OPINIÓN
Incendios, huracanes, inundaciones: Últimas llamadas de atención

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
Basta con ver las noticias para imaginarnos cómo será nuestro futuro si no tomamos con seriedad el problema que representa para la humanidad el cambio climático: inundaciones, incendios forestales y temperaturas de hasta 45° grados.
En los últimos meses muchas partes del mundo han sufrido los efectos de la alteración del clima debido a catástrofes naturales que han costado la vida de ciudadanos, y de elementos de protección civil que lucharon para contener desde incendios, y para localizar personas entre los escombros causados por las afectaciones de un importante número de inundaciones.
Uno de los primeros eventos impactantes que pudimos contemplar, sucedió en el pequeño pueblo Schuld ubicado en el distrito de Ahrweiler en Alemania, el cual, fue totalmente devastado por las inundaciones que causaron una de las mayores catástrofes en la región desde la Segunda Guerra Mundial.
Esta tragedia refuerza un mensaje para todo el mundo: el calentamiento global y sus efectos no nos va a esperar, y al mismo tiempo, hace que nos preguntemos seriamente: ¿Qué tan tarde vamos en la lucha contra el cambio climático? Esta pregunta es importante porque justamente en el mes de mayo, una sentencia del Tribunal Constitucional Federal de Alemania, obligó al Gobierno Federal a reforzar los objetivos de la Ley de Protección del Clima, toda vez que el Constitucional alemán consideró la ley insuficiente en cuanto a la protección del clima.
Pero desgraciadamente, las tristes escenas de Alemania no son la única premonición de nuestro futuro climático, a esto, se suman también los incendios en Grecia e Italia.
En el caso de Grecia, después de dos semanas de asfixia por la ola de incendios y por las temperaturas que llegaron a superar los 46 grados, hoy pueden respirar gracias a las tormentas locales que han sido un apoyo para las fuerzas de protección civil en la lucha con los incendios.
Sobre esto, los expertos indican que los incendios fueron el resultado de un largo periodo sin lluvias sumado a una de las peores olas de calor vividas en las últimas cuatro décadas, así como a los vientos que facilitaron la propagación de las llamas, además, los expertos también han hecho un llamado a las autoridades, no solo de Grecia, si no de la comunidad europea en general, ya que el sur de Europa, donde las sequías son cada vez más frecuentes y severas, está en mayor riesgo por los impactos del cambio climático.
Por su parte, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, ha reiterado que una vez que todos los incendios fueran detenidos, iniciarían tanto con las tareas para evitar la erosión del suelo, como los trabajos para la reforestación de las zonas calcinadas.
Grecia enfrentó un desastre natural de proporciones sin precedentes con 586 incendios forestales que hicieron arder todos los rincones del país y esto ha dejado claro que no somos, no seremos y nunca hemos sido rival contra la fuerza de la naturaleza.
Pero desgraciadamente este panorama apocalíptico no termina en las luchas contra la naturaleza de Alemania y Grecia, ya que el sur de Italia libra su batalla contra ‘’Lucifer’’, el anticiclón proveniente de África que está causando temperaturas de hasta 50° grados y ha provocado 160 incendios forestales, razón por la cual el primer ministro italiano, Mario Draghi, ha declarado el estado de movilización nacional del sistema de protección civil para enviar a personal y voluntarios a Sicilia.
Pero, si el cambio climático es tan serio ¿qué está haciendo, en este caso, la Unión Europea para combatir este problema tan grave? Bueno, hace unos meses, la comunidad europea desde Bruselas anunció el famoso ‘’Pacto Verde’’ cuyo pilar será la Ley Europea del Clima.
A través de esto, Europa convertirá los compromisos ambientales que se pactaron anteriormente, en obligaciones jurídicas estableciendo un marco con las medidas que todos los países deberán adoptar para así alcanzar, de manera progresiva, una transformación hacia una sociedad climáticamente neutra, equitativa y prospera.
Entre los objetivos de este ambicioso plan se encuentra la creación de un Consejo Científico Europeo sobre el cambio climático, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la prohibición de autos de gasolina para el 2035, entre otros.
De esta manera, la Unión Europea está trabajando para que todos los sectores de la economía y de la sociedad, contribuyan a reducir a cero las emisiones netas de aquí al 2050.
Ciertamente esto representa un gran avance, y probablemente, los acuerdos pactados en Europa pueden ser un ejemplo para el resto del mundo, o bien, puede que no, ya que también es posible que alguno que otro terco, como lo fue en su momento Trump, se nieguen a ver esta preocupante realidad y continúen en la senda de la destrucción.
En ese sentido, tristemente no basta con el Pacto Verde o el Green New Deal de Biden, esos esfuerzos pueden ser en vano, si esta lucha no es emprendida colectivamente por el resto del mundo, al final, habitamos el mismo planeta y la madre naturaleza no distingue entre los que sí cumplen y los que no cumplen.
