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OPINIÓN

Cuando los ideales no son firmes: Juventud ¿realmente está representada políticamente?

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

Probablemente la mejor forma de ejemplificar la situación de la representación política de los jóvenes en espacios públicos como Congresos, Cabildos o áreas como la Dirección de Juventudes del Gobierno del Estado o los respectivos Institutos de las Juventudes en cada municipio, es a través de esa icónica escena de Star Wars III en la que un desconsolado Obi-Wan Kenobi debe enfrentar a Anakin Skywalker, quien seducido por las promesas de poder de Lord Sidious, decide cambiarse al lado oscuro de la fuerza.

Esa escena, es a mi gusto es una de las mejores de la saga, ya que esta reproduce la catarsis de los personajes principales de la saga y lleva a estos a enfrentar una batalla en la que cada uno pone sus ideales por encima de cualquier emoción o lazo generado de su relación alumno-maestro.

Si bien la escena en sí regala más secuencias de acción, que diálogos, los pocos con los que cuenta son extraordinarios por su puntualidad y por la manera en la que estos reflejan, en primer lugar, algunos pensamientos reduccionistas que predominan en la clase política y en segundo lugar, reflejan el eterno problema de la falta de valores y de principios que predominan en esta, especialmente en los jóvenes.

Por ejemplo, cuando Obi-Wan le dice a Anakin que su lealtad es con la República y con la democracia, a lo que Anakin simplemente responde enfermo de poder: ’’si no estás conmigo, entonces, estás en mi contra’’.

Y aunque como este podemos encontrar otros fragmentos de diálogos bastante interesantes, el que sirve más para el tema de esta semana se encuentra cuando en medio de la batalla, Obi-Wan, con un rostro que retrata decepción y tristeza, le dice a su ex alumno: ‘’te convertiste en todo aquello que alguna vez juraste destruir’’.

Para efecto de esta columna, esta es probablemente la frase más importante, ya que ella resume a la perfección la carrera política de cualquier joven que llega a espacios de representación fundamentales para el mejoramiento tanto de la vida en sociedad, como de la práctica gubernamental.

Cuando la mayoría de los jóvenes comienzan a construir sus carreras políticas ya sea en la sociedad civil o a través de alguna institución política, la mayoría si no es que todos, lo hacen apegados a una serie de valores y principios revolucionarios y anti sistema que resultan hasta cierto punto atractivos para la juventud misma, pero también, para ciertos sectores del electorado que llegan a compartir esa idea de que las cosas deben y tienen que cambiar, y que solo se podrá hacer de la mano de una juventud entusiasta.

De hecho, si buscamos entrevistas de muchos políticos de hoy en su juventud, encontraran a algunos que presumían haber estado en las filas del partido comunista (aunque este cesó sus operaciones en 1981 y ellos nacieron en 1985) y y encontraran a otros que presumen luchas, marchas y manifestaciones en contra de la clase gobernante, pero que hoy, no solo forman parte de la clase gobernante, sino que también, forman parte de un sistema político que de una manera muy sutil, cierra las puertas a la participación joven en la política, y reducen ésta a simples cuotas previamente impuestas ya sea por algún líder político de mayor envergadura, o tal vez por otros poderes fácticos.

Al respecto a los problemas de la juventud en relación con su participación política, hay una frase futbolera bastante famosa que dice:»el futbol es la cosa más importante entre las cosas menos importantes». Y probablemente con la juventud y su participación política suceda exactamente algo similar, ya que realmente hoy en día México y Jalisco particularmente, atraviesan enormes problemas, que realmente son muchísimo más importantes que la falta de participación o representación de la juventud en temas políticos, pero justamente, este problema es el más importante entre las cosas menos importantes, ya que en la juventud están el presente y el futuro.

