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NACIONALES

Otra historia de violencia

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Opinión, por Iván Arrazola //

Ese lunes 17 de julio cuando Jesús Adid y Laura ingresaron a un kínder de Cuautitlán Izcalli a agredir a la maestra de su hijo por un tema de maltrato al menor, sabían que tenían una alta probabilidad de salir impunes del delito que habían cometido, lo tedioso del proceso para denunciar o el temor de sufrir represalias por parte de los agresores, son algunas de las razones por las que las personas en muchas ocasiones no denuncian en México.

Pero una cámara cambió el desarrollo de los acontecimientos, lo que habría sido una historia más de agresión que probablemente quedaría en la impunidad, quedó grabada en video y todo el mundo fue testigo de la brutalidad que se cometió esa mañana, las imágenes reflejan la crudeza de la violencia de una mujer hacia otra, la imposibilidad de dialogar, de tratar de entender qué sucedió, la agresión artera que a un niño de tres años le puede causar gracia y la prepotencia de Jesús, padre del menor, cómplice de la agresión que para amedrentar a la maestra le dice que sabe dónde vive, que no sabía con quién se había metido y que la iba a matar, frases recurrentes del crimen organizado o de personas que intentan infundir miedo en sus víctimas.

Lo paradójico del tema es que Jesús y Laura no están presos por la agresión a la profesora sino por un tema de extorsión, el día que fueron a levantar la denuncia en contra de la maestra por agredir a su hijo, fueron abordados por policías investigadores que interrogaron a la pareja, señalan los oficiales que la pareja les ofreció 5 mil pesos y un vehículo por dejarlos libres, el juez ordenó la presión oficiosa por el delito de cohecho y porque los detenidos ofrecieron domicilios diferentes y podían escapar, sin embargo, pareciera que la autoridad buscó el “modo” de mantener presos a los imputados sabiendo que la agresión no constituye un delito grave y los padres podían seguir su proceso en libertad.

Jesús tiene un historial de crímenes por los que se le investiga: extorsión en contra de dos personas, tentativa de homicidio en contra de una mujer, amenazas y daño a propiedad privada. Jesús se ha hecho de cierta reputación, el hecho de conducir un BMW y portar una pistola le dan derecho de amenazar a quien se cruce en su camino, así lo refleja un video, minutos después al salir del colegio, Jesús amenazó a un conductor con su arma.

La maestra agredida señaló que el hoy imputado la hizo arrodillarse, le apuntó con una pistola y le hizo pedir perdón a su hijo, Jesús negó portar un arma el día de la agresión.

Varias preguntas surgen a partir de este caso: ¿Se trata de un acto de justicia el encarcelamiento de estas dos personas o es producto del linchamiento mediático? ¿El caso ilustra la importancia de no hacerse justicia por propia mano o únicamente propaga el discurso de odio y los estereotipos, como se aprecia en las redes sociales? ¿Estas personas deberían de enfrentar su proceso en libertad o deben seguir presas? ¿Se puede establecer algún tipo de diálogo a partir de esta experiencia o se trata de otro caso de violencia que quedará en el anecdotario como el de Norma Lizbeth en el Estado de México que murió producto de una agresión de una de sus compañeras?

El principal problema con la violencia es que emerge de distintos lugares, la violencia estatal, surge del discurso de las autoridades gubernamentales que día con día genera diferencias y polarización entre las personas, la violencia institucional, que deriva de la indiferencia de las dependencias gubernamentales para atender las demandas de atención y de justicia de la ciudadanía, y la más preocupante es la violencia social, esa que impide que las personas se puedan entender, comunicar, razonar.

El Índice de Paz en México 2023 revela que los delitos con violencia cometidos en México aumentaron un 18% entre 2015 y 2022. Dentro de esta categoría de delitos se encuentra la violencia familiar y la violencia sexual, México se ubica como el cuarto lugar a nivel Latinoamérica en el que la ciudadanía identifica a los delitos con violencia como la mayor amenaza de sus vidas.

Como en otros casos de violencia el consenso general es que con cárcel se hará justicia, sin embargo, la violencia se encuentra latente en el imaginario colectivo, los memes por la apariencia de los padres detenidos inundan las redes, los mensajes de odio de usuarios, opinólogos y periodistas promoviendo el linchamiento público de los padres agresores poco ayuda a reflexionar sobre las causas del conflicto, un sistema de justicia que actúa de manera inercial ya que se trata de una justicia mediática, actuar para calmar el clamor popular, todo eso lejos de cortar de tajo el problema de la violencia lo único que hace es acrecentarla.

La pregunta que se tiene que hacer es hasta dónde está dispuesta a llegar la sociedad mexicana para darse cuenta que con la cárcel no se detendrá la violencia, que el linchamiento mediático lejos de ayudar a reflexionar sobre el comportamiento de las personas lo único que genera es más violencia, que de mantener la misma dinámica lo único que queda esperar es el próximo de caso de violencia, que en algún momento tendremos que pensar que se pueden resolver de otra forma los problemas, que no sea con golpes o con cárcel.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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