LOS PELOTEROS
La amarga temporada de Charros

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¡Qué sorpresas da el beisbol, quién iba a imaginar que el actual campeón y subcampeón de la Liga Arco de la Mexicana del Pacífico, Charros de Jalisco y Tomateros de Culiacán quedarían eliminados!
El sonado fracaso de dos grandes equipos comandados por los considerados dos mejores managers del beisbol mexicano, Roberto “Chapo” Vizcarra y Benjamín Gil están fuera de los play-offs que arrancaron este domingo 1 de enero.
Nuestro apreciado colega Jesús Alberto Rubio nos recuerda que la última ocasión que campeón y subcampeón quedaron eliminados en la LMP fue la temporada 1998-1999,
Venados y Mayos, que no llegaron al play-off.
Se dirá que así es el beisbol, ya las directivas de estos dos equipos tendrán tiempo para hacer sus análisis y establecer sus conclusiones.
Sin embargo, desde nuestra perspectiva en el caso particular de Charros, como aquí lo hemos abordado, el equipo, obligado por las circunstancias, entró a una transición que ésta se cruzó con otros factores que vinieron a desequilibrar al equipo.
Charros, recordemos, tuvo su génesis de Algodoneros de Guasave, conjunto plagado de grandes estrellas y que en ocho años obtuvo dos campeonatos, bajo la dirección de Roberto “Chapo” Vizcarra. El gran líder del equipo fue el Manny Rodríguez, su capitán, contando con el bat más poderoso de la última década de la Liga Mexicana del Pacífico, como lo ha sido el orgullo de Mulejé, Japhet Amador, quien fue el líder jonronero y remolcador durante varias temporadas; de la misma forma los caporales tuvieron en aquel poderoso line up a los cubanos Dariel Álvarez y Félix Pérez.
El tiempo y la biología no perdonan. Manny ya no fue la bujía del equipo, su rendimiento bajó a tal grado que decidió adelantar su retiro y que estaba programado para el final de la temporada, dejando un hueco en segunda base; de la misma forma el equipo tuvo que prescindir de Japhet Amador, aquejado por un problema de salud que le hizo perder decenas de kilos y que se manifestó en su baja calidad de juego, sin jonrones y con una productividad tan mermada que no la habíamos presenciado; la directiva para esta temporada había decidido cambiar al artillero cubano Félix Pérez a Mazatlán por el lanzador Jared Wilson; al mismo tiempo Dariel Álvarez salió del roster del equipo y fue a parar a Yaquis de Ciudad Obregón.
Aquel equipo acostumbrado a ganar los juegos a base de garrotazo, de pronto, ya no hacía tantas carreras, que si bien bateaba, los rallys acostumbrados ahora eran muy escasos. Charros perdió además la garra y dejó de remontar marcadores. Fue cuando se empezaron a extrañar aquellos bats.
A la defensiva también el equipo se vio muy mermado. El parador en corto Amadeo Zazueta, que en otras temporadas se había distinguido por ser un pulpo, se hizo notar por sus numerosos errores, cometió 17 pecados en toda la temporada para quedar de líder en la Liga, superando a Marco Jaime de Cañeros con 14; Agustín Murillo empezó también a evidenciar su pérdida de facultades (acumuló 7 errores), y en la segunda almohadilla Missael Rivera a su vez pagó el costo de su novatez.
Entre los aspectos positivos a destacar se advierte que la nueva generación que recibió las oportunidades, como Julián Ornelas, Fernando Villegas y Missael Rivera, mostraron tener calidad y empezaron a echarse al equipo sobre los hombros. La sensación es el novato de Coahuila, Fernando Villegas que quedó en tercer lugar en porcentaje de bateo con .337, título que se lo lleva Roberto Valenzuela de Monterrey con .365.
Los tres tienen el talento para asumir la base futura de Charros.
LA SALIDA DEL CHAPO VIZCARRA
Una decisión que se tardó en tomar la directiva de Charros a juzgar por los resultados, fue determinante para que no se reorientara el rumbo perdido del campeón: el aguantar demasiado tiempo al “Chapo” Vizcarra de manager, después de una terrible primera vuelta en la que el equipo terminó en penúltimo lugar con 15-20 en ganados y perdidos, uno arriba del sotanero Tomateros de Culiacán.