La política requiere personajes con principios e ideales firmes, ya que solo con esto se pueda tomar las decisiones más importantes para al rumbo de México y de Jalisco, pero a su vez, la política requiere de jóvenes comprometidos, determinados, fieles a sus principios y causas, para que una vez que lleguen tanto a cargos de representación, como a cargos dentro de la administración pública, puedan revolucionar, se pueda innovar y se pueda cambiar todo aquello, que como Anakin en algún momento, se juró cambiar o destruir.

Y ciertamente, aunque esto parezca un reto, créanme, realmente no lo es, ya que defender nuestros principios con determinación no es algo difícil, de hecho es algo muy sencillo, tan sencillo que no se debe explicar el por qué o el cómo, ya que simplemente, si defender tus principios se vuelve difícil, es porque muy probablemente no hay principios que defender.

Así que, respondiendo a la pregunta que da pie a esta conversación que hoy tengo con usted querido lector, la cruda realidad es que hoy por hoy, la juventud no está representada. Y sí, probablemente a su mente vengan una serie de diputados locales y/o federales, de regidores o de directores o directoras de dependencias gubernamentales que cumplen con la cuota de juventud. Sin embargo, el hecho de que estén, no implican que representen las causas de un sector.

Veamos esto puntualmente con algunos casos: los emprendedores, que en su mayoría son jóvenes innovadores, han sido relegados al olvido y sus sueños han sido sepultados por una burocracia que lejos de facilitar el progreso, parece truncarlo. Los estudiantes siguen renunciado a su educación para falta de oportunidades y de programas que fomenten esta herramienta tan valiosa. El talento de los jóvenes pertenecientes a pueblos originarios sigue sin ser reconocido, y del deporte, mejor ni hablamos.

De hecho, este olvido sistemático en el que han caído muchos sectores de la juventud, se debe en parte a que los jóvenes en espacios de participación política han dejado de legitimar las causas y las luchas de la juventud, algo se vio reflejado hace unas semanas cuando se llevaron a cabo la entrega de los premios estatales a la juventud.

Sobre esto, no hablaré mucho, solo le haré unas preguntas: ¿sabía usted que se celebraron? ¿Sabe a quiénes se premiaron y por qué se les premió? Y pregunto esto dotado de toda la honestidad del mundo, porque realmente, yo no lo sé.

Dicho de otras palabras, la participación política de algunos jóvenes no ha cambiado mucho en nuestro entorno, lo que demuestra dos cosas: o cambiar las cosas no era hacer enchiladas como ellos pregonaban, o simplemente, que sus causas fueron un medio para un fin y sus ideales no eran tan firmes.

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JALISCO

Jalisco sin rostro: La herida abierta de los desaparecidos

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-A título personal, por Armando Morquecho Camacho

En la Argentina de los años 70 y 80, las Madres de Plaza de Mayo desafiaron el silencio de la dictadura, marchando con pañuelos blancos y fotos de sus hijos desaparecidos, exigiendo verdad y justicia en un país roto por el miedo.

En 2025, Jalisco vive un eco de esa lucha: más de 15,000 personas desaparecidas, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas, han dejado un vacío que atraviesa los hogares de Guadalajara, Zapopan y los rincones más remotos de Los Altos.

Como aquellas madres argentinas, las buscadoras de Jalisco caminan con retratos en el pecho, enfrentando burocracia, estigma y dolor, exigiendo que sus seres queridos regresen, vivos o al menos con un nombre.

Esta tragedia, lejos de ser solo una cifra, es un grito que resuena en un estado orgulloso de su historia y cultura, pero incapaz de sanar a sus familias, y que a su vez nos enfrenta con una verdad dolorosa: la búsqueda de los desaparecidos no es solo una tarea institucional, sino un reflejo de nuestra humanidad.

Jalisco enfrenta una crisis que desgarra el alma de sus comunidades; en materia de desaparecidos es el estado más golpeado de México. Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco concentran la mayoría de los casos, pero lugares como Lagos de Moreno también sufren esta realidad.

