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NACIONALES

Mujeres por la carrera presidencial

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Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //

Histórico suceso político preelectoral el que nos espera, son dos las mujeres que se perfilan para ocupar la presidencia de México, este hecho de cambio democrático nos muestra que efectivamente los tiempos se acoplan a las necesidades políticas del poder, sin embargo, es transcendente para los mexicanos que por primera vez las candidaturas a la presidencia, sean entre mujeres que en este presente sí predominan en las preferencias de la población, definitivamente existe ya un amplio margen para asegurar que en el 2024, será una mujer quien gobierne el país.

Que la historia de la política en nuestro país nos envuelva, para traer de vuelta a la memoria a las seis mujeres que han intentado la presidencia de la república, de las que se resalta el papel de mujeres en la política, ganancia de la participación democrática de las mujeres en el ámbito público y político, en esta época estamos cerca de ver el ejercicio de las mujeres al mando de la administración del Estado, un avance histórico en la igualdad y la equidad de género pero también un gran reto ante una sociedad mexicana, todavía sumergida en el patriarcado que envuelve la cultura del machismo donde el valor de la mujer es inferior al del hombre.

Hace 40 años dio inicio la postulación de mujeres a ocupar el máximo cargo del Estado con Rosario Ibarra de Piedra (1982 y 1988), quien se convirtió en la primera mujer en ser candidata para la Presidencia de México por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT); Cecilia Soto en 1994 fue la segunda mujer en alzar la mano por la Presidencia de México con la candidatura del Partido del Trabajo (PT).

Marcela Lombardo Otero se postuló en 1994, la tercera mujer en contender por las elecciones presidenciales en México por el Partido Popular Socialista (PPS); Patricia Mercado en las elecciones presidenciales del 2006, fue la cuarta mujer de la mano del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina (PASC); Josefina Vázquez Mota, fue la quinta mujer en la historia de México en participar en las elecciones presidenciales, y la primera candidata del Partido Acción Nacional (PAN) en 2012; Margarita Zavala, fue la sexta mujer en el 2018 como candidata independiente, sin embargo, 45 días antes de las elecciones renunció; actualmente son dos mujeres enérgicas con caminar reconocido en la política y que se enfrentarán para que el país defina con amplia y consiente perspectiva de género, a quien le dejarán el cargo y responsabilidad de gobernar nuestro país.

En este momento no es una sola mujer entre cuatro o cinco hombres postulados por grandes y potentes partidos, con el único objetivo de allanar el camino de las mujeres en la política mexicana, la realidad es distinta una de ellas es fruto del poder en turno y viene a dar continuación a la 4T del presidente actual, la otra de ellas es producto de la coalición de partidos políticos que en una inusual unión de fuerzas, pretenden relevar a Morena, bajo el argumento de que los resultados en el país, no son los esperados por la sociedad y claro sabemos que Morena no ha logrado la transformación prometida.

En este contexto, resulta importante analizar ¿cuál sería el porcentaje de mexicanos votantes, si la presidencia se contiende entre mujeres?, en un México todavía machista y misógino, en el que las mujeres no son suficientes, sin el brazo masculino que las guíe según el modelo de pensamiento patriarcal, será entonces uno de los comicios electorales más interesantes en nuestra historia, sin duda alguna, tendremos quizás la primera mujer presidenta y unas votaciones abiertas a la positiva democracia participativa o ¿seremos solo las mujeres, quienes ejerceremos el voto en mayoría? Podrá ser entonces una elección que se dividirá entre hombres y mujeres, quizás preexistirá un interesante final al saber la cantidad de población entre género y edades que no votó en el 2024, para estar al tanto de los avances históricos de la equidad y la igualdad de género en nuestro país.

Un positivo fenómeno preelectoral y electoral en estas elecciones 2024, el que viviremos y del que debemos de participar, ejercer nuestra capacidad de razonamiento y participar de la elección de la primera presidenta del país, se requiere romper esquemas y paradigmas, para revelar si alguna de las candidatas viene a cumplir con órdenes y está subordinada o si son genuinas y creen verdaderamente lo que expresan e intentan proyectar sobre esta participación histórica que les tocará vivir, en la actualidad sabemos que existen figuras públicas que no representaban la rebeldía que gritaban y personas auténticas que cambiaron audiencias misóginas y machistas que en el momento son comunidades visualizadas, esperemos que de esta contienda esperada por décadas podamos posicionarnos los mexicanos, bajo una auténtica democracia y participación de género.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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