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NACIONALES

Un voto que libera y compromete

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Estoy preparado para lo peor, pero espero lo mejor”. Benjamín Disraeli.

Quien crea que la Coca Cola es la chispa de la vida no merece descubrir la verdad y es preferible mantenerle en el engaño; así también a quien crea que en 2024 elegiremos a la mujer que nos llevará a otro nivel de bienestar, desarrollo y progreso como nación y patria, Ni Xóchitl ni menos Claudia tienen en sus manos la transformación ni reconstrucción de las instituciones republicanas de México; aquellas dependerán de solo nosotros, de nuestra preparación para la vida, de nuestra resiliencia, de nuestra inteligencia colectiva y de la calma con que enfrentemos los retos que habremos de heredar del actual gobierno.

Hay, quizá, una verdad: México se nos escapa entre los dedos de las manos; sin embargo, aun hay esperanza. Nada nos condena ni a nadie condenamos.

Christopher Reeve, actor norteamericano que interpretara a Supermán, dijo: “Una vez que has elegido la esperanza, todo es posible”. Claro, lo acepto, hace casi seis años, se votó por la esperanza de México y aquella nos falló y engañó. Bien se dice que no todo lo que brilla es oro.

El futuro empieza hoy; en este momento y aquí, no en el mañana ni en un lugar distinto al de nuestra cotidianidad. En junio de 2024, firmaremos un contrato con quien nos gobernará por seis años como nación; de nosotros dependerá en quién descansaremos el quehacer del gobernante. A la presidente -Xóchitl o Claudia- le tocará cumplir con la parte que corresponda al gobernante en el Plan Nacional de Desarrollo 2024-2030, pero solo una de ellas parece tener palabra de honor.

Hoy, ninguna de las dos mujeres precandidatas me guiñe el ojo; pero una de ellas, Claudia, oscurece el futuro del México que amo y por el que doy lo mejor de mí cada día.

Esto aun no empieza la contienda constitucional; habremos aun de esperar unas semanas. Sin embargo, de nuestra elección dependerá que construyamos o no el México mejor posible desde el ejercicio pleno de nuestras libertades en un ambiente de democracia o que se nos impongan límites dictatoriales desde sus ideologías totalitarias chavistas o castristas. El abismo es gigante y muy profundo, insondable. Pero entendamos que con un “Xóchitl va” no iremos a ningún lado en específico; por ello, no debe bastarnos. Necesitamos contenido y continente… para ello, Xóchitl ya tiene a parte de su equipo y me gusta. ¡Confío en ese México alterno a la Cuarta Transformación!

De uno y otro extremo se nos dice que ni Xóchitl ni Claudia crecen, y eso me parece demasiado atrevido y engañoso. Como he señalado, aun no estamos en campaña; sin embargo, una cosa es cierta, aunque Xóchitl aun tiene algunos puntos por debajo en el arranque, su posición infunde esperanza a los xochitlovers.

Xóchitl tiene argumentos anti Claudia muy sólidos por sus malos resultados como responsable delegacional y de la Ciudad de México, pero no son suficientes. La gente los conoce y poco le han golpeado. Tampoco hará mella la poca gracia física de Claudia pues no se trata de un concurso de belleza; en este caso, a las mujeres no les inclina y a los hombres no nos importa. Nosotros no votamos por físicos sino por confianza.

Xóchitl tiene mucho que ofrecernos, pero debe conocer sus retos de viva voz y desde visiones novedosas. Me explico: Hoy, ante la sequía ya superada, aunque con tardanza, el campo mexicano sufre una de las mayores tragedias en años y los alimentos escasearán y aumentarán sus precios en el mercado; y así, las tortillas podrían costarnos mucho más, por dar un ejemplo. Si se resaltan los yerros del presidente al cancelar programas de apoyo gubernamental al campo y la extinción de la financiera rural, cuando se lleguen los impactos de los precios en los alimentos a nuestras mesas, la gente tendrá en López Obrador al principal culpable.

Nadie puede hacer que llueva a fuerza; sin embargo, con precios de garantía, las mujeres y hombres del campo no se empobrecerían. Necesitamos una nueva financiera rural. Enrique de la Madrid, ya incorporado a la campaña de Xóchitl, conoce del tema y sabrá darle la mejor solución.

Debemos aprovechar la condena popular que pesa sobre quiénes que, conscientes de la culpabilidad de un gobernante, lo justifican o argumentan en favor de su inocencia o la incapacidad para cumplir sus compromisos, cuestionando la validez y la fuerza de la evidencia en su contra. Esto lo debemos transformar en estrategia electoral.

Pocas profesiones como la del político y del servidor público reciben tanta crítica por sus inmoralidades. En el imaginario colectivo siempre se tienen visiones muy polarizadas. Aprendamos a trabajar con ella, tan cual lo ha hecho el propio López Obrador.

Los chairos son hoy los abogados del diablo; hagamos que se arrepientan. No permitamos que los argumentos que usarán López Obrador socaven la credibilidad de Xóchitl, pero tampoco usemos contra argumentos que sean poco convincentes.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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