La impunidad, con un 94% de casos sin resolver, según Data Cívica, agrava el dolor de las familias. Colectivos como Por Amor a Ellxs denuncian la lentitud de las fiscalías, la escasez de recursos para las búsquedas y el estigma que culpa a las víctimas, acusándolas de estar “en algo turbio”. En 2024, las fosas clandestinas halladas en El Salto y Tonalá, con más de 30 cuerpos, revelaron la magnitud de la tragedia.

La sociedad jalisciense, atrapada entre el miedo y la resignación, muestra signos de despertar: marchas y hashtags como #NiUnoMás reflejan un clamor creciente, aunque fragmentado. Esta crisis no es solo un problema de búsqueda; es un drama humano que exige una respuesta socialmente integral, desde encontrar a los ausentes hasta sanar a quienes los buscan.

El impacto de las desapariciones trasciende las cifras. Cada persona ausente deja una herida abierta en su familia y su comunidad, un recordatorio de la fragilidad de la vida en Jalisco. Las madres buscadoras, como las de Luz de Esperanza, recorren cerros y lotes baldíos con picos y palas, cargando no solo el peso de la incertidumbre, sino la indiferencia institucional y el juicio social.

Casos como el de los tres jóvenes desaparecidos en Santa Anita en 2023 han marcado barrios enteros, donde el silencio se impone por temor a ser señalados. Según el INEGI, el 71% de los jaliscienses se siente inseguro, y la percepción de abandono institucional profundiza esta fractura.

En colonias como Oblatos, hablar de desaparecidos es tabú; en zonas como Providencia, la clase media parece desconectada de esta realidad. Las familias enfrentan no solo la pérdida, sino la falta de apoyo psicológico para sobrellevar el trauma. Sin embargo, las redes sociales están rompiendo el silencio, con videos y publicaciones que dan voz al dolor colectivo. Esta tragedia nos pregunta cómo hemos permitido que la ausencia se normalice, dejando a las familias solas en su duelo.

Las causas de esta crisis son profundamente estructurales. La burocracia en las instituciones, la falta de coordinación entre niveles de gobierno y la escasez de recursos son obstáculos insalvables para muchas familias. La Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas, creada en 2018, enfrenta críticas por su lentitud y falta de personal capacitado. Según México Evalúa (2024), Jalisco destina solo el 0.8% de su presupuesto a la búsqueda de desaparecidos, una cifra irrisoria frente a la magnitud del problema.

La estigmatización social agrava la situación: las víctimas son frecuentemente juzgadas, lo que desincentiva las denuncias y aísla aún más a las familias. La ausencia de tecnología forense y una base de datos efectiva, como en el caso de las fosas no identificadas, perpetúa la incertidumbre.

A esto se suma una sociedad abrumada, donde la indiferencia se ha convertido en un mecanismo de supervivencia. Sin un enfoque integral que priorice no solo la búsqueda, sino el acompañamiento emocional y social de las familias, Jalisco seguirá atrapado en un ciclo de dolor y olvido.

La solución a esta tragedia exige una respuesta socialmente integral, donde el gobierno asuma su responsabilidad no solo en encontrar a los desaparecidos, sino en sanar a las familias y comunidades afectadas. Jalisco necesita fortalecer la Fiscalía Especializada con más recursos y personal capacitado, implementar tecnología forense avanzada y crear un sistema de alerta inmediata para casos recientes.

Pero más allá de la logística, urge un programa estatal de acompañamiento psicológico, con terapeutas especializados que apoyen a las familias en su duelo prolongado. Los colectivos, como Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco, deben ser aliados en la toma de decisiones, aportando su experiencia para diseñar políticas públicas efectivas. Una campaña estatal de sensibilización podría combatir el estigma, fomentar la denuncia y reconectar a la sociedad con esta causa.

El modelo de Coahuila, donde la colaboración con colectivos ha mejorado la identificación de restos, muestra un camino posible. La ciudadanía también tiene un rol: organizarse, participar en marchas, apoyar a los colectivos y exigir un gobierno que priorice la vida y la dignidad. Si Jalisco quiere sanar, nuestras autoridades tienen el reto de transformar el dolor en acción, devolviendo rostros a los nombres y esperanza a los corazones.

