OPINIÓN
El debate sobre generación de energía
Opinión, por Susana Ochoa //
¿Quién debe ser dueño de la energía de nuestro país? ¿Cómo asegurarnos que no se lucre con nuestro acceso a algo tan básico como, el acceso a la energía o electricidad? ¿Qué vamos a hacer para lograr la transición hacia energías renovables? Estas son preguntas que quizás podríamos hacernos antes de discutir la Reforma Eléctrica, una de las más importantes reformas que presenta el gobierno de AMLO para este sexenio.
La reforma eléctrica tiene como premisa que el Estado sea rector de la creación y distribución de energía. Es decir, que sea una empresa del estado la que pueda asegurarse que todas las familias de este país podamos acceder a la energía vital para llevar nuestra vida cotidiana.
La discusión de esta reforma me parece fascinante, pone en el renglón temas básicos como el futuro de las energías, la corrupción detrás de los esquemas entre privados y las empresas públicas como ha pasado en México, la soberanía energética y las implicaciones que tienen las energías renovables hoy en los territorios de este país.
Hay dos planteamientos en los que estoy fundamentalmente de acuerdo con esta reforma. Uno es que el Estado sea el rector de la generación y distribución de energía y que ésta no pertenezca a manos de privados como ha sucedido en otros países donde no han podido regular los costos del acceso a la energía.
La segunda, es que esta reforma plantea que el Estado Mexicano sea el dueño del litio, un mineral muy codiciado por su importancia para la generación de baterías que van desde los celulares que todas y todos usamos, hasta los paneles solares que serán fundamentales para la transición energética. Dicho sea de paso, la generación de litios genera devastación ambiental por la práctica de la minería, que hoy ya sucede a manos de empresas extranjeras en algunos estados de nuestro país.
Pero también hay dos planteamientos que para mi no han tenido una respuesta sólida por parte de quienes promueven esta iniciativa. La primera es que este gobierno ha sido particularmente bueno para no hacer las cosas bien. Por ejemplo, el INSABI, una de las políticas públicas más esperadas, no ha logrado establecerse porque pareciera que hay un desprecio de este gobierno por que las cosas se hagan de manera excelente. Y la segunda es que, si bien la secretaria Rocío Nahle menciona el tema de la transición energética como un tema prioritario, no confío en la importancia que este gobierno le da a la crisis climática.
Este debate se intensificará en las próximas semanas y debemos exigir a los representantes federales la justificación y planteamiento de su voto porque es mucho lo que hay en juego.
