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CULTURA

El impacto del futbol en la sociedad: 90 minutos de catarsis

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

Aunque a primera vista el fútbol y la política parecen ser dos polos opuestos debido a que mientras la política es una herramienta que busca conciliar problemas sociales, el fútbol parece tener una finalidad distinta al crear conflictos entre distintos sectores de aficionados, a quienes en algunas ocasiones.

No solo son divididos por el color del jersey, sino también por ciertas creencias políticas que aunque no parecen ser muy notorias, están más que presentes a la hora de defender a su equipo, tal es el caso de rivalidades como Real Madrid vs Barcelona, Liverpool vs Manchester United, AC Milán vs Inter de Milán, Atlas vs Chivas o bien, America vs Chivas, rivalidades que por cierto, exacerban por un lado una visión nacionalista y por el otro, ponderan la importancia de la globalización como una herramienta para explotar el talento y fomentar la competitividad.

Por otro lado, pese a que para muchos la política es verdaderamente importante y por ello todos debemos involucrarnos en ella, mientras que el futbol podría parecer un tanto intrascendente ya que para muchos esta pasión se reduce a 90 minutos, debemos de recordar que el futbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes, y justamente por eso es que debemos de tomarlo en serio.

De hecho, pese a estas diferencias, vale la pena considerar que el futbol históricamente ha sido utilizado con fines políticos y a su vez ha sido un espacio de expresión política en el que más que rivalidades deportivas, se gestan rivalidades políticas y sociales, un claro ejemplo de ello es la rivalidad que existe entre el Real Madrid y el Barcelona, misma que puede ser más trascendente que la existente entre el Real Madrid y el Atlético o entre el Barcelona y el Espanyol, ya que ha diferencia de estas, la rivalidad entre Madrileños y Catalanes enfrenta los sentimientos independentistas de una región contra el poder político económico que se ejerce desde el centro. Por esto, un triunfo del Barcelona ante el Real Madrid, además de ser deportivo, es también una manifestación político-social.

La política y el futbol están interconectados de varias formas, recordemos que en sus inicios, este deporte sirvió como catarsis para la clase obrera del Reino Unido que durante 90 minutos no solo era igual a la clase empresarial, sino que incluso podía ser superior simplemente por el resultado final del partido,

Pero esta relación no solo la encontramos en las rivalidades con trasfondos sociales que se gestan en el terreno de juego, sino que también tenemos otros ejemplos, siendo uno de ellos el nacionalismo.

En varias ocasiones, el futbol ha sido utilizado como una herramienta para promover sentimientos nacionalistas, a través de los cuales el deporte se convierte en un símbolo de orgullo nacional en competencias como la copa del mundo, la Eurocopa, la Copa Oro, la Copa América, o bien, de nuevo, el Real Madrid, equipo que en gran medida es una viva representación de poder político y económico de la capital y cuyo dominio en la Liga Española puede representar a su vez un símbolo de dominio sobre el resto de las entidades del país.

Otro ejemplo de esto también se puede encontrar en la diplomacia, esto debido a que el futbol ha sido utilizado en muchas ocasiones ya sea para crear vínculos, o bien, apaciguar tensiones, tal es el caso de Corea del Norte y Corea del Sur que jugaron un partido de futbol amistoso en 2018, el cual fue visto como un acto de voluntad para mejor relaciones diplomáticas entre dos naciones envueltas en tensión desde hace ya algunos ayeres. 

Otro ejemplo importante de como el fútbol puede ser utilizado con fines políticos lo podemos encontrar en Milán, específicamente en la época del famoso entrenador Arrigo Sacchi y Silvio Berlusconi, quienes codo a codo, lograron levantar un equipo en crisis al que posteriormente ayudaron a ganar, entre muchas cosas, dos Champions League, todo esto a través de un juego insólito en la era del catenaccio italiano. 

Pero el éxito del Milán, no solo tuvo un impacto deportivo, sino también político, ya que fue a raíz de esto que Silvio Berlusconi lo utilizó para dar el salto a la política creando el partido ‘Forza Italia’, frase que es utilizada también por los aficionados del futbol al momento de apoyar a la selección nacional de dicho país. Después de esto, la historia del Milán y de Berlusconi se cuenta sola. 

Dicho todo esto, entonces ¿qué es el fútbol y por que debemos darle más seriedad a la cosa más importante de las menos importantes?

El futbol no es cualquier cosa, en primer lugar es un deporte con poco más de 4,000 millones de aficionados en todo el mundo, y es un deporte que no solo desata pasiones, sino que también puede llegar a ser un factor desestabilizador de gobiernos tal y como sucede en Argentina, donde el Gobierno teme más que el ciudadano deje de prestar atención al fútbol, que a la inflación misma.

En segundo lugar, no podemos perder de vista que el fútbol es un espejo de nuestra sociedad y este refleja desde los actos de nobleza más grande, hasta la versión más oscuro de la sociedad, la cual se manifiesta a través del racismo, la xenofobia, el clasismo y el machismo, pero también, es el caldo de cultivo de los conflictos políticos, económicos y sociales que más nos dividen, otro ejemplo de ello fue el partido de la semana pasada entre Atlas y el Olimpia de Honduras, partido que sacó a flote los resentimientos más profundos de la afición hondureña y por otro lado, saco a flote el nacionalismo más radical de los aficionados mexicanos.

