NACIONALES
Un líder mundial ni se improvisa ni se inventa: Gurría, un mexicano en el Woodrow Wilson Center

Campos de Poder, por Benjamín Mora Gómez //
“No hay religión más alta que el servicio humano. Trabajar por el bien común es el mayor credo» (Woodrow Wilson, 20º presidente de EEUU).
¡Habemus candidatum! Sí, sin duda, tenemos candidato, a un gran candidato, al mejor candidato a la presidencia de la República hacia el 2024: José Ángel Gurría Treviño. Un mexicano líder de clase mundial. El hombre que podrá reconstruir al México que López Obrador se propuso destruir y desunir; que quiso hundir en la pobreza más lacerante jamás imaginada en la peor pesadilla política y de gobierno de nuestra historia.
José Ángel, quien participó como militante en el foro Diálogos por México del Revolucionario Institucional, es la mejor carta desde la oposición para contender y triunfar, y tener a un México más preparado, responsable, eficaz y de resultados probados. Ildefonso Guajardo, también priista aspirante a ser el candidato de la oposición, ha reconocido que José Ángel es quien atrae a priistas, panistas, perredistas, empresarios, inversionistas y más. Es el candidato fuerte.
José Ángel es un economista egresado de nuestra Universidad Nacional y ha recibido títulos honoríficos de la Universidad del Valle de México, la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad Europea de Madrid y las universidades de Leeds, Haifa y Bratislava. En eso supera por todo lo alto a López Obrador y a cualquier en la Cuarta Transformación. La distancia entre uno y otros es gigantesca.
En 2024, habremos de recibir un gobierno casi en quiebra, carente de reservas para enfrentar contigencias económicas, con una inseguridad pública creciente, entregado al crimen organizado y mal militarizado. Necesitamos de un hombre como José Ángel Gurría Treviño, capaz de volvernos el liderazgo internacional perdido por un presidente negado a salir de las cuatro paredes de su cuarto; ignorante de la economía y el desarrollo, la competitividad, el bienestar y la sustentabilidad; peleado con las finanzas internacionales, incapaz de participar en un mundo global y además mentiroso. Un presidente que vive en las fantasías de sus datos.
En la semana reciente, José Ángel Gurría Treviño recibió el Woodord Wilson Award… bien, pero qué significa esto. Desde 1998, el Woodrow Wilson Center rinde homenaje, año con año, a mujeres y hombres de todo el mundo, ejemplares que a través del debate reflexivo, profundo y accesible, así como de una vida generosa y un servicio fresco e inteligente, esperanzador, de resultados tangibles para la humanidad y que han contribuido a que nuestro mundo sea un mejor lugar para todos. A José Ángel me precio de conocerlo, de haber platicado personalmente con él como si fuésemos amigos de muchos años sin serlo. Siempre ha sido muy generoso conmigo y se lo agradezco. Me ha escuchado con el mayor interés y ha sabido unir mis comentarios a su vida, encontrando coincidencias que pareciera hermanarnos. Nadie, jamás, lo ha hecho, ni creo que haya muchos como él en el mundo. He tenido suerte.
El Centro Woodrow Wilson, a través de su premio anual, nos regala la confianza de que otro mundo SÍ es posible, mejor, inclusivo, más justo y sustentable, gracias a “grandes hombres y mujeres que, por la fuerza de su carácter y sus propios logros, se han arraigado en la consciencia de la ciudadanía. Pensadores, emprendedores y audaces que han superado la adversidad, encontrado el éxito y defendido el bien común” como bien señala el propio centro con domicilio en Washington, DC. Junto a José Ángel, Laura Diaz Barroso de Santander y Grupo GAP, también fue galardonada. Una mujer y un hombre mexicanos muy dignos y más discretos.
El recibir el galardón Wooldrow Wilson no es algo menor pero tampoco de excepción para José Ángel. Ha sido galardonado y condecorado en más de 23 países, destacando títulos como el Grand officier de la Légion d’honneur y Chevalier dans l’ordre du Mérite agricole del Gobierno francés; la Medalla del Senado francés; el Ridder Grootkruis in de Orde van Oranje-Naussau de los Países Bajos; la Medalla Gwangwha al Servicio Diplomático otorgado por el presidente de Corea; la Orden del Mérito de Alemania; la Orden del Cruzeiro du Sul de Brasil; la Legión de Honor Grand Officier por Francia; la Orden del Mérito de Italia; la Orden del Sol Naciente de Japón; la Orden de Isabel La Católica de España, y la Medalla al Mérito Administrativo Internacional “Gustavo Martínez Cabañas”por el Instituto Nacional de Administración Pública por México. En 2007, fue el primer galardonado con el premio Globalist of the Year Award del Consejo Internacional de Canadá por sus esfuerzos que, como ciudadano mundial, ha realizado para fomentar el transnacionalismo, la inclusividad y la consciencia global. Tambien el Premio al Liderazgo Ben Gurion; el Premio Isidro Fabela de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales; el Premio Nueva Economía por la Orden Bernardo O’Higgins en el Grado de gran cruz, y la Medalla Rectoral de la Universidad de Chile. A diferencia de López Obrador quien mal habla el español y lo hace con dichos vulgares y soeces como el de “fuchi caca” o “me canso ganso”, José Ángel domina el español, francés, inglés e italiano así como un nivel intermedio de portugués y conocimientos de alemán. Él sí es un mexicano de clase mundial. Él llevaría el nombre de México a niveles muy superiores. ¿Quién más con tal nivel en México?
José Ángel Gurría fue secretario de Relaciones Exteriores con Ernesto Zedillo, tiempo en el que fortaleció las relaciones de México con Norteamérica, América Latina, Europa y Asia. Negoció Acuerdo de Asociación con la Unión Europea y consolidó nuestra participación en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. Logró el ingreso de México a la OCDE, del que fue su secretario general por largo tiempo. Abogó por una cooperación más efectiva entre países en desarrollo y por la condonación de la deuda a aquellos países más pobres. Se involucró activamente en el sistema de Naciones Unidas y participó, primero a nivel interamericano y posteriormente a nivel global, en la negociación de convenciones en temas de interés para la comunidad internacional. Es un experto en agua y migración, dos grandes retos para México.
Si entre los perros hay razas, entre los políticos hay niveles y clases. A diferencia de Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de López Obrador, Gurría Treviño no se distrajo en ocurrencias presidenciales. Ernesto Zedillo tenía claro el sentido de liderazgo global que favorecería a México. Gurría SÍ hizo política internacional; a Ebrard, López Obrador lo tiene comprando pipas para Pemex y vacunas y equipo médico para la 4T, en la mayor opacidad tan común con el pejesidente. José Ángel Gurría tiene madera de estadista; Marcelo Ebrad de estatista. Así pues, la diferencia es enorme, el primero nos brindaría un Estado mexicano más fuerte y competitivo mientras el segundo a un Estado confiscador de lo privado. Nosotros elegiremos.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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