Jalisco no puede seguir siendo un estado donde los desaparecidos son solo estadísticas. Cada ausencia es una deuda con nuestra humanidad, un recordatorio de que hemos fallado como sociedad. Las Madres Buscadoras, como las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, nos enseñan que la esperanza persiste, pero necesitan nuestro apoyo. Es hora de que Jalisco escuche, actúe y devuelva la dignidad a quienes buscan, no solo con búsquedas, sino con un abrazo colectivo que sane. Porque mientras un solo rostro falte, todos estamos incompletos.

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JALISCO

Monopolio del volante: El calvario de los taxis aeroportuarios

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-Opinión, por Pedro Vargas Ávalos

En los tiempos actuales y sobre todo en las grandes ciudades, es sustancial el servicio de coches de alquiler. Estos son denominados por lo general como “taxis” y su sinónimo es “carro o coche de sitio”.

El uso común de llamarlos “taxis” es porque originalmente su nombre es el de “taxímetro”, palabra compuesta de las palabras griegas «taxis» (orden o tarifa) y «metron» (medida), es decir, ese es el aparato que mide o debería medir el precio del servicio de transporte prestado por el coche que maneja el taxista, también conocido como conductor de taxis, es decir, el chofer del vehículo de alquiler.

El vocablo «taxímetro» ya casi no se usa, solo la apócope taxi y en algunos lugares, el término “libre”. Aquel aparato es un dispositivo que calcula la tarifa de un viaje basándose en la distancia recorrida, el tiempo transcurrido y si es nocturno o diurno. Por lo tanto, la palabra «taxi» se refiere al vehículo que utiliza ese dispositivo para determinar el costo del servicio.

La vida moderna exigió que las prestaciones de transporte particular se multiplicaran, y así surgieron las plataformas estilo Uber o DiDi. En estas, quien requiere ser trasladado a determinado lugar, llama a la central telefónica de la compañía que prefiere y luego se le informa el precio del traslado pedido, el nombre del conductor y los datos del auto que prestará el servicio.

El pago puede realizarse en efectivo o por tarjeta de crédito. Ordinariamente, estos automóviles son de modelo reciente, con aire acondicionado y un conductor presentable en lo físico y su indumentaria. En los “libres” eso no suele ser igual, dejando bastante que desear.

Los centros de transporte son puntos donde es prioritario obtener el servicio de transporte particular, o en su caso el de tipo colectivo para las personas que no pueden o no quieren pagar más allá de lo que el transporte público cobra oficialmente. Uno de esos parajes son los aeropuertos.

En nuestro país, todo aeródromo cuenta con carros de sitio y, por lo general, no pueden prestar ese servicio las plataformas o taxis que se ubican en las ciudades. En pocas palabras, los que manejan la concesión del servicio aeroportuario de taxis gozan de un monopolio. Y esta clase de estructuras se caracteriza porque explotan un servicio o producto específico y es controlada por una sola empresa u organización.

El artículo 28 de nuestra máxima ley, precisa en su párrafo inicial: “En los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas…” y luego agrega en un parte del segundo párrafo, que “la ley castigará severamente, y las autoridades perseguirán con eficacia, toda concentración o acaparamiento… de servicios, que de cualquier manera hagan, para evitar la libre concurrencia o la competencia entre sí o para obligar a los consumidores a pagar precios exagerados y, en general, todo lo que constituya una ventaja exclusiva indebida a favor de una o varias personas determinadas y con perjuicio del público en general o de alguna clase social”. Más claro ni el agua.

Ahora pasemos a reseñar que el servicio desde el aeropuerto (en el caso nuestro, el de Guadalajara) está en manos de una empresa particular. Este organismo con la complacencia de autoridades de toda índole, impiden que una persona pueda solicitar un servicio de transporte particular, a una plataforma de taxis o a los mismos taxistas que operan en algún municipio de Jalisco. Pero de igual manera funciona este servicio en las terminales aéreas del país.

