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OPINIÓN

Arnoldo Rubio Cárdenas: Inversión del Ipejal; la Ciudad Laboral dista mucho de la Villa Panamericana

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Por Mario Ávila //

El plan de negocios lo convenció y por ello en la sesión mensual del Consejo de Administración del Instituto de Pensiones del Estado, el representante de los maestros de la Sección 47, Arnoldo Rubio Cárdenas, no dudó en aprobar el proyecto de inversión que por 295 se les planteó para construir la Ciudad Laboral en los que fueron las oficinas de la extinta empresa camionera paraestatal, Servicios y Transportes, sobre la carretera a Tesistán.

La inversión se parece mucho a la que 12 años atrás hizo el IPEJAL en la construcción de la Villa Panamericana, no solo en la cifra a invertir, sino en el hecho de que el Gobierno del Estado tenía sus arcas muy gastadas y tenía que echar mano de una estrategia para subsidiar la obra que le resultaba indispensable.

Ayer la inversión fue en favor del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 con el Gobierno del Estado como aval y hoy ocurre lo mismo, la inversión la tendrían que hacer de manera conjunta los poderes Ejecutivo y Judicial, pero como acusan de crisis financiera, recurren a la institución que siempre tiene liquidez y en la que tienen a un Consejo de Administración a modo, que nunca ha rechazado proyecto alguno que llegue del gobernador en turno.

Entrevistado en el programa radiofónico “Tela de Juicio”, el líder del magisterio jalisciense reconoció que si bien todas las inversiones tienen riesgo, “en este caso creo que no estamos invirtiendo en la bolsa, en papel o en mercancía, que pueda poner en riesgo el dinero de los trabajadores; hoy es un arrendamiento puro que se hace en un contrato con el Gobierno del Estado quien es el garante y quien habrá de estar pagando puntualmente la renta de 2 millones 652 mil pesos mensuales durante 20 años, con un incremento anual del índice nacional de precios al consumidor más el IVA.

Difícilmente se puede convertir en un Abengoa, porque aquí no intervienen particulares, el proyecto que se nos presentó a los consejeros del IPEJAL en diciembre del año pasado, en el que nos planteaban en un terreno que tiene pensiones por carretera a Tesistán se invirtieran 295 millones de pesos para construir la Ciudad Laboral en un plan de negocios de arrendamiento puro.

No se usará todo el terreno de 56 mil metros cuadrados, de los cuales solo se habrán de utilizar 7 mil 800 metros cuadrados para la construcción del proyecto, que dejará al IPEJAL una renta mensual de 2 millones 600 mil pesos más IVA con un incremento anual de acuerdo al índice nacional de precios al consumidor. La vigencia de este contrato es de 20 años y el garante del proyecto es el Gobierno del Estado.

Es decir, en el terreno adicional se habrá de construir un estacionamiento que sería operado por el propio IPEJAL, y en los otros 47 mil metros cuadrados de renta se podrán construir algunos locales comerciales para detonar la zona y pueda ser un ingreso más para el Instituto. Por eso lo vemos viable, aunque si bien es cierto sabemos que no va a resolver el problema financiero de Pensiones, pero es un negocio que consideramos que es bueno para que tenga un ingreso el Fondo de los trabajadores en un predio en el que ahorita no existe nada y al contrario nos genera un gasto de entre 2 o 3 millones de pesos anuales, que se invierten en el pago del impuesto predial, vigilancia, mantenimiento”, planteó el maestro Arnoldo Rubio Cárdenas.

EL QUEBRANTO MILLONARIO DE LAS VILLAS PANAMERICANAS

Sobre la seguidilla de malas inversiones que durante años ha autorizado el Consejo de Administración del IPEJAL, Arnoldo Rubio se sinceró: “Tenemos que aceptar y así lo he dicho yo en las reuniones con mis trabajadores, que se han hecho negocios que no han dado los frutos, incluso ha habido negocios que han fracasado totalmente, tipo Abengoa en donde se invirtieron 600 millones de pesos y hoy cuesta esa inversión 4 pesos; también tenemos el caso de Transporte Marítimos de México en donde también se hizo una inversión importante y hoy si bien es cierto, no hay terceros y tenemos que darle un giro a esa inversión y acomodar lo más pronto posible ese papel para que no perdamos tanto los trabajadores.

Pero en el caso específico de este proyecto, también hay que decir los que parecen buenos, y los que parece que no tienen tanto riesgo, esta inversión de que es de 295 millones consideramos con el plan de negocios y así lo hice saber en la votación de la sesión pasada, que si ese es el plan de negocios y no tiene variación, consideramos que puede ser algo que le abone poquito al fondo”.

