CULTURA
Atlas fuera de la liguilla: De la gloria al infierno
Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //
Los rojinegros del equipo Atlas de Guadalajara terminaron de súbito el ensueño placentero del bicampeonato obtenido a sangre, sudor y lágrimas en buena lid para regresar al pasado de sus fantasmas existencialistas, de la derrota y mediocridad que lo acompañaron a lo largo de su historia de más de un siglo de existencia, con la euforia del campeonato anual de liga de 1951, viviendo del recuerdo de las mieles de la gloria, y el bicampeonato actual para despertar en el infierno del deshonroso papel de esta temporada exprés apertura 2022 en los últimos lugares de la tabla general.
Su “palmarés” de pobreza futbolística no es nada envidiable con las peores marcas negativas del futbol mexicano:
Tres descensos a Segunda División em su historia.
11 encuentros consecutivos sin meter gol en la portería contraria.
La venta indiscriminada de sus mejores jugadores cada temporada por la ambición desmedida económica en las transacciones nada transparentes que lejos de beneficiarse como club, cada año se endeudaban más (al estilo de los políticos gobernantes mexicanos), engañando a su propia mesa directiva con la responsabilidad directa de sus presidentes en turno, amos y señores de las finanzas.
El pago por adelantado, incluso por años, de los derechos de transmisión televisivos y de otros patrocinadores (cerveceras, refresqueras, uniformes etc), l embargo administrativo de sus clubes deportivos por el SAT por evasión fiscal. Las bolsas de papel cubriendo la cabeza de los aficionados por la vergüenza de su equipo (originales), manifestándolo en la tribuna del Estadio Jalisco. La falta de pago de sus jugadores y cuerpo técnico en nómina y que les cubrían en abonos (algunas temporadas).
El pago a cuentagotas por derechos de porcentaje al jugador en la venta de sus cartas de transferencia donde algunos ni siquiera les liquidaron.
Un equipo que tenía un estilo propio del jogo bonito, espectacular, alegre de técnica depurada, llamados la academia y sus niños catedráticos, llamados también los amigos del balón, que entusiasmaron a sus seguidores, que como perros no en el sentido peyorativo sino por la nobleza del animal en cuestión en las malas y en las peores que nunca campeonaban.
El bicampeonato del equipo rojinegro cuestionado por los villamelones envidiosos y detractores que jamás nunca tuvieron razón de ser puesto que nadie les regaló nada y sus campeonatos, los obtuvieron por méritos propios, que como negocio licito (Grupo Orlegui), gusta invertir en jugadores extranjeros o nacionales para tratar de campeonar con sus equipos Santos de Torreón y recientemente Atlas de Guadalajara, estos últimos con resultados inmediatos que ilusionaron a todos con la obtención de sus campeonatos consecutivos muy difícil de obtener en estos tiempos, donde todos los equipos luchan por la supremacía y hace que no solo los llamados equipos grandes tengan la esperanza de ser los mejores, donde más de la mitad de equipos tienen condiciones equitativas de ceñirse también la corona.
Lo lamentable de este equipo tapatío es el cambio radical cuando prácticamente mantiene sus jugadores base, donde no tiene un vasto plantel que sufre en serio la ausencia de sus jugadores referentes, máxime en su columna vertebral con un Camilo Vargas titubeante e incierto a pesar de su jerarquía, con un central Anderson Santamaría, baluarte, con exceso de fuerza desmedida, haciéndose acreedor a expulsiones; Aldo Rocha, otro baluarte, lamentablemente lesionado y en el ataque, un solitario Julián Quiñones convertido en la pesadilla de defensas contrarias, con su fortaleza física, peligroso siempre que su compañero de fórmula Julio Furch, intermitente en sus intervenciones con la pólvora mojada, donde no tienen calidad quienes lo suplen, que el delantero mencionado no está del todo bien haciendo trabajo de sacrificio como poste y pivote sirviendo balones a sus compañeros.
Un equipo de futbol lo conforman no solo su cuadro base o titular sino el plantel existente de una plantilla de 25 jugadores de calidad, como sin duda lo tienen: América, Guadalajara, UANL, Monterrey, Pachuca, Santos, Toluca y el propio Cruz Azul, que este último anda de capa caída, más por sus directivos que por los propios jugadores de una Corporativa Cementera, dueña del equipo que cambia sus personajes de pantalón largo, donde sus decisiones no están bien planificadas.
Los depredadores promotores, por otro lado, están siempre al acecho para vender jugadores y directores técnicos, principalmente extranjeros que no son la solución y cuestan una fortuna, un par de ejemplos Alan Mozo, “refuerzo” lateral carrilero (innecesario); Jesús “Chapo” Sánchez, capitán; Carlos Cisneros y el propio Isaác “Pollo” Brizuela, estos últimos habilitados antes que el ex – puma, y Dani Alves, brasileño, cuestan una fortuna y no son útiles para su equipo a pesar que Alves pretende ser mundialista en Qatar.
Los comentaristas convertidos en promotores, donde algunos tienen ya fuera al técnico argentino Diego Cocca, que por supuesto deberían sostenerlo e incluso hacerle un monumento por la proeza del bicampeonato, por romper con la mediocridad desde siempre donde el estratega en cuestión tiene toda la capacidad para ajustar líneas y retomar el camino con la salvedad y atingencia que fue jugador del equipo primeramente y conoce sus entrañas, que ahora como técnico siente los colores del club, al igual que su paisano que dirige al América “Tano” Ortiz, con la formación que tuvieron ambos jugando para sus respectivas instituciones que es un hándicap a favor de ellos.
Los imponderables en el futbol surgen cuando menos se espera, producto de lesiones, castigos y bajas de juego en algunos, como su guardameta Camilo, su delantero Furch, su capitán Aldo Rocha, que si bien no son indispensables, el equipo depende mucho de ellos.
Chivas con Almeyda le sucedió lo mismo con la diferencia que vendieron a sus jugadores titulares, lo mismo que Cruz Azul hace tres temporadas, donde su líder central paraguayo Pablo Aguilar que inexplicablemente lo dieron de baja, siendo no solo referente sino la seguridad que dan los jugadores importantes.
Como colofón de nuestro análisis rojinegro podemos considerar un total fracaso lo realizado por los atlistas que quedaran fuera de liguilla, perdiendo encuentros en casa, que lastimosamente se encuentra en los últimos lugares de la tabla general que su FIEL no se lo merece y la institución misma por la jerarquía que adquirió con su bicampeonato, que está ahora regresando a su pasado, que definitivamente debe erradicar.
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