En tercer lugar, pese a todo este contexto repleto de negatividad, no podemos olvidar que el fútbol es también una oportunidad que aparece en la sociedad para suplir las deficiencias del estado al otorgar a muchos jóvenes una oportunidad que la segregación social parecía haberles arrebatado.

El fútbol es un espacio de catarsis, es una herramienta política que permite a los actores políticos conectar con la ciudadanía, es también un espacio en el que la balanza de la desigualdad social se equilibra por le menos durante 90 minutos, es la industria que genera empleos, oportunidades, sueños e ilusiones, es la industria que activa la economía local cada semana, y por último pero no por eso menos importante, es el espacio que durante 90 minutos contiene y aleja de las calles los sentimientos más radicales y extremistas de la ciudadanía.

No cabe duda, el fútbol es la cosa más importante de las menos importantes.

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Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

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CULTURA

Premios Ariel, la magia del cine mexicano: Jalisco es epicentro del evento

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– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias

Los Premios Ariel, máximo reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se entregarán el 20 de septiembre. Por tercer año consecutivo, Jalisco ha sido la sede de los Premios Ariel, en esta ocasión se celebran en Puerto Vallarta.

La AMACC impulsa una política de itinerancia para que los Ariel dejen de celebrarse exclusivamente en la Ciudad de México, buscando y fortalecer la conexión entre la industria cinematográfica nacional y los diversos estados. Jalisco ha mostrado una receptividad notable a esta política, ofreciendo no solo capacidad logística e infraestructura adecuada, sino también apoyo institucional y económico.

A través de la Secretaría de Turismo y FILMA Jalisco, el estado ha otorgado incentivos para atraer producciones, políticas públicas de cine y recursos concretos para la realización de la ceremonia, como los más de 10 millones de pesos destinados a la producción del evento 2025. Además, la elección de Puerto Vallarta como sede se vincula con un interés estratégico por consolidar un polo cinematográfico dentro del estado.

Con apoyos como el “cash rebate”, la comisión de filmaciones y la existencia de festivales de cine consolidados como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), demuestra que puede ofrecer garantías logísticas y técnicas para eventos de gran magnitud, al mismo tiempo que refuerza su visibilidad cultural y turística.

El gobierno del estado ha buscado que los Ariel sirvan también como plataforma de promoción turística, vinculando cine, cultura y visitantes; la cobertura mediática que genera el evento, junto con los atractivos turísticos de Puerto Vallarta, amplifica la proyección del estado en el ámbito nacional e internacional.

Esta política contempla además la diversificación dentro del propio territorio jalisciense: si bien los premios se han celebrado en Guadalajara y ahora en Puerto Vallarta, la intención es rotar la sede dentro del estado en futuras ediciones, mostrando así la variedad de escenarios y consolidando a Jalisco como un punto neurálgico del cine mexicano contemporáneo.

Entre las películas nominadas, Pedro Páramo de Rodrigo Prieto se consolidó como una de las favoritas, obteniendo 17 nominaciones. La ópera prima de Prieto es una adaptación de la emblemática novela de Juan Rulfo que fusiona el realismo mágico con una estética cinematográfica contemporánea, aprovechando la experiencia del director como director de fotografía.

Su propuesta visual busca capturar la atmósfera surrealista de la obra literaria, y cada encuadre, cada composición lumínica, remite a la memoria de un México lleno de fantasmas y ecos del pasado. Prieto logra, con sorprendente soltura para un debut en la dirección, trasladar la intensidad emocional y la ambigüedad de los personajes a la pantalla, mostrando un cine que dialoga tanto con la tradición literaria como con el lenguaje cinematográfico moderno.

La Cocina, dirigida por Alonso Ruizpalacios, también acaparó la atención de la crítica y del público, con 15 nominaciones en diversas categorías. Ruizpalacios, conocido por su capacidad de mezclar humor, crítica social y frescura narrativa, invita a explorar las dinámicas de poder y género en un contexto culinario, donde la cocina se convierte en un microcosmos de tensiones, aspiraciones y secretos.

La dirección de Ruizpalacios se distingue por su ritmo ágil, su atención al detalle y la manera en que los personajes se despliegan en un espacio aparentemente cotidiano, transformando lo familiar en un escenario de reflexión sobre la sociedad contemporánea mexicana.

Sujo, codirigida por Fernanda Valadez y Astrid Rondero, recibió 13 nominaciones y ofrece una mirada íntima y profunda a la búsqueda de identidad de una joven que enfrenta los retos de la migración y la pertenencia. Valadez y Rondero despliegan un estilo cinematográfico sensible, que combina la narrativa íntima con un fuerte compromiso social.

La película se mueve entre el drama personal y la denuncia de condiciones sociales, logrando un equilibrio entre emoción y reflexión, mientras invita al espectador a contemplar los dilemas humanos y la construcción de la identidad frente a contextos adversos.