Estos consorcios controladores del transporte del aeropuerto no cumplen con los principios, no tan solo constitucionales que ya anotamos, sino con los que plantean los especializados en el ramo, para mejorar su prestación, pues al no tener competidores, poco les importa mejorar su actividad.

En cuanto al precio que se les debe pagar, no es libre (por lo tanto, lo del taxímetro es una ficción), ya que imponen severas tarifas que forzosamente debe cubrir todo derechohabiente. Luego viene lo peor: no existe la capacidad para brindar un pronto transporte cuyo coste ya fue pagado con anticipación.

Cuando se arriba a la terminal aérea tapatía, si no se tiene un pariente o amigo que acuda para llevarnos a nuestro destino, en vistas del pésimo servicio público que existe, hay que recurrir a los taxis “oficiales” del aeropuerto, y allí a veces nos indican: el tiempo de espera puede ser de una hora.

Durante el aguante correspondiente, consultados algunos viajeros, testimonian que a ellos les ha tocado esperar hasta más de dos horas, por lo que, si abordamos el respectivo coche en una hora o menos, ya es un ventajoso logro.

Consecuencia de lo anterior son los comentarios constantes: ¿por qué el gobierno federal permite que se perjudique a las personas de esa manera? Sobre todo, considerando que es totalmente anticonstitucional lo que hacen los operadores de ese servicio de transporte.

Preguntado alguno de los choferes de tales unidades sobre si los dueños de las unidades en que trabajan son políticos, contestan temerosos “que quizás sí”.

Tal como se estila en toda la república, no sería nada raro que picudos personajes que medran agraviando a la ley y al público estén metidos en este asunto, y claro está, con la condescendencia del gobierno.

La cuestión es que el espacio de los aeródromos es de competencia federal, y por lo tanto esta autoridad protege, contra el interés del pueblo, a los empresarios de los taxis aeroportuarios. Y las multas para el conductor que se atreva a desafiar tal medida son colosales, pues llegan hasta los 54 mil pesos. Por su parte, la Guardia Nacional, muy quisquillosa, está con los ojos abiertos para no permitir que se preste el servicio dentro del área que les corresponde vigilar.

En una reciente protesta frente a la Secretaría de Gobernación, en la capital de la nación, una persona allí presente manifestó: “Pedimos y exigimos que los usuarios tengan la libertad de elegir si toman un viaje por aplicación o un taxi; monopolizan todo”. (El Universal, 19/09/2024). Lo que fundamentalmente se exige es que haya piso parejo para todo taxista, y ello irá en beneficio de la población.

Ojalá que la máxima autoridad de la federación tome cartas en el asunto y acabe con este monopolio de los taxis aeroportuarios, con lo cual salvaguardará la Constitución que los prohíbe, protegiendo -como es su obligación- a los mexicanos y visitantes, que son millones en las terminales aéreas nacionales.

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MUNDO

Las clases medias globales, entre la estabilidad y el abismo

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-Política Global, por Jorge López Portillo Basave

No todas las clases medias, populares o altas son iguales. Dos pláticas me vienen a la mente al leer los resultados de estudios económicos de Europa y de Asia realizados y publicados por el UBS-Financial Group para analizar la economía y la riqueza de diversos países y regiones segmentando por edad y por riqueza acumulada.

Hace años me decía un amigo cura, quien hablaba 7 idiomas y era doctor en Historia, que el celibato de la iglesia no solo era tema de espíritu, sino también de dinero. No era lo mismo ser la esposa o el hijo de un curita de pueblo que el de un cardenal. Por otro lado, hace unos días, un buen amigo, exitoso empresario cuya familia tiene ideas de izquierda y de apertura total de migración, me platicaba que en su más reciente viaje por Europa fue acompañado por sus dos hijas adolescentes y su esposa. Lo que más les gustó de toda Europa fue Suiza y Luxemburgo “… por ser limpios, ordenados y con edificios y fachadas bien cuidadas”.

