MUNDO
Bitcoin, la alternativa digital

Economía Global, por Alberto Gómez R. //
En el año 2020 muchas cosas han cambiado. Históricamente será un antes y un después de la pandemia del coronavirus en todos los ámbitos de la humanidad.
Para muchos ha significado la imperiosa necesidad de adecuarse a marchas forzadas a las nuevas circunstancias, o reinventarse profesionalmente; para muchos otros ha sido un período de pérdidas, dolor y desesperación; para algunos más está siendo un año de lecciones y aprendizaje de nuevos modos de relacionarse con sus entornos y estar más conscientes en el planeta.
Pero también este año, para los inversionistas y para quienes se desenvuelven en el mundo financiero, fue diferente, retador y cuestionador de muchas cosas que se pensaban sólidas e inamovibles, así como de antiguos paradigmas sobre la economía y las finanzas, sobre todo de las inversiones tradicionales.
Estados Unidos inició el lanzamiento de paquetes de estímulos económicos hace un año, a finales del 2019, cuando múltiples factores comenzaron a incidir negativamente en su crecimiento económico –entre estos la presión de la guerra económica con China, la caída del dólar, el crecimiento de carteras vencidas y la declaración de impagos de todo tipo de créditos, desde hipotecarios, escolares, tarjetas de crédito-. A la fecha, la Reserva Federal (Fed) –el Banco Central estadounidense- ha emitido más de 9 billones de dólares en un período de 12 meses.
Producto de la pandemia y la cuarentena asociada a ella, que llevó al cierre de millones de comercios e industrias alrededor del mundo (The Great Lockdown) y a la pérdida de incalculable número de empleos, la Fed, así como los bancos centrales de otros países, continúan emitiendo circulante (dinero) para paliar la inminente depresión económica. En Estados Unidos, buena parte de este dinero ha sido inyectado en la economía mediante la compra de bonos de las instituciones financieras más grandes. La idea central de poner dinero en la economía es bajar las tasas de interés, esperando que la gente y las empresas pidan prestado y gasten más, para con este proceso revivir la economía estadounidense. Sin embargo, una gran cantidad de este dinero hecho al vapor se ha utilizado para la recompra de bonos y acciones de empresas de bienes -incluidas las de tecnología- y servicios financieros, para su apalancamiento y con la finalidad de intentar mantener el valor del dólar como divisa de reserva, aunque en realidad su caída es imparable.
En una reciente conferencia de prensa, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, dijo: “El alcance de la caída y el ritmo de la recuperación siguen siendo extraordinariamente inciertos… Es poco probable que se produzca una recuperación total hasta que la gente esté absolutamente segura de que es seguro volver a participar en una amplia gama de actividades”.
Entre el 18 y 20 por ciento de los estadounidenses adultos poseen ahora algún tipo de criptodivisa; más de la mitad de estos invirtieron por primera vez durante los primeros seis meses del 2020. En conjunto, han invertido este año más de 67,500 millones de dólares en criptodivisas, unos 4,000 dólares por persona. Este acelerado crecimiento exponencial de la inversión en criptodivisas, como el Bitcoin, se debe a la incertidumbre sobre la economía mundial, por lo que millones de personas y cientos de empresas de gestión de inversiones, buscan alternativas como refugio en activos que representen futuros prometedores a largo plazo, alejándose cada vez más de las inversiones tradicionales ante las señales de volatilización de estas.
Algunos de los grandes inversionistas como Warren Buffet –quien fuera el hombre más rico del mundo- han comenzado a deshacerse de sus activos de inversión en bolsa, como acciones y bonos, de manera sigilosa pero firme, e invirtiendo su dinero en oro y Bitcoin.
Rick Rieder, director de inversiones en la firma de gestión de activos BlackRock (la más grande a nivel mundial, con presencia en más de 100 países alrededor del mundo), considera que el Bitcoin terminará ganando el terreno del oro en el mundo de las inversiones: “El Bitcoin llegó para quedarse”, lo aseguró el ejecutivo durante una entrevista televisiva para la CNBC el viernes 20 de noviembre.
El Bitcoin es una innovadora red de pagos y una nueva clase de dinero digital, que utiliza la tecnología peer-to-peer (entre pares) para operar sin una autoridad central o bancos; la gestión de las transacciones, así como la emisión de Bitcoins es llevada a cabo de manera colectiva por la red de computadoras, utilizando internet como vía para la transmisión de los paquetes de información digital para la validación de las operaciones financieras, conformando así una cadena de bloques (Blockchain), y gracias a técnicas criptográficas, la información contenida en un bloque solo puede ser repudiada o editada modificando todos los bloques posteriores, por lo cual es sumamente segura. Las criptodivisas como el Bitcoin, son ya la alternativa para el futuro de un nuevo sistema económico mundial democratizado, es decir, en manos de las personas.
Alberto Gómez-R. (*)
Consultor en economía, finanzas y FinTech. Analista geopolítico de negocios.
MUNDO
La Reserva Federal de Estados Unidos baja la tasa de interés: impacto directo en México

– Por Redacción Conciencia Pública
La Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) decidió este martes bajar su tasa de interés en un cuarto de punto, dejándola en 4.00 a 4.25%. En palabras simples: el dinero en Estados Unidos será más barato para bancos, empresas y consumidores. Y cuando eso pasa en la mayor economía del mundo, el efecto se siente en todo el planeta.
¿Por qué lo hicieron? Porque la economía estadounidense se está enfriando: se generan menos empleos y el consumo pierde fuerza. Con tasas más bajas, la Fed quiere darle un empujón al crecimiento, hacer que pedir prestado sea más barato y que la gente gaste e invierta más.
¿Y a México cómo le pega? Directo. Estados Unidos es nuestro principal socio comercial, así que si su economía respira, la mexicana también. Una recuperación allá significa más compras de autos, electrónicos y alimentos de México, lo que da oxígeno a nuestras exportaciones.
En el terreno financiero también hay movimiento. Cuando las tasas bajan en Estados Unidos, muchos inversionistas voltean a ver a países como México para buscar mejores rendimientos. Eso puede traer más dólares al país y fortalecer al peso, aunque un peso demasiado fuerte también complica a los exportadores.
Otro punto clave: la deuda en dólares. Tanto el gobierno como varias empresas mexicanas tienen compromisos en esa moneda. Si las tasas en Estados Unidos bajan, el costo de pagar esa deuda también se reduce, lo que significa un respiro en sus finanzas.
Claro que no todo es miel sobre hojuelas. Si llegan capitales especulativos en exceso, el tipo de cambio puede volverse inestable. Y si el dólar se debilita demasiado, algunos insumos importados podrían encarecerse, lo que se traduciría en presión inflacionaria aquí en México.
En resumen: la decisión de la Fed es una buena noticia para México solo en el corto plazo. Habrá más aire para exportaciones, para las finanzas y para el peso. Pero el Banco de México (Banxico) tendrá que jugar con cuidado sus cartas para que este respiro no se convierta después en un dolor de cabeza.
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.