OPINIÓN
Aumento de precios en materias primas y energéticos, reflejo de la economía global: A la baja comercio internacional
Economía Global, por Alberto Gómez-R. //
En la reciente reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) uno de los primeros puntos expuestos es la reducción del crecimiento económico mundial, ajustando los pronósticos para el presente y futuro mediato, incidiendo en ello los nuevos bloqueos para evitar la propagación del COVID-19 –principalmente en regiones de alto tráfico comercial en China- que están interrumpiendo nuevamente el comercio marítimo en un momento en que las presiones de la cadena de suministro parecían estar disminuyendo.
Esto podría conducir a una nueva escasez de insumos manufactureros y una mayor inflación; y otro factor de gran peso es la guerra en Ucrania. El pronóstico para el 2022 se asume en el 3,6%, con China por encima, en el orden del 4,4% y la India con el 8,2%.
La región latinoamericana y caribeña aparece por debajo del promedio, alcanzando un 2,5%, y las dos más grandes economías de América Latina y el Caribe, creciendo por debajo, Brasil con el 0,8% y México con el 2%. Recordemos que la región es la zona más afectada por el COVID y la zona donde se verifica la mayor desigualdad en el ámbito global.
Para los países epicentro del conflicto bélico, se augura una caída del -8,5% para Rusia y nada menos que del -35% para Ucrania. A eso deben sumarse las sanciones generalizadas contra Rusia y variados apoyos de asistencia económica y militar a Ucrania, incluso financiamiento del FMI.
Lo cierto es que las sanciones contra Rusia, promovidas por EEUU y acompañadas por sus socios occidentales tienen impacto en la economía mundial, especialmente afectando a los sectores sociales y países más vulnerables.
Un detalle no menor, apunta a cambios que operan en el orden mundial, sea en el plano de la producción y de la circulación, especialmente en la esfera comercial, de servicios y específicamente financiero. (rebelion.org)
La Organización Mundial del Comercio (OMC) ahora espera un crecimiento del volumen de comercio de mercancías del 3,0 % en 2022, por debajo de su previsión anterior del 4,7 %, y del 3,4 % en 2023, pero estas estimaciones son menos seguras de lo habitual debido a la naturaleza fluida del conflicto.
El impacto económico más inmediato de la crisis ha sido un fuerte aumento de los precios de las materias primas. A pesar de su pequeña participación en el comercio y la producción mundiales, Rusia y Ucrania son proveedores clave de bienes esenciales, incluidos alimentos, energía y fertilizantes, cuyo suministro ahora está amenazado por la guerra. Los envíos de cereales a través de los puertos del Mar Negro ya se han detenido, con consecuencias potencialmente nefastas para la seguridad alimentaria en los países pobres.
“La guerra en Ucrania ha creado un inmenso sufrimiento humano, pero también ha dañado la economía mundial en un momento crítico. Su impacto se sentirá en todo el mundo, particularmente en los países de bajos ingresos, donde los alimentos representan una gran fracción del gasto de los hogares”, dijo la Directora General de la OMC Ngozi Okonjo-Iweala. “Los suministros más pequeños y los precios más altos de los alimentos significan que los pobres del mundo podrían verse obligados a prescindir de ellos. No se puede permitir que esto pase. Este no es el momento de volverse hacia adentro. En una crisis, se necesita más comercio para garantizar un acceso estable y equitativo a las necesidades. La restricción del comercio amenazará el bienestar de las familias y las empresas y hará que la tarea de construir una recuperación económica duradera de la COVID-19 sea más difícil”, continuó diciendo la Directora General.
Dijo que los gobiernos y las organizaciones multilaterales deben trabajar juntos para facilitar el comercio en un momento de fuertes presiones inflacionarias sobre los suministros esenciales y crecientes presiones sobre las cadenas de suministro.
“La historia nos enseña que dividir la economía mundial en bloques rivales y dar la espalda a los países más pobres no conduce ni a la prosperidad ni a la paz. La OMC puede desempeñar un papel fundamental al proporcionar un foro donde los países pueden discutir sus diferencias sin recurrir a la fuerza, y merece ser apoyada en esa misión”, dijo.
