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NACIONALES

Prepara la CTM su asamblea general ordinaria: «La prioridad es acceder a nuevas conquistas laborales», Juan Huerta

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Por Juan Huerta Peres (*)

En el caminar de la segunda década del siglo XXI, la agenda laboral mexicana enfrenta inéditos y persistentes retos a la par que una nueva etapa política se inaugura con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo quien impulsa espacios de debate y concertación para avanzar en una reforma laboral de gran calado en beneficio de los trabajadores de México.

Legítimas y en algunos casos añejas demandas perduran en la lucha del movimiento obrero. Entendemos que el quehacer sindical detona de manera constante propuestas, programas, movilizaciones, defensa y conquista de nuevos derechos, quehacer sindical que se ha registrado en la memoria histórica de la clase obrera.

México ha transitado durante el siglo pasado por diversas reformas laborales, algunas que inspiradas en las reformas del Constituyentes de 1917 fueron de avanzada, progresistas y con reconocimiento mundial. En otras, nos hemos enfrentado a los intentos por retroceder en los derechos conquistados, pero esos intentos han sido estériles cuando se topan con un movimiento sindical unido, vigoroso y con claridad de ideas.

UNA AGENDA QUE NO ES ESTÁTICA

La agenda del movimiento obrero no es estática, proviene de los espacios sindicales en donde el trabajador vive y experimenta las transformaciones que se registran en su entorno social y en su fuente de trabajo. Hoy en día, la clase trabajadora es sujeto y objeto de vertiginosos cambios que conllevan riesgos, pero también oportunidades. No cabe duda de que vivimos un punto de inflexión en el quehacer sindical derivado de cambios de paradigmas que globalmente se registran en el mundo del trabajo. Llegamos a una cita con el presente y futuro de la agenda laboral que no podemos eludir, postergar o minimizar.

Los vientos provenientes del Norte replantean los escenarios de certeza en torno al Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá, TMEC. Sobre los libres flujos comerciales se pronostican gravámenes y aranceles con consecuencias negativas para el crecimiento económico de la región especialmente en aquellos sectores especializados en la agricultura y la industria, con cientos de miles de empleos directos e indirectos. La construcción de opciones y alternativas productivas y laborales urgen para amortiguar posibles adversidades que lleguen del exterior.

Bajo estos escenarios visualizamos una agenda sindical que por definición debe ser democrática, nacionalista, renovada e inclusiva, agenda que nos exige altura de miras, compromiso con nuestro ideario y nuestros representantes y un elevado sentido de responsabilidad.

Pero todo lo anterior solo será pertinente y viable y, no quedará en buenas intenciones o en solo palabras, sí construimos un gran acuerdo nacional de unidad sindical como punto de lanza para el diálogo y los acuerdos con el gobierno federal y las representaciones patronales a fin de impulsar con sentido de clase, los intereses de los trabajadores de México.

Esta agenda laboral que nos encamina en el primer cuarto del siglo XXI integra los siguientes ejes sustantivos:

Primero: Sindicalismo, democracia y soberanía nacional

La vida sindical no ha sido ajena a la ruta de apertura, participación y democratización que se ha registrado en la esfera pública del país. Así, la legitimación de los Contratos Colectivos de Trabajo ha marcado una nueva dinámica del sindicalismo mexicano. La representación sindical proyecta su fuerza y legalidad a través de la decisión consciente e informada tomada por los trabajadores en sus centros de trabajo. La legitimación arraiga la democracia en las organizaciones obreras, fortalece su vida interna y favorece en las negociaciones obrero-patronales nuevas conquistas laborales.

En la CTM, en la FTJ, la consulta democrática con sus trabajadores nos ha fortalecido, ha significado movilización, dialogo, comunicación y convencimiento. Los trabajadores encuentran sentido de pertenencia a su sindicato e identidad con sus representantes. La legitimación no termina con las consultas, la legitimación es un quehacer cotidiano de los representantes con sus representados. Así se consolidan nuestras organizaciones y se nutren sus demandas.

Sindicalismo y democracia se traducen en legitimidad y legalidad, pilares incuestionables de la lucha sindical.

La defensa de la soberanía nacional reclama un espacio privilegiado de la agenda laboral. La defensa de los intereses nacionales necesariamente implica la defensa de los intereses de los trabajadores mexicanos, de sus empleos, de su estabilidad laboral. Históricamente la clase obrera ha sido un pilar de la soberanía nacional y en el contexto de sus luchas libertarias siempre ha cerrado filas en defensa de la nación.

En los tiempos que nos está tocando enfrentar y bajo el liderazgo de la presidenta de México, el sindicalismo mexicano afín a su sentido de pertenencia y nacionalismo asumimos nuestra parte a favor de la unidad y la soberanía de nuestro país. México es primero.

Segundo: Consolidación de la conciliación en las relaciones laborales

La consolidación institucional del Centro Federal de Conciliación y Registros Laborales nos define rutas de conciliación y de respeto de los derechos sindicales.

Dicha institución deberá encaminarse a la resolución eficaz, oportuna e imparcial de las negociaciones y conflictos laborales.

Su tarea es clave en la generación de un clima de armonía laboral, de colaboración entre los factores de la producción y de favorecer una cultura de entendimiento y paz laboral. Un centro federal que sea sensible al reclamo del trabajador, que reconozca las asimetrías entre los actores del conflicto y con un actuar apegado a derecho, a la ética y a la moral que se exige en el ámbito público.