¿Qué queremos decir con esto? Empecemos con lo que me decía mi amigo que fue sacerdote desde su juventud hasta los 101 años, cuando Dios le llamó. Es obvio que no es lo mismo ser el cura de San José Obrero en Zapopan que el de la Basílica de San Juan de Letrán en Roma.

Y no es lo mismo vivir en una ciudad en la que la ley se respeta y el esfuerzo se premia a en una zona en la que la pobreza es utilizada como moneda política para mantener el poder a cambio de ser omisos en la aplicación de la ley en contra de delincuentes o de organizaciones delictivas de todo tipo, porque ser pobre no es ser delincuente ni ser rico el no serlo.

Ni el ser rico es sinónimo de abuso o maldad, ni el ser pobre es sinónimode virtud o de martirio. Mi amigo empresario me decía que lo único que sí sintió es que era muy caro, hasta para él, que es clase alta.

Este estudio abarca 2 segmentos: Del 2020 al 2024 y otro solo del 2023 al 2024 en el que se analizaron 26 países de Europa y otro tanto de Asia y de América. En el estudio se vio claramente que en los años 23-24 los países que más mejoraron su clase media fueron Hungría e Italia. Países que en general no son ricos, pero que en los años recientes aplicaron reformas para fomentar el trabajo y bajar la delincuencia. En el mismo estudio se ve que Suiza tiene un promedio de riqueza 3 veces por arriba de Francia y 2 por arriba de Francia. Ojo, no hablamos del ingreso per cápita, sino de la cantidad de activos y pasivos que tienen los adultos en esos países.

Como dije, destacan Hungría e Italia con incrementos en riqueza de 18% y del 15% en comparación con China que bajó 6% en ese mismo periodo o Alemania o Francia que crecieron solamente el 10%. Llama la atención que Suiza haya crecido casi lo mismo que Francia con un cercano 8%. Uno puede decir que cuando estás pobre puedes crecer más rápido porque todo te falta y cuando eres rico ya no hay mucho lugar.

Otros pueden decir que la riqueza se acumula y por eso crece y la pobreza no cede, por eso los pobres no crecen en su acumulación de bienes. Como vemos, estas dos ideas son contrarias. Es verdad que cuando uno está muy mal, cualquier ingreso es representado en un alto porcentaje, y también es verdad que cuando uno es rico, el generar aumentos de porcentaje es más difícil. Por eso es por lo que este estudio resulta tan interesante y me recordó a mis amigos antes mencionados.

Por un lado, vemos que Suiza tiene no solo la cantidad más amplia de clase media y media alta, y claro, de superricos, lo que hace que sus pobres se vean más pobres. Pero Suiza ha cambiado poco en sus políticas y en su población por años. Es decir, es muy estable. Por otro lado, y en el extremo de casi explosión social está Turquía con un 70% de personas con pobreza económica. Muy cerca de ahí están Grecia y otros países de la región. Por su parte, toda Europa del centro-sur tiene niveles de clase media muy baja en comparación con los países que se congelan 8 de los 12 meses del año.

Para mí es evidente que las políticas laxas que premian la pereza y la delincuencia han arruinado a Europa y la llevarán a una mano dura y radicalización. El clima no tan extremo, ha fomentado una migración masiva que no solo importa mano de obra barata, sino que muchas veces importa también costumbres laborales o sociales de dependencia gubernamental, clásica en países colonizados o no democráticos, que por la pobreza y las dadivas controlan a sus poblaciones.

Mi amigo, cuya familia piensa que es compasivo dejar que la gente robe, que los blancos son opresores y causantes de todos los males de África y América Latina o que está bien que millones de personas paguen a traficantes de personas para viajar sin documentos, quedó enamorado de los países que no permiten esas conductas. De hecho, para comprar en Suiza no solo se necesita dinero, sino permiso, y hay ciudades como Ginebra en las que simplemente no hay ventas para los no nativos.