Vuelvo a repetir, sabemos que no es una inversión, ni en los 20 años que se proyectan, que se trate de una solución al problema financiero de pensiones, ya que actualmente se pagan 600 millones de pesos de la nómina de los puros pensionados y jubilados, pero en ese sentido creemos que ayuda un poquito a consolidar el fondo, a abonarle al fondo de los trabajadores y retrasa un poco el tener que estar vendiendo los activos”.

Y una cosa importante, es que este proyecto con todos los accesorios que se le pongan, sigue siendo propiedad de Pensiones, muchos podrán decir que después de 20 años ya no se vuelve a rentar, esperemos que de aquí a 20 años esté más sólida la zona que haya comercializado toda esa parte, que detone la zona comercialmente con la infraestructura que se pretende hacer y por lo tanto que nuestro terreno valga más y podamos rentarlo después en una mayor cantidad.

Sabemos que los 300 millones de pesos no se van a desembolsar de un solo jalón, sino que se habrá de ir programando la inversión conforme se vaya construyendo y se calcula que a partir del próximo año ya estén dando los frutos que estén puestos en el modelo de negocio y recabando la renta”, planteó el representante del magisterio.

Sobre la reingeniería que en la presente administración a cargo de Héctor Pizano se realiza a Pensiones, Rubio Cárdenas dijo: “Definitivamente hoy más que apoyar a una sola persona en este caso al director, creo que todos los consejeros y todos los que tenemos que ver con los trabajadores y con el fondo de los trabajadores, tenemos que hacer lo que nos toca, hoy tenemos que ponerle lupa a todas las inversiones, a todo movimiento del dinero, porque ya no tenemos mucho margen de error, porque según los estudios actuariales hoy tenemos que hacer crecer el dinero”.

Hay que decir también -abundó-, que Pensiones tiene que invertir su capital para hacerlo crecer, porque si no, según el estudio actuarial en el 2025 tendríamos que empezar a vender los bienes inmuebles para poder solventar el pago de la nómina. Debemos decir también que hemos tenido un crecimiento exponencial con nuestros compañeros pensionados y jubilados, en el 2010 eran 17 mil los pensionados y hoy en el 2022 rebasan los 40 mil y con este crecimiento la nómina lógicamente sube y hoy tenemos que decidir apoyarnos entre todos para que ese tipo de plan de negocios no tenga nada oscuro, no tenga nada oculto y de poquito en poquito podamos darle viabilidad financiera al Ipejal.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 804: Lo piden los expertos: Una nueva Corte de Justicia sin extremos ideológicos

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JALISCO

La transparencia del fiscalizador

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– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

En Jalisco, la transparencia y la rendición de cuentas deberían ser principios innegociables. Sin embargo, la resistencia del auditor superior del Estado, Jorge Alejandro Ortiz Ramírez, a ser auditado por la Unidad de Vigilancia del Congreso revela una paradoja alarmante: el encargado de fiscalizar el gasto público evade la supervisión.

Esta actitud, denunciada por David Rubén Ocampo Uribe, titular de la Unidad, y el diputado Alberto Alfaro García, presidente de la Comisión de Vigilancia, no solo cuestiona la integridad de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ), sino que amenaza la confianza en el sistema democrático.

Desde el 10 de julio de 2025, cuando Ocampo asumió su cargo, Ortiz Ramírez ha bloqueado cualquier intento de revisión. Solicitudes de expedientes laborales, nóminas y contratos han sido ignoradas, y un encuentro institucional propuesto para el 19 de agosto quedó en el vacío. “Quería saber si todo está en regla. La respuesta fue negativa. Pedí una reunión pública con agenda común, y tampoco hubo respuesta”, relató Ocampo a Conciencia Pública.

Incluso se le prohibió a personal de la ASEJ pasarle llamadas, limitando el diálogo al secretario técnico, un subordinado que no puede sustituir al titular.

El diputado Alfaro, de Morena, califica esta resistencia como un desafío al Congreso y a la sociedad. “El auditor se siente intocable, como si fuera gobernador. Durante ocho años operó sin contralor, pero ahora que lo hay, se niega a colaborar”, afirmó.

Con el respaldo de 29 de 32 deputados al nombramiento de Ocampo, su legitimidad es incuestionable. “Sabe que abriremos la Caja de Pandora”, añadió, sugiriendo que Ortiz Ramírez teme revelar irregularidades.

La Constitución de Jalisco y la Ley de Rendición de Cuentas otorgan a la Unidad de Vigilancia facultades plenas para revisar la ASEJ sin necesidad de acuerdos previos de la Comisión de Vigilancia, como argumenta Ortiz Ramírez.

Esta interpretación “tecnicista” es, para Ocampo, un escudo para evadir la fiscalización. La pregunta es inevitable: ¿qué oculta el auditor? Denuncias internas apuntan a aviadores, nóminas infladas, “moches” por laudos laborales y tolerancia a incapacidades falsas avaladas por el IMSS.

