NACIONALES
Septiembre
Opinión, por Iván Arrazola //
Septiembre es un mes cargado de simbolismos, marcado por gestas heroicas y eventos que han dejado una profunda huella en México y en el mundo. Es el mes de la patria, cuando México inició su lucha por la soberanía, pero también es un mes de tragedias. El terremoto del 19 de septiembre es uno de los eventos que más conmovió a la ciudadanía mexicana. Además, septiembre es recordado a nivel mundial por el 11 de septiembre de 2001, cuando el terrorismo mostró su devastador poder en Nueva York. Septiembre de 2024, será recordado como el punto de inflexión en el que México pasó de un sistema pluralista a un régimen autoritario.
Con el fallo del Tribunal Electoral se confirmó lo que ya se había anticipado: la sobrerrepresentación de la coalición oficialista, que le otorga una super mayoría de 364 diputaciones y 85 senadurías, permitiéndole realizar todos los cambios a la ley que deseen. Un fallo que además reconoce las imperfecciones del sistema electoral, pero ante el que no se puede hacer nada.
Uno de los aspectos fundamentales a observar a partir de septiembre es un hecho inédito en la historia del país: en su último mes de labores, el presidente usará todo su poder para que la bancada oficialista apruebe las iniciativas que conforman el Plan C. Estas propuestas, en gran medida, transformarán la configuración del país, siendo la más relevante de todas, la reforma al Poder Judicial.
Aunque gran parte de la discusión se ha centrado en los requisitos mínimos que debe cumplir una persona para aspirar al cargo de juez, magistrado o ministro de la Suprema Corte de Justicia, el principal peligro que enfrenta las instituciones es su captura por intereses ajenos a su misión.
El principal argumento del presidente es que, más allá de la experiencia o trayectoria en cargos judiciales, lo verdaderamente importante es que quienes ocupen esos puestos sean personas honestas. Sin embargo, en el fondo, la reforma plantea que cada uno de los poderes, como en el caso de la Suprema Corte, proponga una determinada cantidad de aspirantes a estos cargos. Dado el control mayoritario del Congreso y de la presidencia de la República, será prácticamente imposible que esos perfiles sean imparciales. Independientemente de que los candidatos sean votados, ya llegarán con un marcado sesgo político.
Septiembre también marcará un hecho que evoca un periodo de la historia conocido como el Maximato: el presidente mantiene un enorme peso en las decisiones de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum. Prácticamente la mitad del gabinete está conformado por miembros del gobierno saliente, incluidos personajes que durante el proceso interno criticaron duramente a Sheinbaum, pero que ahora ocuparán cargos en el gabinete o puestos de gran poder, como la coordinación de bancadas en el Congreso. Ante estas señales, surge la duda de si López Obrador realmente abandonará el poder o lo compartirá con Sheinbaum, considerando que gran parte del capital político sigue perteneciendo a él.
Septiembre podría ser también el mes de los errores en materia económica. Las críticas a la reforma del Poder Judicial por parte de las embajadas de Estados Unidos y Canadá causaron tal molestia en el presidente que anunció una «pausa» en las relaciones. Ante la ambigüedad de esta declaración, que ha utilizado en otras ocasiones, López Obrador tuvo que salir a aclarar que la pausa se refería a las embajadas y no a los gobiernos, en medio de un aumento en el tipo de cambio.
Aunque el presidente ha minimizado esta alza, atribuyéndola a factores externos y no a la reforma judicial, la realidad es que la estabilidad cambiaria se ha visto afectada. De un tipo de cambio cercano a los 16 pesos por dólar hace apenas unos meses, el lunes pasado superó los 20 pesos por dólar ante las declaraciones del presidente.
El nivel de la discusión en días recientes ilustra la gravedad del problema, ante una marcha de estudiantes que protestan contra la reforma judicial, el presidente afirma que son los profesores quienes los manipulan y los incitan a salir a las calles, mientras que la presidenta electa les insta a leer bien la reforma. Estamos viviendo un momento en el que hemos perdido la capacidad de cuestionar al poder; no se les puede increpar porque se sienten dueños absolutos de la verdad.
Este es un claro síntoma del declive de la vida pública, cuando los políticos no son capaces de responder de frente y prefieren recurrir a la mentira y la manipulación. Septiembre quedará en la memoria como el mes en que la República entró en pausa.
