OPINIÓN
Cuando no se acepta la realidad: Un Presidente asintomático
Comuna México, por Benjamín Mora //
Tenemos a un Presidente con tendencia a autodestruirse mediante flagelaciones verbales acumuladas desde el primer día como Presidente electo y agravado en el correr de su mandato. Cada mañana se confronta con quienes no votaron por él y se olvida de quienes creyeron en sus promesas de campaña, no les habla, y se victimiza ante quienes él ofende y ataca. Incita a que otros se enfaden con él para luego sentirse como el Presidente más atacado casi desde siempre … y pierde la oportunidad de gobernar para todos, como es su mandato.
Es evidente su obsesión y resistencia a confrontar sus datos –nunca mostrados- con los de la realidad de la mayoría y de la ciencia. Sus incongruencias le llevan a destruir programas sociales y fideicomisos por supuestas corruptelas del pasado sin dar pruebas, que muy probablemente no tiene, y por ello le es imposible fincar denuncias penales antes de extinguir nada. Si fuese verdad que sus profanaciones administrativas de gobierno tuvieran congruencia, ya hubiese extinguido a la Presidencia de la República y al Ejército Mexicano por haber existido corrupción en el pasado en ambos ámbitos… y en Comunicaciones y Transportes, en Petróleos Mexicanos y así hasta quedarse sin lugar en dónde despachar.
Andrés Manuel es congruente… todos los días falta a su palabra, miente y divide, y todos los días hace todo lo posible por pasar a la historia como el peor Presidente que hayamos tenido. No entiende que no entiende de gobierno ni de economía, ni de historia, ni de prioridades. Es asintomático a los problemas que va creando en lo social y económico; sufre, parece ser, de esquizofrenia política. Aun no sé en cual subtipo de esquizofrenia, como enfermedad psicológica, ubicar al Presidente López Obrador y a Morena, su creación. Andrés Manuel López Obrador parece ser, desde luego, del tipo esquizofrénico paranoide pues muestran evidentes delirios y alucinaciones respecto de sus enemigos o de quienes él segrega, así como un profundo déficit cognitivo que justifica con la simplicidad de tener otros datos y estrategias de gobierno como la de los abrazos con los delincuentes. El Presidente evidencia trastornos afectivos pues olvida su investidura cuando se refiere y defiende a don Joaquín Guzmán Loera, quitándole su mote de Chapo, pues merece todo su respeto y el de todos los demás. El Presidente no comprende que tal atrevimiento nos hace ver como un país con un gobierno y un Estado fallidos y subordinados ante el narco de Badiraguato.
Morena, su partido, se muestra también asintomático a su reciente derrota electoral en Coahuila e Hidalgo. Tras la resolución, por encuesta, de su sucesión presidencial, Porfirio Muñoz Ledo expresa que el procedimiento, por él aceptado, no es legal. Morena sale pues dividido como ejemplo de lo que hace su dueño. Morena solo entiende de sumisiones y aun en sus sumisiones no sabe cómo comportarse para dar muestra de orden y disciplina.
En su esquizofrenia paranoide, el egocentrismo de López Obrador es tal que le impide reconocer y mantenerse en la realidad al punto de sufrir de ideas delirantes de enemigos que buscan su destrucción y no verlo como parte natural, sana y consustancial de la democracia. Claro, para entender y aceptar las reglas de la democracia hay que ser, primero, un demócrata cabal y responsable.
Andrés Manuel López Obrador, al hablar, pareciera desconectarse y se queda en un estado semejante al mutismo dominado por la ecolalia (pensamiento repetitivo), y los automatismos (repetición constante del mismo movimiento); ello nos habla de otro tipo de esquizofrenia: La catatónica.
Durante su campaña electoral hacia la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador nos prometió acceso universal a internet, y hoy, su partido, Morena, niega ese derecho a los más pobres ante el aumento final en sus costos por ponerle un gravamen. Lo hace cuando, por la pandemia, la educación pública depende de las clases en casa y en línea… así, o más por decir de estas esquizofrenias compartidas. Seguramente, Morena lo hace con la anuencia, o quizá con la orden del propio López Obrador.
Hoy, FRENAAA escribe su epitafio ante la negativa de López Obrador de renunciar como Presidente de México. Jamás, nadie en su juicio, creyó posible que FRENAAA lograra su objetivo y muchos advertimos de sus peligros como grupo de extrema derecha.
Hoy surge Sí por México que busca “definir si México va a seguir siendo un país libre y democrático o no lo va a seguir siendo”. Me gusta pues le conforman casi medio millar de organizaciones de la sociedad civil dispuestas a trabajar con los partidos políticos, incluido Morena, y el propio gobierno; sin embargo, creo que ni Andrés Manuel López Obrador ni Morena con sus partidos satélites dialogarán con quienes son, a decir suyo, sus oponentes. El Presidente ya comparó a Sí por México con Pinochet, el dictador de Chile y con ello, rompió toda posibilidad de diálogo civilizado.
Desde hace unas semanas, Alejandro Moreno Cárdenas, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Revolucionario Institucional, dio a conocer sus iniciativas para fortalecer a las organizaciones de la sociedad civil. El PRI sabe y acepta que ello jamás se traducirá en la adhesión de la sociedad civil a sus causas y respeta el espíritu de la Ley que prohíbe a las organizaciones participar en actos de partido por razones electorales. Hoy, se trabaja en cómo potenciar a la sociedad civil al reconocer que las grandes causas globales de bienestar y democracia vienen de aquella: Equidad de género, rendición de cuentas, democracia, pueblos originarios, adultos mayores, personas con discapacidad, respeto al voto, medio ambiente, acceso a alimentos y agua limpia, educación incluyente, mercado con precios justos…
Espero que pronto los partidos políticos se abran al diálogo con Sí por México y que más organizaciones civiles se sumen y orienten los trabajos. Espero que la soberbia no se apodere de sus iniciadores.
