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JALISCO

Por qué no creo en las encuestas

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Conciencia con texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

¿Por qué no creo en las encuestas? Porque no son divinas ni son dogmas, mucho menos la verdad. Ya ha pasado mucha estadística sobre y bajo los ejes cartesianos, desde que el periodista y matemático norteamericano, George Gallup dio a conocer su método de investigación sobre preferencias de la gente, específicamente en el renglón político.

La romántica idea que impulsó a Gallup en 1936 a elaborar la metodología de una encuesta para conocer o tantear el gusto general por contendientes en política fue que sería una herramienta, un instrumento confiable para que la democracia se fortaleciera en su nación.

Gallup sabía lo que hacía. Hizo sus encuestas basado en su creación metodológica, con su procedimiento de investigación cuantitativa, cuya actividad básica es la del encuestador que aplica un cuestionario a “la gente”; luego recopila esa información.

Las ventajas o fortalezas de este procedimiento mediante el cual se busca conocer sentires y pensares del “pueblo” residen, principalmente, en la confiabilidad de la encuesta; en la versatilidad y la rentabilidad que arroja ese conocimiento.

Las debilidades, son, por ejemplo, problemas de validez, inflexibilidad de las preguntas y la posible manipulación de los resultados.

La “encuestitis” que padecemos, aparejada siempre a las campañas políticas, más parece una competencia, desleal a todas luces, de aquellos que pagan por “sus” encuestas. Es decir, donde, invariablemente y sin recato alguno siempre “van ganando” o “ya casi alcanzan” a los primeros.

Hasta ahora son pocas, poquísimas, hay que decirlo claro y fuerte, las empresas dedicadas a encuestar que transparentan su metodología, no se diga las preguntas, cuestionarios y el grupo o grupos de personas donde “levantan” sus encuestas.

La credibilidad de las encuestas se derrumbó cuando en México, que es donde nos importa, dejaron de convertirse en un instrumento de verdad, de claridad e información para ser usadas como un elemento de tergiversación, de manipulación y “orientación”.

Por eso miles de ciudadasnos, como yo, no creemos en que sean verdaderas “radiografías” del gusto, sentir o pensar de “la gente”.

Que los políticos se crean sus propias mentiras, sus encuestas mandadas a hacer (el que paga manda) y todavía lo presuman con cinismo y desvergüenza es producto de la decadencia de esta dizque democracia mexicana. Si a ellos les gusta, no…les encanta “hacerse tontos solos” es su problema.

Lo patético es que infinidad de ciudadasnos sí creen -o hacen como que creen- en estas encuestas chafas, irreales, mentirosas. El analfabetismo sobre las encuestas disminuiría si los encuestadores transparentaran la metodología con que llevan al cabo esos trabajos. Que explicaran el tipo de preguntas que reúne el cuestionario; el método de muestreo; lugar y fechas exactas de los levantamientos de respuestas e incluir el cuestionario completo.

Así se corroboraría si las preguntas son realmente para saber qué opina, que piensa, qué siente el ciudadano respecto a contendientes o campañas o son instrumentos de manipulación.

Yo, mientras tanto, sigo sin ser creyente del Dios de las encuestas cuyas preguntas carecen de claridad, de sencillez y son confusas de propósito.

Es de que…

Alberto Esquer, el candidato al senado, por MC sufrió este fin de semana la puñalada trapera del “sistema democrático” que desdirige a este país.

Aclaro que no conozco ni creo que me conozca el susodicho, pero “su caso” dominó la comidilla de la grilla jalisquilla el fin de semana y da pie para entender “cómo masca la INEguana” en estos tiempos.

Entrevistado en el programa Tela de Juicio, de la ochentera DK, con Becky Reinoso, Gabriel Ibarra, el defenestrado Esquer planteó cómo hará frente en el Triburral Electoral a lo que consideró canallada por parte del INE y, de su propio partido el naranja.

Esquer lamentó que lo hayan dejado 21 días haciendo campaña sin que hubiera reconvención alguna o señalamiento para que dejara la primera fórmula a alguna mujer en aras de la equidad.

Lo que más dolió, por lo que se oyó, es que el recurso que se envió al INE, para arreglar esa iniquidad (cambiar la fórmula que encabeza Mirza) y dejar en segundo lugar la suya fuese rechazada “por estar fuera de tiempo”.

No se necesita mucho seso para intuir que los que los “impuntuales” fueron los funcionarios del INE que permitieron 21 días de campaña y los de precampaña para surgir como adalides de la equidad política para las féminas.

Colofón: El desdén al Maynez presidente de los naranjeros de Jalisco es muy probablemente el “castigo” del infierno de Dante para quienes no se alinean con él. Aunque se lleve entre las patas a sus compadres, comadres y demás madres, con su indolencia, su “dejar hacer, dejar pasar” se apachorra cuando se trata de defender a gente que considera “rebelde” a su muy particular causa política.

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