MUNDO
Alvin Bragg, fiscal de Nueva York, va contra Trump: ¿La acusación le ayuda o perjudica a Trump?

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
El fiscal de la ciudad de Nueva York ha cumplido una de sus promesas centrales de campaña. En 2021 Alvin Bragg fue electo como Fiscal para la Ciudad de NY. Dentro de sus promesas más relevantes se encontraba la de procesar a Trump. Presumía haber demandado más de 100 veces a las empresas del grupo Trump durante su trabajo como asistente del Fiscal del Estado de Nueva York.
El Fiscal neoyorkino también prometió acabar con la figura de fianza forzosa para algunos delitos, lo que ha sido criticado por víctimas que se ven atacadas por criminales quienes han sido detenidos múltiples veces en lapsos cortos por delitos que van desde la violación hasta el asalto con violencia o robos seriales menores a mil dólares.
Pero la impune delincuencia en Nueva York y el aumento de homicidios son temas para otro momento. Ahora debemos enfocarnos en el tema que dividirá aún más a EUA y que distraerá más a Occidente en su lucha por mantenerse como líder del actual Orden Mundial.
Es importante recordar que los jueces de algunos estados y ciudades de EUA son electos por filiación partidista, haciendo campaña como los alcaldes o diputados. Por lo tanto, es casi un hecho que en Manhattan antes del juicio Trump sea ya culpable.
Si el fiscal cumplió su promesa de campaña, será difícil que un juez arriesgue su propia elección dejando libre a Trump. Este tema se resolverá en Cortes Federales ya que ambos apelarán. El fondo legal es una falta menor sujeta por “alfileres” a una falta criminal. Era un contrato privado del 2016 en el que Trump pagó con dinero personal a una mujer dedicada a la pornografía para no difundir una supuesta relación de años atrás.
Después, ella firmó que no había tenido ninguna relación y aceptó el pago, pero el Fiscal dice que el ex candidato (Trump), no declaró ese gasto como parte de su campaña, lo que sería una falta federal y que al haberla declarado como gastos legales de su persona habría incurrido en una falta municipal que se castiga por falsedad de asientos contables. Es todo un rollo y nunca se ha perseguido a nadie con un argumento así. De todos modos, ya está hecho.
Se dice que la falta o delito ya prescribió, pero el Fiscal ha determinado que al ser un crimen y no una falta menor, su prescripción se aumenta a 5 años en lugar de 3 de la falta original. Además, para alargar los 5 años del 2016 al 2023, se está argumentando que Trump está fuera del Estado, lo que aumenta el tiempo de la prescripción. Todo un trapecio legal. ¿El fin justifica los medios o nadie por encima de la ley?
Alvin Bragg hace historia, al ser el primer Fiscal que somete a un ex presidente o candidato a presidente a proceso en la historia de EUA. Se dice que son 30 cargos todos relacionados con pagos a esa actriz porno y presuntamente a una segunda de la misma época.
La gran división distrae a EUA en temas que van desde la economía hasta la expansión de China como nueva superpotencia. La investigación es una de otras tantas que se siguen vs Trump como la relacionada por la violencia en el Capitolio el 6 de enero del 2021, otra por interferencia electoral en Georgia en el 2020 y otra por haberse llevado papeles clasificados a su oficina/casa de Florida al terminar su presidencia.
No se debe olvidar que Trump es el puntero para ser candidato Republicano contra Joe Biden del partido Demócrata para el 2024. Por lo que este procedimiento y los que faltan serán parte forzosa del debate político para el 2024. Varios de los líderes Demócratas incluidos Joe Biden, el líder del Senado y la ex lideresa de la Cámara, han declarado que harán todo lo posible para evitar que Trump participe en las elecciones, asegurando que Trump debe demostrar su inocencia en lugar de que el Estado deba probar su culpabilidad.
Lo que es mal visto por los seguidores de Trump e incluso por algunos opositores al propio Trump, alegando que en EUA las elecciones las deciden los electores y no los jueces o fiscales, conductas que son más comunes en países autoritarios o corruptos.
LA PREGUNTA DEL MILLÓN
¿Le ayuda o le perjudica a Trump? Está por verse. Las mujeres conservadoras y muchos de los electores independientes han mostrado su desagrado por la forma en la que Trump se conduce y en especial rechazan la forma en la que habla, pero casi todos reconocen que sus políticas son mejores que las de Biden.
Las encuestas indican que 60% de los electores no quieren a Trump de regreso, pero en la revancha Trump vs Biden, el magnate parece salir mejor librado con un 3% de ventaja sobre el demócrata, lo que podría explicar el circo venidero.
Si los demócratas logran recordar a las mujeres y a los moderados que Trump ha sido infiel, grosero y dramático, el margen favorecerá a Biden, pero sí Trump logra comportarse y hablar de políticas y de cómo sus medidas económicas dieron resultados positivos a la gente común y no solo a los altos políticos, podría salir beneficiado al presentarse como víctima de persecución por sus ideas y propuestas políticas más que por sus hechos privados.
