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OPINIÓN

En riesgo de regresión histórica: Latinoamérica se hunde en la pobreza entre populismos y dictaduras

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Primera Mano, por Francisco Ruiz Quirrín //

Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica, pronunció un discurso a inicios de este siglo en la sede de la Organización de los Estados Americanos, donde dejaba en claro el retroceso latinoamericano por razón de ideologías ya vencidas por la historia.

Han trascurrido veinte años de aquel mensaje y, como un severo juicio, ahí están los números respecto al crecimiento de nuestra región. Los más bajos del mundo.

Arias dijo que en tanto el mundo miraba al futuro, en los países de América Latina, continuábamos aferrados al pasado.

Debido a una extraordinaria carga ideológica de los líderes más populares, soñadores del Comunismo, el que hoy nombran “Socialismo del siglo XXI” o “Populismo”, nuestros pueblos han sido condenados a la ignorancia y a la pobreza.

En otro sentido, China, transformó su dictadura comunista impuesta por la revolución de Mao-Tse-Tung en una dictadura central en el gobierno, pero abierta al mercado del mundo.

Los líderes chinos se cuestionaron el por qué si sus vecinos como Taiwán y Japón, eran ricos y vivían aumentando su riqueza, “no podrían lograrlo –y mejor- los chinos”.

La política de Estado chino revolucionó su sistema educativo e hizo obligatorias materias como el inglés, las nuevas tecnologías de la información, el Internet y el mundo de las finanzas.

En el transcurso de 20 años, China compite –ahora mucho más- con las mayores economías del mundo y lucha por ser número uno, por encima de los Estados Unidos. Es su sueño. El gobierno estadounidense lo sabe y de ahí las restricciones y altos aranceles impuestos a los productos provenientes de ese país.

China y Rusia mantienen el denominador común de ser dictaduras, pero abiertas al mercado mundial. En otras palabras, enviaron al archivo las ideas de alejarse del Capitalismo, para aprovechar los éxitos de éste último y obtener beneficios para sus pueblos.

Arias tuvo mucha razón en su visión Latinoamericana.

Las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, son aplaudidas en la Argentina, en México y ahora habría qué añadirles a Chile, Colombia, Perú, Honduras, El Salvador y, en esta semana, Brasil.

Se está propagando el éxito electoral de los líderes populistas, socialistas del siglo XXI o comunistas de antaño, gracias a que los pueblos no han conocido del progreso, propiciado por liderazgos incapaces y corruptos.

Pero es muy probable que se esté pasando de “Guatemala a guatapeor”, porque el populismo es, en los hechos, una regresión histórica a regímenes ya vencidos por la historia.

El ejemplo preclaro, lo vivimos en México. El Presidente López Obrador ha permitido con sus decisiones, que el país regrese a la década de los años setenta, cuando el régimen era unipartidista, hegemónico y, el Presidente, un monarca.

La “cuarta transformación” de AMLO ha destruido un sistema más democrático construido en los treinta años recientes, al anular, controlar o desaparecer a organismos autónomos que establecieron un equilibrio con el poder y eliminaron la omnipresencia presidencial.

El tema de nuestros días es la lucha del Presidente por controlar al Instituto Nacional Electoral (INE) y, si lo logra con su aplanadora partidista en el Congreso de la Unión, los mexicanos podremos decirle adiós a la Democracia y a las elecciones libres.

¿Qué es lo que puede provocar un “detente” a esa ola populista?

Chile nos puso el ejemplo y habría qué estar atentos al desenvolvimiento de Lula da Silva, electo por segunda vez presidente del Brasil.

En este último caso, no fue un régimen estrictamente populista el que llevó a Lula a la derrota electoral y a la cárcel, sino la corrupción.

Jair Bolsonaro triunfó apoyado por un pueblo cansado de esa corrupción heredada por Lula. Sin embargo, cayeron a “guatapeor” con Bolsonaro, a quien terminaron por castigarlo y darle una nueva oportunidad a Da Silva.

El caso de Chile fue algo especial. La dictadura militar de Augusto Pinochet estableció las bases de un país progresista y modelo a seguir no sólo en Latinoamérica sino en todo el mundo, pero la ligereza con que gobernaron sus sucesores al restablecerse la Democracia, llevaron a que a mediados del 2021, el pueblo eligiera al populista Gabriel Boric.

Éste último, convencido del apoyo mayoritario, llevó a consulta popular la propuesta de una nueva Constitución con tinte socialista. Para sorpresa del mundo, el 65 por ciento de los chilenos rechazó la propuesta de Boric y sostuvo la Constitución heredada por Pinochet.

El pueblo de Chile enarboló la defensa de tres valores: La defensa de la vida, la Libre Empresa y la Libertad Individual.

¿Por qué habiendo apoyado unos meses antes a un líder populista, ahora el pueblo rechazaba su propuesta?

La respuesta fue contundente: Porque es un pueblo educado.

Los líderes populistas han sumido a Latinoamérica en la ignorancia y la pobreza, gracias a su gran capacidad de manipulación, pero cuando se enfrenta a un pueblo informado y educado, el reloj se detiene para esos “neomesías”.

Por eso, la gran diferencia en México la puede marcar en el 2024, un pueblo que despierte y que alce la voz, porque sus grandes valores como la Libertad, la Libre Empresa y el Derecho a la Vida, están bajo amenaza.

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