Por ello, para cerrar esta columna, creo que vale la pena hablar de nuestro país, ya estamos a tan solo 1 grado del clima extremo y del colapso ambiental, esto debido a que la temperatura aumento 1.1° y de llegar a los 2°, se prevén más episodios violentos de ciclones, inundaciones y sequías.
Cabe mencionar, que este año, México vivió una de las peores sequías, de hecho, el IPCC (grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático) advierte que la precipitación anual disminuyó en el noroeste de México, situación que ha contribuido a mayores índices de sequía, y al mismo, los expertos también prevén que habrá un número mayor de ciclones tropicales más intensos y con un mayor potencial de lluvias para la Costa del Pacifico.
Pero a diferencia de Europa o Estados Unidos, en México carecemos de una agenda verde realmente seria y capaz de proporcionar rutas eficientes para combinar el crecimiento económico con la protección ambiental, para que de esta manera se pueda generar una economía sustentable, de manera tal que través de la expansión de las energías renovables, se generen nuevas áreas de trabajo y más puestos de empleo.
Los cambios en todo el planeta están transformando el mundo. En las ultimas dos décadas, hemos sido testigos de los 18 años más cálidos registrados y también de los fenómenos meteorológicos más extremos.
Si no se actúa urgentemente, el aumento en la temperatura tendrá un efecto devastador sobre la naturaleza y provocará cambios irreversibles en muchos ecosistemas, a tal grado, que se mermará la capacidad de los países de producir alimentos y otro tipo de bienes imprescindibles para el ser humano.
Hoy más que nunca debemos entender que la crisis climática es un problema global que requiere de soluciones globales, de cooperación y voluntad internacional, para que de esta manera, los compromisos de un continente o bien, de un país, puedan replicarse en otras partes del mundo, pero para conseguir esto, se requiere de una fuerte cooperación económica global que pueda brindar a países en vías de desarrollo los medios económicos, técnicos y científicos para poder consolidar estos cambios sin ampliar aún más la brecha social.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
JALISCO
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III

– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
La autorización del Tribunal de Justicia Administrativa (TJA) para construir 17,000 viviendas en Valle de los Molinos y la presión de desarrolladores para levantar una torre de 15 pisos en Colomos III amenaza la sostenibilidad de Jalisco, evidenciando un sistema donde los intereses privados prevalecen sobre el bien público.
El gobernador Pablo Lemus, el alcalde de Zapopan, Juan José Frangie, al igual que la presidenta municipal de Guadalajara enfrentan una batalla jurídica contra desarrolladoras, mientras la sociedad exige proteger el patrimonio natural.
¿Es irreversible esta situación? ¿Qué revela sobre el desarrollo urbano en Jalisco?
COLOMOS III: UN PULMÓN EN PELIGRO
El Bosque Los Colomos, un Área Natural Protegida vital para el agua en Guadalajara, enfrenta una seria amenaza si el TJA accede a la demanda de la empresa Paseo Pabellón S.A. de C.V. para que construya 140 departamentos en Colomos III. Lemus ha jurado impedir esta obra, calificándola de atentado ecológico.
El TJA suele justificar sus fallos por omisiones de los gobiernos municipales, como no entregar información a tiempo, un ejemplo de lo que el especialista Jesús Ibarra llama la “mafia del ladrillo”. Este patrón, donde ayuntamientos fallan y tribunales favorecen a constructoras, pone en riesgo el derecho a un medio ambiente sano.
Lemus insiste en que Colomos III es una zona de protección hidrológica, pero el fallo del Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, que ordenó devolver 5.7 hectáreas de Colomos III a particulares, representa un revés para el gobierno de Jalisco.
Jurídicamente, la decisión no es irreversible: el gobierno y el Ayuntamiento pueden recurrir a amparos federales o revisiones extraordinarias, argumentando el impacto ambiental y la violación de planes parciales que prohíben urbanizar esta área. Sin embargo, la lentitud burocrática y omisiones pasadas han permitido avances de desarrolladores, complicando la defensa del bosque.
VALLE DE LOS MOLINOS: UN DESASTRE INMINENTE
En Zapopan, el TJA autorizó 17,000 viviendas en Valle de los Molinos, una zona frágil en infraestructura y recursos hídricos. Frangie advierte que este megaproyecto, que duplicaría la población con 65,000 habitantes, colapsaría servicios y agravaría inundaciones y cambio climático al reducir la filtración de agua.
Lemus respalda esta postura, prometiendo frenar el desarrollo. El Plan Parcial de Desarrollo Urbano de Zapopan limita la urbanización en esta área, y un amparo colectivo, coordinado con la Consejería Jurídica, busca revertir la autorización del TJA, priorizando el interés público y la sostenibilidad.
