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¿La sucesión adelantada?

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

Corría el mes de julio de 2021 cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador utilizó por primera vez los términos “destapador” y “corcholatas” para referirse a las y los funcionarios que eran sus favoritos para sustituirlo en la silla presidencial; esto fue justo después de las elecciones intermedias donde Morena sumó algunos estados más a su causa, pero perdió posiciones en la Cámara de Diputados.

Durante una conferencia matutina en Villahermosa, Tabasco, el presidente dijo:

Ahora sí que ya no hay tapados, yo soy el ‘destapador’ y mi ‘corcholata’ favorita va a ser la del pueblo, esa es la regla. La gente va a decidir en su momento en forma libre, democrática”. Con estas palabras dio el banderazo de salida para que aquellos que aspiraban a la candidatura por parte de Morena, se comenzaran a mover.

En aquel entonces, una decena de funcionarios habían manifestado sus intenciones de buscar la Presidencia en 2024, sin embargo, López Obrador sólo mencionó a Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Tatiana Clouthier, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma y Rocío Nahle. Días después, sumaría a la lista a Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Fernández Noroña.

Para muchos, el que el presidente haya destapado sus corcholatas faltando 3 años para la elección fue algo muy adelantado, sin embargo, eso formó parte de la estrategia de López Obrador que es un político que entiende el juego de los intereses, el roce partidista y el rol de los personajes al interior de los movimientos de izquierda.

El anuncio hecho en julio de 2021 no solo causó que se levantaran las olas al interior de Morena, metió presión a la oposición que de por sí, desfigurada, cometió una serie de errores en los procesos internos de renovaciones de dirigencias. Fue entonces que el frente se minó, los aliados se golpetearon y en algunos casos existieron fracturas, hoy intentan recuperar la brújula. Movimiento Ciudadano decidió esperar.

En junio de 2023, un personaje emergente surgía de la oposición empujada (queriendo o sin querer) por López Obrador, Xóchitl Gálvez al tocar las puertas de palacio y no ser recibida acaparó los reflectores nacionales, su irrupción fue tal que en tan solo unas semanas logró lo que cualquier personaje de la oposición no consiguió en cinco años: ganar las notas de comunicación.

Aunque la lógica política dice que el adelantar la sucesión resta poder al mandatario actual esto no ha sucedido así. El agitar el avispero tanto de su partido como el de la oposición hace que, dentro del caos, la única figura capaz de poner orden sea la del residente de palacio y eso lo empodera aún más.

Hoy, el fenómeno de Xóchitl comienza a apagarse y necesita mucha más sustancia discursiva y del trabajo real de las bases partidistas que representa para poder aspirar a ser competitiva. La buena imagen que ha construido debe ser arropada por los partidos que la postularon si no, se quedará en llamarada de petate. Por cierto ¿Alguien ha visto a su nombrado coordinador de campaña?

Finalmente, queda el rol que desempeña Movimiento Ciudadano, que es el único partido que ha decidido esperar los tiempos electorales según los marca la ley; esto obedece a la estrategia política montada por su líder nacional quien ha optado por la paciencia en espera de que se clarifique el panorama o buscando la suma de algunos personajes que no encuentren las candidaturas que buscaban en otras corrientes políticas. En momentos de confusión el tiempo es un buen aliado.

Así, de manera sorprendente, a meses del registro de candidaturas, ya tenemos definidas a dos de las tres personas que aparezcan en la boleta electoral presidencial, y aunque tenemos candidaturas, la sucesión tendrá que esperar porque el presidente no suelta ni soltará lo construido, aunque haya pasado el bastón de mano.

En el ámbito local, la definición de candidaturas nacionales ha alentado a que las y los pretendientes de los cargos mas importantes del estado busquen resolver su situación, sin embargo, a pesar de las constantes especulaciones aún no hay nada definido, habrá que saber esperar. Como dicta el refrán sevillano: «Paciencia y prudencia, verbal continencia, no exhibir excesiva ciencia y presencia o ausencia, según conveniencia».

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