Una figura clave en estas acusaciones es Sandra Verónica Márquez González, de la Dirección Jurídica, señalada por mantener personal inexistente en nómina y exigir pagos ilegales, prácticas que arrastra desde su paso por el Tribunal de Arbitraje y la Fiscalía, donde se le vinculó al “Clan Trevi” por cobros indebidos.

La ASEJ es un pilar estratégico del gobierno de Jalisco, con autonomía técnica y de gestión para garantizar imparcialidad en la fiscalización de un presupuesto cercano a los 200 mil millones de pesos. Su rol como contrapeso es crucial para generar confianza ciudadana.

Sin embargo, la resistencia de Ortiz Ramírez recuerda épocas oscuras de la Contaduría Mayor de Hacienda, antecesora de la ASEJ, donde se rumoraba que las cuentas públicas se “lavaban” mediante acuerdos entre bancadas legislativas. Funcionarios corruptos encontraban en estos arreglos una vía para encubrir irregularidades, otorgando un poder desmedido al titular del organismo.

Hoy, la ASEJ debería ser un modelo de integridad. El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030, liderado por Cynthia Cantero Pacheco, establece la transparencia y la participación ciudadana como ejes rectores de la gestión pública. Este plan, construido con la voz de más de 675,000 jaliscienses, vincula el presupuesto a resultados medibles, exigiendo apertura y rendición de cuentas.

La opacidad de Ortiz Ramírez contradice este espíritu, debilitando la credibilidad de una institución que debería ser ejemplo.

La pasividad de otros actores institucionales agrava el problema. El silencio del Congreso en pleno y la inacción de la Fiscalía Anticorrupción alimentan percepciones de complicidad o indiferencia. Mientras, rumores de una posible reelección de Ortiz Ramírez, tras ocho años en el cargo, generan rechazo. “Un gobernador dura seis años y se va. Este señor pretende quedarse otros ocho. Es inadmisible”, sentenció Alfaro.

¿Cómo puede hablarse de rendición de cuentas si el fiscalizador se coloca por encima de la ley? La resistencia de Ortiz Ramírez no es un simple desencuentro burocrático; es una afrenta al sistema de pesos y contrapesos.

“La opacidad reina en la Auditoría. Si el auditor desconoce la ley, ¿cómo fiscaliza al estado?”, cuestiona Ocampo. La sociedad, cada vez más vigilante, exige respuestas. Ortiz Ramírez tiene una oportunidad: abrir las puertas de la ASEJ, entregar la información solicitada y demostrar que no hay nada que ocultar. De lo contrario, su silencio seguirá alimentando sospechas de irregularidades.

La transparencia no es negociable, y Jalisco merece una Auditoría Superior que predique con el ejemplo. Es hora de que el fiscalizador rinda cuentas.

 

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JALISCO

MC: espejismos de unidad y fractura a la vista

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– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco

Movimiento Ciudadano en Jalisco ya abrió el telón de su renovación interna con la elección de 64 nuevos coordinadores municipales en la vieja casona de Av. La Paz. En apariencia, un ejercicio de normalidad partidista: discursos de unidad, promesas de cercanía con la gente, rostros nuevos para el escaparate y la certeza de que el partido naranja seguirá marcando la pauta en la política local.

Una postal impecable para las páginas de los diarios amigos… pero un espejismo apenas capaz de ocultar las fracturas internas que corroen al partido naranja. Pues, bajo el barniz del entusiasmo, se esconde un mapa con claroscuros que la dirigencia difícilmente podrá negar.

Los números de la elección de 2024 fueron generosos en sus bastiones metropolitanos: Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco volvieron a confirmar la hegemonía emecista. En la capital, 308 mil votos aseguraron la continuidad; Zapopan, con 323 mil sufragios, consolidó la plaza más codiciada del estado; y Tlajomulco refrendó, una vez más, su condición de vivero político del grupo alfarista con 94 mil papeletas a su favor. Una trinidad metropolitana que otorga poder y recursos, pero que no resuelve la fragilidad en el resto del estado.

Porque más allá del brillo urbano, MC perdió terreno en Puerto Vallarta —joya turística entregada al PVEM en sociedad con Morena—, cedió Ciudad Guzmán, enclave agroindustrial del sur, y vio escaparse Tepatitlán, bastión alteño que durante años se pensó inmune a los embates opositores. En Tlaquepaque y Tonalá, el retroceso fue aún más doloroso: en el primero, los 109 mil votos no alcanzaron para retener la presidencia municipal; en el segundo, apenas 47 mil sufragios lo relegaron a un segundo lugar incómodo detrás de Morena. Un tropiezo estratégico en el oriente metropolitano que desnuda la vulnerabilidad del proyecto.