UN SISTEMA CORRUPTO Y LEYES LAXAS
Ambos casos reflejan un “triángulo de corrupción urbanística” entre el TJA, ayuntamientos y el Congreso de Jalisco. Omisiones municipales, como no proporcionar información completa, permiten fallos favorables a desarrolladoras, mientras el Congreso no ha fortalecido leyes ambientales ni revisado la designación de magistrados del TJA.
El ambientalista Miguel Magaña Virgen alerta que esta urbanización descontrolada convierte a Jalisco en una “isla de calor”, afectando el equilibrio ecológico y la calidad de vida.
El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030 prioriza la agenda ambiental, pero casos como Colomos III y Valle de los Molinos prueban la capacidad del gobierno de Lemus para pasar de palabras a hechos.
Paula Bauche, titular de Semadet, subraya que el medio ambiente es una prioridad, especialmente para los jóvenes, y promete trabajar por un Jalisco sustentable. Sin embargo, el desafío es equilibrar el desarrollo económico con la preservación del patrimonio natural.
LA LUCHA POR EL BIEN COMÚN
Lemus, Frangie y Vero Delgadillo enfrentan un desafío monumental. La vía jurídica, con amparos respaldados por estudios técnicos, es la herramienta inmediata para frenar estos proyectos. La Consejería Jurídica, liderada por Tatiana Anaya, coordina estrategias con Zapopan y Guadalajara, involucrando a la sociedad civil para fortalecer la defensa.
Colectivos ciudadanos y propuestas como la del PRI Jalisco, que exige información pública y movilizaciones, refuerzan la presión social para proteger estas áreas.
Más allá de los tribunales, Jalisco necesita transformar su modelo de desarrollo urbano. Fortalecer planes parciales, regular la designación de magistrados y fomentar la participación ciudadana son clave para evitar que intereses privados prevalezcan.
La sociedad jalisciense, como actor crucial, debe mantener el activismo para defender el agua, los bosques y el derecho a la ciudad. Como ciudadanos, debemos preguntarnos: ¿permitiremos que el lucro de unos pocos destruya el patrimonio de todos?
No hay que bajar la guardia. Luchas como las que encabeza Laura Haro, activista defensora del medio ambiente, son muy loables, esa ha sido su bandera desde que se inició en el activismo social y que ha cambiado convertida en lideresa política.
Los casos de Valle de los Molinos y Colomos III exponen un sistema que favorece a desarrolladoras sobre el bien público. Lemus y Frangie, con el apoyo de la Consejería Jurídica, luchan por revertir estas decisiones mediante amparos y presión ciudadana, alineados con el Plan Estatal 2024-2030. La sociedad debe permanecer vigilante para garantizar un Jalisco sustentable, donde el medio ambiente y el interés público no sean negociables.
JALISCO
Gobierno desaparecido: La marcha que desnuda la impunidad

– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco
Un niño preguntó en la marcha por qué su padre estaba en la lona y no en casa. La madre, con la voz rota por el cansancio de tres años, respondió lo que la Fiscalía de Jalisco calla desde el primer día: “porque aquí no buscan a nadie”.
Esa escena, tan breve como brutal, explica lo que ocurrió el 30 de agosto en Guadalajara: cientos de familias arrastrando fotografías en lugar de abrazos, nombres en carteles en lugar de voces en la mesa, retratos colgados en pancartas en lugar de vivos.
El escenario fue la avenida Chapultepec, convertida en galería macabra: paredes humanas de cartón y lona con rostros que se repiten como si fueran estampas de un álbum interminable. Colectivos de nombres luminosos —Luz de Esperanza, Madres Buscadoras de Jalisco, Corazones Unidos en Búsqueda, Entre el Cielo y Tierra— marcharon con la resignación activa de quienes saben que no habrá Estado que los acompañe. Más brigadas de madres con palas que ministerios públicos con oficio. Más plegarias y consignas que sentencias.
El archivo 15,838 es el verdadero expediente del estado. Así debería llamarse: “Caso Jalisco”. Son más de quince mil ochocientas treinta y ocho personas desaparecidas. No es un número: es la nómina macabra de un gobierno que tolera el secuestro permanente. Es el catálogo del fracaso institucional. Marta Leticia García, de Entre el Cielo y Tierra, lo resumió con precisión quirúrgica: “Cada 30 de agosto que pasa, las cifras siguen aumentando sin que haya medidas reales de prevención ni sanciones”.
El dato no miente: Jalisco concentra casi una tercera parte de los desaparecidos del país. Supera a Tamaulipas, a Veracruz, a Guanajuato. Si esto fuera un campeonato, Jalisco sería líder absoluto en la tabla del horror. Y las autoridades, en lugar de pedir disculpas, presumen avances que no existen, sentencias que se cuentan con los dedos de la mano, búsquedas que se hacen más en comunicados que en terrenos.