Mi exitoso amigo de raíces tapatías con millones de pesos se pregunta por qué Trump ataca a los inmigrantes mientras que vive en una casa con murallas y armas para proteger sus bienes.

En contraste, otro tapatío decidió tramitar sus papeles para poder trabajar legalmente en Estados Unidos y viajar con facilidad migratoria a todos los países de la región del Pacífico, desde Canadá hasta Rusia y China. Reunió sus papeles, tardó como 4 meses y después esperó otros 3, pero hoy él puede trabajar de manera legal en casi todos los países del Pacífico.

No es tan rico como mi otro amigo, que es también muy trabajador, pero que está dejando a sus hijos creer que el comunismo es la respuesta. El otro tapatío decidió no esperar a ver si de manera ilegal podía trabajar como lo hacen millones de personas en el mundo por necesidad económica, pero también por permisividad de los gobiernos de ambos lados, que los prefieren indocumentados y dependientes.

Así las cosas, ser clase media en China no es lo mismo que serlo en Suiza o en España. Pero las clases medias son las que mueven a las economías y a las naciones. Una clase media más rica permite mayor consumo de valor agregado y demanda servicios de calidad. Una clase alta puede ir a donde quiera a gastar o a buscar calidad o servicios, y una clase pobre solo puede aspirar a comer y a tener servicios que le dé su gobierno a cambio de su voto en una espiral de abuso criminal.

La tristeza es que la democracia se haya puesto la responsabilidad de sacar a la gente de la pobreza cuando eso no es democracia. China bajó su riqueza de clase media de manera pronunciada durante los dos últimos años (8%), pero aun así logró acumular un crecimiento del 20% en el periodo 2020-2024. Esto muestra que la caída de Turquía y de China o Rusia o el alza de Italia, Hungría no fueron un asunto de democracia, sino de forma de gobierno y de educación.

Si usted vive en Turquía, se piensa que la clase media es de $16 mil euros en adelante, mientras que si vive en Suiza, es de $600 mil euros en delante. Todos somos iguales, pero hay unos más iguales que otros. Del 2020 al 2024 en Turquía, la clase económica menos pudiente alcanzó el 70% de la población. Es decir, que el 70% de los que viven allá no tienen ni esos $16 mil euros entre todos sus bienes, desde casa y auto hasta cuentas de banco.

Qué tiene Suiza, que no tiene la Turquía de hoy (por decir, algún país de los que se están empobreciendo). Pues podríamos decir que Turquía tiene mucho más que Suiza y aun así su clase media es 60 veces más pobre y 7 veces más grande, ya que en Suiza solo el 11% de la población está debajo del nivel de clase media, muy cerca del 10% en Alemania.

Por cierto, Alemania, Reino Unido y Francia van por muy mal camino; su clase media se está quedando atrás. No tan mal como Turquía o Grecia, pero mal para lo que eran. Uno puede decir que Rusia o China están en otro problema de guerras y de pleitos, pero Alemania y Francia solo tienen la razón de haberse dejado caer por una mala interpretación de la caridad que raya en la criminalidad.

Si vemos a Hungría e Italia, que están en pobreza en comparación con otros europeos, han mejorado mucho en 2 años al iniciar políticas de legalidad que dan certeza a los particulares, incluso a los delincuentes, de que la ley se aplica.

Si no educamos a las nuevas generaciones para esforzarse, respetar la ley y para exigir calidad, ellos crecerán pensando que les deben dar todo en la mano y que la calidad es para otros. La educación, y no solo la de títulos universitarios, sino la educación en amplio sentido, no solo para los europeos, sino en especial para los mexicanos de aquí y de más allá de nuestras fronteras y, claro, para los que ahora viven en Jalisco llegados desde otros países en busca de un mejor futuro.

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