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MUNDO

Hay que aprender mandarín: Xi Jinping, el hombre del año 2020

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Política Global, por Jorge López Portillo //

Desde 1927 la revista TIME ha dedicado al cierre de cada año, la portada de su revista a la persona o grupo que desde su perspectiva fueron los más relevantes para el mundo en los últimos 12 meses.

Durante casi 100 años de esta publicación especial, la revista ha influido en muchos países y organizaciones que ahora también tienen sus propios premios y galardones dedicados a las personas u organizaciones más destacadas en cada tema. es como una mini periodística de los premios Nobel instituidos en 1985.

En este orden de ideas, la revista TIME ha laureado e incluido entre sus galardonados a personajes como Lindbergh quien fue el primero en 1927, Gandhi en 1930, De Gaulle en 1958, Kennedy en 1961, Juan Pablo II en 1962, Luther King en 1963 y a dictadores y asesinos como Krushchev en 1957, dos veces a Stalin en 1939 y 1942, Khomeni en 1979 y a Hitler en 1938. Es decir lo mismo reconocen y aplauden a personas que han aportado a la ciencia y a la paz del mundo como a personas que por su poder fueron famosas sin analizar a fondo la calidad moral de las mismas, basta con ser famoso y poderoso para llegar a ese lugar de honor, lo que debiese ser una pena para el periodismo de investigación que no advirtió las tendencias de algunos de sus galardonados o que advirtiéndolas aún así prefirió hacerlas de menos con tal de resaltar sus cualidades.

En este año la revista prefirió otorgar el premio a dos políticos (Biden y Harris) y a Xin Jiang, empresario chino dueño de Zoom, en lugar de otorgarlo a los profesionales de la salud en el mundo quienes enfrentan la pandemia o a los científicos que encontraron las vacunas. Se ve que la política y el dinero valen más que el arriesgar la vida para atender a los enfermos o salvar la de millones por evitarles contraer el Covid19.

Emulando con cierta ironía y sarcasmo dicha tradición de reconocer al poderoso ignorando los daños humanos e internacionales de sus actos, yo considero que el Hombre del Año 2020 es el Presidente de China Xi Jinping.

Los logros a favor de su visión de una China como primera potencia mundial por arriba de las occidentales tuvo un gran avance durante los últimos 12 meses. Trataremos de resaltar los más significativos de Xi en dos entregas semanales aunque son tantos que daría para un libro.

UN AÑO LLENO DE ÉXITOS GOBALES

Si usted se llama Xi Jinping, el 2020 fue uno de los mejores años de su vida.

Desde lo económico hasta lo diplomático pasando por lo tecnológico y militar, lo mismo arrodillando a sus vecinos que embobando o arruinando a sus adversarios y competidores, sin duda el año de la Rata ha dado a Beijing un avance que pocos podrían haber imaginado hace 12 meces.

Vamos por partes y recordemos algunos de los puntos más relevantes a favor de China ocurridos durante este año que está por concluir, pero que marcaron a la humanidad y que afectarán económica, política, sicológica y socialmente a miles de millones de habitantes de todo el mundo durante décadas.

OCULTAR POR MESES EPIDEMIA

Por accidente o por negligencia, cuando menos desde octubre del 2019 se desató una epidemia en Wuhan, esto sucedió cuando China estaba enfrascado en una guerra comercial con su principal cliente (EUA), pero para el año nuevo ya había logrado distraer al mundo y a los servicios de inteligencia de las naciones más poderosas con el acuerdo comercial China-EUA y con los escándalos políticos en Washington que mantenían saturada la información con el Juicio Político de su contraparte Donald Trump por dos meses, tiempo suficiente para que China se pudiese despreocupar del contagio inicial y claro de todos sus problemas del 2019.

A pesar de la indiscreción de un médico soplón (un verdadero héroe), que en diciembre del 2019 alertó al mundo acerca de la nueva enfermedad, Xi logró que la Organización Mundial de la Salud desestimara el riesgo del Covid19. Incluso tanto la OMS como China dijeron en enero del 2020 que dicha enfermedad no era contagiosa de persona a persona, enfatizando que seria xenófobo el cerrar fronteras, pero eso es lo que hizo China al interior de su propio país, dejando abiertos los viajes de Wuhan al extranjero. Xi había jugado exitosamente con su carta en la OMS, que desde hace años obtuvo cuando impulsó al Doctor en Filosofía Tedros (en efecto no es médico), a dirigir dicha organización mundial. De hecho la OMS y China desdeñaron, acallaron e ignoraron a Taiwán que fue el único país que sonó la alarma desde diciembre.

