LOS PELOTEROS
El «Toro de Etchohuaquila» que se convirtió en leyenda
Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Hay personas en la vida que nacieron para hacer historia al convertirse en inmortales. Es el caso de Fernando Valenzuela, el famoso “Toro de Etchohuaquila”, como se le llama desde aquel 1981 en que debutó por primera vez en Grandes Ligas, mote que nació por la forma que subía la mirada al cielo cuando lanzaba en el Dodgers Stadium, donde logró triunfar.
Hace unos días la directiva de los Dodgers en una ceremonia especial proclamó a Fernando leyenda del béisbol por ser uno de los grandes jugadores que cambiaron la historia y forma parte ya de la placa de figuras que están en el Dodger Stadium como un inmortal.
Jaime Jarrín, el cronista latino de los Dodgers de los Angeles, recientemente se refirió a la figura señera del Toro de Etchohuaquila en la ceremonia en la que fue entronizado como leyenda.
“Él creó más fanáticos del béisbol y fanáticos de los Dodgers que cualquier otro jugador», dijo Jarrín. De la misma manera, refirió que gracias a Fernando Valenzuela miles de fanáticos se “enamoraron del béisbol”.
Aquí en México Juan Carlos González Iñigo encabeza a un grupo de 70 personas que buscan que el gran lanzador sonorense forme parte del Salón de la Fama de Cooperstwon, considerando el impacto a largo plazo que éste logró.
“Es una figura mítica, de película, esto a pesar de que las estadísticas puedan opinar diferente para no dejarlo entrar al Salón de la Fama”.
«Ahora existe la posibilidad de interpolar las estadísticas, porque Fernando ganó 173 juegos, pero nosotros tenemos contabilizado que en aproximadamente 30 y tantos más le faltó el respaldo de la ofensiva, y de haber tenido ese respaldo habría ganado cerca de 35 juegos más, con los cuales habría pasado de 200 triunfos y habría entrado al Salón de la Fama desde el primer año de la boleta en 2003», argumenta Juan Carlos González Iñigo, director de la revista Cuarto Bat, especializada en beisbol.
EL IMPACTO DEL TORO
Jaime Jarrín fue entrevistado sobre Fernando en el influyente Angeles Times al cumplirse cuatro décadas de la irrupción del Toro de Etchohuaquila en Dodgers al referir el impacto del sonorense en el mundo del beisbol, especialmente entre los latinos en Los Ángeles y que a juicio del cronista de origen ecuatoriano “lo hacen digno del Salón de la Fama”.
Jarrín considera que Dodgers debería de retirar el número 34 de Valenzuela, la política de la franquicia es retirar solo los números de los miembros del Salón de la Fama.
Jarrín se unió a otras voces que han reclamado e insistido que El Toro debe recibir ese reconocimiento. “Valenzuela debería estar consagrado en el Salón de la Fama y Museo Nacional del Beisbol”.
El argumento de que los números de Valenzuela en Grandes Ligas no le dan, los refuta cuando se refiere a otros personajes que entraron al Salón de la Fama, como el caso de Bud Selig, ex comisionado de Grandes Ligas de Beisbol quien es miembro del Salón de la Fama, lo que no quiere decir que Selig no lo merezca.
Es la trascendencia de los comisionados con sus obras y decisiones que han impactado al beisbol, lo que los ha llevado al Salón de la Fama. La aportación de Selig fue enfrentar aquella oleada de “muchos jonroneros” que eran producto de inyectarse esteroides a finales de la década de 1990, lo cual enfrentó y puso un alto con el castigo que aplicó.
A dos figuras trae a colación Jarrín que han venido a cambiar el beisbol: Jackie Robinson y Babe Ruth.
La aportación de Valenzuela fue cambiar el panorama del beisbol más que cualquier otro jugador en la historia. “Amplió la base de fanáticos del juego. Internacionalizó aún más el grupo de jugadores”.
“Su importancia para los Dodgers, en particular, fue fundamental hasta el punto que su antiguo propietario, Walter O’Malley lo imaginó antes que él existiera.
Y efectivamente, Jaime Jarrín se ha referido a menudo de cómo O’Malley quería encontrar a un Sandy Koufax mexicano para atraer a la creciente población mexicana y mexicoamericana de Los Angeles. «Los Dodgers lo encontraron, lo cual fue en sí mismo un milagro. La gente en los círculos del futbol estadounidense han pasado décadas buscando una estrella mexicoamericana y lo mejor que han encontrado es Hérculez Gómez».
La aportación de Valenzuela fue convertir a los Dodgers en el equipo de una comunidad que antes veía a la franquicia con recelo. El público que se ganó Valenzuela sigue siendo el mismo.
Además de inspirar a las múltiples generaciones de jugadores latinoamericanos, El Toro creó múltiples generaciones de aficionados mexicanos. En efecto, los hijos de fanáticos de Valenzuela, se han convertido en fanáticos de los Dodgers. Hoy más del 40% de los seguidores de Dodgers son latinos.
Y estos seguidores son leales, a pesar de que Dodgers tuvo 20 años de mediocres actuaciones, la afición se mantuvo, como lo muestran los números con una asistencial anual en casa de 3 millones de aficionados.
Independientemente de que en Cooperstown no se le reconozca su trascendencia, en México, Fernando es la gran figura, donde se pare, su legado, como subraya Juan Carlos González Iñigo, ha trascendido más allá de nuestras fronteras y está presente en todos los rincones de nuestro país, pues al “Toro” se le homenajea de Norte a Sur, y muy a pesar de haber nacido en el lejano Sonora, se le reconoce con estatuas en Zapopan o estadios con su nombre en Cancún.
