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MUNDO

Desastroso debate en EUA, exhiben realidad de Biden, Trump no remata

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

La verdad sea dicha. La democracia, la libertad de prensa y de expresión ganaron en el debate en los EUA. Lo malo de la democracia es que a veces elige mal o es engañada. Decían los griegos que la perversión de la democracia es la demagogia. A pesar de las limitaciones de mi sistema de cable por las lluvias o por lo que sea pude ver el debate entre los candidatos a presidente de la Unión Americana.

Quien perdió fue la realidad del momento. EUA está en aprietos. Una economía perdiendo terreno en contra de China a pasos agigantados, una población dividida por política, una fuerza militar debilitada por estar enfocada en diversidad sexual e ideología política más que en unidad y un dólar con problemas por su pérdida en el terreno del comercio mundial, en especial en el petróleo.

Hace un mes se anunció que Biden desafiaba a Trump a debatir. De hecho, el desafío fue en TikTok y en el video Joe se burlaba de Trump por estar sujeto a juicio en NYC diciendo que le invitaba a debatir en miércoles porque sabía que ese día no estaba frente al juez. Naturalmente el juicio ya terminó y aunque está en apelación, de momento Trump está condenado por ocultar información de pagos a una ex estrella porno para afectar la elección de NYC en el 2016.

De ahí todo fueron preparativos y condiciones. La cadena que Joe escogió fue CNN con la que Trump ha tenido pleitos casi diarios por 8 años, fue con la que acuñó el término “fake news”. Los dos conductores seleccionados para el debate han llamado a Trump Hitler y en el 2020 dijeron que era un alivio que Biden hubiese ganado. Finalmente, las reglas para el evento indicaron que no habría audiencia y que los contendientes no podrían tener contacto con nadie durante los 90 minutos de encuentro ni llevar notas. Esas condiciones parecían estar todas encaminadas a descarrilar el evento bajo la idea de que Trump jamás las aceptaría. Pero Trump aceptó el reto de Biden.

Así llegamos al jueves pasado. Los conductores y las preguntas fueron justas y balanceadas. CNN y los conductores demostraron que sea como sea, fueron imparciales y eso es lo mejor de la noche. Los medios deben ser informativos e imparciales en eventos como este. Si los medios en lugar de informar solo son generadores de opinión, la gente pierde la oportunidad de poder saber la verdad sin ediciones. De verdad que CNN se vio muy bien en especial porque los que seguimos la política internacional sabemos que esa cadena es pro izquierda y en especial anti Trump.

Iniciemos con Trump. Respondió sin insultos y presumió sus logros, pero prácticamente no promovió sus propuestas para el futuro, la mayoría del tiempo habló de temas de migración, militares y de política exterior, pero dejó de lado una de sus mayores fortalezas que es la economía y sus propuestas para bajar los impuestos de todos en especial de la clase trabajadora. La verdad es que fue mediocre, pero como todos esperaban que se agarrara del “chongo” y no lo hizo, se vio serió.

Logró evadir el ataque sobre el aborto que es un tema ganador para los demócratas y que afecta mucho a los republicanos. Sobre ese tema dijo que era un tema de los estados y que de ser presidente no emitiría un decreto que prohibiese las píldoras para el aborto. Fuera de eso se defendió medianamente bien de los ataques de Joe Biden, pero perdió demasiado tiempo en esos temas. Es decir, a pesar de que no mordió el anzuelo, sí perdió la super oportunidad de dar a conocer sus propuestas para el 2024-2028. Por eso no me atrevo a decir que Donald J Trump ganó el debate. De hecho, creo que perdió una gran oportunidad de cerrar el trato con sus posibles electores.

Ahora hablemos de Joe B. el verdadero desastre del jueves. La noche y en especial la imagen fue terrible. Nadie había perdido tanto brillo como Joe. En los 60s se dio el primer debate en Televisión. En ese entonces John Kennedy debatió en TV contra Nixon y fue un desastre para Richard en contraste con la cara fresca y agradable de John. Como sabemos Nixon perdió y fue cuando Kennedy fue asesinado que regresó a pelear por la presidencia y ganó. De ahí en adelante, los debates evolucionaron, pero el formato de ayer fue raro por decir lo menos y todo parecía estar hecho para evitar lo que terminó pasando.

El 70 por ciento de los americanos decían antes del debate que la condición mental de los candidatos era algo muy importante. El resultado del debate fue muy lamentable para Biden. CNN publicó una encuesta relámpago en la que el 33% de la gente dice que Joe ganó el debate en contraste el 67% dijo que Trump lo ganó.

