De estos personajes, los más rabiosos son Claudio X y Beatriz Pagés -periodista tornadiza enquistada en el activismo político-, quienes tachan al primer mandatario federal de “miserable”, dictador y tirano. Este por su parte, tildó de “ternuritas” a tan ácidos adversarios.
El 22 de octubre, Twitter en ristre y tempranito, Claudio X. González Guajardo dictaminó: “La llamada 4t, una gran farsa, acabará mal, muy mal. Hay que tomar nota de todos aquellos que, por acción o por omisión, alentaron las acciones y hechos de la actual administración. Y lastimaron a México. Que no se olvide quien se puso del lado del autoritarismo populista y destructor.”
Al respecto, el acreditado columnista Julio Astillero escribió: “La intención claudista de colocar ante un hipotético paredón cívico a quienes hubiesen alentado al obradorismo o se hubiesen puesto de lado de él, tiene un terrible tufo vengativo de ajusticiamiento desde las élites en caso de retomar el poder”. (La Jornada, 25-X-021). Es una tétrica “pretensión de revanchismo histórico golpeador”.
El empresario Simón Levy exclamó sobre lo que twitteó el Señor Equis: “Me parece asqueroso el contubernio hipócrita del que se hace empresario al amparo del poder y luego, termina amenazando a todo el que no piensa como él; se erige en juez cuando es acusado.” Y sobre los organismos “no gubernamentales” que ha creado este Señor Equis (Claudio X.) lo describió: “Negocio redondo: Creas una organización paladín anticorrupción (se refiere a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, MCCI, donde cobraba 300 mil pesos), persigues con ‘periodistas’ orgánicos a quien te estorba; te financias de tu club de empresarios; luego haces que el poder les pague con concesiones y contratos. Tu luego te vuelves el jefe de partidos. ¡Pum!”. Enseguida muchísimos simpatizadores de AMLO, dijeron: “¡Que me apunten en la lista”!
No cabe duda. La oposición a la Cuatro T, es rabiosa y quedó como aturdida después de la apabullada de 2018, y la pérdida de junio de este año. Y cada iniciativa gubernamental, es combatida con escarnios, insultos y palabrotas; con falacias y burlas, demostrando su carencia de evidencias y fundamentos creíbles. Ahora, esta contra renunció al intento de revocar el mandato presidencial en 2022, y todo su febril empeño es ganar la elección de 2024, con un abanderado que represente a todas las oposiciones, aunque Movimiento Ciudadano ya se desmarcó. Terciando sobre el tema, el sectario líder de FRENAA, Gilberto Lozano, les masculló a los claudistas: “¡Me estoy ahogando, no podemos aguantar más asesinatos, más desempleo… y tú, idiota, me vienes a hablar de 2024, en pleno octubre de 2021; ¡vende patrias, traidor, distractores de la revocación!”. Así de encrespados andan los oponentes de AMLO.
Sobre obsesión de alcanzar la presidencia dentro de tres años, apuntó visionariamente Jorge Zepeda Patterson: “Hoy en día López Obrador ejerce la presidencia sin enfrentar una amenaza real de parte de la oposición. La explicación para la consolidación de tal poder político reside, en parte al menos, en el hecho de que invariablemente ha sido subestimado por sus críticos y rivales”. Y sobre el soñado candidato unificador de oposiciones, expresa: “Francamente no se ven figuras de esta experiencia o calibre entre la oposición o en la vida pública en general, para efectos de una candidatura”. (milenio, 14-10-21).
Así pues, con este escritor y analista, concluimos: El estado calamitoso en el que se encuentra la oposición, rabiosa y aturdida, prácticamente le garantizan al movimiento (iniciado por Andrés Manuel López Obrador) un sexenio más en el poder.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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