JALISCO
De lo ordinario a lo extraordinario
Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //
¿En qué momento fue que empezamos a confundir lo elegante con lo vulgar y elegimos ir en pos de esto último? ¿En qué gobierno, el gobernante perdió el buen gusto al decir, vestir y caminar, y, claro, gobernar con altura de miras, éxito, resultados plausibles y dignidades? ¿Cuándo se desdibujó la armonía del discurso político y se cayó en la liberalidad de la incontinencia verbal plagada de palabras soeces? ¿Desde cuándo lo extraordinario nos empezó a asustar tanto?
Cada día es más frágil la moderación y la capacidad de contenerse frente a cualquier exceso de vulgaridad; en el gobierno es de profundo impacto negativo. La armonía no les acompaña en su actuar. Hasta en el sentarse es de poca monta.
La vulgaridad en los gobernantes es un fenómeno que se ha extendido en el mundo entero. Donald Trump es el ejemplo de lo pedestre en Estados Unidos y Gerardo Fernández Noroña lo es en México. Su insolencia lastima. Javier Gomá, filósofo bilbaíno, ha dicho: “La vulgaridad es el estado cultural de nuestro tiempo”.
En estos meses recientes, en Jalisco y sus municipios, nuevos gobernantes toman el mando y los micrófonos; pronto veremos con qué altura de miras quieren identificarse el gobernador, quien quiera que resulte, y los presidentes municipales, así como los legisladores federales y locales. A varios los conozco.
Guadalajara merece que su presidente, Verónica Delgadillo, abandone la zona de confort de los presidentes que le antecedieron. Me explico.
Debe enriquecer las oportunidades de atraer inversiones nacionales desde un programa de relocalización de empresas mexicanas o extranjeras temerosas, en México, de sus gobernantes morenistas. Debe considerar alianzas económicas, académicas y culturales con nuestras ciudades hermanas, en especial San Antonio y Kansas en Estados Unidos para fortalecer sus ofertas.
De conformidad con cifras del Sistema de Información Turística Estatal, de enero a mayo de este año, Guadalajara tuvo 11,354 millones de pesos de ingresos por turismo. En ese mismo lapso, Guadalajara reportó 6,5 millones de visitantes. Extrapolando estas cifras a todo 2024, Guadalajara podría tener ingresos por turismo por poco más de 22,600 millones de pesos y haber atraído unos 13 millones de visitantes. ¿Maravilloso? ¡NOOOO!, de ninguna manera.
Pues bien, y a fin de evaluar la grandeza de miras de los gobiernos tapatíos anteriores, veamos el caso -hoy- de San Antonio, Texas, ciudad hermana de Guadalajara, con igual número de habitantes, quien recibe 39 millones de visitantes al año, es decir, 26 millones más de turistas que la Perla Tapatía, con una derrama de 15,200 millones, pero de dólares, que, a un valor de 19 pesos por dólar, representarían 288,800 millones de pesos, es decir, más de 266 miles de millones de pesos de diferencia.
¿Qué deberían hacer Verónica Delgadillo como presidente municipal de Guadalajara y qué, Diana González como regidora en la comisión de turismo? La respuesta es obvia. La estrategia, es otro tema y tengo la respuesta.
Uno de los mayores retos del gobierno de Verónica Delgadillo, al pretender equilibrar el bienestar de los dos Guadalajara, de la Calzada Independencia para acá y de ésta hacia allá, es darse una estrategia exitosa. Yo tomaría la experiencia de Carlos Aviña, “el padre cobijas”, en sus intervenciones desde el Mercado Libertad, más conocido como San Juan de Dios, hasta Analco, para iniciar.
Vi a Verónica Delgadillo colgar dos bebederos para colibríes de su balcón presidencial municipal. Bello momento, pero quizá deba acompañarlo de un programa de floraciones en el centro de Guadalajara. Recordemos que los colibríes se alimentan principalmente de néctar de flores que complementan con pequeños insectos y arañas que quizá también sean escasos en la zona centro… pero sin flores, los colibríes no llegarán.
De tiempo atrás, en Guadalajara, existen las unidades de atención a la violencia familiar que brindan apoyo y acompañamiento interdisciplinario a través de las áreas de trabajo social, psicología y jurídico. Lo aplaudo; sin embargo, valdría considerar abrir una Agencia del Ministerio Público en las instalaciones del propio DIF municipal. Yo sugiero que las esposas de los servidores municipales de alto rango y otros voluntarios acompañen a las víctimas de violencia familiar a lo largo de sus denuncias y seguimiento para evitar abusos e intimidaciones comunes en las agencias del Ministerio Público.
También sugiero dotar del servicio de computadoras a los ciudadanos, en un “centro de negocios”, para gestionar cualquier servicio municipal, incluidas computadoras para ciegos.
Sugiero que los recibos municipales por pagos realizados por ciudadanos ciegos, se les entregue en impreso normal y en braille. En ese mismo orden de inclusión plena, que haya traductores de lenguaje de señas mexicano, norteamericano y canadiense en las oficinas de mayor contacto ciudadano. Que en Palacio Municipal y en las demás oficinas del gobierno local haya alarmas para sordos para casos de emergencia… una lámpara roja.
En este mismo propósito, sugiero contratar los servicios de traductores de lenguas indígenas. Los detalles y alcances de la estrategia los podemos conversar. Cambiemos la historia. Dejemos lo ordinario y vayamos por lo extraordinario.