Corina, de Úrsula Barba Hopfner, con 9 nominaciones, centra su historia en las complejidades de las relaciones humanas y la búsqueda de la verdad en la interacción entre sus personajes. Hopfner demuestra un manejo refinado de la introspección dramática y una capacidad notable para capturar la esencia de cada individuo, explorando cómo los deseos, miedos y secretos moldean las decisiones y la convivencia. Su dirección, delicada y precisa, pone en primer plano la psicología de los personajes y transforma la narrativa en un examen de la condición humana contemporánea.

Finalmente, Un actor malo, que obtuvo 5 nominaciones, se destaca por su reflexión sobre la identidad, la percepción pública y los conflictos entre la vida personal y la fama. La película combina elementos de comedia y drama con un estilo original y arriesgado, mostrando cómo la construcción de la imagen propia y la exposición ante los demás pueden convertirse en territorio de exploración artística y social. Su dirección, creativa y audaz, logra mantener la tensión entre humor, ironía y crítica, permitiendo al espectador identificarse con los dilemas del protagonista y reflexionar sobre el espectáculo de la vida pública.

El conjunto de estas películas refleja la diversidad y riqueza del cine mexicano contemporáneo. Cada una de ellas ofrece una perspectiva única sobre temas universales como la identidad, el poder, la migración y las relaciones humanas, evidenciando la capacidad del cine nacional para dialogar con su contexto histórico y social. La crítica y la audiencia han reconocido que, más allá de la técnica y la narrativa, estas producciones invitan a la reflexión y al cuestionamiento, ofreciendo miradas que son tanto íntimas como colectivas, particulares y universales.

Los nominados a los Premios Ariel ponen de manifiesto la evolución y el dinamismo de la industria mexicana. Las películas y sus directores son la muestra de que el cine mexicano continúa siendo un espacio de innovación, reflexión y expresión artística que resuena dentro y fuera del país, consolidando su relevancia en el panorama global.

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CULTURA

México celebra el Día Nacional del Charro: tradición, deporte y orgullo patrio

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Por Redacción Conciencia Pública 

Cada 14 de septiembre México rinde homenaje a una de sus tradiciones más representativas: la charrería.

El Día Nacional del Charro fue instaurado en 1934 como una manera de reconocer al charro como figura central de la identidad mexicana y al mismo tiempo consolidar este deporte ecuestre como una práctica cultural de enorme arraigo.

Esta celebración se vive en todo el país, desde los lienzos charros hasta las plazas públicas, con un ambiente que enlaza historia, destreza y orgullo patrio.

En redes sociales, la fecha adquiere una fuerza particular. Hashtags como #DíaDelCharro y #DíaNacionalDelCharro agrupan miles de publicaciones en X, Facebook, TikTok e Instagram.

Usuarios comparten fotos de trajes bordados, sombreros de ala ancha, montas de caballos y suertes espectaculares como manganas, coleaderos o el paso de la muerte.

También abundan los mensajes de autoridades, artistas y asociaciones que felicitan a los charros y escaramuzas, exaltando el valor de mantener vivas las costumbres.

La Federación Mexicana de Charrería y la Asociación Nacional de Charros son protagonistas en la promoción de actividades conmemorativas.

Desde sus cuentas oficiales en internet se difunden la agenda de charreadas, congresos y campeonatos que se desarrollan en distintos estados del país.

Las escaramuzas, grupos femeninos que ejecutan rutinas a caballo con precisión y estética, se han vuelto además un símbolo de inclusión y disciplina dentro de esta disciplina reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2016.

En municipios y capitales estatales (Guadalajara no es la excepción), el Día del Charro se acompaña de desfiles, exhibiciones y actos solemnes. No faltarán hoy los honores a la bandera ni los espectáculos ecuestres que refuerzan el vínculo entre tradición y mexicanidad.

La fecha, además, se sitúa estratégicamente en la antesala de las Fiestas Patrias, lo que le otorga un carácter doblemente simbólico: recordar el legado charro y enmarcar la conmemoración de la Independencia.

En la esfera digital, las publicaciones destacan tanto la herencia familiar como la profesionalización del deporte.

Muchos jóvenes charros y escaramuzas utilizan hoy en día redes TikTok e Instagram para mostrar rutinas, vestimentas y entrenamientos, contribuyendo a que nuevas generaciones se acerquen a la charrería.

Esa combinación entre tradición e innovación ha hecho que la conversación en línea sea particularmente activa, alcanzando públicos que van más allá de los asistentes habituales a los lienzos.

Así, el Día Nacional del Charro se mantiene como una de las celebraciones más singulares del calendario mexicano: una fusión de historia, arte ecuestre y pasión comunitaria.

La charrería no solo sigue viva, sino que se adapta a los tiempos modernos sin perder su esencia.

En cada suerte, en cada traje de gala y en cada caballo brioso, resuena el eco de una tradición que México reconoce como suya y que proyecta al mundo como parte de su identidad.

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