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OPINIÓN

Es hora de dejar atrás la cobardía: El infierno de Putin

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Serendipity, por Benjamín Mora //

Me duele el miedo, el terror y el llanto de los niños y niñas, de las mujeres y hombre, de las y los jóvenes de Ucrania que desde hace días les provoca la guerra que veían venir y nadie quiso detener y que ahora toca las puertas de sus hogares, escuelas, lugares de trabajo, calles y espacios públicos.

Vladimir Putin es un político ávido de más y más poder y para ello, engaña. Es la encarnación de mismo Satanás, amo y señor del engaño, dueño del averno.

Putin no es el primer enloquecido por el poder. La historia da cuenta de millones de casos así, empezando por Caín que mató a su hermano Abel.

no sé, pero creo que todos somos cainitas, hijos de Caín, de ahí nuestro afán por quedarnos con lo que pertenece a nuestros hermanos y ser capaces de matarlos con tal de saciar nuestras bajezas y avaricias.

Se cuenta que rey David abusó el poder que el Señor le había conferido para hacer suya a Betsabé, hija de Eliam y mujer de Urías hitita; pero también es cierto que Betsabé le correspondió, quedando encinta tras la primera noche en que se conocieron y durmieron juntos. David, obsesionado con Betsabé, ordenó se pusiera a Urías hitita al frente de la batalla más reñida para que fuese herido y muriera, y así fue. Betsabé le guardó luto y luego fue la mujer de David. Así de simple y llano es el abuso del poder, y así es también la lealtad de quien es veleta ante el viento, como dice una tarantela.

Hace cien años (30 de diciembre de 1922) nació la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y hoy Putin la quiere revivir: invadiendo, anexando, extinguiendo… sólo en el pasado se entiende el presente y la historia de Ucrania es, sin duda, prueba de ello. Por su democracia, Ucrania es una amenaza para los rusos que viven bajo el yugo de un dictador como lo es Putin, quien se sueña zar de Rusia.

La política me asquea cuando en vez de mirar al cielo, voltea al suelo y es rastrera. Ucrania se duele en una guerra previsible que nadie quiso anticipar su defensa. Me duele la invasión de Vladimir Putin sobre Ucrania y el terror que siembra en su pueblo. Me atraviesa el corazón los bombardeos rusos sobre gente ajena a los intereses expansionistas pro soviéticas a 100 años de creada la URSS y me hiere el alma ver a mujeres y hombres ucranianos, de rodillas, implorar a Dios su auxilio y protección… hoy pareciera que mi Dios anda distraído y eso me deja sin saber qué decir; quizá por ello, el papa Francisco nos pide orar a Dios por la paz, por Ucrania. ¿Acaso Dios necesita de nuestros ruegos para conmoverse de sus hijos heridos y asesinados por un ser maldito como Putin?

Mil preguntas me sobresaltan en mi fe. Si Dios está presente en todo tiempo y en todo lugar, cómo es que no logró iluminar a los presidentes y jefes de Estado que podrían haber evitado esta incursión de guerra.

A Putin le sobra soberbia y desborda estupidez. Es un ser bestial e inmisericorde y por ello quizá es que Dios no logra conmoverle; sus oídos solo escuchan al Maligno. Entiendo que el Espíritu Santo nos llama y guía, pero nosotros le hacemos o no caso. Por ello somos seres libres, pero también entiendo que los presidentes y jefes de Estado, un tanto omisos, no son libres de hacer lo que quieran o les acomode, sino obligados a cumplir con lo que deben… y ellos debieron evitar esta guerra.

y entonces pregunto, qué acaso Dios no debería quitarle la vida a Putin que no merece y dejarlo ir a donde le espera el castigo eterno con Satanás, su padre. No quiero abusar, pero creo que gente como Vladimir Putin no merece vivir.

En medio de tal dolor hay quien se mantiene neutral y recuerdo lo que Dante Alighieri dijera en su Divina Comedia cuando estuvo en el Infierno: “Los lugares más calientes del Infierno están reservados para aquellos que en tiempos de crisis moral mantienen su neutralidad.”

El gobierno de México debería cancelar la compra de más dosis de la vacuna Sputnik contra el Covid 19 en señal del rechazo total a la guerra de Putin, y darnos a conocer qué productos rusos se venden en México para bloquearlos. Aquí, en Tlaquepaque, está el consulado de la Federación de Rusia para esta región de México y me pregunto hasta cuándo se mantendrá en su cargo el cónsul honorario. Omito su nombre en espera de su renuncia digna.

Las naciones de la OTAN han dispuesto congelar las cuentas bancarias del presidente de Rusia y de su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov; lo aplaudo, pero creo que deberían ir más lejos: Informar al mundo a cuánto ascienden y en qué están invertidos sus millones de dólares -no rublos- para que el pueblo ruso sepa el tipo de alimañas que tienen en el gobierno, y, además, entregar ese dinero a Ucrania para la guerra. Putin y Lavrov deberán pagar, con su dinero y el de los suyos, la guerra por ellos iniciada.

Más allá de las declaraciones de los gobiernos de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra o Francia, la realidad es que no hay intenciones de participar en la guerra de Rusia en contra de Ucrania; que el suministro de armamento sería difícil, costoso y lento, y que el entrenamiento para su uso eficaz sería tardado. Estamos ante una invasión que tardará mucho en resolverse y ello favorece a Putin.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, ha manifestado: «Tenemos muy claro que estamos ante una invasión, ya no hay ninguna duda sobre ello. Por historia y tradición, por nuestra formación como nación, tenemos que rechazar y condenar enérgicamente la invasión de un país como Ucrania por una potencia como Rusia». Bien dicho, pero no basta.

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