En febrero la OMS cambió el tono y dijo que el Covid19 sí era contagioso pero aun así no recomendó cerrar fronteras ni usar mascarilla, de hecho el actual Presidente Electo de EUA (Joe Biden), convencido de la postura oficial de su amigo Xi desde Beijing y de la OMS, declaró en febrero que el cerrar las fronteras gringas era un acto xenófobo que sembraría miedo innecesario, recomendando seguir con la vida cotidiana. En su defensa hay que decir que al estar en campaña debía oponerse a lo que hacía su contrincante Donald Trump.

El propio Presidente Trump, quien cerró desde enero las fronteras de su país a los viajeros desde China, decía que había que estar tranquilos, convencido de que todo pasaría en verano y no cerró las fronteras para viajeros desde Europa lo que fue su peor error. En su defensa hay que decir que desde enero invirtió miles de millones de dólares en medicinas y vacunas para combatir al Covid19, mismas que ahora están rindiendo frutos ya que EUA es el único país del mundo con vacunas para proteger al 100% de su población más de una vez en los próximos 6 meses.

Para marzo algunos países como EUA, Japón, Inglaterra, Taiwán, Corea del Sur y Australia pedían explicaciones a la OMS y a China por el cambio de discurso de enero a marzo, pero eso pronto se olvidó con los contagios generalizados en todos los países desarrollados, mismos que podrían haber hecho un contrapeso a China. Pero Beijing no olvidó esas presiones y les atacó comercial y diplomáticamente.

De la Unión Europea mejor ni hablamos pero vale recordar que está casi en banca rota y muy dividida por las diferencias económicas que evidenció la pandemia pero también por la irresponsabilidad política de sus dirigentes que no ven más allá de los temas de la macro economía y el comercio exterior, siendo como muchos otros, candil de la calle pero oscuridad de su casa.

ÚNICO PAÍS DESARROLLADO QUE CRECIÓ

Casi todos los países desarrollados entraron en decrecimiento económico: Inglaterra -9.6%, España -8.7%, Alemania -4%, Francia -3.9 EUA -2.9%, Corea del Sur -1.1. Todos perdieron menos China quien creció el 4%. El régimen comunista de Beijing fue quien surtió al mundo el Covid19 y claro también los equipos para hospitales, además de los artículos electrónicos y de algodón que los ciudadanos del mundo compraron por millones durante los encierros del 2020.

Mientras que la clase media del mundo se arruinó, los grandes corporativos que tienen fábricas en China se hicieron mucho más ricos. Los directivos y socios mayoritarios de empresas como Apple y Amazon (ambas importando productos desde China), ganaron miles de millones de dólares extras este año de catástrofe económica para millones de personas en el mundo. Esto sin mencionar el posicionamiento de TikTok y Zoom que son controladas por China quien ahora además tiene la base de datos biométricos de millones de personas en el mundo.

ALIANZA CON PUTIN

Mientras que el Presidente Xi y Vladimir Putin extendían sus negociaciones y vías férreas para conectar China con Europa por tren bala, los equipos de inteligencia china aportaban al gobierno de Moscú software para infiltrar sistemas norteamericanos. Con esta alianza chino-rusa Xi mató dos pájaros de un tiro, logrando que los americanos siguieran en su eterna lucha vs Rusia y preparó el terreno para que en un futuro próximo sus productos puedan llegar a Europa sin necesidad de dar la vuelta por medio mundo con lo que pronto las fábricas Europeas podrían ser sustituidas por almacenes.

Como dato histórico, en la 2ª Guerra Mundial EUA y Reino Unido lograron derrotar a Hitler por la distracción de éste con el frente Ruso. Ahora parece que Rusia juega el mismo papel a favor de China vs Occidente.

CERREMOS ESTA PRIMERA ENTREGA

Indudablemente para Xi Jinping fue un gran año. Nos guste o no, lo reconozcamos o no, nos afecte o nos beneficie, la conducta y estrategia de China en el 2020 cambió al mundo casi de la noche a la mañana.

Así como hay gobernantes que piensan que hay personas cuyo trabajo no es esencial, deberíamos pensar que hay países que piensan que otros países no son esenciales, pero para cada persona y para cada familia su trabajo es esencial. Hoy China es esencial. ¿será que hay países que no lo son? Y si no lo son, ¿deberían dejar de existir? Algo así como dejaron de existir oportunidades y empleos de millones durante este 2020.

Estos son algunos de los puntos por los que de facto Xi Jinping es el Hombre del Año y hoy por hoy la persona más poderosa del Mundo.

Próspero 2021 y como dije antes, hay que aprender Mandarín y pronto.

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MUNDO

El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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