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JALISCO

El sutil abandono de dar seguridad a ciudadanos: Desapariciones en Santa Ana Tepetitlán y el juego político en Jalisco

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

La colonia Santa Ana Tepetitlán en Zapopan es un caldo de cultivo de la desesperación. Familiares de Jesús Fernando Márquez Díaz, Julio César Rodríguez Gutiérrez y Sergio Díaz Corona, todos desaparecidos el pasado lunes 25 de septiembre, se encuentran en un limbo doloroso, uno que va más allá del duelo y se aferra a la incertidumbre.

Aquí, la tierra parece cobrar vida para engullir a los vivos. Hace apenas dos meses, en agosto, Blanca Jaqueline Trujillo Cuevas, titular de la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas (FEPD), confirmó la existencia de una fosa clandestina que contenía 30 cuerpos. Y ahora, otro hallazgo siniestro: el colectivo Luz de Esperanza, la semana pasada, descubrió osamentas de al menos tres diferentes cuerpos en una brecha entre las calles Abasolo y Matamoros, un nuevo altar a la muerte, otra fosa clandestina que se suma a la cartografía de la desolación.

Tres diferentes sucesos ubicados en Santa Ana Tepetitlán, donde se habla de cuerpos y familias rotas.

Jesús, Julio y Sergio son trabajadores de la construcción, hombres que nunca llegaron a casa. La suposición más amarga es que han sido privados de su libertad. Aún no hay una palabra oficial. Los familiares se manifestaron en avenidas importantes, pero las autoridades estatales solo se hicieron presentes cuando la calle se bloqueó.

Hace apenas días, el ruido del tráfico en la avenida López Mateos fue suplantado por los gritos y lágrimas de 70 personas, que en su desesperación paralizaron la circulación, clamando por la intervención de las autoridades estatales. Un reclamo, más entre tantos, que se pierde en la vorágine de la apatía oficial.

Este drama de Santa Ana Tepetitlán nos remite a otro aún no resuelto en Lagos de Moreno. Cinco jóvenes desaparecidos y ninguna pista. Y es que, si bien en las entrañas de una ladrillera en la comunidad de La Troje, del municipio de Lagos de Moreno, yacían restos humanos que encendieron un atisbo de esperanza para los familiares de los jóvenes desaparecidos en la región. El Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses ha desmentido la conexión. Ricardo Sánchez Beruben, coordinador General Estratégico de Seguridad, confirmó que los huesos y el cuerpo calcinado en un automóvil en Encarnación de Díaz cuentan otra tragedia, pero no la de los jóvenes ausentes.

Los peritajes del IJCF revelan que los restos encontrados no son de ellos. Aún así, Lagos de Moreno tiene el sombrío honor de encabezar el registro de desaparecidos en Jalisco.

En Jalisco, para el gobernador lo que debería ser noticia son los 269 desaparecidos en Lagos de Moreno, o los 165 en Encarnación de Díaz. Pero, ¿qué hace Enrique Alfaro en su plan de vocero? Se enorgullece de tener a Christian Nodal como el cantante invitado sorpresa para este 1 de noviembre en las Fiestas de Octubre.

Mientras, los aspirantes políticos juegan al ajedrez de las elecciones del 2024, diluyendo la gravedad de problemáticas como las desapariciones y el aumento de asesinatos en el estado. Hasta septiembre, se registraron 141 muertes, 22 asesinatos más que en agosto pasado cuando se registraron 119 ejecuciones, pero en medio de esta escalada de violencia lo que capta la atención son las ambiciones políticas de los líderes municipales y las primarias de Morena.

Es como si la política y la tragedia fueran dos trenes corriendo en paralelo, pero en diferentes universos. La brecha entre las autoridades y la realidad palpable que viven las familias jaliscienses se ensancha cada día más.

Los habitantes de Jalisco se enfrentan a una doble desaparición: la de sus seres queridos y la de la atención gubernamental sobre su dolor. Pero, al final del día, el pueblo no olvida, y menos cuando lo que se pierde son sus hijos.

Esto es Jalisco hoy: un estado donde la esperanza es tan fugaz como las personas desaparecidas y donde la vida parece importar menos que las próximas elecciones. Una geografía del abandono, donde incluso los números se vuelven difusos y los nombres de los desaparecidos corren el riesgo de convertirse en simples estadísticas, perdidas en la maraña del olvido colectivo.

El tiempo para hablar de elecciones debería ser otro, pero el reloj electoral ya está en marcha. La cuestión es: ¿hasta cuándo podrá Jalisco darse el lujo de mirar hacia otro lado?

En TWITTER: @DEPACHECOS

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