Al llevar el registro nacional de las organizaciones sindicales, los contratos colectivos de trabajo, los contratos -ley y los reglamentos interiores de trabajo, el centro federal tiene la enorme responsabilidad de la certeza jurídica del quehacer sindical, de la interlocución en el conflicto laboral y del respeto de los derechos constitucionales de los trabajadores mexicanos.

El Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral tiene que convertirse en el espacio institucional que descargue la tarea de los Tribunales, que como espacio previo de conciliación favorezca acuerdos que beneficien a los actores económicos, evitando el juicio laboral largo y costoso tanto para los trabajadores como para las empresas.

Tercero: Materializar el derecho a la vivienda

El derecho a una vivienda digna es una añeja y persistente demanda sindical. La vivienda propia para los trabajadores representa una de sus más grandes aspiraciones personales y familiares. Es la formación de un patrimonio intergeneracional, de padres a hijos, fruto de años de trabajo y esfuerzo.

Las reformas al INFONAVIT han quedado aprobadas y publicadas. Previo existió un significativo debate donde manifestamos nuestras propuestas. Resguardo y blindaje a las aportaciones de los trabajadores. El dinero de los trabajadores no se toca, es de su propiedad y de nadie más.

Es fundamental mantener la esencia y carácter tripartita de dicha institución. Un esquema de gobernanza horizontal de contrapesos y equilibrios donde se articulen y consensúen las propuestas gubernamentales, sindicales y patronales.

Esa nueva gobernanza que requiere el INFONAVIT debe tener como pilares los mecanismos de control y fiscalización por medio de una sólida y participativa Comisión de Vigilancia.

El INFONAVIT se proyecta como constructor de vivienda. El reto es complejo desde todos los ámbitos legal, tenencia de la tierra, financiero, administrativo, desarrollo urbano, principalmente. La tarea no es solo construir vivienda de manera eficaz y transparente, sino vivienda que por sus características eleve la calidad de vida de los trabajadores y sus familias, que genere entornos sociales de convivencia y respeto, con la dotación y cercanía de los servicios educativos y de salud, con las vialidades e infraestructura adecuadas para la movilidad de miles de trabajadores. Es necesario romper los obstáculos estructurales que limitan a millones de trabajadores ya preclasificados, al acceso a una vivienda digna y de calidad.

En el Plan México del gobierno federal se enfatiza en la atracción de nuevas inversiones y en el impulso de nuevos polos de desarrollo regional. Se coincide de que no puede alentarse el establecimiento de nuevas inversiones, de poder avanzar en la relocalización industrial que gira en torno al “nearshoring” sin que se atienda previamente la demanda de vivienda. Sin casas para los trabajadores, no habrá suficiente oferta de trabajo para las nuevas inversiones.

Cuarto: Acciones afirmativas en sindicatos y centros de trabajo

En consonancia con los tiempos de la equidad de género, nuestra agenda laboral cruza con la urgencia de impulsar a fondo las acciones afirmativas de género que tanto impulsen los liderazgos femeniles en los sindicatos, como en ampliar las oportunidades de empleo de las mujeres en las empresas con salarios y espacios laborales que no sean discriminatorios a la mujer. Una gran agenda para romper inercias, prejuicios que aun prevalecen en los centros de trabajo y en la mentalidad de liderazgos sindicales y empleadores.

Quinto: Jornada laboral de 40 horas semanales

La jornada laboral de 40 horas abre un rico debate entre los sectores económicos y sobre sus impactos en la productividad de las empresas y el bienestar de los trabajadores.

Una jornada laboral que libere tiempo del trabajador para su crecimiento personal y un proyecto de vida que favorezca el uso adecuado del tiempo libre, la convivencia familiar y social, así como la adquisición de nuevas habilidades para una vida plena.

Sexto: Empleo e inteligencia artificial

Un debate recorre al mundo y tiene que ver con los previsibles impactos de la Inteligencia Artificia en la destrucción, pero también creación de fuentes de trabajo. La desaparición, pero también el surgimiento de nuevos tipos de trabajos que implica la inteligencia artificial requiere con urgencia de una agenda laboral vinculada estrechamente con la agenda educativa y de capacitación tanto en el ámbito público de las escuelas y universidades como al interior de las empresas.

Las comisiones mixtas de capacitación y adiestramiento deben avanzar con acelerada velocidad para el logro de adquisición de nuevas habilidades de los trabajadores en un marco de corresponsabilidad entre sindicato y empresa.

Seis puntos que no agotan la agenda laboral, pero que sí constituyen la parte nodal en las circunstancias actuales. Acceso a la Salud, Retiro y pensiones, Educación y Formación para y durante la vida, Recreación y Uso del Tiempo Libre, entre otros, complementan una agenda compleja, pero de un gran contenido humano, social y ético.

El bienestar de millones de trabajadores mexicanos. El esfuerzo y compromiso de las organizaciones obreras no puede decaer. Desde la CTM y la FTJ asumimos con enorme sentido de responsabilidad la agenda laboral del siglo XXI y la defensa de la integridad y la soberanía nacional.

*Propuesta que presenta Juan Huerta Pérez, secretario general de la FTJ en la reunión previa de la CXLII Asamblea General Ordinaria de la CTM en su 89 aniversario.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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