NACIONALES
Ni excusa ni pesimismo revolucionario
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Nada hay nada más vil y cobarde que el engaño. Alejandro Moreno, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Revolucionario Institucional, se ha atrevido a convocar a los priistas a reflexionar sobre sus documentos básicos a fin de darse una nueva oportunidad, como instituto político, ante la derrota electoral reciente, cuando él mismo y su comité han violentado, insistentemente, los documentos actuales del propio partido. Quiere, lo sabemos, apoderarse del partido, aunque en ello vaya lo indeseable, su extinción.
El pasado 27 de junio, el PRI Jalisco llevó a cabo su asamblea estatal. Todo se organizó para que fuese una fiesta de entrega de constancias de mayoría electa pero también para que no hubiera espacio a ninguna voz crítica, y menos para que alguien se pronunciara en contra de la permanencia de Alejandro Moreno al frente del partido como lo ha señalado Dulce María Sauri Riancho, ex presidente del PRI nacional.
En la asamblea municipal de Zapopan, la mayoría de los consejeros políticos asistentes nos manifestamos en contra de Alejandro Moreno por su gestión fallida y esto no se reconoció en la asamblea del PRI estatal. Alejandro tiene por piel el cuero más grueso posible que le protege de cualquier crítica. Alejando lleva, en su apodo, el destino que le condena: ALITO… ¿O debiera decir AmLITO? Durante la campaña presidencial recién perdida, Xóchitl Gálvez le reconoció como una carga pesada que le costaba llevar; Alejandro Moreno no se inmutó. ¿Lapsus linguae o summa sinceritate?
Antes, Alejandro Moreno se dejó vencer por Claudio X. González, dejando en el camino de a la precandidata Beatriz Paredes, para imponernos a su Xóchitl Gálvez (¿…?). Dos mujeres en la recta final de la oposición en búsqueda de la candidatura presidencial. Ganó quién estaba condenada a perder. Se prefirió a una candidata cuyo único mérito fue tocar las puertas de Palacio Nacional para participar en las mañaneras presidenciales para aclararse y limpiarse de agravios.
Claudio X. González tiene dinero, pero nada sabe ni entiende de política ni de democracia. Un neófito se impuso a los expertos porque estos tuvieron miedo… Mi padre me enseñó que el poder no está para los cobardes. Alejandro Moreno (PRI) y Marko Cortés (PAN) no estuvieron a la altura de México; tampoco Jesús Zambrano (PRD).
Recuerdo aquellos días de lucha por la candidatura presidencial desde la oposición, el lleno desbordante que tuvo Beatriz Paredes en Expo Guadalajara y el reducido auditorio de Xóchitl Gálvez en la Cámara de Comercio de Guadalajara. También la autenticidad de encanto ciudadano con Beatriz y el manipuleo inducido con Xóchitl… en la mayoría de las mesas, en la Cámara de Comercio, hubo gente de Xóchitl, que, de espaldas a ella, vitoreaban “presidenta, presidenta, presidenta” a cada frase de ella, contagiando a los asistentes. Fuera del recinto, por el acceso lateral de los automóviles, les aguadaba un autobús con una manta en que se leía “Xóchitl Gálvez”. Perverso, más que perverso. Traía porra.
Hablémonos con verdad. En Jalisco, ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD, ni la sociedad civil anti partidos, pudieron convocar a concentraciones populares desbordantes a favor de Xóchitl Gálvez. Es más, en todas, por las fotografías publicadas, fueron los casi mismos quienes asistieron.
Hubo quiénes se atrevieron a hablar del voto útil a favor de Xóchitl para la presidencia de la República y Pablo Lemus (Movimiento Ciudadano) al gobierno de Jalisco, logrando que Xochitlovers votaran por Pablo Lemus, pero no que gente de MC lo hicieran por Xóchitl Gálvez. De nuevo, la ingenuidad política hizo de las suyas.
En el evangelio de San Juan (8:31-38) se lee que Jesús dijo: “La verdad os hará libres”.
Un mes antes de las elecciones, cuando no se veía cómo remontar la muy probable derrota, las dirigencias partidistas del PRI, PAN y PRD, estuvieron de acuerdo, con el equipo de campaña de Xóchitl Gálvez, en mentirnos, anunciando que ya se había empatado y que el triunfo era más que posible. La verdad se impuso y la mentira nos encadenó a seis años más de morenismo.
El Revolucionario Institucional tiene, aun y a pesar de Alejandro Moreno, la oportunidad de convertirse en un verdadero partido demócrata y debe hacerlo. Hugo Chávez, por dar un ejemplo, llegó al poder desde la democracia y luego se convirtió en dictador.
El PRI llegará a su Asamblea Nacional desde los caprichos de Alejandro Moreno, nada democráticos, quizá con el mayor propósito de reelegirse, pero podría darse que los priistas se den y nos otorguen a un partido digno de recobrar la confianza ciudadana en 2027. Apostemos a la esperanza.
Aun, con todo lo dicho, nuestro reto es Jalisco. Pablo Lemus enfrentará retos gigantes y crecientes, y todos debemos sumarnos a su solución, tengamos o no una filiación política con MC. Será por nuestro bien.
Movimiento Ciudadano, en Jalisco, llega muy disminuido. No tendrá senadores, con un congreso local mayoritariamente opositor, con más presidentes municipales de otras siglas políticas, y, aun así, deberá gobernar desde acuerdos inteligentes, coherentes y corresponsables. Aplaudo el encuentro de Laura Haro con Pablo Lemus. Laura debe elegir, 2027 para Guadalajara y 2030 para Jalisco, o cavar hoy su historia con Alito. En la militancia política social demócrata o se es demócrata o se es mentiroso. En democracia, lo ambiguo con tiene buen fin. No hay de otra.