A diferencia de los precios del petróleo, los precios del gas natural tienden a divergir fuertemente entre regiones. El precio del gas natural en Europa aumentó un 45% entre enero y marzo a US$ 41,0 por millón de Btu, mientras que en Estados Unidos se mantuvo relativamente bajo, en torno a US$ 4,9 por millón de Btu. Los precios más altos del petróleo pueden reducir los ingresos reales y la demanda de importaciones en todo el mundo, mientras que los precios más altos del gas natural probablemente tendrían un mayor impacto en Europa. (www.wto.org)
El presente, agudiza el problema y en el mensaje del pronóstico para este año, el FMI alude a una coyuntura de desaceleración e inflación. El impacto en territorio del conflicto es grave, por la especificidad productiva de Rusia y de Ucrania. En ese sentido, el FMI destaca en su informe:
“La guerra se suma a una serie de shocks de la oferta que han golpeado la economía mundial en años recientes. Como una ola sísmica, sus efectos se propagarán a lo largo y ancho del mundo, por vía de los mercados de materias primas y los vínculos comerciales y financieros. Rusia es un importante proveedor de petróleo, gas y metales, y, junto con Ucrania, de trigo y maíz. La reducción del suministro de estos productos básicos ha hecho que sus precios se disparen. Los importadores de materias primas en Europa, el Cáucaso y Asia central, Oriente Medio y Norte de África y la región de África subsahariana son los más afectados. Pero el alza de precios de los alimentos y los combustibles perjudicará a los hogares de menores ingresos de todas las regiones del mundo, incluidas las Américas y el resto de Asia.” (www.imf.org)
La sensible disminución en la producción mundial desde inicios del siglo XXI -principalmente en Estados Unidos- y acentuado a partir de la crisis financiera mundial del 2008, ha sido un fenómeno que poco a poco ha impactado en la economía global.
En este contexto, el FMI y la corriente principal en la disciplina económica inducen políticas de austeridad, al tiempo que favorecieron una gigantesca ampliación de la emisión monetaria y de la deuda pública y privada (empresas y familias) sobre todo a partir de la irrupción de la pandemia del COVID-19, lo que ha engrandecido el de por sí ya enorme endeudamiento de muchos países occidentales.
Sin embargo resulta paradójico que, a pesar de la actual situación y el deterioro progresivo de las clases más desprotegidas, se aumente el gasto militar en países como Estados Unidos, con una desbordante crisis de órdenes económico-financiero y político-social.
Inmediatamente luego de asumir la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden comenzó a solicitar ampliaciones en el presupuesto militar a pesar del enorme endeudamiento público que continúa debilitando inexorablemente al dólar y a su economía, pero a pesar de ello, Biden acaba de solicitar el pasado 28 de abril al Congreso que apruebe $33 mil millones de dólares adicionales para proporcionar a Ucrania más municiones, artillería y otros suministros.
“El costo de esta pelea no es barato, pero ceder ante la agresión será más costoso si permitimos que suceda”, dijo Biden. “O apoyamos al pueblo ucraniano mientras defiende a su país o nos mantenemos al margen mientras los rusos continúan con sus atrocidades y agresiones en Ucrania”.
El enorme paquete de ayuda es el doble del tamaño de una disposición aprobada por el Congreso el mes pasado. Eclipsaría todo el gasto de Estados Unidos hasta ahora en la guerra y sugiere que la Casa Blanca espera que el conflicto se prolongue durante meses.
Estas iniciativas presidenciales, presionadas por los intereses del complejo militar-industrial, y el afán de las potencias occidentales guiadas al matadero económico por Estados Unidos de continuar avanzando hacia Eurasia en una desesperada pataleta, no sólo pueden tener un alto costo para los republicanos en las próximas elecciones del mes de noviembre, sino que mellarán aún más la vapuleada reputación, popularidad y simpatías del ocupante de la Casa Blanca, abonando también a lo que puede ser una “jugada de sacrificio” obligada para Biden ante su cada vez más inminente salida, a quien en breve podrían declarar no apto para terminar su mandato; el más vetusto y errático sucesor de George Washington.