Mirza Flores, encargada de administrar esta renovación interna, habla de “liderazgos de territorio, cercanos a la gente”. El discurso suena bien, pero la tarea es monumental: reconstruir la cohesión de un partido que, en su expansión, ha multiplicado corrientes, intereses y pleitos internos. Porque el problema no es solo perder municipios: es perderlos mientras el partido se enreda en disputas de candidaturas, pugnas entre cuadros y una dirigencia que debe demostrar que puede arbitrar sin fracturar.

Los números distritales tampoco ayudan: de 20 distritos locales, MC apenas ganó 6; de los federales, ninguno y los plurinominales fueron para los exfuncionarios que necesitaban fuero y los “liderazgos” escogidos. Esto significa que, aunque controla alcaldías claves, su voz legislativa es reducida y carece de peso real en el Congreso federal.

Un contraste brutal: músculo en los municipios, anemia en las cámaras. Y esa asimetría no se corrige con discursos ni asambleas, sino con operación política en campo, con la capacidad de seducir al votante rural, al comerciante alteño, al campesino del sur que aún ve en el naranja una marca citadina, aburguesada y distante.

Pero lo verdaderamente corrosivo no está en las urnas, sino en los pasillos. La disputa Alfaro–Lemus ha dejado de ser un rumor y se ha convertido en un hecho palpable. Enrique Alfaro se resiste a entregar el control de candidaturas y cuadros, mientras Pablo Lemus mueve sus piezas con paciencia quirúrgica, tejiendo su propia red de operadores que responden solo a él. Entre ambos, Mirza Flores aparece como árbitro incómodo, obligada a conciliar lo irreconciliable: mantener la disciplina de un ejército que ya no reconoce un solo general.

El grupo Alfaro–Lemus sabe que esta es su última gran prueba antes de 2027. Si logran ordenar candidaturas y mantener la paz interna, MC llegará con posibilidades de sostener el gobierno estatal. Pero si insisten en los métodos de imposición y en los arreglos de cúpula, el costo será alto: perderán distritos clave, y con ellos, la capacidad de negociar en el Congreso y de sostener el control territorial.

Los cuadros históricos, los que alguna vez creyeron en la “ola naranja” como una alternativa fresca, se encuentran marginados o desplazados por nuevas caras que responden a intereses de grupo. La operación interna dejó cicatrices: candidaturas impuestas, militantes que sienten haber sido utilizados y un éxodo silencioso hacia Morena y el PVEM que ya se empieza a notar en las regiones.

En política, decía siempre la vieja guardia, no basta con administrar victorias: hay que blindarlas. Movimiento Ciudadano gobierna hoy con holgura en las ciudades, pero su debilidad en la periferia y en el interior del estado es evidente. Las plazas que perdió en 2024 son recordatorio de que el poder es un animal volátil: se escurre por las rendijas más pequeñas y muerde cuando menos se le espera.

La renovación municipal, que en el discurso se vende como ejercicio democrático, en los hechos es un intento de tapar grietas con retórica. En lugar de cohesión, lo que se advierte es una carrera por controlar posiciones rumbo al 2027. Cada comité local es, en realidad, una ficha en el tablero de negociación entre Alfaro y Lemus.

La batalla del 2027 no se jugará únicamente en los edificios de avenida Hidalgo o en los mítines de funcionarios públicos en la Casa Ciudadana. Se librará en los tianguis de Tonalá -donde el Ayuntamiento ha prendido focos rojos-, en los talleres de Arandas -Cuando se habla de la inseguridad que hay en las carreteras de la zona-, en los mercados de Lagos de Moreno -Al momento de hablar de un nuevo ejecutado o desaparecido- y en las colonias populares de Tlaquepaque -Explicando por qué el SIAPA no otorga el servicio que cobra: agua-. Ahí, donde los discursos sobran y lo que cuenta son los servicios públicos, la seguridad y la cercanía real de quienes gobiernan.

La verdadera batalla de 2027 no será contra Morena ni contra el PVEM. Será contra sí mismo. Porque, como tantas veces en la historia política de este país, los partidos no caen por la fuerza del adversario, sino por la podredumbre que incuban dentro.

Hoy MC es un cascarón brillante en la superficie, pero carcomido por dentro. Se vende como movimiento fresco, pero huele ya a partido viejo: facciones enfrentadas, candidaturas negociadas en lo oscurito y un liderazgo que se desgasta en administrar pleitos en lugar de ganar territorios.

Si no corrigen el rumbo, el espejismo de unidad que hoy pregonan se desmoronará al primer soplo de la contienda. Y entonces, la historia no hablará de una derrota electoral, sino de un suicidio político en cámara lenta. Una crónica que, como tantas en la política mexicana, no se escribirá con tinta… sino con epitafios.

En X: @DEPACHECOS

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