En medio de la marcha, familiares de desaparecidos sostenían las fotografías de sus hijos, padres, esposos y amigos. Algunos con años de búsqueda que no han dado frutos. Años de puertas cerradas en la Fiscalía.
El comentario es generalizado: “Voy a pedir informes de la investigación y siempre es lo mismo, casi yo tengo que hacer la investigación para llevarles pruebas a ellos”, denuncian los familiares de los desaparecidos. La frase es un dardo en el corazón del sistema: el Estado obliga a las víctimas a convertirse en detectives improvisadas.
No es exageración. Madres que pagan investigadores privados, familias que rastrean llamadas, colectivos que cavan con picos comprados en ferreterías de barrio. Mientras tanto, la Fiscalía, con presupuesto millonario, produce carpetas de papel mojado.
Entre 2018 y 2024, Jalisco apenas consiguió 35 condenas por desaparición cometida por particulares y ocho por desaparición forzada. En 2025, suman nueve sentencias. Haga cuentas: con más de quince mil casos, la impunidad roza el 99.9%. Dicho en lenguaje llano: desaparecer en Jalisco es un delito de bajo riesgo, casi un negocio seguro.
Los nombres ya forman un rosario: rancho Izaguirre, La Vega, Las Agujas. Cada sitio descubierto añade más cuerpos a la lista, más bolsas negras al conteo. Espacios donde la tierra se convierte en archivo, donde la pala sustituye al expediente. Cada hallazgo, lejos de ser un triunfo de la Fiscalía, es la confirmación de su fracaso. No encuentran vivos; encuentran muertos. Y casi nunca por ellos mismos, sino por las familias que insisten en buscar.
Héctor Flores, de Luz de Esperanza, lo dijo sin rodeos: “Encontramos a nuestros hijos despedazados, torturados o esclavizados en vida”. La palabra “esclavitud” no es metáfora: es literal. En los testimonios se documenta el reclutamiento forzado para sicariato, para la producción de drogas, pero también para la pizca de aguacate, de limón, de caña. Mano de obra gratuita para el crimen. El desaparecido convertido en jornalero, en recurso explotable, en herramienta descartable.
El contraste es grotesco. Mientras miles de familias buscan a sus seres queridos, la Fiscalía apenas acumula expedientes como si fueran objetos perdidos. Más que ministerio público, parece la Oficina Nacional de Extraviados. “Se le perdió un hijo, vuelva en seis meses”, parece ser la consigna tácita. La ironía duele: la institución creada para proteger a las personas funciona como bodegón de papeles sin salida.
Y cuando detienen a algún sospechoso, el resultado es igual de indignante: pruebas débiles, carpetas mal integradas, jueces que liberan. El caso de Teuchitlán fue emblemático: policías municipales que operaban como escoltas de criminales. ¿Qué puede esperar el ciudadano cuando la patrulla es taxi de secuestro?
La justicia se vuelve simulacro: se detienen “sospechosos” para la foto, se filtran comunicados que hablan de avances, pero la realidad es que la impunidad se recicla una y cuando la marcha llegó a Palacio de Gobierno, las paredes de cantera fueron cubiertas con lonas de desaparecidos. La sede del poder convertida en muro de acusaciones. Cada rostro colgado era una denuncia silenciosa: usted, señor gobernador, no busca. Usted, señor fiscal, no previene. Usted, señor Estado, no sanciona.
La imagen fue brutal: el poder custodiado por policías, rodeado de fotografías de sus propios fracasos. Un espejo incómodo que no puede maquillarse con ruedas de prensa.
El clamor no fue solo un acto de memoria, fue un interrogatorio político: ¿Dónde están? ¿Quién los desapareció? ¿Quién se beneficia de su ausencia? Preguntas que la Fiscalía archiva en la gaveta equivocada. Preguntas que ningún funcionario se atreve a responder.
Mientras tanto, la sociedad mira de lejos, como si el dolor ajeno no fuera una advertencia propia. Pero la desaparición no es un problema de colectivos: es un crimen de lesa humanidad que erosiona la estructura del Estado. Hoy son las madres las que cavan, mañana serán comunidades enteras las que entierren su confianza en las instituciones.
Jalisco arde en la paradoja: tierra del tequila y de la innovación tecnológica en los discursos oficiales, pero territorio de fosas clandestinas en la realidad. Valle del Silicio en los folletos de inversión, pero valle del silencio en las fiscalías. Estado de modernidad en el eslogan, pero estado de madres con palas en el campo.
Con 15 mil desaparecidos, lo que se tambalea no es solo la seguridad pública, sino la idea misma de Estado. Porque un gobierno que no busca a sus ausentes es, él mismo, un gobierno desaparecido.
En X: @DEPACHECOS