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OPINIÓN

Esperanza en los sistemas

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Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //

México y sus entidades federativas gozan desde el año 2016, con un complejo andamiaje de sistemas anticorrupción, poco socializado a la ciudadanía, pero importante para generar mecanismos y herramientas de combate constante al fenómeno de la corrupción, antes de la reforma que da origen a esta estructura conformada por gobiernos, autoridades y sociedad.

Nuestro país y sus entidades federativas no contaban por ejemplo con fiscalías especializadas en materia anticorrupción que atendieran a los delitos tipificados en la ley como actos de corrupción, ni con órganos colegiados de variada conformación que busquen políticas públicas adecuadas y necesarias para erradicar la opacidad, violaciones, faltas administrativas y la corrupción, empleando la fiscalización y la rendición de cuentas de manera contundente y real.

En agosto del año 2016 se pública el decreto por el que se expide la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción; la Ley General de Responsabilidades Administrativas, y la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, dando las primeras pinceladas de los sistemas que deben combatir el fenómeno de la corrupción, a fin de prevenir, investigar y sancionar faltas administrativas, hechos u actos de corrupción, aplicar un sistema de fiscalización y órganos internos conjugados, enfocados en la rendición de cuentas de los entes públicos, para ocasionar las primeras esperanzas de la certeza en las políticas públicas y la congruencia en la actuación de los gobiernos y autoridades en el país.

Son parte importantísima de estos sistemas en las entidades federativas que se fueron armonizando a la ley general, sin duda las fiscalías anticorrupción especializadas en la materia de actos encuadrados como delitos son un eje fundamental en la ofensiva contra la impunidad, antes de su creación y funcionamiento pocos servidores públicos o en realidad menos que eso, se enfrentaban a la defensa de su libertad por posibles actos de corrupción y entonces habitamos en la impunidad y el poder público derivado de la política y la opacidad.

En este contexto encontramos que los sistemas anticorrupción en México, van cambiando de manera paulatina, la forma en la que los ciudadanos veíamos y percibíamos la política, las autoridades y los gobiernos, antes de la reforma que originó la lucha para erradicar los actos de corrupción, las faltas administrativas y los delitos, eran difícilmente detectados y atendidos ni por oficio, ni por denuncia, los gobiernos se protegían y terminaban sus administraciones sin consecuencias, los ciudadanos leíamos de posibles actos de corrupción y de una gran diversidad de situaciones sobre las cuentas públicas y presupuestos, era solo la opinión pública especializada y los medios de comunicación también llamados “el cuarto poder” quienes exponían y cuestionaban las situaciones, las evidencias contra gobiernos anteriores, autoridades o funcionarios de primer nivel, sin que ellos tuvieran consecuencia mayor al repudio social, la duda o señalamiento, por lo que el resultado era un país con altos grados de impunidad, violaciones y opacidad.

Jalisco cuenta con el Sistema Estatal Anticorrupción (SEA), su estructura compleja, pero necesaria trabaja construyendo diversos instrumentos que permiten una rendición de cuentas claras y efectivas, basado en la transparencia gubernamental, estableciendo las políticas públicas idóneas de combate a la corrupción en el Estado, con diversos actores sociales, poderes gubernamentales y autoridades, dan origen a órganos colegiados y especializados para edificar un sistema sólido y realmente operante en el combate a la opacidad, los actos y faltas de servidores públicos o funcionarios.

La participación social en el SEA y en todo su engranaje, es de vital importancia para la ciudadanía y la democracia, debido a que da certidumbre a este tipo de mecanismos democráticos, sumamente cardinales e ineludibles en nuestro entorno político y social.

La vida política, sí está cambiando de poco a poco y se van integrando mecanismos que han ido evolucionando desde hace aproximadamente dos décadas, los resultados se están dando de una manera lenta, pero cada vez más segura, las presiones internacionales de cambio y la sociedad comenzaron a participar más activamente para debilitar la corrupción, nacieron organismos como el Instituto Electoral, las Defensorías del Pueblo, Institutos de Transparencia que garantizan el derecho a saber y actualmente los Sistemas Anticorrupción entre otros, así damos cuenta de que la corrupción, no está erradicada, pero tiene índices de su efectivo combate y está comenzando a surtir efecto en los gobiernos y en la sociedad, nos queda cuidar que no sean espacios tomados por el poder de algunos ni el color de otros.

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