Se aguantó a El Chapo por el reconocimiento que se le tenía por el campeonato obtenido en la temporada anterior (sumando dos como timonel del equipo), aunado por la corona con los Leones de Yucatán.
Se le dio la oportunidad con la esperanza que con los reajustes la situación cambiara. No fue así, el equipo siguió perdiendo hasta que faltando 4 series y el equipo tenía más de medio cuerpo enterrado, se tomó finalmente la decisión que fue tardía, porque el daño estaba hecho; si bien el equipo sin Vizcarra ya al frente, tuvo mejores resultados (7-5), ya no pudo regresar.
Se podrá decir que ahora deberá ser objeto de una reestructuración, lo cierto es que la reestructuración camina, los novatos van recibiendo las oportunidades, ahora la directiva tendrá que buscar nuevos refuerzos, pero no es tan sencillo decir “vamos a formar un nuevo equipo”.
Basta tan solo citar el caso de los Naranjeros de Hermosillo que entró a una transición de cambio generacional y lleva ya una década sin obtener campeonato. El conjunto de hoy está muy bien armado y es el gran favorito para llevarse la corona, sin embargo el equipo con más gallardetes en la liga invernal, con 17, ha tardado diez años en rearmarse para volver a obtener una corona.
Los Charros tendrán qué definir si Gil Velázquez será el manager que le toque encabezar la nueva era de Charros u optan por otro perfil de manager.
Tiempos de sobra tendrá la directiva encabezada por José Luis, Iñigo, Beto y Juan Carlos González para reflexionar sobre este doloroso tropiezo de Charros, equipo que de un año a otro ha sido luz y oscuridad, mostrando las sorpresas que el beisbol depara, con los cambios drásticos de escenarios.
Viene, pues, la postemporada, pero lamentablemente la afición de Charros se queda sin poder disfrutar de las emociones del deporte rey.
LOS PELOTEROS
Charros vs. Diablos: ¿Habrá de nuevo jarabe tapatío como en Monterrey?

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
En una final de la Serie del Rey, cualquiera puede ganar. Cuando los Charros de Jalisco enfrenten a los Diablos Rojos del México a partir de este miércoles, el diamante será un campo de batalla donde el corazón, la estrategia y la pasión decidirán al campeón de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB).
Este duelo es inédito en la historia de las finales de la LMB, un choque de titanes que promete emociones al límite. Los Diablos Rojos llegan como favoritos. Campeones en 2024 y bicampeones de la Zona Sur, buscan su título 18 y el primer bicampeonato de la LMB en 15 años.
Con un récord arrollador de 63-25 en la temporada regular, liderados por figuras como Robinson Canó, Río Ruiz, José Marmolejos y el tapatío Julián Ornelas, los escarlatas, bajo la dirección del experimentado Lorenzo Bundy, son una máquina ofensiva.
Su fortaleza en el Estadio Alfredo Harp Helú, donde abrirán los juegos 1 y 2 (10 y 11 de septiembre, 19:00 horas), los respalda. Pero, como diría un viejo aficionado, “en el béisbol, la grandeza no basta si el corazón no late”.
Los Charros de Jalisco, en cambio, son la sorpresa de 2025. Con un récord modesto de 46-46, se colaron al playoff con el sexto boleto tras vencer a Saraperos de Saltillo. Nadie apostaba por ellos.
“Charros no tiene nada que hacer ante Monterrey”, decían.
Pero, liderados por Benjamín Gil, considerado el mejor timonel del béisbol mexicano, dieron la campanada. Con cinco banderines en la Liga Mexicana del Pacífico (cuatro con Tomateros y uno con Charros en 2024-2025), Gil transformó un equipo inconsistente en una fuerza imparable.
En los playoffs, con 19 juegos (12 victorias, 7 derrotas), vencieron a Unión Laguna en un séptimo juego épico y humillaron a los Sultanes de Monterrey, líderes de la temporada con 55-37, en dos rondas (4-3 y 4-1). “El béisbol no miente: premia al que lucha”, diría Gil.