El presidente tartamudeó varias veces y dijo disparates como que hablaba con muertos, que había matado el seguro social y que en su mandato no había habido militares americanos muertos, que las mujeres violaban a las mujeres, pero lo peor, antes de la medianoche la clase media del Partido Demócrata, es decir los medios masivos de comunicación CNN, MSMBC, CBS, POLÍTICO, NYT, algunos actores de Hollywood y las redes sociales se llenaron de críticas muy duras en contra de Biden y pidiendo a su familia, a sus amigos y a los expresidentes a tener una conversación seria con el presidente para pedirle que por el bien de ese país y ante la posible llegada de Trump dejase la candidatura en manos de otra persona menos desgastada. Algunos senadores dijeron que Trump no mató a Joe, sino que Joe se mató, asimismo.

En verdad fue una alarma que obligó a los ex presidentes Obama y Bill a calmar las aguas. Pero no se sabe cuánto afectará esto. El daño está hecho. Veremos si antes de la convención del partido en donde lo designarán formalmente algo sucede. Obviamente Kamala Harris es la sustituta natural pero también se dice que podría ser Michael Obama o el gobernador de California Gavin Newsom. La elección está casi empatada, pero veremos si esto mueve a los indecisos. Esto agitó las aguas, en especial porque Biden se fue a preparar por 10 días a su casa de descanso con un equipo de expertos en medios y en política para estar al 100 por ciento en el debate. Pero si semana y media no lo pueden hacer estar listo para 90 minutos sin guion entonces ¿qué le puede dar la energía para estar 4 años más? Más aún ¿quién gobierna realmente los EUA?

En las redes los medios internacionales fueron secos y claros. Biden perdió y se ve incapaz, aseguraron. Algunos líderes como el presidente de Polonia se aventuraron a opinar con críticas aludiendo que ver a Biden era como ver la caída del Imperio Romano y que uno debía ser el que camine hacia el ocaso. Aludiendo a quienes ya no pueden controlar su destino y son llevados en lugar de caminar por su propio pie.

La pregunta que los medios de EUA se hacen es… si Trump es tan malo y es tan importante que no gane ¿por qué dejar a un hombre en caída libre que sea el contrincante?  Vi el debate en México, vi el debate en EUA y he visto debates en Europa, pero nunca había visto una reacción tan espontánea para cambiar al candidato de un partido como la que vi en el debate de EUA.

De todos modos, las élites del partido han dicho que no hay cambio. Veremos si eso se sostiene, pero fue un espectáculo lamentable ver que el país más poderoso del mundo puede estar 10 días sin presidente y cuando este regresa se ve tan agotado, porque lo peor no fue lo que dijo que fue en muchos casos incoherente o raro. Lo peor fue la comunicación corporal. Conductores de MSNBC, CNN y otras dieron puntos de vista casi unísonos “¿por cuánto tiempo pretendemos que no vimos lo que vimos ayer?” … “El problema es que la gente quería ver si Joe estaba a la altura del momento para dirigir y claramente ayer después del debate la gente en su mayoría opinó que no”

Joe ha pasado en su casa de descanso casi el 30 por ciento de su mandato. Pocas veces da entrevistas sin guion o sin tarjetas. Pocas veces habla sin el discurso escrito y muy seguido se le ve cometiendo errores seniles. Por eso muchos de los líderes de medios piden que por el bien del país Biden se haga la pregunta sobre si debe o no seguir como candidato. Estos mismos medios que hoy lo quieren correr hace 8 días, decían que los videos en los que Joe se veía senil eran falsos, decían que publicar los audios de la entrevista de Biden con el fiscal especial del caso de sus documentos secretos no debían ser publicados.

Según el fiscal Hurd no se enjuició a Joe porque era un hombre con memoria penosamente mala lo que la Casa Blanca desmintió pero que evitó que Biden fuera a juicio como Trump por el mismo tipo de falta. Todo esto ha regresado a la escena pública y ahora el congreso de EUA podría exigir al fiscal les entregue esos audios para ver no solo lo que dijo el presidente sino cómo lo dijo.

México debe estar listo para lo que venga en EUA. Pero a veces a nuestros políticos de todos los partidos no les gusta ver más allá de Xochimilco y creen que pasando Yucatán solo hay mar. En el 2020 publicamos un encabezado que decía Trump vs Trump en el que detallábamos que la estrategia de Biden era dejar que el entonces presidente se ahorcara solo.

Ahora a pesar de que Trump es protagonista el fenómeno se repite, pero con papeles invertidos. Biden quiere hacer la elección un referéndum de Trump vs Biden, pero los pésimos resultados económicos, migratorios y militares han opacado al extraordinariamente protagonista Donald y el debate de ayer expuso a Biden vs Biden. Veremos si esto se corrige, pero por lo pronto Biden está siendo derrotado por Biden como en el 2020 Trump fue derrotado por Trump.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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