MUNDO
Futuro México-China: La oportunidad que nos dio el COVID-19

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
A casi dos años del inicio de los contagios del Covid19 -ahora se sabe que habrían iniciado en otoño del 2019-, las oportunidades para México se abren por la creciente riña entre Australia e India con China por diversos temas que van desde el Covid19 hasta las fronteras marítimas y terrestres.
Estos diferendos entre los tres países antes mencionados han sido elevados al terreno comercial y ahí es donde nuestro país puede verse muy beneficiado. En especial los agricultores y los mineros, pero hay para otros mercados como los vinos y otros alimentos.
CHINA EL SEGUNDO IMPORTADOR MUNDIAL
Como sabemos el país asiático es la segunda economía del planeta pero en muchas materias primas es el principal importador internacional. Los países desarrollados por lo general son exportadores de valor agregado y grandes consumidores de materiales elementales a partir de los cuales se producen mercancías con alto valor comercial.
La lista de minerales incluye el cobre, el litio, las tierras raras, el óxido ferroso y los metales preciosos que China importa en cantidades muy importantes y todos ellos se extraen en nuestro país. Naturalmente hay muchos más pero únicamente incluyo los que son abundantes en México.
Los alimentos también son parte de los artículos que los chinos importan y ahí tenemos una larga lista de productos que podríamos estar enviando a escala como las moras, los chiles, las carnes, los vinos, los quesos, las frutas y verduras.
EL HUECO QUE DEJAN AUSTRALIA E INDIA
Con datos al año pre-pandémico -2019-, los materiales y productos que enviaba Australia sumaban 119 mil millones, productos que enviaba India sumaban 18 mil millones, productos que enviaba México sumaban 14 mil millones. La lista de Australia.
Con todo y pandemia o mejor dicho gracias a la pandemia China incrementó sus ventas al mundo en casi un 4% pero sus importaciones fueron afectadas no solo por problemas de abasto en los países de origen sino por los conflictos diplomáticos como los de India y Australia.
China por lo general tiene balanza comercial positiva con los países que mantiene intensas relaciones comerciales como lo es EUA, Japón, e India, pero en el caso de Australia las cosas son diferentes, ahí China compra más de lo que vende y esa es una gran oportunidad para México. India es el país número cuatro de la balanza comercial positiva de China únicamente por debajo de EUA y Holanda. Por su lado Australia que es el cuarto proveedor más importante de China, también está en el lugar tres pero en el ranking de la balanza negativa del gigante asiático, es decir vende más de lo que compra a Beijing, sólo superado por Taiwán y Corea del Sur.
Los datos del párrafo anterior nos dan idea del tamaño de la oportunidad que se abre para vender en China materiales y productos mexicanos. En el 2020 con exportaciones valuadas en $16 mil millones de dólares, nuestro país se ubicó como el 25th proveedor de China, muy alejado del lugar 18th de la India con exportaciones por $22 mil millones de dólares y del 4º de Australia con exportaciones de $114 mil millones de dólares.
Los minerales representan el 12% de las importaciones totales de China. Los alimentos son más del 4% por lo que podríamos decir que el 16% de las compras de China están relacionadas con materiales y productos que México podría exportar en alguno de los miles de contenedores vacíos que regresan de nuestro continente a Oriente diariamente.
¿QUÉ ENVIAR A CHINA?
Además de los productos ya en circulación como aguacate y algunos otros frutos, los productos y mercados que ahora se podrían ampliar son los que India y Australia dejen de surtir.
India exporta a China, minerales, granito, uvas, aceites comestibles, mangos, alimentos del mar, sal y piedras preciosas. Todo esto México lo produce de excelente calidad. El 27% de todas las exportaciones de Australia son dirigidas a China; el campo australiano depende fuertemente de las compras chinas. Se proyectaba que para el 2050 el 43% de todos los productos agrícolas del país del canguro fuesen dirigidos al mercado del dragón pero esto parece estar en riesgo; ahí es donde nosotros podemos entrar con frutas y verduras orgánicas que están en alta demanda en el mercado cada vez más grande y exigente del Tío Xi.
Además de productos agrícolas crudos desde frutas y vegetales, el país austral envía a China metales preciosos, cobre, níquel, petróleo, carbón, vinos, lácteos de todo tipo y maderas, productos pesqueros frescos y procesados y jugos empacados. Casi todo lo anterior México lo tiene en abundancia y podría ser una ventana de oportunidad significativa.
Claro que tanto India como Australia están tratando de arreglar el problema con China pero las condiciones pueden ser muy duras, por su lado Beijing que ya casi es la súper potencia más grande, emite amenazas a todos para que le dejen el campo libre y le permitan dominar la región indo-asiática sin contrapeso como en su tiempo lo hizo Estados Unidos con todo el continente americano.
EUA SIN ESTRATEGIA NI CONTRAPESO
En tanto que Washington está ocupado peleando de derecha a izquierda, definiendo si quiere ser capitalista o socialista, China les está comiendo la “torta”, cosa que Biden decía que era imposible. Por lo pronto yo me preparo para ver qué le puedo vender a los chinos, desde tequila cristalino hasta yacas populares en aquella parte del mundo, o mariscos del Pacífico mexicano.
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.