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OPINIÓN

El polémico viaje de AMLO

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Opinión, por Ramiro Escoto Ratkovich //

No es un buen momento, pero eso no lo decide Andrés Manuel López Obrador, la pandemia que no ha cedido en ambas naciones, México y Estados Unidos, así como la situación que viven ambos mandatarios, aquí con un 58% de desaprobación según una encuesta y allá un presidente en campaña de reelección que está a 12 puntos de distancia de su competidor, sin embargo, las fechas 8 y 9 de julio ya están pactadas y con una agenda por demás misteriosa.

Marcelo Ebrard lo anunció en una mañanera, dando cuenta de la escueta lista de actividades que tendrán en Washington bajo el pretexto de la puesta en marcha del T-MEC, y sin que hasta el cierre de esta columna el primer ministro de Canadá Justine Trudeau confirmara su asistencia a la capital estadounidense para la puesta en marcha de este proyecto económico y de cooperación trilateral.

Al Presidente de México Andrés Manuel López Obrador no le hemos visto en un viaje internacional, no lo hizo como candidato, y tampoco durante este tiempo, la relación con Estados Unidos la ha llevado el canciller Ebrard, nunca un encuentro con Donald Trump a quien se le caracteriza por su sarcasmo en los recibimientos de mandatarios, a quien hay que verle los metamensajes cuando toma la palabra y se dirige a los países y a sus jefes de estado, Trump no tiene amigos, ni socios; es un empresario que llegó a ser presidente y que ahora no le importa nada ni nadie para conseguir una reelección y a todas luces México es una pieza clave para conseguirlo.

El día 8 de julio habrá reuniones “privadas”, dice la agenda, juntas que están contempladas así para Canadá, el sospechosismo vale cuando sabemos que existen antecedentes no muy buenos de cómo se ha ejercido la presión del país vecino en temas como la migración, donde México creó el propio muro de Trump en la acción de la Guardia Nacional en las fronteras Norte y Sur, por ejemplo, o en aquella deuda que se tiene con el respaldo que se tuvo con los países productores de petróleo, donde Rocío Nahle confundió las burlas con los aplausos.

¿Cómo será la conferencia de prensa del Presidente de México ante los medios extranjeros?, ahí no están las preguntas a modo, ahí tampoco asistirán los medios que lee y escucha el Presidente, ahí difícilmente se pueden exponer “sus propios datos” porque el encontronazo será con la realidad vista desde fuera: La lucha contra el narcotráfico y delincuencia organizada, el aumento en la pobreza, sus mediciones de la felicidad , en fin, una oportunidad para, incluso, los diarios a los que el Presidente ha desestimado desde Palacio Nacional, como el New York Times o el Washington Post, y quizá el reencuentro con Jorge Ramos.

Ahí López Obrador no tendrá el tiempo que se toma aquí, y tiene que ser muy cuidadoso en caso de que este encuentro se dé, para que la representación que tenga a cuestas sea entendida como México y no como su persona, que va como Presidente y no como candidato.

El viaje no comienza bien tampoco tras la publicación en redes sociales del Embajador de Estados Unidos en México Christopher Landau en twitter: “Normalmente hubiéramos ofrecido al Presidente alojarse en Blair House , la casa de huéspedes de la Casa Blanca. Pero desafortunadamente, en este momento se encuentra bajo restauración. El Presidente es nuestro huésped y por supuesto le ofreceremos alojamiento” …

Nuestro Presidente no va en una aeronave de la Fuerza Aérea de México, tampoco llegará a un aeropuerto o pista especial, no será recibido por Donald Trump de primera instancia; sólo hace falta que volvamos a ver y a escuchar el mensaje fuerte y claro del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles al respecto para entender en qué calidad es la invitación y el nivel de peso de la misma.

El Presidente López Obrador no habla inglés, y sobre él pesa en el pasado declaraciones hechas cuando candidato contra Donlad Trump a quien dijo le exigiría cuando fuera Presidente una serie de temas, entre ellas, el respeto al país… luego quiso convencer al electorado de que con un café entre él y el mandatario del vecino país se podían resolver las diferencias.

Es un viaje también para observar de cerca al personaje que sabe será clave en el proceso y éxito que pudiera tener en algo esta oportunidad, alguien que ha buscado también en su momento aspirar al puesto del su hoy jefe, alguien que ha aguardado y cuidado al mismo tiempo las formas, quien se ha desmarcado o al menos no se ha identificado con Morena, y que puede ser el contrapeso de la experiencia: Marcelo Ebrard.

Twitter: @Ramiro_Escoto

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