La hazaña de los Charros trasciende los números. Rompen una sequía de 54 años sin llegar a la Serie del Rey (desde 1971), su tercera final en la LMB (1950, 1971, 2025).
Son el único equipo que este año disputó la final de la Liga Mexicana del Pacífico, la Serie del Caribe y ahora la Serie del Rey, un logro histórico que los consagra como élite.
“Jalisco no juega solo por un trofeo; juega por su gente, por los que llenan el Panamericano con cánticos y banderas”, escribiría un cronista tapatío.
La serie, que continuará en el Estadio Panamericano de Zapopan (13 y 14 de septiembre, 18:00 y 17:00 horas, con un posible juego 5 el 15) y podría regresar a la capital (17 y 18 de septiembre), será una batalla épica.
Esta final es una fiesta nacional. El duelo enfrenta dos estilos: la solidez de Bundy, con su experiencia, contra el ímpetu de Gil, un motivador que levanta la autoestima de sus jugadores. En el diamante, como en la vida, gana quien entiende el alma de su equipo.
Este choque es más que deportivo; es una metáfora de México. Los Diablos representan la tradición y el poderío de la capital, un equipo que no admite derrotas. Los Charros encarnan la rebeldía tapatía, un conjunto que desafía pronósticos con garra.
La afición será clave. En Guadalajara, el Panamericano roza el lleno, respondiendo al llamado de Gil para hacer del estadio un volcán.
En la CDMX, los Diablos cuentan con un público leal que llena el Harp Helú. El béisbol es el pulso de un pueblo que se juega la gloria en cada lanzamiento. Los Charros necesitan consistencia en pitcheo y bateo oportuno para superar la historia de los Diablos. Los escarlatas deben evitar la complacencia ante un rival que crece bajo presión.
Cada juego será un capítulo de esta narrativa, donde el orgullo regional de Jalisco choca con la hegemonía capitalina. En esta Serie del Rey, el centenario de la LMB se celebra con un duelo que trasciende el marcador. Charros y Diablos nos regalan un espectáculo donde la estrategia, la pasión y el coraje decidirán al rey.
Diablos llega como favorito, como lo fue Monterrey ante Charros en los playoffs. “Sultanes no tiene rival”, decían, pero Jalisco bailó el jarabe tapatío en el Palacio Sultán. Con Gil al frente, Charros juega inspirado.
¿Lograrán los Diablos su corona 18 o veremos nacer a un nuevo titán de la LMB, como ya lo es Charros en el Pacífico?
El béisbol no tiene guion escrito; es un juego de valientes donde cada batazo escribe la historia.
Este miércoles es el primer juego, comienza esta leyenda. Que el diamante hable y que el corazón tapatío, con su afición rugiendo, deje una huella imborrable en esta batalla por la eternidad.
LOS PELOTEROS
Charros vs. Diablos: Viviremos la Serie del Rey soñada

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
¡Qué manera de pelear la de los Charros de Jalisco en los playoffs de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) 2025!
Su campeonato en la Zona Norte, bajo la dirección de Benjamín Gil, marca un hito histórico que enciende el orgullo tapatío.
Nadie daba un peso por ellos. Entraron al playoff de panzazo, con el sexto boleto tras vencer a Saraperos de Saltillo, y un récord regular de 46-46 frente al imponente 55-37 de los Sultanes de Monterrey.
“Charros no tiene nada que hacer”, sentenciaban los escépticos. Pero Guadalajara, como su mariachi, no se rinde: canta hasta el amanecer.
Con 19 juegos en tres series (12 victorias, 7 derrotas), los Charros desafiaron todos los pronósticos. Remontaron contra Unión Laguna en un séptimo juego cardiaco y vencieron a los Sultanes en dos rondas, mostrando temple y estrategia.
Incluso tras desperdiciar una ventaja de 3-0 en la Serie de Campeonato, cerraron con fuerza en el Juego 5 (6-4, con un out polémico en la décima entrada).