En Estados Unidos y en el mundo Trump despierta pasiones. Los moderados le recriminan sus formas y su vida personal, los radicales contrarios lo ven como una amenaza y los radicales afines como el único redentor. Mi opinión personal es que, salvo sus formas vulgares, no es ni lo uno ni lo otro. Lo triste es que los moderados de centro, de derecha o de izquierda no tienen opciones en los candidatos para EEUU y tal vez de otras naciones de Occidente.
DE HÉROE A VILLANO
Cuando Trump era empresario y donaba millones a los políticos de los dos partidos era amado en NY y en Hollywood a pesar de sus excentricidades y vulgaridades.
Los radicales pro Biden acusan de terroristas o transfóbicos a padres y madres de familia que se oponen a que “Drag Queens” de espectáculos o libros sexuales a niños de kínder y primaria, o a médicos y activistas promoviendo cambios hormonales a niños de 5 a 12 años sin el consentimiento de sus padres.
Culpando a republicanos por tiroteos en escuelas con armas de alto calibre, de la contaminación ambiental por el uso de petróleo, gas o gasolina. Culpan a los Trompistas por oponerse a la participación de hombres que ahora se identifican como mujeres en competencias deportivas y vestidores femeniles como parte de una agenda de equidad de la comunidad transexual.
Finalmente proponen que se dé a los descendientes de esclavos un pago económico pagado por el fisco, por lo que sufrieron sus antepasados esclavos en el siglo XIX y que se eliminen los exámenes de admisión para darles más acceso a la educación superior.
Los radicales pro Trump alegan que Biden está mentalmente perdido y mangoneado gracias al dinero que su hijo recibió de empresas chinas. También argumentan que el cambio acelerado de energías favorece a China quien no está obligado a dejar de usar carbón, petróleo o gas para fabricar las cosas que vende al mundo. Culpan a Biden de la terrible inflación ocasionada por los subsidios masivos dados en el 2021-2023 y por el aumento de restricciones a la industria de los energéticos nacionales.
Alegan que las energías alternas deben ser accesibles antes de forzar a la gente a dejar las actuales tecnologías. Finalmente acusan que la justicia está siendo selectiva al recordar que Clinton pagó a muchas jovencitas para guardar silencio, que Bush mintió para crear una guerra, que Hillary pagó espías extranjeros para generar un documento en contra de Trump y que Biden mintió al decir que no sabían del dinero que China dio a su hijo.
Lejos está el modelo y la tradición norteamericana de poner al país por encima del partido o del interés personal, ambos líderes, ambos partidos y las televisoras están siendo copartícipes de la polarización. Trump no sabe cómo conciliar sin humillar o insultar. Biden prometió curar la división de EUA y de sus aliados internacionales, pero la ha aumentado en su país y en el mundo.
La estrategia del Fiscal de NY sirve para romper el mito de que a un ex presidente o candidato no se le debe tocar salvo por traición a la patria, veremos si esto ayuda a los otros juicios. ¿Qué consecuencias tendrá esta decisión en contra de otros políticos? ¿Quiénes por un tema municipal podrán ser enjuiciados con relación a presuntos delitos federales?
La elección del 2024 se empezó a debatir por investigación del ataque al congreso el 2020, se le sumó la redada a casa de Trump y ahora esto. En el 2020 comentamos que el contrincante de Trump era Trump, él sigue siendo su peor enemigo. A pesar de todo esto, tal parece que Biden y su equipo podrían estar tratando de reusar en el 2024 a Trump para derrotar a Trump.
Pero si sobre juegan su mano, esto podría salirse de control afectándoles frente al electorado. Ya veremos. También pueden suceder una o varias desgracias que sean aprovechadas por ambos bandos como parte de la campaña del miedo.
El G7 aliado de EUA no se ha pronunciado, pero países como El Salvador y México ya dan su opinión sobre el show del siglo, que solo será superado si Trump gana o si otro juzgado lo encarcela. ¡Hagan sus apuestas!
La presentación del martes ante el juez, será coordinada por el Servicio Secreto que cuida a Trump y la Policía de NY. Él será presentado, pero no será detenido porque en NY no se requiere fianza en varios delitos y esta falta no es grave. La foto de Trump con el número de juicio será muy famosa y rentable.
Con sus divisiones y conflictos internos EUA parece estar en una crisis suicida y China le ayuda en su mortal aventura potencializando frivolidad vía TikTok y decadencia con las drogas que corren como ríos caudalosos causando muerte en México y en el país del tío Sam, con la complicidad de políticos y empresarios que sirven de tapadera, mientras que el dragón asiático les empieza a comer el pastel convenciendo a más países cada día -ya van 25-, para usar el RMB Yuan en lugar del dólar en las operaciones comerciales con ese país.
Mientras este tema devora todo el tiempo aire en los noticieros y columnas políticas del país de las barras y las estrellas, Rusia detiene a un periodista de EUA y China detiene a un empresario importante, acusándolos de trabajar para la CIA. En Rusia no se había detenido a un periodista americano desde la guerra fría, hace 40 años y en China no se había detenido a un líder empresarial americano en décadas.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS CINCO PRINCIPALES:
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.
MUNDO
De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.
México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.
Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.
El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.
La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.
No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.
Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.
No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.
Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.
Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.
No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.
El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.
Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.
Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.
Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.
Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.
México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.
No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.
Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.