NACIONALES
La universidad pública, una asignatura pendiente

Bioética, por Omar Becerra Partida //
Desde un ente educativo socialista hasta un ente educativo capitalista, asi los medios de comunicación están clasificando la problemática en la que está inmersa la figura de la universidad pública en todo el país.
Cabe mencionar que nuestro unico interés al elaborar esta columna es la abogar por la paz y el trabajo en equipo para beneficio de todas las partes involucradas en el ámbito educativo, un fin social.
La educación superior genera un conflicto de intereses entre el gobierno federal y diferentes gobiernos estatales con varias universidades públicas del país.
A lo largo de la historia del país, la universidad pública ha estado controlada tanto por gobiernos estatales, grupos políticos, líderes morales y sindicatos, en cada etapa con resultados tanto positivos como negativos.
Hemos observado en la actualidad, que los conflictos que se han venido presentando entre gobiernos e integrantes de la universidad pública ha escalado a ser un conflicto muy agudo y la poca disponibilidad al dialogo de las partes involucradas afecta directamente al alumnado y a la sociedad.
Un divorcio entre el gobierno federal y estatal, por la búsqueda del control que ambos buscan ejercer sobre la universidad pública, que se caracteriza por la falta de interés a las peticiones de los diversos consejos universitarios del país.
Expertos en educación, hablan sobre las empresas privadas en varias universidades públicas y su poca o nula transparencia contra la falta de lugares para que las y los jóvenes estudien a nivel nacional.
Ante los hechos que han estado aconteciendo se ventila una disputa por la autonomía universitaria, y se vela por la incorporación de la universidad pública a la Secretaría de Educación Pública.
Otra problemática que pesa sobre la educación pública desde sus planteles de nivel básico hasta los de nivel de pregrado y grado, ha sido el poco interés del estado para con sus docentes quienes no reciben un salario acorde a su importantísimo papel de formadores para la sociedad, razón por la cual gran parte de las plantillas docentes en las universidades públicas corresponde a profesores de asignatura, a quienes se les renuevan los contratos cada periodo escolar, sin oportunidad de basificación.
Entre ellos profesores con grados de maestría y doctorado, incluso pertenecientes al sistema nacional de investigación. Y el apoyo a los alumnos es otro tema, ya que la inversión pública federal y estatal, por alumno, sigue siendo insuficiente.
Un outsourcing educativo, es lo que se está viviendo hoy en día en las universidades públicas del país, ya que la mayoría de los docentes estan solo por contrato, y hablamos en general.
Es clara la falta de empatía que se vive día a día en las instituciones educativas públicas del país para con sus alumnos y docentes, y con esto se crea una nueva vulnerabilidad en la sociedad.
Por otro lado, tambien existen conflictos internos dentro de las universidades publicas como lo son los casos de violencias sexual y la violación de derechos humanos.
Son grandes los conflictos de cuestión penal sobre acoso, abuso y violaciones sexuales por parte de personal adscrito a dependencias, hacia alumnas y alumnos de los diversos planteles, a pesar que las autoridades universitarias han realizado sus respectivos procesos para poder quitar la violencia sexual.
Parece que el ambiente educativo en el país es nocivo tanto para el personal docente y administrativo como para los educandos.
Es de notar el pleito tan grave entre los gobiernos y las universidades públicas, que tal parece que los que buscamos que nuestras y nuestros alumnos tengan una vida de calidad, somos aspiracioncitas.
Hablando de Bioética:
La Bioética que dentro de sus ramas de pensamiento busca, la congruencia, la equidad, la inclusión y la justicia ha sido poco valorada en sus distintos ámbitos educativos.
También el poco interés de los ayuntamientos para poder converger desde la bioética a la educación ya no hablar del gobierno estatal.
Poco es el acercamiento de los gobiernos a la sociedad civil sobre estos temas, en donde la unión europea es pionera en este sentido para poder llevar grandes proyectos humanistas y políticos desde la perspectiva bioética para la población.
Mientras se implementa una biopolítica militar en la ciudadanía la educación ha sido una gran disputa por el poder.
Una falta de congruencia entre las dos partes y la falta de unión por este nuevo grupo vulnerable, tanto como docentes, como alumnas y alumnos.
La pregunta es, ¿tendremos paz entre el gobierno y las universidades públicas del país?
Considerar a la política más importante que la educación es un problema muy grave, ya que el futuro de nuestro país versa en ello, y muchos de los expertos marcan a la educación como la solución a los problemas sociales.
¿Qué tipo de alumnas y alumnos estamos creando?
¿Educación de calidad?
Falta Bioética en este desacuerdo.
Es una asignatura pendiente la educación que a través de la bioética podríamos solucionarlo, en muchos de nuestros centros educativos y gobierno, ya que se podrían trabajar desde la sociedad y para la sociedad.
La bioética podría dar respuestas a los problemas educativos y de gobierno, mientras la biopolítica se utilice para el beneficio de nuestros grupos vulnerables.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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