La dirección de Gil forjada en la Liga Mexicana del Pacífico con cinco campeonatos, fue clave. Su enfoque táctico y motivacional transformó un equipo con altibajos en una máquina aceitada. “El béisbol es corazón y cabeza; Charros tiene ambos”, escribiría un cronista apasionado.
Este 2025, los Charros rompen una sequía de 54 años sin llegar a la Serie del Rey, su tercera final en la LMB (1950, 1971, 2025). Son el único equipo que este año disputó la final de la Liga Mexicana del Pacífico, la Serie del Caribe y ahora la Serie del Rey, un logro sin precedentes que los consagra como élite del béisbol mexicano.
Guadalajara no juega solo por un título; juega por su gente, por los que llenan el Estadio Panamericano con banderas y cánticos, respondiendo al llamado de “El Matador” Gil, quien pidió a la afición convertir el estadio en un volcán de apoyo.
Enfrentan a los Diablos Rojos del México, bicampeones de la Zona Sur y campeones vigentes, que buscan su título 18 y el primer bicampeonato de la LMB en 15 años. Con una ofensiva explosiva liderada por Robinson Canó, Río Ruiz (autor de un jonrón clave contra Campeche), José Marmolejos y el tijuanense Julián Ornelas, los Diablos salen como favoritos.
Su fortaleza en el Estadio Alfredo Harp Helú, donde abrirán los juegos 1 y 2 (10 y 11 de septiembre, de ser necesario), los respalda. La serie continuará en Zapopan (13 y 14 de septiembre de 2025, el 5 el 15) y, si es necesario, regresará a la capital (17 y 18 de septiembre).
Los Charros encarnan la rebeldía tapatía, un equipo que desafía las probabilidades con garra y corazón. Los Diablos, dirigidos por Lorenzo Bundy, representan la solidez de un equipo que no admite derrotas. “El béisbol, como la vida, no perdona a quien confía solo en su grandeza”, reflexionaría un observador.
El Matador, con su ímpetu, choca contra la experiencia de Bundy. La clave para los Charros será la consistencia en el pitcheo y el bateo oportuno; para los Diablos, evitar la complacencia ante un rival que crece bajo presión.
La afición es el alma de esta serie. En Guadalajara, el Panamericano roza el lleno, con una afición que ha respondido al llamado de Gil, convirtiendo cada juego en una celebración de la identidad jalisciense.
En la capital, los Diablos cuentan con un público leal que llena el Harp Helú. “El béisbol no es solo un juego; es el pulso de un pueblo que se juega la gloria en cada lanzamiento”, diría un cronista.
Esta Serie del Rey es una metáfora de México: la lucha entre lo regional y lo centralista, entre la ilusión de un equipo que resurge y la tradición de un gigante.
Los Charros, con su hazaña, han reavivado la pasión beisbolera en Jalisco. Su camino, lleno de remontadas y momentos épicos, los convierte en un símbolo de resiliencia. Los Diablos, con su historial, cargan el peso de la expectativa.
Los Charros vienen a hacer historia, ya lo dijo José Luis González Iñigo, el objetivo es convertir a Guadalajara en la capital del beisbol nacional.
La Serie del Rey 2025 no es solo béisbol; es el latir de un país que vibra con cada jugada. Charros y Diablos nos ofrecen un espectáculo donde el orgullo, la estrategia y la pasión decidirán al rey.
La afición de Charros de Jalisco, con su enjundia y espíritu indomable, impulsa al equipo en la LMB, creando una base leal que llena el Estadio Panamericano, según Íñigo González Covarrubias. A diferencia de la LMP, donde muchos apoyan a Naranjeros, Tomateros o Venados, los Charros han forjado una afición firme que vibra con el equipo local, llevando a Jalisco hacia adelante en la Serie del Rey 2025.
A disfrutar de una serie de platillos exquisitos de beisbol y nuestro deseo es que ganen los Charros y hagan historia, con dos campeonatos en un mismo año en las dos ligas mexicanas de beisbol.
Prepárense, porque esta batalla será leyenda.
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